La apropiación de la identidad judía por parte de diversas sectas cristianas ha sido una constante histórica que en las últimas décadas ha tomado formas renovadas, particularmente en América Latina. Grupos como los judíos mesiánicos, netzaritas (ya sean los Natzratim de Avdiel Frías, Ricardo Esquivel, Emanuel Salinas, o los Netzarim de James Scott Trimm, Denver Snuffer, Albert Garza y José Álvarez) han construido un andamiaje teológico sustentado fundamentalmente en una reinterpretación interesada de pasajes paulinos que, sacados de su contexto histórico y cultural, pretenden validar su supuesto derecho a reinventar un "judaísmo" a su medida.
Entre estos textos, destacan por su uso manipulado dos fragmentos fundamentales: Romanos 11:17-24 y Gálatas 6:16. La versión hebrea del primero, traducida por Franz Delitzsch, reza:
17 וְכִי נִקְפוּ מִקְצָת הָעֲנָפִים וְאַתָּה זֵית הַיַּעַר הַרְכַּבְתָּ בִמְקוֹמָם 18 וְנִתְחַבַּרְתָּ לְשׁרֶשׁ הַזַיִת וּלְדְשְׁנוֹ: אַל־תִּתְפָּאֵר עַל־ הָעֲנָפִים וְאִם־תִּתְפָּאֵר דַּע שֶׁאֵינְךָ נֹשֵׂא אֶת־הַשֹׁרֶשׁ כִּי 19 אִם־הַשּׁרֶשׁ הוּא נֹשֵׂא אוֹתָךְ: וְכִי תֹאמַר הֲלֹא נִקְפוּ 20 הָעֲנָפִים לְמַעַן אֶרְכַּב אָנֹכִי: כֵּן הוּא הֵמָּה נִקְפוּ עַל־ אֲשֶׁר לֹא הֶאֱמִינוּ וְאַתָּה הִנְךָ קַיָּם עַל־יְדֵי הָאֱמוּנָה 21 אַל־תִּתְנָּאֶה כִּי אִם־יְרָא: כִּי הָאֱלֹהִים אִם לֹא־חָס עַל־הָעֲנָפִים הַנּוֹלָדִים מִן־הָעֵץ אוּלַי לֹא־יָחוּס גַּם־ 22 עָלֶיךְ: לָכֵן רְאֵה־נָא טוֹבַת אֱלֹהִים וְזַעְמוֹ זַעְמוֹ עַל־ הַנּפְלִים וְעָלֶיךָ טוֹבָתוֹ אִם־תַּעֲמֹד בְּטוֹבָתוֹ וְאִם־אַיִן 23 כִּי־עַתָּה גַּם־אַתָּה תִגָּדֵעַ: וְגַם־הֵמָה אִם־לֹא יַעַמְדוּ בְּמִרְיָם יְרְכָּבוּ כִּי־יָכֹל הָאֱלֹהִים לָשׁוּב לְהַרְכִּיבָם: 24 כִּי אִם־אַתָּה נִגְזַרְתָּ מֵעֵץ אֲשֶׁר הוּא בְטְבְעוֹ זֵית יָעַר וְהָרְכַּבְתָּ שֶׁלּא כְטֶבַע בְּזַיִת טוֹב אֵלֶּה הַיֹּצְאִים מִמֶּנּוּ 25 עַל־אַחַת כַמָּה וְכַמָּה שֶׁיִרְכְּבוּ בְּזַיִת שֶׁלָּהֶם :
(Traducción: [17] Y si algunas de las ramas fueron desgajadas (nikfu), y tú, siendo olivo silvestre (zayit ha-ya'ar), fuiste injertado (harkavta) en su lugar (bi’mkomam), y te uniste a la raíz (shoresh) del olivo y a su savia (ledshno): [18] No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no eres tú quien sostiene a la raíz, sino que la raíz (ha-shoresh) es la que te sostiene a ti. [19] Y si dices: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuese injertado (erkav anoji). [20] Así es, ellas fueron desgajadas por su incredulidad (lo he'eminu), y tú estás en pie por la fe (ha-emunah); no te ensoberbezcas (al-titna'eh), sino teme. [21] Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales (ha-anafim ha-noladim min ha-etz), quizás tampoco perdonará a ti. [22] Por tanto, mira la bondad (tovat) y la severidad (za'amo) de Dios: severidad para con los que cayeron, pero para contigo, bondad, si permaneces en esa bondad; y si no, porque ahora también tú serás cortado (tigadea). [23] Y también ellos, si no permanecieren en incredulidad (be-miryam), serán injertados, porque poderoso es Dios para volverlos a injertar. [24] Porque si tú fuiste cortado del árbol que por naturaleza (betiv'o) es olivo silvestre, y contra naturaleza (shelo jeteva) fuiste injertado en el buen olivo (bezayit tov), estos que proceden de él (ha-yotz'im mimenu), [25] ¡cuánto más serán injertados en su propio olivo (be’zayit shelahem)!)
-Delitzsch, F. (1901). ספרי הברית החדשה [Los libros del Nuevo Testamento] (E. Almaní, Trad.) (12ª ed., p. 329). Trinitarian Bible Society.
Por su parte, Gálatas 6:16 en la versión hebrea de Delitzsch establece:
וְכָל־הַמְהַלְכִים כְּפִי הַשׁוּרָה הַזֹּאת שָׁלוֹם וְרַחֲמִים עֲלֵיהֶם וְעַל־יִשְׂרָאֵל אֲשֶׁר לֵאלֹהִים
Gálatas 6:16 “Y todos los que caminan conforme a esta regla (hash-shurah ha-zot), shalom y misericordia (rajamim) sean sobre ellos y sobre el Israel que es de Dios.”
Delitzsch, F. (1901). ספרי הברית החדשה [Los libros del Nuevo Testamento] (E. Almaní, Trad.) (12ª ed., p. 396). Trinitarian Bible Society.
Con una osadía impresionante y un conocimiento superficial del hebreo, estos autoproclamados restauradores de la "verdadera fe" manipulan la alegoría paulina del olivo para justificar su apropiación cultural y teológica. Se presentan como los "verdaderos judíos espirituales" o "efraímitas perdidos", creando una narrativa de sustitución disfrazada de inclusión. La ironía sangra cuando invocan al “Rav” Shaul de Tarso (Pablo) —a quien rebautizan convenientemente con nomenclatura hebrea para darle un barniz de autenticidad— como autoridad rabínica, mientras ignoran deliberadamente el contexto histórico y religioso en el que escribió. Estos movimientos, lejos de restaurar algo genuino, han construido una quimera sincrética que toma elementos superficiales del judaísmo —como el uso del talit, kipá o las festividades bíblicas— vaciándolos de su sentido halájico y reinterpretándolos a través de un prisma cristológico que pretenden disfrazar con terminología hebrea mal pronunciada. Su lectura de estos textos paulinos constituye, paradójicamente, la continuación de una larga tradición de antisemitismo teológico, ahora revestido con los mismos símbolos judíos que históricamente fueron despreciados. A continuación, analizaremos cómo estos pasajes, lejos de constituir una base legitimadora para estas sectas contemporáneas, han sido históricamente instrumentos del antisemitismo teológico, tergiversados para justificar la desconexión entre la Iglesia y sus raíces judías, mientras que ahora son reinterpretados para una nueva forma de apropiación no menos problemática.
Respuesta.
El antisemitismo teológico es la columna vertebral del supersesionismo cristiano, esa arrogante fantasía de que el cristianismo –y ahora sus versiones recicladas en las sectas de Raíces Hebreas– ha desplazado al pueblo judío como legítimo depositario de la promesa divina. Este prejuicio, que se arrastra como una sombra viscosa desde los textos del Nuevo Testamento hasta los delirios mesiánicos contemporáneos, no solo es históricamente venenoso, sino que sigue siendo el combustible de la apropiación cultural y la deslegitimación de la identidad judía por parte de los “nuevos israelitas” de pacotilla.
Comencemos por el núcleo textual del antisemitismo teológico: el Evangelio de Mateo 27:24-25, donde la multitud judía grita presuntamente: “τό αἷμα αὐτοῦ ἐφ’ ἡμᾶς καὶ ἐπὶ τὰ τέκνα ἡμῶν” (“¡Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos!”). Este versículo, escrito en griego koiné, ha sido la excusa predilecta para siglos de persecución, pogromos y guetos, y sigue siendo la piedra angular para quienes, desde las Raíces Hebreas, se atreven a repetir la infamia de la “culpa colectiva” judía. No importa cuántas veces la exégesis moderna haya demostrado que este pasaje refleja una disputa interna judía del siglo I, no una condena eterna; los sectarios prefieren la literalidad tóxica, porque legitima su narrativa de reemplazo.
El Evangelio de Juan 8:44 es aún más brutal: “ὑμεῖς ἐκ τοῦ πατρὸς τοῦ διαβόλου ἐστέ” (“Vosotros sois de vuestro padre el diablo”). Aquí, la demonización es explícita, y no es casualidad que en la Edad Media los sermones cristianos describieran a los judíos como “hijos del diablo”, una imagen que resuena en la retórica de las sectas modernas cuando acusan a los judíos rabínicos de “ceguera espiritual” por no aceptar a Yeshua. Este uso selectivo de la Escritura, que ignora el contexto polémico y el lenguaje hiperbólico del siglo I, es pura manipulación: una estrategia para justificar la exclusión y la apropiación de la identidad judía bajo la máscara de un supuesto “retorno a las raíces hebreas”.
En Hechos 7:51-52, Esteban, enardecido, lanza: “Σκληροτράχηλοι καὶ ἀπερίτμητοι τῇ καρδίᾳ καὶ τοῖς ὠσίν” (“¡Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos!”). Esta diatriba, dirigida a los líderes judíos, fue instrumentalizada para retratar a todo el pueblo judío como obstinado y enemigo de Di’s. ¿Y qué hacen las sectas de Raíces Hebreas? Repiten la cantaleta: el judaísmo rabínico es una “desviación”, una tradición “muerta” que ellos, los “verdaderos herederos”, han venido a corregir. El cinismo es monumental: se apropian de la narrativa judía, la vacían de contenido y la rellenan con su propia teología de reemplazo, mientras acusan a los judíos de ser los “enemigos de la verdad”.
Pero el plato fuerte del antisemitismo teológico está en las epístolas de Pablo, especialmente Romanos 11:17-24 tal como se lee en el Codex Sinaticus, uno de los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento, se lee lo siguiente:
"17 ει δε τινεϲ των κλαδων εξεκλαϲθηϲα · ϲυ δε αγριελεοϲ ω ενεκεντριϲθηϲ εν αυτοιϲ · και ϲυνκοινωνοϲ τηϲ ριζηϲ · ┬ τηϲ πιοτητοϲ τηϲ ελεαϲ εγενου · 18 μη κατακαυχω τω κλαδων ˙ ει δε κατακαυχαϲαι ˙ ου ϲυ την ριζαν βαϲταζειϲ · αλλα η ριζα ϲε · 19 εριϲ ουν εξεκλαϲθηϲαν κλαδοι ϊνα εγω ενκεντριϲθω ˙ 20 καλωϲ τη απιϲτια εξεκλαϲθηϲαν ˙ ϲυ δε τη πιϲτι εϲτηκαϲ μη υψηλα φρονει · αλλα φοβου · 21 ει γαρ ο θϲ των κατα φυϲι κλαδων ουκ εφιϲατο ˙ ουδε ϲου φιϲεται · 22 ϊδε ουν χρηϲτοτητα και αποτομιαν θυ · επι μεν τουϲ πεϲοταϲ αποτομια επι δε ϲε χρηϲτοτητοϲ θυ ˙ εαν επιμενηϲ τη χρηϲτοτητι ˙ επει και ϲυ εκκοπηϲη · 23 κακεινοι δε ˙ εαν μη επιμενωϲιν τη απιϲτια ενκεντριϲθηϲονται · δυνατοϲ γαρ εϲτιν ο θϲ παλιν ενκεντριϲαι αυτουϲ · 24 ει γαρ ϲυ εκ τηϲ κατα φυϲιν εξεκοπηϲ αγριελαι̇ου και παρα φυϲιν ενεκεντριϲθηϲ ειϲ καλλιελαιο · ποϲω μαλλον ουτοι οι κατα φυϲιν · ενκεντριϲθηϲοται τη ϊδια ελαια :·"
(Traducción: [17] Y si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, fuiste injertado en ellas y hecho partícipe de la raíz y de la fertilidad del olivo, [18] no te jactes contra las ramas; y si te jactas, no eres tú quien sostiene a la raíz, sino la raíz a ti. [19] Dirás entonces: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuese injertado. [20] Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. [21] Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará. [22] Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad para con los que cayeron, pero para contigo la bondad de Dios, si permaneces en esa bondad; de otra manera, tú también serás cortado. [23] Y también ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. [24] Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?)
Y en Gálatas 6:16, el mismo manuscrito establece: "κ(αι) οϲοι τω κανονι τουτω ϲτοιχηϲουϲι ϊρηνη επ αυτουϲ και ελεοϲ και επι τον ιηλ του θυ" (Traducción: Y para cuantos sigan esta norma, paz y misericordia sobre ellos y sobre el Israel de Dios).
Movimientos como los Natzratim de Avdiel Frías, los Netzarim de James Scott Trimm, o los seguidores de Denver Snuffer, Albert Garza y José Álvarez han construido castillos teológicos sobre estos frágiles cimientos, mostrando una despreciable indiferencia hacia el dolor histórico que estas mismas interpretaciones han causado. La apropiación que realizan resulta particularmente ofensiva cuando nos sumergimos en las profundidades filológicas e históricas de estos pasajes.
La versión hebrea de Delitzsch, וְכִי נִקְפוּ מִקְצָת הָעֲנָפִים וְאַתָּה זֵית הַיַּעַר הַרְכַּבְתָּ בִמְקוֹמָם..., aunque pretende ser una traducción fiel al hebreo del texto griego original, incurre en sutiles pero significativas distorsiones al introducir términos como nikfu (fueron desgajadas) y harkavta (fuiste injertado), que facilitan la interpretación supersesionista que estos grupos promueven. En el texto griego original, "εξεκλαϲθηϲα" (fueron quebradas) y "ενεκεντριϲθηϲ" (fuiste injertado) operan dentro de una metáfora agrícola contextual del siglo I, no como conceptos teológicos absolutos sobre la identidad de Israel. La traducción de Delitzsch, ampliamente difundida entre estos círculos "hebraizantes", inadvertidamente proporciona un arsenal terminológico para justificar su teología de reemplazo.
Lo verdaderamente repugnante es la forma en que estos grupos ignoran deliberadamente la advertencia explícita contenida en el propio texto que citan. Pablo advierte claramente: "μη κατακαυχω τω κλαδων" ("no te jactes contra las ramas") y "μη υψηλα φρονει" ("no te ensoberbezcas"). Y sin embargo, ¿qué hacen estos movimientos sino precisamente jactarse de ser el "verdadero Israel", mientras menosprecian al judaísmo rabínico como una "tradición de hombres" que se ha "desviado" de la verdad? La arrogancia con la que estos grupos, compuestos mayoritariamente por gentiles sin conexión genealógica con el pueblo judío, se arrogan el derecho de definir quién es "verdaderamente judío" resulta insultante para cualquier persona con un mínimo de sensibilidad histórica.
El texto de Gálatas 6:16, "וְכָל־הַמְהַלְכִים כְּפִי הַשׁוּרָה הַזֹּאת שָׁלוֹם וְרַחֲמִים עֲלֵיהֶם וְעַל־יִשְׂרָאֵל אֲשֶׁר לֵאלֹהִים", constituye otro pilar de su apropiación identitaria. La expresión "Israel asher le'elohim" (el Israel que es de Dios) ha sido pervertida para sugerir una distinción entre un "Israel carnal" (los judíos que no aceptan a Yeshú) y un "Israel espiritual" (los creyentes en Yeshú, mayoritariamente gentiles). Sin embargo, el texto griego original "και επι τον ιηλ του θυ" es notoriamente ambiguo, y las interpretaciones de este pasaje son diversas incluso entre los eruditos cristianos. Algunos consideran que podría ser una referencia a los judíos creyentes específicamente, otros que se refiere al pueblo judío en general, mientras que otros lo interpretan como una referencia a la comunidad cristiana. La certeza dogmática con la que estos grupos afirman que Pablo se refiere a ellos como el "verdadero Israel" revela más sobre su agenda ideológica que sobre el significado original del texto.
La Carta a los Hebreos 8:13 remata la faena: “ἐν τῷ λέγειν καινὴν πεπαλαίωκεν τὴν πρώτην· τὸ δὲ παλαιούμενον καὶ γηράσκον ἐγγὺς ἀφανισμοῦ” (“Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer”). Este versículo, usado hasta el hartazgo por los supersesionistas, es la coartada perfecta para declarar obsoleto todo el judaísmo no mesiánico. En las sectas de Raíces Hebreas, esta idea se recicla para justificar la apropiación de rituales, símbolos y prácticas judías, mientras se niega la autoridad rabínica y se desprecia la tradición viva del pueblo judío.
No es casualidad que los Padres de la Iglesia hayan institucionalizado este veneno. Justino Mártir, en su “Diálogo con Trifón el Judío”, sentencia: “Ὑμεῖς, Ἰουδαῖοι, τὸν νόμον ἔχετε, ἀλλ’ οὐ συνίετε, ὑμεῖς ἐσταυρώσατε τὸν Δίκαιον” (“Vosotros, judíos, tenéis la Ley, pero no la entendéis; vosotros crucificasteis al Justo”). Melitón de Sardis, en su “Sobre la Pascua”, acusa: “Ἰσραήλ, σὺ τὸν Κύριον ἀπέκτεινας ἐν μέσῳ Ἱεροσολύμων” (“Israel, tú has matado al Señor en medio de Jerusalén”). Juan Crisóstomo, en sus “Homilías contra los judíos”, escupe: “ἡ συναγωγὴ χείρων πορνείου... καταφυγὴ δαιμόνων” (“La sinagoga es peor que un burdel… refugio de demonios”). ¿De verdad quieren los mesiánicos y las sectas de Raíces Hebreas seguir bebiendo de esta fuente? ¿O es que la ignorancia histórica y la soberbia teológica son requisitos para la membresía?
La apropiación cultural de las sectas de Raíces Hebreas es el colmo de la desfachatez: se visten de tzitzit, celebran Pesaj, aprenden hebreo de manual y luego pontifican sobre la “verdadera fe” mientras desprecian la tradición rabínica que ha mantenido vivo al judaísmo durante milenios. Cambian la identidad, el lenguaje, la dieta, la vestimenta, y se atreven a llamar “esclavitud” a la halajá, cuando su propia teología es una jaula de dogmas reciclados y citas bíblicas fuera de contexto. Es el síndrome del converso: cuanto menos entienden, más radicales se vuelven en su rechazo al judaísmo real y en su afán de proclamarse “el Israel de Dios”.
La ironía final es que, en su obsesión por “volver a las raíces”, estas sectas no hacen más que perpetuar los mismos prejuicios, las mismas lecturas tóxicas y la misma arrogancia que durante siglos justificó la marginación, el odio de Pablo de Tarso hacía Israel y la violencia contra los judíos. El antisemitismo teológico no es un error del pasado: es el presente disfrazado de piedad, el veneno que sigue circulando en los discursos de quienes, incapaces de respetar la alteridad, solo pueden construir su identidad sobre la negación y la usurpación del otro.
Es imperativo señalar que las primeras comunidades judeo-cristianas como los ebionitas y algunos nazarenos originales no consideraban a Pablo como una autoridad legítima precisamente por su aparente rechazo de aspectos fundamentales de la ley judía. Estas comunidades, que mantuvieron una identidad judía mientras reconocían a Yeshú como Mesías, rechazaban las epístolas paulinas y se adherían estrictamente a la Toráh, como lo atestigua Eusebio de Cesarea en Historia Eclesiástica:
«ἄλλους δ᾽ ὁ πονηρὸς δαίμων, τῆς περὶ τὸν Χριστὸν τοῦ θεοῦ διαθέσεως ἀδυνατῶν ἐκσεῖσαι, θατεραλήπτους εὑρὼν ἐσφετερίζετο᾽ Ἐβιωναίους τούτους οἰκείως ἐπεφήμιζον οἱ πρῶτοι, πτωχῶς καὶ ταπεινῶς τὰ περὶ τοῦ Χριστοῦ δοξάζοντας. λιτὸν μὲν γὰρ αὐτὸν καὶ κοινὸν ἡγοῦντο, κατὰ προκοπὴν ἤθους αὐτὸ μόνον ἄνθρωπον δεδικαιωμένον ἐξ ἀνδρός τε κοινωνίας καὶ τῆς Μαρίας γεγεννημένον· δεῖν δὲ πάντως αὐτοῖς τῆς νομικῆς θρῃσκείας ὡς μὴ ἂν διὰ μόνης τῆς εἰς τὸν Χριστὸν πίστεως καὶ τοῦ κατ᾿ αὐτὴν βίου σωθησομένοις. ἄλλοι δὲ παρὰ τούτους τῆς αὐτῆς ὄντες προσηγορίας, τὴν μὲν τῶν εἰρημένων ἔκτοπον διεδίδρασκον ἀτοπίαν, ἐκ παρθένου καὶ ἁγίου πνεύματος μὴ ἀρνούμενοι γεγονέναι τὸν κύριον, οὐ μὴν ἔθ᾽ ὁμοίως καὶ οὗτοι προὔπάρχειν αὐτὸν θεὸν λόγον ὄντα καὶ σοφίαν ὁμολογοῦντες, τῇ τῶν προτέρων περιετρέποντο δυσσεβείᾳ, μάλιστα ὅτε καὶ τὴν σωματικὴν περὶ τὸν νόμον λατρείαν ὁμοίως ἐκείνοις περιέπειν ἐσπούδαζον, οὗτοι δὲ τοῦ μὲν ἀποστόλου πάμπαν τὰς ἐπιστολὰς ἀρνητέας ἡγοῦντο εἶναι δεῖν, ἀποστάτην ἀποκαλοῦντες αὐτὸν τοῦ νόμου, εὐαγγελίῳ δὲ μόνῳ τῷ καθ᾽ Ἑβραίους λεγομένῳ χρώμενοι, τῶν λοιπῶν σμικρὸν ἐποιοῦντο λόγον· καὶ τὸ μὲν σάββατον καὶ τὴν ἄλλην Ἰουδαϊκὴν ἀγωγὴν ὁμοίως ἐκείνοις παρεφύλαττον, ταῖς δ᾽ αὖ κυριακαῖς ἡμέραις ἡμῖν τὰ παραπλήσια εἰς μνήμην τῆς σωτηρίου ἀναστάσεως ἐπετέλουν· ὅθεν παρὰ τὴν τοιαύτην ἐγχείρησιν τῆς τοιᾶσδε λελόγχασι προσηγορίας, τοῦ Ἐβιωναίων ὀνόματος τὴν τῆς διανοίας πτωχείαν αὐτῶν ὑποφαίνοντος· ταύτῃ γὰρ ἐπίκλην ὁ πτωχὸς παρ᾽ Ἑβραίοις ὀνομάζεται.»
(«A otros, el maligno demonio, incapaz de apartarlos de su devoción a Cristo de Dios, los encontró vulnerables por otro lado y se los apropió. Los primeros [cristianos] los llamaron propiamente Ebionitas, ya que tenían opiniones pobres y humildes sobre Cristo. Pues lo consideraban un hombre simple y común, justificado solo por su progreso en conducta moral, nacido de la unión de un hombre con María. Consideraban absolutamente necesaria para ellos la observancia del culto legal, ya que no serían salvados solamente por la fe en Cristo y por una vida conforme a esta fe. Otros, además de estos, que llevaban el mismo nombre, evitaban la extravagante absurdidad de los mencionados, no negando que el Señor nació de una virgen y del Espíritu Santo; sin embargo, tampoco confesaban que él preexistía como Dios Verbo y Sabiduría, por lo que también caían en la impiedad de los primeros, especialmente porque también se esforzaban por observar el culto corporal de la Torah de manera similar a aquellos. Estos consideraban necesario rechazar por completo las epístolas del apóstol, llamándolo apóstata de la Torah, y utilizaban solamente el Evangelio llamado 'según los Hebreos', teniendo poca estima por los demás. También observaban el shabat y el resto de las costumbres judías de manera similar a aquellos, pero en los días dominicales celebraban ritos semejantes a los nuestros en memoria de la resurrección salvadora. Por tanto, debido a tal conducta, recibieron dicho apelativo, pues el nombre de Ebionitas revela la pobreza de su entendimiento, ya que así se denomina al 'pobre' entre los hebreos.») [III.27].
Orígenes en Contra Celso corrobora esta postura al señalar:
«Ἔστωσαν δέ τινες καὶ τὸν Ἰησοῦν ἀποδεχόμενοι ὡς παρὰ τοῦτο Χριστιανοὶ εἶναι αὐχοῦντες, ἔτι δὲ καὶ κατὰ τὸν Ἰουδαίων νόμον ὡς τὰ Ἰουδαίων πλήθη βιοῦν ἐθέλοντες· οὗτοι δ' εἰσὶν οἱ διττοὶ Ἐβιωναῖοι, ἤτοι ἐκ παρθένου ὁμολογοῦντες ὁμοίως ἡμῖν τὸν Ἰησοῦν ἢ οὐχ οὕτω γεγεννῆσθαι ἀλλὰ ὡς τοὺς λοιποὺς ἀνθρώπους…σὶ γάρ τινες αἱρέσεις τὰς Παύλου ἐπιστολὰς τοῦ ἀποστόλου μὴ προσιέμεναι, ὥσπερ Ἐβιωναῖοι ἀμφότεροι καὶ οἱ καλούμενοι Ἐγκρατηταί. Οὐκ ἂν οὖν οἱ μὴ χρώμενοι τῷ ἀποστόλῳ.»
(«Existen algunos que, al aceptar a Yeshú, se jactan de ser cristianos por ello, pero desean vivir según la ley judía como la multitud de los judíos. Estos son los dos tipos de ebionitas: los que, como nosotros, confiesan que Yeshú nació de una virgen, y los que creen que no nació de ese modo, sino como los demás hombres…Existen ciertas herejías que no aceptan las epístolas del apóstol Pablo, como ambos tipos de ebionitas y los llamados encratitas. Por tanto, aquellos que no utilizan los escritos del apóstol…») [V. 61,65].
La crítica más detallada proviene de Epifanio de Salamina en su Panarion (30.16.9), donde escribe:
…ὡς καὶ τοῦ Παύλου ἐνταῦθα κατηγοροῦντες οὐκ αἰσχύνονται ἐπιπλάστοις τισὶ τῆς τῶν ψευδαποστόλωναὐτῶν κακουργίας καὶ πλάνης λόγοις πεποιημένοις, Ταρσέα μὲν αὐτόν, ὡς αὐτὸς ὁμολογεῖ καὶ οὐκ ἀρνεῖται, λέγοντες, ἐξ Ἑλλήνων δὲ αὐτὸν ὑποτίθενται, λαβόντες τὴν πρόφασιν ἐκ τοῦ τόπου διὰ τὸ φιλαλήθως ὑπ' αὐτοῦ ῥηθὲν ὅτι »Ταρσεύς εἰμι, οὐκ ἀσήμου πόλεως πολίτης'. εἶτα φάσκουσιν αὐτὸν Ἕλληνα καὶ Ἑλληνίδος μητρὸς καὶ Ἕλληνοςπατρὸς παῖδα, ἀναβεβηκέναι δὲ εἰς τὰ Ἱεροσόλυμα καὶ χρόνον ἐκεῖ μεμενηκέναι, ἐπιτεθυμηκέναι δὲ θυγατέρα τοῦ ἱερέως πρὸς γάμον ἀγαγέσθαι καὶ τούτου ἕνεκα προσήλυτον γενέσθαι καὶ περιτμηθῆναι. καὶ μηκέτι λαβόντα τὴν τοιαύτην κόρην ὠργίσθαι καὶ κατὰ περιτομῆς γεγραφέναι καὶ κατὰ σαββάτου καὶ νομοθεσίας
עד דהכא פולוס קטיגורין לית מסתכלין במלין די זייפו על יד תרמית שיקר שליחי, טרסי איהו, כמה דמודה ולא מכחש, אמרין, מן יונאי אמנם יהבין דעתהון, לקיחין טענתא מאתרא, ארום בקושטא אמר: "טרסי אנא, אזרחא דמדינתא לא כסיא". לבתר אמרין יונאה הוא וברא דאימא ואבא יוונאין, סליק לאורשלים וזמן תמן דר, וחמי בנת כהנא לנשואין למיסב ובגין דא גיורא הות ומגזר, ולא יתיב לה ההיא ברתא רגז ועל גזירה כתב ועל שבתא ואורייתא.
“...de modo que aquí no se avergüenzan de acusar a Pablo con ciertos escritos fabricados por la malignidad y el error de los falsos apóstoles, diciendo que él es tarsense, como él mismo confiesa y no niega, pero suponen que es griego e hijo de madre y padre griegos, tomando el pretexto del lugar porque él dijo con veracidad: “Soy de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante” (cf. Hechos 21:39). Luego dicen que es griego e hijo de madre y padre griegos; que subió a Jerusalén (Urushalem) y permaneció allí algún tiempo; que deseó tomar como esposa a la hija de un sacerdote (bnat cohana’) y que por esto se hizo prosélito y se circuncidó. Y que, al no conseguir a la joven, se enfureció y escribió contra la circuncisión, contra el Shabat’a y contra la Oraita’ (Torah).”
-Epifanio, Panarion, 30.16.6-9.
Esta acusación de origen gentil buscaba deslegitimar su autoridad para interpretar la Toráh, como explica Jerónimo en De Viris Illustribus: «Ebion [...] Paulum apostolum quasi transgressorem legis repudians» («Ebión [...] rechaza al apóstol Pablo como transgresor de la Torah»)[3.3].
La investigación sobre el texto del teólogo musulmán Abd Al-Jabbar (siglo X) en "Tathbit Dala'il Nubuwwat Sayyidina" revela tradiciones judeo-cristianas que acusaban a Pablo de ser un apóstata (مرتد/מומר) que había sido “un judío maligno y perverso” (יְהוּדִי רָע וְרָשָׁע/يَهُودِيًّا خَبِيثًا شِرِّيرًا) que: 1) negó la validez de las leyes de la Toráh (אוֹרַיְיתָא/التوراة), 2) permitió el consumo de cerdo (חֲזִיר/الْخِنْزِيرَ) diciendo “nada que entre en el interior de una persona está prohibido” (לֹא נֶאֱסָר עַל הָאָדָם דָּבָר שֶׁנִּכְנָס לְתוֹכוֹ/ما يُحَرَّمُ عَلَى الْإِنْسَانِ شَيْءٌ يَدْخُلُ جَوْفَهُ), 3) abandonó las enseñanzas religiosas de Yeshú (יֵשׁוּ/يشوع) adoptando las costumbres romanas (רוֹמִיים/الروم), y 4) se adaptaba a cada grupo diciendo “Con el judío yo era judío, con el romano un romano, con el Arama'i era un Arama'i” (كُتُ مَعَ الْيَهُودِي يَهُودِيًا، وَمَعَ الرُّومِي رُومِيًّا، وَمَعَ الأَرمَانِي أَرَمَا/עִם הַיְּהוּדִי הָיִיתִי יְהוּדִי, עִם הָרוֹמִי רוֹמִי, וְעִם הָאֲרָמִי אֲרָמִי). Estas acusaciones, preservadas en árabe, reflejan una continuidad histórica con las críticas patrísticas tempranas, mostrando cómo las comunidades judeo-cristianas marginalizadas mantuvieron por siglos su oposición a la teología paulina. La ironía resulta flagrante: los movimientos contemporáneos que pretenden «restaurar» el cristianismo primitivo invocan como autoridad a un apóstol que fue rechazado por las mismas comunidades judeo-cristianas primitivas que dicen emular, aquellas que, según el testimonio unánime de los Padres, veían en Pablo no un intérprete de Yeshú, sino un «διδάσκαλος ἀλλοτρίος» («maestro ajeno»), como lo denominan los nazarenos en los fragmentos conservados por Teodoreto de Ciro en Haereticarum Fabularum Compendium (II.1).
Por tanto, el antisemitismo teológico que estos grupos perpetúan es tanto más insidioso cuanto que se disfraza de filojudaísmo. Cuando los seguidores de Avdiel Frías o José Aharoni Álvarez Rivera se colocan talitot y kipot, pronuncian bendiciones en un hebreo mal pronunciado y celebran versiones cristianizadas de las festividades judías, están practicando una forma de violencia simbólica contra el judaísmo. Están vaciando de significado símbolos y prácticas judías milenarias para rellenarlos con contenido cristológico, mientras simultáneamente afirman que los judíos que no aceptan a Yeshú han sido "desgajados" (nikfu) por su "incredulidad" (lo he'eminu).
Los errores filológicos en la traducción de Delitzsch, aunque técnicamente menores, han tenido consecuencias teológicas profundas. Al traducir "απιϲτια" (incredulidad) como "lo he'eminu" (no creyeron), se refuerza la narrativa de que los judíos fueron rechazados por Di-s específicamente por no creer en Yeshú, cuando el contexto histórico del siglo I era mucho más complejo. La idea de que los gentiles han sido "injertados" (harkavta) en el lugar de los judíos "desgajados" (nikfu) ha alimentado durante siglos la teología supersesionista que legitimó persecuciones, pogromos y discriminación sistemática contra el pueblo judío.
Es particularmente revelador cómo estos grupos explotan frases como "ha-shoresh hu nose otaj" (la raíz te sostiene a ti) para justificar su apropiación de prácticas judías, mientras simultáneamente rechazan la autoridad de la tradición rabínica que ha preservado y desarrollado esas mismas prácticas durante dos milenios. La incoherencia es palmaria: quieren los frutos del olivo mientras desprecian el cuidado que los jardineros han proporcionado al árbol durante generaciones.
La interpretación que estos movimientos hacen de Romanos 11:17-24 ignora deliberadamente las palabras que siguen inmediatamente en Romanos 11:25-27, donde Pablo afirma que "todo Israel será salvo". Esto sugiere que Pablo no estaba promoviendo un reemplazo permanente de Israel por la Iglesia, sino describiendo una situación temporal dentro de un plan divino que culminaría con la salvación de Israel. Sin embargo, estos grupos seleccionan convenientemente los versículos que apoyan su narrativa supersesionista mientras ignoran aquellos que la contradicen.
En América Latina, donde las comunidades judías son minoritarias y a menudo poco comprendidas por la sociedad mayoritaria cristiana, estos movimientos generan una confusión particularmente dañina. Cuando mesiánicos y netzaritas establecen "sinagogas" en ciudades como Guadalajara, São Paulo o Bogotá, utilizando símbolos judíos pero promoviendo una teología esencialmente antijudía, distorsionan la percepción pública sobre qué es el judaísmo auténtico. Para muchos latinoamericanos con escasa exposición al judaísmo rabínico, estos grupos se convierten en su primer punto de contacto con lo "judío", perpetuando estereotipos y malentendidos que tienen raíces en siglos de antisemitismo cristiano.
La afirmación de que estos movimientos representan una "restauración" del cristianismo primitivo o del "verdadero judaísmo" es históricamente insostenible. Las primeras comunidades cristianas estaban inmersas en debates complejos sobre la relación entre gentiles y judíos, la observancia de la Ley y la naturaleza de la salvación. Pretender que un movimiento contemporáneo, surgido en contextos protestantales norteamericanos del siglo XX e influenciado por corrientes dispensacionalistas, pueda "restaurar" auténticamente esas comunidades del siglo I es un anacronismo absurdo.
Los netzaritas de James Scott Trimm o los seguidores de Denver Snuffer han construido toda una mitología sobre los supuestos "nazarenos" originales, presentándose como los herederos de una tradición judeo-cristiana primitiva que habría sido "suprimida" por la Iglesia gentil y el judaísmo rabínico. Esta narrativa no solo carece de fundamento histórico sólido, sino que implícitamente sugiere una conspiración por parte del judaísmo rabínico para "ocultar" la verdad sobre Yeshú, alimentando así estereotipos antisemitas tradicionales sobre los judíos como "manipuladores" de la historia.
Desde una perspectiva judía, la autoridad de Pablo (o Shaul de Tarso, como estos grupos prefieren llamarlo para darle un barniz más "hebreo") es nula. Sus epístolas no tienen valor normativo para la halajá judía, y su interpretación de la Toráh es considerada, en el mejor de los casos, como la de un judío helenizado influenciado por filosofías greco-romanas, y en el peor, como la de un apóstata que distorsionó las enseñanzas judías para adaptarlas a un público gentil. El judaísmo rabínico no ha "rechazado" a Pablo; simplemente no lo reconoce como una autoridad religiosa significativa, del mismo modo que no reconoce a Yeshú como el Mesías.
La perversión más grave que estos grupos cometen es convertir textos que históricamente han sido instrumentos del antisemitismo teológico en herramientas para su apropiación cultural. Romanos 11 y Gálatas 6:16 han sido utilizados durante siglos para justificar la marginación, persecución y demonización de los judíos. Desde los sermones antisemitas de Juan Crisóstomo en el siglo IV hasta los tratados de Martín Lutero en el siglo XVI, estos pasajes han alimentado la idea de que los judíos han sido "rechazados" por Di’s y "reemplazados" por la Iglesia. Que ahora estos mismos textos sean esgrimidos por grupos que se presentan como "pro-judíos" o "restauradores" del judaísmo original revela una profunda insensibilidad histórica o, peor aún, una hipocresía calculada.
En última instancia, lo que estos movimientos practican no es sino una forma sofisticada de colonialismo espiritual. Descontextualizan elementos judíos, los vacían de su significado halájico y los reinterpretan a través de una lente cristológica, todo mientras afirman "restaurar" algo que nunca existió en la forma que ellos imaginan. Su lectura de Romanos 11:17-24 y Gálatas 6:16 no representa una comprensión sofisticada de las raíces judías del cristianismo, sino una perpetuación del antiguo supersesionismo bajo un nuevo disfraz "hebraizante".
Para quienes genuinamente respetan la tradición judía, la respuesta apropiada no es apropiarse de prácticas judías basándose en interpretaciones tendenciosas de textos paulinos, sino reconocer y respetar la integridad y autonomía del judaísmo como una tradición religiosa viva. El olivo del que habla Pablo no necesita "salvadores" gentiles que pretendan determinar qué ramas pertenecen legítimamente a él y cuáles no. El judaísmo rabínico ha preservado la Toráh, sus interpretaciones y prácticas durante más de dos milenios frente a persecuciones, expulsiones y genocidio. Sugerir que grupos como los mesiánicos o netzaritas contemporáneos representan el "verdadero judaísmo" no solo es históricamente absurdo, sino profundamente ofensivo para el pueblo judío que ha mantenido viva esta tradición a través de inimaginables sufrimientos, muchos de ellos justificados precisamente por las interpretaciones supersesionistas de los mismos textos que estos grupos ahora invocan.
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