3/25/2025

Isaías 11:10-12: ¿El Siervo Sufriente en Isaías 11?

BS"D



La interpretación de que Isaías 11 cree erróneamente que un Mesías levantado como la serpiente de bronce, originaria del movimiento de Raíces Hebreas del Cristianismo, es una sofisma que tergiversa tanto el texto bíblico como la tradición judía. Esta visión, desconectada de las interpretaciones judías establecidas, construye una narrativa que mezcla selectivamente elementos protestantes con interpretaciones erróneas del hebreo.

Los misioneros argumentan que Isaías 11:10, al usar la palabra “nes” (estandarte), establece un paralelismo con Números 21:8-9, donde Mosheh (Moisés) levanta un “saraf”, y por lo tanto es también una alusión a la cruz. Los misioneros afirman que la palabra “saraf” no es una serpiente de bronce, sino un ser ardiente, representado como serpientes con llamas, y que esto prefigura al Mesías, que para ellos es Yeshú (Jesús). En este andamiaje de engaños recurren al Talmud de Babilonia Suca 52a para respaldar la idea de un Mesías que se sacrifica por el pecado, y por tanto nuevamente vuelven a recordar los pasajes del Nuevo Testamento que justifican la creencia cristiana del sacrificio humano. La visión misionera de Raíces Hebreas del Cristianismo al ser una construcción teológica marginal que carece de base en la tradición judía y en una lectura rigurosa del texto bíblico representa una quimera de interpretaciones protestantes con malas interpretaciones del hebreo, y no refleja la comprensión judía del Mesías ni de las profecías bíblicas, que a continuación refutamos tales creencias erróneas.


Respuesta.

El pasaje de Isaías 11 representa una de las visiones proféticas más significativas del texto bíblico. Me centraré especialmente en los versículos 10-12, analizando primero su interpretación a nivel peshat (sentido literal) y luego examinando la interpretación del Targum de Yonatan ben Uziel, representativa del pensamiento judío durante la época del Segundo Templo.

Interpretación Peshat de Isaías 11:10-12

וְיָצָ֥א חֹ֖טֶר מִגֵּ֣זַע יִשָׁ֑י וְנֵ֖צֶר מִשׇּׁרָשָׁ֥יו יִפְרֶֽה׃ וְנָחָ֥ה עָלָ֖יו ר֣וּחַ יְהֹוָ֑ה ר֧וּחַ חׇכְמָ֣ה וּבִינָ֗ה ר֤וּחַ עֵצָה֙ וּגְבוּרָ֔ה ר֥וּחַ דַּ֖עַת וְיִרְאַ֥ת יְהֹוָֽה׃ וַהֲרִיח֖וֹ בְּיִרְאַ֣ת יְהֹוָ֑ה וְלֹֽא־לְמַרְאֵ֤ה עֵינָיו֙ יִשְׁפּ֔וֹט וְלֹא־לְמִשְׁמַ֥ע אׇזְנָ֖יו יוֹכִֽיחַ׃ וְשָׁפַ֤ט בְּצֶ֙דֶק֙ דַּלִּ֔ים וְהוֹכִ֥יחַ בְּמִישׁ֖וֹר לְעַנְוֵי־אָ֑רֶץ וְהִֽכָּה־אֶ֙רֶץ֙ בְּשֵׁ֣בֶט פִּ֔יו וּבְר֥וּחַ שְׂפָתָ֖יו יָמִ֥ית רָשָֽׁע׃ וְהָ֥יָה צֶ֖דֶק אֵז֣וֹר מׇתְנָ֑יו וְהָאֱמוּנָ֖ה אֵז֥וֹר חֲלָצָֽיו׃ וְגָ֤ר זְאֵב֙ עִם־כֶּ֔בֶשׂ וְנָמֵ֖ר עִם־גְּדִ֣י יִרְבָּ֑ץ וְעֵ֨גֶל וּכְפִ֤יר וּמְרִיא֙ יַחְדָּ֔ו וְנַ֥עַר קָטֹ֖ן נֹהֵ֥ג בָּֽם׃ וּפָרָ֤ה וָדֹב֙ תִּרְעֶ֔ינָה יַחְדָּ֖ו יִרְבְּצ֣וּ יַלְדֵיהֶ֑ן וְאַרְיֵ֖ה כַּבָּקָ֥ר יֹאכַל־תֶּֽבֶן׃ וְשִֽׁעֲשַׁ֥ע יוֹנֵ֖ק עַל־חֻ֣ר פָּ֑תֶן וְעַל֙ מְאוּרַ֣ת צִפְעוֹנִ֔י גָּמ֖וּל יָד֥וֹ הָדָֽה׃ לֹא־יָרֵ֥עוּ וְלֹֽא־יַשְׁחִ֖יתוּ בְּכׇל־הַ֣ר קׇדְשִׁ֑י כִּֽי־מָלְאָ֣ה הָאָ֗רֶץ דֵּעָה֙ אֶת־יְהֹוָ֔ה כַּמַּ֖יִם לַיָּ֥ם מְכַסִּֽים׃ {ס}      וְהָיָה֙ בַּיּ֣וֹם הַה֔וּא שֹׁ֣רֶשׁ יִשַׁ֗י אֲשֶׁ֤ר עֹמֵד֙ לְנֵ֣ס עַמִּ֔ים אֵלָ֖יו גּוֹיִ֣ם יִדְרֹ֑שׁוּ וְהָיְתָ֥ה מְנֻחָת֖וֹ כָּבֽוֹד׃ {פ}    וְהָיָ֣ה ׀ בַּיּ֣וֹם הַה֗וּא יוֹסִ֨יף אֲדֹנָ֤י ׀ שֵׁנִית֙ יָד֔וֹ לִקְנ֖וֹת אֶת־שְׁאָ֣ר עַמּ֑וֹ אֲשֶׁ֣ר יִשָּׁאֵר֩ מֵאַשּׁ֨וּר וּמִמִּצְרַ֜יִם וּמִפַּתְר֣וֹס וּמִכּ֗וּשׁ וּמֵעֵילָ֤ם וּמִשִּׁנְעָר֙ וּמֵ֣חֲמָ֔ת וּמֵאִיֵּ֖י הַיָּֽם׃ וְנָשָׂ֥א נֵס֙ לַגּוֹיִ֔ם וְאָסַ֖ף נִדְחֵ֣י יִשְׂרָאֵ֑ל וּנְפֻצ֤וֹת יְהוּדָה֙ יְקַבֵּ֔ץ מֵאַרְבַּ֖ע כַּנְפ֥וֹת הָאָֽרֶץ׃ וְסָ֙רָה֙ קִנְאַ֣ת אֶפְרַ֔יִם וְצֹרְרֵ֥י יְהוּדָ֖ה יִכָּרֵ֑תוּ אֶפְרַ֙יִם֙ לֹא־יְקַנֵּ֣א אֶת־יְהוּדָ֔ה וִיהוּדָ֖ה לֹא־יָצֹ֥ר אֶת־אֶפְרָֽיִם׃ וְעָפ֨וּ בְכָתֵ֤ף פְּלִשְׁתִּים֙ יָ֔מָּה יַחְדָּ֖ו יָבֹ֣זּוּ אֶת־בְּנֵי־קֶ֑דֶם אֱד֤וֹם וּמוֹאָב֙ מִשְׁל֣וֹחַ יָדָ֔ם וּבְנֵ֥י עַמּ֖וֹן מִשְׁמַעְתָּֽם׃ וְהֶחֱרִ֣ים יְהֹוָ֗ה אֵ֚ת לְשׁ֣וֹן יָם־מִצְרַ֔יִם וְהֵנִ֥יף יָד֛וֹ עַל־הַנָּהָ֖ר בַּעְיָ֣ם רוּח֑וֹ וְהִכָּ֙הוּ֙ לְשִׁבְעָ֣ה נְחָלִ֔ים וְהִדְרִ֖יךְ בַּנְּעָלִֽים׃ וְהָיְתָ֣ה מְסִלָּ֔ה לִשְׁאָ֣ר עַמּ֔וֹ אֲשֶׁ֥ר יִשָּׁאֵ֖ר מֵאַשּׁ֑וּר כַּאֲשֶׁ֤ר הָֽיְתָה֙ לְיִשְׂרָאֵ֔ל בְּי֥וֹם עֲלֹת֖וֹ מֵאֶ֥רֶץ מִצְרָֽיִם׃

[1] Y SALDRÁ un retoño del tronco de Isai (Yishai), y un re-nuevo brotará de sus raíces. [2] Y el espíritu del Eterno posará sobre él, el espíritu de la sabiduría y de la comprensión, el espíritu del consejo y de la fortaleza, el espíritu del conocimiento y del temor del Eterno. [3] Y será su deleite el temor del Eterno, y no juzgará por la vista de sus ojos, ni decidirá por lo que oigan sus oídos, [4] sino que con justicia juzgará al pobre, y decidirá con equidad por los débiles de la tierra, y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el aliento de sus labios matará al malvado. [5] Y la rectitud ceñirá sus lomos, y la fidelidad ceñirá su cintura. [6] Y el lobo morará con el cordero, y el leopardo se acostará con el cabrito, y andarán juntos el becerro y el leoncillo y el cebón, y los conducirá un niño. [7] Y la vaca y el oso comerán juntos; sus cachorros se acostarán juntos. Y el león comerá paja como el buey. [8] Y el niño lactante jugará en el agujero del áspid, y el recién destetado pondrá la mano sobre la madriguera del basilisco. [9] Ellos no lastimarán ni herirán en toda Mi santa montaña, porque la tierra estará llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar. 

{ס} (Samej)- Sección Cerrada: profecía mesiánica detallada sobre el futuro reinado ideal, incluyendo la transformación pacífica de la naturaleza)

[10] Y ocurrirá en aquel día, que (el renuevo de) la raíz de Isai será como bandera de los pueblos. A él acudirán las naciones, y será glorioso su lugar de descanso. 

{פ} (Peh) - Sección Abierta: cambio temático o una nueva línea de pensamiento profético. Aquí marca la transición a una profecía sobre la reunión de los pueblos y la restauración de Israel.)

[11] Y sucederá en aquel día que el Señor pondrá Su mano nuevamente por segunda vez, para recobrar los restos de Su pueblo, que aún quedaren de Asiria, y de Egipto, y de Patros (Egipto meridional o Tebaida), y de Cus (Cush, Etiopía), y de Elam (Persia), y de Sinar (Shinar, Babilonia), y de Hamat (Jamat, región al norte de Israel), y de las islas del mar. [12] Y Él pondrá una bandera para las naciones, y convocará a los dispersos de Israel, y reunirá a los esparcidos de Judá, desde los cuatro rincones de la tierra. [13] También la envidia de Efrain se apartará, y los que molesten a Judá serán cortados. Efrain no envidiará más a Judá, y Judá no molestará más a Efrain. [14] Y volarán sobre el hombro de los filisteos en el oeste. Juntos arruinarén a los hijos del oeste. Extenderán su mano sobre Edom (Idumea) y Moab (Moav). Y los hijos de Ammón les obedecerán. [15] Y el Eterno destruirá totalmente la lengua del mar egipcio. Y con Su viento abrasador levantará Su mano sobre el río, y lo partirá en siete arroyos, y hará que los hombres lo pasen a pie enjuto. [16] Y habrá un camino real para los restos de Su pueblo que quedaren de Asiria, como lo hubo para Israel en aquel día en que subió de la tierra de Egipto.

-Katznelson, M. (1996). La Biblia, hebreo-español, Versión castellana conforme a la tradición judía por Moisés Katznelson. Tel Aviv, Israel: Sinai Publishing. Volumen II, pp.675-676.


El capítulo 11 de Isaías presenta una visión de esperanza y renovación que emerge tras el juicio divino contra Asiria descrito en el capítulo anterior. El texto comienza con la memorable imagen “וְיָצָא חֹטֶר מִגֵּזַע יִשָׁי” (‘y saldrá un retoño del tronco de Isaí’), utilizando la metáfora botánica para indicar que de la dinastía davídica, aparentemente truncada, surgirá un nuevo gobernante justo. Esta metáfora botánica se amplía con “נֵצֶר מִשׇּׁרָשָׁיו” (‘retoño de sus raíces’), estableciendo un simbolismo de regeneración tras la devastación. Esta imaginería es potente porque evoca la imagen de nueva vida emergiendo de lo que parecía muerto, similar a cómo en 1 Reyes 11:36 se habla de mantener una “lámpara” para David en Jerusalén, preservando su linaje a pesar de las divisiones del reino. El gobernante estará dotado de “רוּחַ יְהֹוָה” (‘la inspiración del Eterno’), manifestado en diversas cualidades: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, conocimiento y temor dl Eterno, reminiscente de la sabiduría otorgada a Shlomoh (Salomón) en 1 Reyes 3:12, pero ahora presentada como una restauración más completa y perfecta. Su gobierno se caracterizará por un discernimiento superior que trasciende las apariencias superficiales, “וְלֹא־לְמַרְאֵה עֵינָיו יִשְׁפּוֹט” (y no juzgará según lo que vean sus ojos), juzgando con justicia especialmente a los pobres y oprimidos.

La visión se expande hacia un panorama idílico donde la naturaleza misma es transformada, con imágenes de reconciliación entre predadores y presas: “וְגָר זְאֵב עִם־כֶּבֶשׂ” (‘y habitará el lobo con el cordero’), sugiriendo una restauración cósmica que recuerda la armonía primigenia. Este lenguaje poético no debe interpretarse literalmente sino como representación de la paz universal bajo un gobierno justo, similar a cómo 1 Reyes 4:25 describe la paz durante el reinado de Shlomoh donde “cada uno se sentaba bajo su parra y su higuera”

Particularmente significativos son los versículos 10-12 donde el texto indica: “וְהָיָה בַּיּוֹם הַהוּא שֹׁרֶשׁ יִשַׁי אֲשֶׁר עֹמֵד לְנֵס עַמִּים” (‘Y sucederá en aquel día que la raíz de Isaí, que estará puesta como estandarte para los pueblos’). Aquí "שֹׁרֶשׁ יִשַׁי" (shoresh Yishai, la raíz de Isaí) evoca la continuidad dinástica que se remonta hasta los orígenes humildes de David, recordando cómo en 2 Samuel 7:8 y 1 Crónicas 17:7, el Eterno recuerda a David que lo tomó “del redil” para hacerlo gobernante. La imagen del "נֵס" (nes, estandarte) sugiere un punto de reunión visible, una figura que servirá como símbolo de autoridad y centro de congregación no solo para Israel sino también para las naciones, como claramente indica el texto con “אֵלָיו גּוֹיִם יִדְרֹשׁוּ” (‘a él buscarán las naciones’), señalando el alcance universal de su influencia. La expresión “וְהָיְתָה מְנֻחָתוֹ כָּבוֹד” (‘y su morada será gloriosa’) enfatiza el carácter digno y honorable de este reinado restaurado.

El texto continúa describiendo un segundo acto de liberación divina en “וְהָיָה בַּיּוֹם הַהוּא יוֹסִיף אֲדֹנָי שֵׁנִית יָדוֹ לִקְנוֹת אֶת־שְׁאָר עַמּוֹ” (Y sucederá en aquel día que el Señor volverá a extender su mano por segunda vez para recuperar el remanente de su pueblo), aludiendo a un nuevo éxodo comparable al primero pero de mayor alcance. La referencia específica a una “segunda vez” (שֵׁנִית, shenit) establece un claro paralelo con la liberación de Egipto, pero ahora abarcando una geografía mucho más amplia. El texto enumera con precisión los lugares desde donde el pueblo será reunido: Asiria, Egipto, Patros, Cus, Elam, Sinar, Hamat y las islas del mar, representando las principales potencias y regiones de la diáspora israelita tras las deportaciones asiria y babilónica descritas en 2 Reyes 17 y 25. Esta reunificación será total, como lo indica la expresión “מֵאַרְבַּע כַּנְפוֹת הָאָרֶץ” (‘de los cuatro confines de la tierra’), enfatizando que ningún exiliado quedará olvidado, sin importar cuán lejos haya sido dispersado.

Esta promesa de reunificación anticipa un retorno que superaría las divisiones históricas entre los reinos de Judá e Israel (Efraín): “וְסָרָה קִנְאַת אֶפְרַיִם” (‘cesará la envidia de Efraín’). Este tema de reconciliación entre las tribus divididas encuentra paralelos en otros textos proféticos como Ezequiel 37:15-28, donde se visualiza la reunión de Israel y Judá bajo un solo cetro. Considerando la probable fecha de composición durante el periodo asirio (siglo VIII a.E.C.), el texto responde a las ansiedades históricas del momento al prometer que las naciones que han afligido a Israel serán sometidas, pero desde una perspectiva peshat, estas promesas se entienden como aspiraciones para un futuro histórico tangible bajo un descendiente davídico real, no como predicciones sobrenaturales. El lenguaje es fundamentalmente político y nacional, centrado en la restauración de un reino terrenal que recuperaría el prestigio y la estabilidad de la era davídica-salomónica. La conclusión del capítulo con la imagen de un nuevo camino desde Asiria, similar al que existió desde Egipto, cierra el paralelo con el éxodo original, sugiriendo que así como Hashem liberó a su pueblo en el pasado, lo hará nuevamente en circunstancias históricas concretas, reafirmando su fidelidad al pacto.

El Targum de Yonatan ben Uziel: Interpretación Mesiánica de la Época del Segundo Templo

וְיִפּוֹק מַלְכָּא מִבְּנוֹהִי דְיִשַׁי וּמְשִׁיחָא מִבְּנֵי בְנוֹהִי יִתְרַבֵּי: וְתִשְׁרֵי עֲלוֹהִי רוּחַ נְבוּאָה מִן קֳדָם יְיָ רוּחַ חוּכְמָא וְסוּכְלְתָנוּ רוּחַ מְלַךְ וּגְבוּרָא רוּח מַדַע וּדְחַלְתָּא דַיָי: וִיקָרְבִינֵיהּ לִדְחַלְתֵּיהּ יְיָ לָא לְחֵיזוּ עֵינוֹהִי יְהֵי דָאַן (דָאֵין) וְלָא לְמִשְׁמָע אוּדְנוֹהִי יְהִי מוֹכַח: וְיָדִין בְּקוּשְׁטָא מִסְכֵּינִין וְיוֹכַח בְּהֵימְנוּתָא מַחֲשִׁיכֵי (לְחַשִיכֵי) עַמָא דְאַרְעָא וְיַמְחֵי חַיָבֵי אַרְעָא בְּמֵימַר פּוּמֵיהּ וּבְמַמְלֵיל סִפְוָתֵיהּ יְהֵי מֵמִית אַרְמִילוֹס רַשִׁיעָא (יְהֵי מָאִית רַשִיעָא): וִיהוֹן צַדִיקַיָא סְחוֹר סְחוֹר לֵיהּ וְעָבְדֵי הַמְנוּתָא (הֵימָנוּתָא) מְקָרְבִין לֵיהּ: בְּיוֹמוֹהִי דִמְשִׁיחָא דְיִשְׂרָאֵל יִסְגֵי שְׁלָמָא בְּאַרְעָא וְיָדוּר (וִידוּר) דֵיבָא עִם אִמְרָא וְנִמְרָא עִם גַדְיָא יִשְׁרֵי וְעֶגְלָא (וְעֵגַל) וְאַרְיָא וּפַטִים כַּחֲדָא וְיָנִיק זְעֵיר יְהֵי מְדַבֵּר (מְדַבַר) לְהוֹן: וְתוֹרָא (וְתוֹרְתָא) וְדִיבָא יִרְעֲיָן כַּחֲדָא יִשְׁרוֹן בְּנֵיהוֹן וְאַרְיָא כְּתוֹרָא יֵכוּל תִּבְנָא: וִיחַיִךְ יַנְקָא עַל חוֹר חִוֵי פֶתֶן וְעַל חֵיזוּ גִלְגְלֵי עֵינַי (עֵינֵי) חִוֵי חוּרְמָן חֲסִילָא יְדוֹהִי יוֹשִׁיט: לָא יִבְאֲשׁוּן (יַבאְשוּן) וְלָא יְחַבְּלוּן בְּכָל טוּרָא דְקוּדְשִׁי אֲרֵי תִתְמְלֵי אַרְעָא לְמִידַע (מַדַע) יַת דְחַלְתָּא דַייָ כְּמַיָא דִלְיַמָא חָפָן: וִיהֵי בְּעִדָנָא הַהִיא בַּר בְּרֵיהּ דְיִשָׁי עֲתִיד דִיקוּם אָת לְעַמְמַיָא לֵיהּ מַלְכְּוָן יִשְׁתַּמְעוּן וִיהֵי אֲתַר בֵּית מֵישְׁרוֹהִי (מִשרוֹהִי) בִיקָר: וִיהֵי בְּעִדָנָא הַהִיא יוֹסִיף יְיָ תִּנְיָנוּת גְבוּרְתֵּיהּ לְמִפְרוֹק יַת שְׁאָרָא דְעַמֵיהּ דְאִשְׁתָּאַר מֵאַתּוּר וּמִמִצְרַיִם וּמִפַּתְרוֹס מֵהוֹדוּ וּמֵעֵילָם וּמִבָּבֶל וּמֵחֲמָת וּמִנַגְוַת יַמָא: וְיִזְקוֹף אָת לְעַמְמַיָא וְיַכְנֵישׁ מְבַדְרֵי יִשְׂרָאֵל וְגָלוּת יְהוּדָה יְקָרֵב מֵאַרְבַּע רוּחֵי אַרְעָא: וְתֶעְדֵי קִנְאֲתָא דְבֵית (מִדְבֵית) אֶפְרַיִם וְדִמְעִיקִין לִדְבֵית יְהוּדָה יִשְׁתֵּיצוּן דְבֵית אֶפְרַיִם לָא יְקַנוּן בִּדְבֵית (לִדבֵית) יְהוּדָה וּדְבֵית יְהוּדָה לָא יְעִיקוּן לִדְבֵית אֶפְרַיִם: וְיִתְחַבְּרוּן כְּתָף חָד לְמִמְחֵי פְּלִשְׁתָּאֵי (יָת פְלִשתָאֵי) דִי בְּמַעֲרָבָא כַּחֲדָא יְבוֹזוּן יַת בְּנֵי מַדִינְחָא בֶּאֱדוֹם וּמוֹאָב יוֹשִׁיטוּן (יוֹשְטוּן) יְדֵיהוֹן וּבְנֵי עַמוֹן יִשְׁתְּמָעוּן לְהוֹן: וְיַבֵּשׁ (וִייַבֵיש) יְיָ יַת לִישָׁן יַמָא דְמִצְרַיִם (דְמִצרָאֵי) וִירֵים מְחַת גְבוּרְתֵּיהּ עַל פְּרָת בְּמֵימַר נְבִיוֹהִי וְיַמְחִינֵיהּ לְשַׁבְעָא נַחְלִין וִיהָכוּן בֵּיהּ בְּסַנְדָלִין: וּתְהֵי אוֹרַח כְּבִישָׁא לִשְׁאָרָא דְעַמֵיהּ דְיִשְׁתָּאַר מֵאַתּוּרָאָה כְּמָא דַהֲוַת לְיִשְׂרָאֵל בְּיוֹם מַסְקֵיהוֹן (מִיסַקהוֹן) מֵאַרְעָא דְמִצְרָיִם:

(Traducción: [11:01] Y saldrá un rey de los hijos de Ishaí, y un Mesías (Meshija) de los hijos de sus hijos será ungido [como monarca].

[11:02] Y descansará sobre él la inspiración (profecía) de parte del Eterno (YYY), inspiración de sabiduría y entendimiento, inspiración de consejo y fortaleza, inspiración de conocimiento y temor del Eterno.

[11:03] Y lo acercará al temor del Eterno (YYY); no según la visión de sus ojos juzgará [está juzgando], ni según el oír de sus oídos reprenderá [corregirá].

[11:04] Y juzgará con justicia [verdad] a los pobres, y reprenderá con fidelidad a los humildes [oscurecidos] del pueblo de la tierra; y herirá a los malvados de la tierra con la palabra de su boca, y con el habla de sus labios matará a Armilus el malvado [matará al malvado].

[11:05] Y los justos estarán alrededor de él, y los que obran con fidelidad [los siervos de la fe] se acercarán a él.

[11:06] En los días del Mesías de Israel se multiplicará la paz en la tierra, y habitará [morará] el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito reposará; y el becerro [ternero] y el león y el animal cebado juntos, y un niño pequeño los conducirá [guiará].

[11:07] Y la vaca [novilla] y el lobo pacerán juntos, sus crías descansarán juntas; y el león como el buey comerá paja.

[11:08] Y jugará el lactante sobre el agujero de la serpiente áspid, y sobre la morada [visión] de las pupilas [los círculos] de los ojos de la serpiente basilisco [sierpe venenosa] el niño destetado extenderá su mano.

[11:09] No harán mal [no dañarán] ni destruirán en todo mi monte santo, porque la tierra se llenará del conocimiento [de saber] del temor del Eterno (YYY), como las aguas que cubren el mar.

[11:10] Y será en aquel tiempo que el hijo del hijo de Ishaí está destinado a levantarse como señal [estandarte] para los pueblos; a él los reinos obedecerán [se someterán], y será el lugar de su morada [residencia] en gloria [honor].

[11:11] Y será en aquel tiempo que el Eterno (YYY) añadirá por segunda vez su poder para redimir al remanente de su pueblo que quedará de Asiria, y de Egipto, y de Patros, de India (Hodú), y de Elam, y de Babilonia, y de Hamat, y de las islas [provincias] del mar.

[11:12] Y alzará un estandarte [señal] para los pueblos, y reunirá a los dispersos de Israel, y congregará [acercará] a los exiliados de Judá desde los cuatro vientos [confines] de la tierra.

[11:13] Y se apartará la envidia de la casa de [de la casa de] Efraín, y los opresores de la casa de Judá serán exterminados; los de la casa de Efraín no envidiarán a [en] la casa de Judá, y los de la casa de Judá no oprimirán a la casa de Efraín.

[11:14] Y se unirán hombro a hombro [como un solo hombro] para golpear a los filisteos [a los filisteos] que están en el occidente; juntos saquearán a los hijos del oriente. En Edom y Moab extenderán [tenderán] sus manos, y los hijos de Amón les obedecerán.

[11:15] Y secará [Y secará] el Eterno (YYY) la lengua del mar de Egipto [de los egipcios], y levantará el golpe de su poder sobre el Éufrates por la palabra de sus profetas, y lo golpeará dividiéndolo en siete arroyos, y caminarán por él con sandalias.

[11:16] Y habrá un camino pavimentado [allanado] para el remanente de su pueblo que quedará de Asiria, como lo hubo para Israel en el día de su subida [su salida] de la tierra de Egipto.

-Almaní, E. (Trad.). (s.f.). Targum Isaías 11:1-16. En Sefaria y CAL Targumic Studies Module. Traducción de textos arameos del Targum a Isaías, capítulo 11, versículos 1-16, con análisis de variantes textuales. 

Nota metodológica:

En esta traducción se empleó un método comparativo de diferentes manuscritos del Targum preservados en el CAL (Comprehensive Aramaic Lexicon) Targumic Studies Module y Sefaria. Las variantes textuales se presentan entre paréntesis inmediatamente después de la palabra principal, permitiendo visualizar las diferentes lecturas existentes en la tradición textual. Este enfoque mantiene la integridad del texto base mientras muestra las alternativas léxicas y gramaticales que aparecen en los diversos testimonios manuscritos, ofreciendo así una visión más completa de la tradición interpretativa targúmica de Isaías 11.

El Targum de Yonatan ben Uziel sobre Isaías 11 ofrece una interpretación de tipo derash que va más allá del nivel peshat que observamos en el texto masorético. Esta interpretación targúmica tiene una autoridad especial dentro de la tradición judía, como lo indica el Talmud Bavlí Meguilá 3a:

וְאָמַר רַבִּי יִרְמְיָה וְאִיתֵּימָא רַבִּי חִיָּיא בַּר אַבָּא: תַּרְגּוּם שֶׁל תּוֹרָה — אוּנְקְלוֹס הַגֵּר אֲמָרוֹ מִפִּי רַבִּי אֱלִיעֶזֶר וְרַבִּי יְהוֹשֻׁעַ. תַּרְגּוּם שֶׁל נְבִיאִים — יוֹנָתָן בֶּן עוּזִּיאֵל אֲמָרוֹ מִפִּי חַגַּי זְכַרְיָה וּמַלְאָכִי

(Traducción: Y dijo Rabí Yirmiyá, y algunos dicen que fue Rabí Jiyá bar Abba: El Targum de la Torá fue compuesto por Onkelos el prosélito según lo recibió de Rabí Eliezer y Rabí Yehoshúa. El Targum de los Profetas fue compuesto por Yonatan ben Uziel según lo recibió de [los últimos profetas] Hagay, Zejariá y Malají.)

El pasaje talmúdico continúa relatando:

וְנִזְדַּעְזְעָה אֶרֶץ יִשְׂרָאֵל אַרְבַּע מֵאוֹת פַּרְסָה עַל אַרְבַּע מֵאוֹת פַּרְסָה. יָצְתָה בַּת קוֹל וְאָמְרָה: מִי הוּא זֶה שֶׁגִּילָּה סְתָרַיי לִבְנֵי אָדָם?

(Y se estremeció la tierra de Israel cuatrocientas parasangas por cuatrocientas parasangas. Salió una Bat Kol (Voz Celestial) y dijo: ¿Quién es este que ha revelado mis secretos a los seres humanos?)

Este relato talmúdico otorga al Targum de Yonatan una autoridad única, sugiriendo que contiene interpretaciones proféticas transmitidas por tradición oral desde los últimos profetas del canon bíblico.

Comencemos observando cómo el primer versículo del Targum transforma la metáfora botánica del texto hebreo con una profunda intencionalidad hermenéutica. Mientras el texto masorético dice “וְיָצָא חֹטֶר מִגֵּזַע יִשָׁי” (‘y saldrá un retoño del tronco de Yshaí’), un lenguaje que evoca una imagen vegetal de crecimiento orgánico, el Targum lo reinterpreta como “וְיִפּוֹק מַלְכָּא מִבְּנוֹהִי דְיִשַׁי וּמְשִׁיחָא מִבְּנֵי בְנוֹהִי יִתְרַבֵּי” (‘Y saldrá un rey de los hijos de Ishaí, y un Mesías (Meshija) de los hijos de sus hijos será ungido [como monarca]’).

Esta transformación no es una mera traducción, sino una interpretación teológica profundamente meditada. El Targum introduce explícitamente el concepto del Mesías (מְשִׁיחָא, meshija), ausente en el texto original hebreo, y despliega una sofisticada lectura genealógica y mesiánica. La distinción entre un rey inmediato descendiente de Isaí y el futuro Mesías de sus descendientes posteriores revela una comprensión estratificada de la promesa davídica.

El término יִתְרַבֵּי (yitrabei) juega un papel hermenéutico crucial en esta interpretación. No es simplemente un verbo que denota crecimiento biológico, sino una declaración sobre la unción monárquica. El Sifrei Bamidbar 117:3 ofrece una clave interpretativa fundamental al declarar: "למשחה, אין משחה אלא גדולה שנא' זאת משחת אהרן ומשחת בניו" (lamishjah, no hay unción sino grandeza, como se dice: “Esta es la unción de Aharón y la unción de sus hijos”). Esta fuente rabínica establece una equivalencia directa entre la unción (משחה) y el enaltecimiento (גדולה), subrayando que el acto de ungir implica una elevación cualitativa de estatus.

Ya en el Talmud Bavlí Zevajim 91a, donde למשחה (lamishjah) se interpreta como “לגדולה” (ligdulah, “para la grandeza”), יִתְרַבֵּי captura un proceso de elevación que trasciende lo meramente físico y se centra específicamente en la legitimación real.

La raíz רבה (ravah) implícita en יִתְרַבֵּי connota un crecimiento cualitativo, una expansión de autoridad que no se limita a la descendencia lineal, sino que representa una progresión política de la realeza. El Midrash Shmuel 19:1, con su pregunta retórica "אומרים למלך המשיח איכן את מבקש לדוד" (Dicen al Rey Mesías: ¿Dónde buscas a David?), subraya esta idea de una búsqueda existencial de continuidad dinástica.

El Targum opera así como un texto hermenéutico que desdobla la metáfora botánica original en una narrativa de autoridad real y esperanza mesiánica. La imagen del retoño se transforma de un simple brote vegetal a un símbolo de renovación dinástica, donde cada descendiente potencialmente contiene la semilla de la sucesión monárquica.

La elección de יִתְרַבֵּי no es casual, sino profundamente significativa. Mientras el texto hebreo sugiere un crecimiento natural, el Targum lo recodifica como un acto de unción monárquica, un proceso de elevación que convierte la genealogía en una promesa de continuidad regia. Es un acto interpretativo que no solo traduce, sino que reescribe el texto, revelando capas de significado que esperan ser desveladas por lecturas atentas y reverentes.

Esta transformación hermenéutica ilustra la riqueza de la tradición interpretativa judía, donde cada palabra puede contener mundos de significado, especialmente cuando se trata de textos que hablan sobre la continuidad de la promesa davídica y la esperanza de la realeza mesiánica.

Mientras que en el versículo 10, mientras el texto masorético menciona un “retoño de Isaí” (שֹׁרֶשׁ יִשַׁי), el Targum lo interpreta específicamente como “el hijo del hijo de Isaí” (בַּר בְּרֵיהּ דְיִשָׁי), enfatizando la continuidad dinástica a través de generaciones. El Targum añade que este descendiente “se levantará como señal para los pueblos” (עֲתִיד דִיקוּם אָת לְעַמְמַיָא), pero elabora que “a él los reinos obedecerán” (לֵיהּ מַלְכְּוָן יִשְׁתַּמְעוּן), especificando una relación de sometimiento político más que de simple búsqueda o interés. Esta interpretación refleja las aspiraciones políticas del judaísmo durante el período del Segundo Templo, que anhelaba la restauración de la independencia nacional bajo un gobernante davídico.

La expresión “y su lugar de reposo será glorioso” (וְהָיְתָה מְנֻחָתוֹ כָּבוֹד) del texto masorético es transformada en el Targum a “y el lugar de su morada será con honor” (וִיהֵי אֲתַר בֵּית מֵישְׁרוֹהִי בִיקָר), convirtiendo un concepto más abstracto en una referencia concreta a un palacio o templo, alineándose con las esperanzas de restauración monárquica propias de una época en que el pueblo judío vivía bajo dominación extranjera.

En el versículo 11, la frase “el Señor extenderá su mano por segunda vez” (יוֹסִיף אֲדֹנָי שֵׁנִית יָדוֹ) es interpretada por el Targum como “el Eterno añadirá por segunda vez su poder” (יוֹסִיף יְיָ תִּנְיָנוּת גְבוּרְתֵּיהּ), enfatizando la demostración de poder divino. La expresión “para adquirir el remanente de su pueblo” (לִקְנוֹת אֶת־שְׁאָר עַמּוֹ) se transforma en “para redimir el remanente de su pueblo” (לְמִפְרוֹק יַת שְׁאָרָא דְעַמֵיהּ), empleando terminología de redención que evoca la primera liberación de Egipto y conecta ambos eventos redentores.

Un aspecto particularmente interesante es cómo el Targum modifica los nombres geográficos para actualizarlos a su audiencia contemporánea: Cus se convierte en Hodú (India) y Sinar en Babel, reflejando los cambios geopolíticos ocurridos desde la época de Isaías hasta el período del Segundo Templo. Este detalle revela cómo el Targum no era simplemente una traducción literal sino una reinterpretación que buscaba hacer el texto relevante para su audiencia contemporánea.

En el versículo 12, el Targum traduce “y levantará estandarte” (וְנָשָׂא נֵס) como “y alzará una señal” (וְיִזְקוֹף אָת), manteniendo la imagen pero con términos más accesibles para su audiencia. La referencia a “los desterrados de Israel” (נִדְחֵי יִשְׂרָאֵל) se traduce como “los dispersos de Israel” (מְבַדְרֵי יִשְׂרָאֵל), y “los dispersos de Judá” (נְפֻצוֹת יְהוּדָה) como “los exiliados de Judá” (גָלוּת יְהוּדָה), enfatizando la condición diaspórica del pueblo judío en la época targúmica. La expresión “de los cuatro confines de la tierra” (מֵאַרְבַּע כַּנְפוֹת הָאָרֶץ) es interpretada como “de los cuatro vientos de la tierra” (מֵאַרְבַּע רוּחֵי אַרְעָא), utilizando terminología más familiar para una audiencia helenizada.

Particularmente significativo es el versículo 4, donde el Targum añade un elemento completamente ausente en el texto masorético. Donde el texto hebreo dice “וּבְרוּחַ שְׂפָתָיו יָמִית רָשָׁע” (‘y con el espíritu de sus labios matará al malvado’), el Targum especifica “וּבְמַמְלֵיל סִפְוָתֵיהּ יְהֵי מֵמִית אַרְמִילוֹס רַשִׁיעָא” (‘y con las palabras de sus labios matará a Armilus el malvado’). La introducción de Armilus, una figura del apocalipticismo judío equivalente a un anti-Mesías, refleja la evolución de las expectativas mesiánicas durante el período del Segundo Templo.

El versículo 6, que en el texto masorético describe poéticamente la convivencia pacífica entre animales predadores y presas, es reinterpretado con un marco temporal específico: “בְּיוֹמוֹהִי דִמְשִׁיחָא דְיִשְׂרָאֵל יִסְגֵי שְׁלָמָא בְּאַרְעָא” (‘en los días del Mesías de Israel abundará la paz en la tierra’). Esta adición sitúa la visión idílica en un contexto histórico concreto, transformando la metáfora poética en una promesa de transformación social bajo el liderazgo mesiánico.

Durante la época del Segundo Templo, particularmente bajo el dominio seléucida y romano, estas profecías adquirieron un significado político intensificado. El Targum Yonatan refleja la esperanza de una restauración monárquica davídica que traería no solo independencia política y unidad nacional, sino también una transformación social caracterizada por la justicia y la paz. La interpretación targúmica conecta esta profecía con otras como la de Amós 9:11 (“En aquel día levantaré el tabernáculo caído de David”), expresando una esperanza concreta de restauración nacional.

El término “nés” (estandarte) adquiere un significado especial en este contexto político, evocando otros pasajes bíblicos como Éxodo 17:15, donde Moisés construye un altar llamado “Adonai Nisi” (el Eterno es mi estandarte). En el Targum, este símbolo se interpreta claramente como un llamado al regreso físico de los exiliados bajo un gobernante davídico que restauraría la monarquía nacional.

Lo que vemos en el Targum de Yonatan sobre Isaías 11 es, por tanto, una lectura derash que revela dimensiones adicionales del texto profético, particularmente centradas en las esperanzas nacionales y políticas del judaísmo durante el período del Segundo Templo. Esta interpretación no contradice el nivel peshat, sino que lo complementa y expande, revelando significados más profundos que responden a las circunstancias históricas particulares de su audiencia. Al hacer esto, el Targum crea un puente interpretativo entre la profecía original y su comprensión en generaciones posteriores, reflejando no una esperanza escatológica abstracta sino una aspiración concreta de restauración monárquica, independencia nacional y transformación social bajo un gobernante davídico.

Por tanto, el pasaje de Isaías 11 ha sido objeto de diversas interpretaciones a lo largo de la historia, pero un análisis riguroso de los textos originales revela que no existe correspondencia válida entre esta profecía y la figura de Yeshu según los relatos de los evangelios. Examinaremos esta discrepancia desde perspectivas filológicas, textuales y retóricas.

Refutación de la aplicación de Isaías 11 a Yeshu basada en el Targum Yonatan y el texto masorético

El análisis comparativo entre el texto masorético de Isaías 11 y el Targum Yonatan revela que estas profecías no pueden aplicarse a la figura de Yeshu según los relatos evangélicos. Esta imposibilidad se manifiesta en diversos niveles textuales, filológicos e históricos.

La interpretación del versículo de Isaías 11:1 en el Targum y la literatura rabínica presenta un marco mesiánico profundamente anclado en una realeza terrenal victoriosa, que contrasta radicalmente con la figura de Yeshu en los evangelios.

Filológicamente, la lectura del Targum "וְיִפּוֹק מַלְכָּא מִבְּנוֹהִי דְיִשַׁי וּמְשִׁיחָא מִבְּנֵי בְנוֹהִי יִתְרַבֵּי" establece una expectativa de un monarca davídico que emerge como una figura política transformadora. El término יִתְרַבֵּי (yitrabei), como señala el Sifrei Bamidbar 117:3, connota específicamente una unción que significa "גדולה" (grandeza), una elevación política y social concreta.

El momento del Yarden (Jordán) en los evangelios, donde supuestamente una “Bat Kol” (Voz Celestial) proclama a Yeshú, dista enormemente de ser una unción monárquica real. En el Codex Sinaiticus griego, la frase “σὺ εἶ ὁ υἱός μου ὁ ἀγαπητός” (Su ei ho huios mou ho agapetos - “Tú eres mi hijo amado”) carece de toda connotación política o de investidura real que pueda equipararse con las categorías rabínicas de משחה (unción) o גדולה (grandeza).

El Talmud Bavlí Zevajim 91a define למשחה (lamishjah) como un acto que implica "לגדולה" (para la grandeza), un concepto diametralmente opuesto a la figura de Yeshú. Mientras la tradición rabínica esperaba un monarca מֶלֶךְ (melej) que unificaría y restauraría políticamente a Israel, los evangelios presentan un líder que explícitamente renuncia a toda soberanía terrenal.

En el Codex Sinaiticus en el Evangelio de Juan 18:36, la declaración "ἡ βασιλεία ἡ ἐμὴ οὐκ ἔστιν ἐκ τοῦ κόσμου τούτου" (he basileia heeme ouk estin ek tou kosmou toutou - "Mi reino no es de este mundo") niega absolutamente la expectativa mesiánica rabínica. Incluso su traducción hebrea literal "מַלְכוּתִי אֵינֶנָּה מֵעוֹלָם זֶה" contradice frontalmente la interpretación del Targum sobre un rey davídico que יִתְרַבֵּי (se multiplica y expande).

El Midrash Shmuel 19:1, con su pregunta "אומרים למלך המשיח איכן את מבקש לדוד" (Preguntan al Rey Mesías: ¿Dónde deseas estar?), representa una búsqueda de continuidad dinástica real que Yeshú no cumple. La crucifixión, lejos de ser un acto de realeza, representa precisamente la antítesis de la unción monárquica que los textos rabínicos anticipaban.

La tradición interpretativa representada por Rashi sobre Bemidbar 18:8, que define משחה como "לִגְדֻלָּה" (para la grandeza)= למשחה. לִגְדֻלָּה, establece un paradigma de realeza victoriosa completamente ausente en la narrativa evangélica. Yeshú no solo no unifica políticamente, sino que su movimiento resulta en una fragmentación del proyecto nacional judío.

El concepto rabínico de unción, entendido como elevación política y social según el Sifrei Bamidbar, queda totalmente desvirtuado. La "unción" de Yeshú en el Yarden carece de toda dimensión política real, reduciéndose a una experiencia puramente religiosa individual sin capacidad de transformación política nacional.

La figura de Yeshú, tal como se presenta en los evangelios, representa una negación completa de las expectativas mesiánicas rabínicas de un rey davídico que יִתְרַבֵּי (se multiplica y expande), quedando muy lejos de satisfacer la profecía de Isaías 11:1 según la interpretación del Targum y la literatura rabínica.

Ya en el texto masorético de Isaías 11:10 encontramos: “וְהָיָה בַּיּוֹם הַהוּא שֹׁרֶשׁ יִשַׁי אֲשֶׁר עֹמֵד לְנֵס עַמִּים אֵלָיו גּוֹיִם יִדְרֹשׁוּ” (“Y acontecerá en aquel día que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las naciones”). El Targum Yonatan amplifica este versículo como: “וִיהֵי בְּעִדָנָא הַהִיא בַּר בְּרֵיהּ דְיִשָׁי עֲתִיד דִיקוּם אָת לְעַמְמַיָא לֵיהּ מַלְכְּוָן יִשְׁתַּמְעוּן” (“Y será en aquel tiempo que el hijo del hijo de Isaí se levantará como señal para los pueblos, a él los reinos obedecerán”).

La expresión hebrea “עֹמֵד לְנֵס עַמִּים” (omed l'nes amim) contiene el término "נֵס" (nes), que en su sentido peshat denota un estandarte militar o real visible desde lejos, simbolizando autoridad política y soberanía nacional. El término arameo "אָת" (at) en el Targum refuerza esta idea de un símbolo visible de autoridad.

El Concepto de "nes" y Su Significado Original

Es importante entender que el término "נֵס" (nes) en la tradición bíblica y judía representa un símbolo de victoria y dominio, no de derrota o humillación. En Éxodo 17:15, Moisés construye un altar llamado "יְהוָה נִסִּי" (Adonai Nisi, “el Eterno es mi estandarte”), celebrando la victoria sobre Amalek. Esta connotación victoriosa es incompatible con la imagen de un “estandarte” asociado a una crucifixión.

La pretendida conexión con Números 21:8-9 y el "שָׂרָף" (saraf) sobre un "נֵס" ignora deliberadamente el contexto victorioso del término. En el episodio de Números, el "נֵס" es un instrumento de sanación y liberación, no de castigo o sufrimiento. Más importante aún, esta serpiente de bronce fue posteriormente destruida por el rey Ezequías en 2 Reyes 18:4 precisamente porque se había convertido en objeto de culto idolátrico.

La sintaxis hebrea de Isaías 11:10 - "אֲשֶׁר עֹמֵד לְנֵס עַמִּים" - es particularmente reveladora. El verbo "עֹמֵד" (omed, "estar de pie") está en forma activa, indicando una postura erguida y poderosa, completamente contradictoria con la imagen de alguien suspendido o clavado. Este matiz lingüístico es crucial y descarta cualquier interpretación que pretenda asociar el "נֵס" con una crucifixión.

La Interpretación Targúmica y Su Enfoque Monárquico

El Targum Yonatan, que goza de especial autoridad en la tradición judía como se indica en el Talmud Bavlí Meguilá 3a, interpreta consistentemente al descendiente davídico de Isaías 11 como un monarca victorioso, no como un criminal que es colgado en una cruz.

La expresión targúmica "לֵיהּ מַלְכְּוָן יִשְׁתַּמְעוּן" (“a él los reinos obedecerán”) utiliza el verbo "יִשְׁתַּמְעוּן" (yishtam'un), que denota sometimiento real y concreto a una autoridad política efectiva. Esta terminología de dominación política contrasta radicalmente con cualquier interpretación espiritual o metafórica.

Más revelador aún es la interpretación targúmica de Isaías 11:4: “וּבְמַמְלֵיל סִפְוָתֵיהּ יְהֵי מֵמִית אַרְמִילוֹס רַשִׁיעָא” (“y con las palabras de sus labios matará a Armilus el malvado”). La introducción de Armilus -figura equivalente a un anti-Mesías en la apocalíptica judía- muestra que en el derash del Targum, el Mesías es un conquistador victorioso que derrota a sus enemigos, no un siervo sufriente.

La Reunificación del Pueblo Disperso

Isaías 11:12 profetiza: “וְנָשָׂא נֵס לַגּוֹיִם וְאָסַף נִדְחֵי יִשְׂרָאֵל וּנְפֻצוֹת יְהוּדָה יְקַבֵּץ מֵאַרְבַּע כַּנְפוֹת הָאָרֶץ” (“Y levantará bandera a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra”).

El Targum interpreta: “וְיִזְקוֹף אָת לְעַמְמַיָא וְיַכְנֵישׁ מְבַדְרֵי יִשְׂרָאֵל וְגָלוּת יְהוּדָה יְקָרֵב מֵאַרְבַּע רוּחֵי אַרְעָא” (“Y alzará una señal para las naciones, y reunirá a los dispersos de Israel, y acercará el exilio de Judá de los cuatro vientos de la tierra”).

Los verbos hebreos "אָסַף" (asaf, "juntar") y "יְקַבֵּץ" (yeqabetz, “reunir”) son términos concretos que implican una reunificación física y literal del pueblo judío diaspórico, reforzados por los arameos "יַכְנֵישׁ" (yajneish, "reunir") y "יְקָרֵב" (yeqarev, "acercar"). Esta reunificación nacional del pueblo disperso nunca ocurrió durante o después de la época de Yeshu, cuya actividad quedó limitada geográficamente a una pequeña región de Judea y Galilea.

Las Incongruencias con los Relatos Evangélicos

Contrastando con esta visión de un monarca victorioso que unifica a su pueblo disperso, los relatos evangélicos presentan una imagen completamente incompatible.

En el Codex Vaticanus (Lucas 23:38), Yeshú aparece crucificado con un letrero: “ουτος εστιν ο βασιλευς των Ιουδαιων” (“Este es el rey de los judíos”). Lejos de ser un "נֵס" victorioso al que las naciones acuden voluntariamente, este título fue una burla imperial inscrita en el contexto de una ejecución pública. La ironía trágica de esta escena contradice directamente la imagen majestuosa del "נֵס" isaiano.

Más decisivamente, en el Codex Vaticanus (Juan 18:36), Yeshú declara explícitamente: “η βασιλεια η εμη ουκ εστιν εκ του κοσμου τουτου” (“Mi reino no es de este mundo”). Esta renuncia explícita a la soberanía terrenal contradice frontalmente tanto el sentido peshat del texto masorético como la interpretación derash del Targum, que enfatizan precisamente un reino terrenal y político victoriosos, no una metáfora que solo que quedará en la ficción de sus feligreses.

La Genealogía y la Continuidad Dinástica

Un aspecto fundamental de Isaías 11:1 es la metáfora botánica “וְיָצָא חֹטֶר מִגֵּזַע יִשָׁי וְנֵצֶר מִשׇּׁרָשָׁיו יִפְרֶה” (“Y saldrá un vástago del tronco de Isaí, y un retoño de sus raíces dará fruto”). Los términos "חֹטֶר" (joter, "vástago") y "נֵצֶר" (netzer, "retoño") denotan un crecimiento orgánico y natural desde el linaje de Isaí.

El Targum interpreta esto como “וְיִפּוֹק מַלְכָּא מִבְּנוֹהִי דְיִשַׁי וּמְשִׁיחָא מִבְּנֵי בְנוֹהִי יִתְרַבֵּי” ("Y saldrá un rey de los hijos de Isaí, y un ungido de los hijos de sus hijos crecerá"). El verbo arameo "יִתְרַבֵּי" (yitrabei, "crecerá") implica un desarrollo natural y progresivo dentro de un linaje establecido.

Sin embargo, los evangelios presentan una genealogía patrilineal hasta Yosef (José), quien explícitamente no es el padre biológico de Yeshú. El texto griego dice: "Ἰωσὴφ τὸν ἄνδρα Μαρίας, ἐξ ἧς ἐγεννήθη Ἰησοῦς" (“Yosef, el esposo de Miriam, de la cual nació Ieshú”). Esta ruptura en la línea patrilineal contraviene directamente el requisito isaiano de un descendiente directo de la casa de Isaí.

La Transformación Social y Política

Isaías 11:6-9 describe una transformación cósmica con imágenes como: "וְגָר זְאֵב עִם־כֶּבֶשׂ וְנָמֵר עִם־גְּדִי יִרְבָּץ" (“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará”). El Targum interpreta esto como una realidad concreta: "בְּיוֹמוֹהִי דִמְשִׁיחָא דְיִשְׂרָאֵל יִסְגֵי שְׁלָמָא בְּאַרְעָא" ("En los días del ungido de Israel abundará la paz en la tierra").

Sin embargo, en el Codex Vaticanus (Mateo 24:6-8), Yeshú mismo predice: "μελλησετε δε ακουειν πολεμους και ακοας πολεμων" ("Oiréis de guerras y rumores de guerras... pero aún no es el fin"). Esta admisión de la continuidad de los conflictos contradice directamente la paz universal descrita en Isaías 11.

Refutación de la Interpretación Cristológica del Talmud

Ahora, la referencia al supuesto pasaje talmúdico de Sucá 52a que apoyaría la idea de “un Mesías que debía morir por la ley del pecado” es una tergiversación completa del texto original. El tratado Sucá 52a discute efectivamente sobre el יצר הרע (yetzer hara, "inclinación al mal"), pero en ningún momento vincula su eliminación con la muerte de un mesías sacrificial.

De hecho, la tradición rabínica consistentemente enfatiza que la eliminación del yetzer hara es un acto divino que ocurrirá en la era mesiánica, no a través del sacrificio del mesías mismo. El texto talmúdico discute la eliminación del mal como parte de la transformación cósmica de la era mesiánica, no como resultado de un sacrificio expiatorio.

Conclusión: La Imposibilidad de la Correspondencia

La comparación sistemática entre el texto masorético de Isaías 11, el Targum Yonatan y los relatos evangélicos revela discrepancias irreconciliables. Las profecías isaianas describen un descendiente literal de David que restauraría la monarquía, reunificaría a las tribus dispersas, establecería dominio político universal, transformaría el orden natural y lideraría un nuevo éxodo.

Tanto en su nivel peshat (sentido literal) como en el nivel derash (interpretación ampliada) del Targum, Isaías 11 presenta a un monarca victorioso y soberano, no a un siervo sufriente o un líder espiritual crucificado. El intento de reinterpretar el "נֵס" (nes) como una referencia a la crucifixión ignora deliberadamente tanto el significado filológico del término como su contexto histórico y cultural.

La metodología hermenéutica judía del período del Segundo Templo, representada por el Targum Yonatan, interpretaba el pasaje de Isaías como una promesa de restauración política y nacional bajo un gobernante davídico que reunificaría a las tribus dispersas y establecería paz universal. Esta interpretación, firmemente arraigada en la filología y tradición exegética judía, permanece coherente con la comprensión tradicional del texto, sin encontrar correspondencia en los relatos sobre Yeshú.

Las aspiraciones monárquicas davídicas expresadas en estos textos representan una visión de restauración nacional concreta que permanece en el ámbito de las esperanzas futuras, no de los acontecimientos históricos atestiguados en los evangelios.


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