"Después de saber cuándo debemos aprovechar una oportunidad, lo más importante es saber cuándo debemos renunciar a una ventaja".
Benjamin Disraeli
Por Rafael R.
Quienes enseñan el Nuevo Testamento a la fuerza hacen ladrillos sin paja, creen en la inerrancia y en el Textus Receptus al que tienen por dogma intocable de la fe cristiana, creen en una fecundación milagrosa y en un posterior nacimiento virginal, creen en un hombre-dios, creen en un hombre muerto y resucitado, creen en un hombre-dios-mesías que cumple y finiquita al judaísmo, creen que ese hombre-dios-mesías fue el fundador de la religión cristiana, pero ¿Cómo lo creen? ¡por fe! Realmente tienen que creerlo por fe, dado que la historia no les concede credibilidad alguna.
Tomemos el Nuevo Testamento como base para esta discusión; Los evangelios ¿fueron escritos efectivamente por Mateo, Marcos, Lucas y Juan? ¿Cuándo fueron escritos?
A la primera pregunta: No hay ninguna evidencia que demuestra taxativamente que los evangelios fueron escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan excepto comentarios posteriores que se basan más en lo que fue aceptado por tradición que por una evidencia seria. De hecho ningún historiador o teólogo duda hoy que Mateo, y Lucas copiaron de Marcos y de una fuente misteriosa denominada “Q”, ahora bien, ni Marcos ni lucas fueron testigos presenciales de la vida y obra de Jesús, pero Mateo efectivamente lo fue; Entonces, ¿por qué necesitó rebuscar en otras fuentes y copiar de lo escrito por Marcos? ¿se debía a su falta de memoria o simplemente su evangelio es un compendio de narraciones inventadas por otro autor?.
A la segunda pregunta: No fueron escritos inmediatamente después de la muerte y posterior "presunta" resurrección de Jesús (Yeshú).
Motivos a la primera pregunta; No hay evidencia de su autoría porque ni siquiera en las cartas se mencionan los evangelios, ni a sus autores algo que hubiera sido completamente necesario aunque haya quien opine que no. Pero lo cierto es que tanto Pedro, como Pablo, y Santiago deberían de haber mencionado que sus escritos se apoyaban no solo en recuerdos, sino también en documentos escritos que PODÍAN SER CONSULTADOS.
No hay mención externa al Nuevo Testamento que confirme la autoría de Mateo, Marcos, Lucas y Juan respecto de los evangelios que llevan su nombre. Todas las citas proceden de siglos posteriores y por tradición aceptada.
En cualquier caso el único que tenía suficiente conocimiento de griego como para escribir su evangelio en ese idioma era Lucas y tal vez Marcos. Ni Mateo, ni Juan sabían expresarse en griego (luego lo veremos con el Apocalipsis).
Conclusión: La única manera de aceptar la autoría referida es asumiendo “por fe”.
El evangelio de Marcos se atribuye en realidad a Pedro que fue quien dictó sus recuerdos, pero con poca memoria si nos atenemos al contenido del evangelio de Marcos.
Motivos a la segunda pregunta; ¿Cuándo fueron escritos? Algunos teólogos e historiadores son de la opinión que fueron escritos como muy pronto alrededor del año 80 E.C.
Fecha generalmente aceptada por todos los estudiosos del Nuevo Testamento y del cristianismo, sin embargo el año 80 son diez años después de la destrucción del Templo entonces ¿cómo es que los cuatro evangelios no reflejan ese dato histórico y refieren los hechos como si nada hubiera pasado? aún hoy después de 2000 años Israel conmemora con amargura la destrucción del segundo Templo, lo que significa que sin duda fue y sigue siendo un hecho trágico que marcó a todo el pueblo judío tanto como a Roma, que acuñó incluso monedas para conmemorar aquella victoria sobre Israel, pero parece ser que no afectó para nada a los escritores de los evangelios, tal vez porque sus autores no eran judíos o tal vez porque hay quien sostiene sin poderlo evidenciar que los evangelios se escribieron entre el 40-45 aunque se trata de una afirmación más bien improbable.
Este dato sugiere claramente que no fueron escritos inmediatamente después de la muerte y "presunta" resurrección de Yeshú porque ninguno menciona ni alude al momento crítico por el que Israel estaba atravesando. Mayor razón para dejar plasmada la destrucción del Templo pues podrían conectar tan trágico evento con la doctrina cristiana de la anulación y sustitución de los ritos sacrificiales “por el sacrificio perfecto en la muerte de Yeshú” , doctrina que luego surgirá con Pablo.
El Templo representa para el cristianismo la preeminencia de la Torah sobre Yeshú y la doctrina cristiana, si el Templo fue destruido eso les hace interpretar que la Torah fue eliminada y sustituida por un “nuevo pacto” hecho evidentemente con “un nuevo Israel” llamado ahora Iglesia. Por ello el detalle de la destrucción del Templo es un indicativo que nos sugiere que los autores de los evangelios no pudieron ser aceptados.
¿Por qué se prefiere aceptar el año 80 como fecha posible para la composición de los evangelios?, porque antes hubiera sido absurdo, si los evangelistas tenían a Yeshú como el Mashiaj no tenían necesidad de escribir sobre alguien al que iban a ver en breve dado que para ellos Yeshú les había enseñado que “ya eran los últimos tiempos”, así pues ¿para qué escribir nada, quién iba a leerlos en el futuro si en realidad no iba a haber futuro?.
Tampoco se les puede asignar una fecha posterior porque de hecho todos excepto Juan murieron antes del noventa E.C.
Conclusión: La única manera posible de aceptar los años entre el 40-50 como fechas en la que pudieron componerse los evangelios, es aceptarlo nuevamente “por fe”, cuando no por interés.
El año 80 es bastante más creible teniendo en cuenta que cuando Marcos escribe el evangelio que lleva su nombre y para los gentiles (entre el 75 y el 80) prácticamente ningún judío creía ya en Yeshú, mientras que la destrucción del Templo y el exilio impuesto por Roma fue para los judíos la prueba evidente de que Yeshú no era el Mashiaj que esperaba y espera Israel.
¿Es científica esta visión de los evangelios?, pues no realmente, pero tampoco lo es aceptar la autoría de unos escritos de los cuales tampoco se conoce la fecha real de su composición, el empleo de fuentes para la composición de cada uno de los evangelios (excepto Juan) ni tampoco se conoce la identidad de los autores, simplemente se “asume”.
Sin embargo examinando todas las circunstancias, personales, históricas y creenciales, y haciendo uso de la lógica la única conclusión posible es aceptar que; ni los evangelios fueron escritos por los autores aceptados por la Iglesia, ni en las fechas que acepta la iglesia como válidas. Sencillamente se cree por fe porque no hay otra forma en que el asunto de los evangelios pueda ser creído.
En cuanto a las cartas apostólicas, éstas se escribieron entre el 55 y el 65 de la E.C, o mejor dicho éstas son las únicas fechas posibles aceptadas, dado que nos encontramos con el mismo problema de la fecha de la destrucción del Templo, de ser escritas debieron serlo además en un lapso de los diez años anteriores a la destrucción del Templo porque de nuevo tampoco se menciona un suceso que marcó la conciencia nacional judía, de hecho encontramos referencias claras de que por ejemplo Pablo solía regresar a Jerusalén siempre que le era posible, así sería estupendo poder conocer lo que supuestamente deberían de haber sentido Pablo, Pedro y todos los demás cuando vieron el Templo arrasado y a todo el pueblo de Israel empujado a una diáspora de casi 2000 años. ¿Dónde estaban entonces los supuestos “judeo-cristianos”? Huyeron de Jerusalén como esos mamíferos roedores de pequeño tamaño. Pero no por cobardía, (¿?) sino porque para ellos había llegado el tan ansiado “fin de los tiempos” que les anunciara Yeshú, ay qué duro debió de ser su despertar a la realidad y comprobar que estaban completamente solos, no apareció el “mesías” como creían, ni fueron vencidos los enemigos de “la luz” y en consecuencia no se produjo la instauración de reino mesiánico alguno con Yeshú como rey judío.
En cualquier caso esta es una evidencia de que los evangelios no habían sido todavía compuestos, dado que entre el 55 y el 80 existe un lapso de 25 años durante los cuales nadie tuvo constancia de ellos.
Ahora tenemos que Marcos sirvió a Pedro como intérprete del griego que este apóstol no sabía hablar ni entendía, Lucas se fue con Pablo porque tampoco Pablo conocía el idioma. Ninguno de los apóstoles conocía el idioma de Platón, al menos es lo que sugiere Eusebio de Cesarea.
La Carta a los Hebreos nadie sabe a ciencia cierta quién la escribió, aunque todos coinciden en que Pablo no fue su autor, sino que es obra de un gentil llamado Apolo. Así básicamente toda la doctrina cristiana reposa sobre las enseñanzas de un gentil y no de un judío, mucho de lo que podemos leer en la Carta a los Hebreos son puros vuelos de la imaginación gentil, una evidencia clara de la influencia de la filosofía griega al servicio de la nueva iglesia cristiana.
Y alguna que otra de las restantes cartas son autoría de individuos que conocieron a Pablo o fueron discípulos de éste.
Tercio escribe a los romanos, aunque es evidente que la argumentación fundamentalista es la de que Tercio simplemente copió lo que Pablo dictaba, cabe esa posibilidad si no fuera porque buena parte de la Carta a los Romanos no respira el judaísmo fariseo de Pablo al que tantas veces se recurre desde el campo evangélico para reafirmar la judeidad de éste.
En otras cartas Pablo se limita a confirmar que solo el saludo final es de su propia mano.
El capítulo 6:16 de Gálatas acaba con una interpolación donde dice:
“...paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de D-s”.
De acuerdo a la doctrina de la iglesia cristiana ¿cuál es este Israel de D-s?, la iglesia evidentemente. Pero el texto griego acaba simplemente con:
“...paz y misericordia sea a ellos, y a Israel”.
Si Pablo, fariseo de fariseos, estudioso de la Torah a los pies de Raban Gamliel HaZaken, judío de judíos etc., fue capaz de escribir cosas así, solo tenemos dos opciones, o Pablo no es el autor material de las cartas, o el contenido de las cartas fue manipulado posteriormente. Dado que el contenido de las cartas no es coincidente con el carácter y la sabiduría de un verdadero rabino
Algo queda evidenciado cuando se leen las cartas de Pablo, una es la total ausencia de referencias a la persona de Yeshú como individuo, y la otra es la ausencia absoluta de hebraísmos y conceptos judíos para proceder de un “fariseo de fariseos”, además de que las salutaciones finales suelen ser las únicas realizadas por Pablo de su puño y letra.
Y menciona por ejemplo la Carta a los de Colosas que su carta sea leída por los laodicenses y éstos a su vez pasen su carta a los de Colosas, ¿qué diría la carta a los laodicenses para que quedara fuera del canon neotestamentario?
En las salutaciones finales acaba siempre con una expresión no judía, y tampoco forma parte del ideario pre-cristiano del I siglo, la cual es “el señor de paz”, que es una breve pero inflexible referencia a Mitra, luego ¿quién realmente escribió las cartas?
Cuando Constantino en el siglo IV y poco después del concilio de Nicea en el 325 encomienda a Eusebio la composición de 50 nuevos testamentos para otras tantas 50 iglesias, Eusebio y sus colaboradores viajaron por las provincias asiáticas del imperio para obtener todas aquellas cartas que las iglesias tuvieran en su poder, no se conoce si las iglesias entregaron todo lo que tenían o simplemente le dieron copias, todas las iglesias aceptaron o reconocieron que las cartas en su poder les habían sido legadas como manuscritos de Pablo, pero no tenían la absoluta seguridad de que efectivamente lo fueran.
El trabajo de Eusebio fue por partida doble, primero había que compilar todos los textos disponibles y clasificarlos por el tipo de escritura que se había empleado para su composición. Luego había que (literalmente) tomar solo lo esencial para fundamentar la nueva doctrina de la nueva iglesia que acababa de nacer, de ahí que cuando se compara el texto griego, con las diferentes copias y fragmentos que existen, con el llamado Textus Receptus, nunca parecen coincidir. Se dice que se empleó el griego koiné porque era el griego popular, pero esto solo refleja parte una verdad a medias, koiné no solo significa popular en el sentido de “vulgo”, sino también corrupción, prostitución; luego puede interpretarse que el Textus Receptus no es otra cosa que el compendio de unos textos copiados y recreados de otros más antiguos pero corrompidos lingüísticamente y/o interpolados, para dar solidez a la doctrina cristiana.
Antes de entrar en el asunto del Textus Receptus hablemos del último libro del Nuevo Testamento, el Apocalipsis. ¿Quién lo escribió?, se acepta generalmente que fue el mismo autor que el evangelio de Juan, es decir, Juan el evangelista. Y que fue escrito en la isla de Patmos mientras duró su destierro.
Un inciso; El autor de Romeo y Julieta describe una dramática historia de amor entre dos jóvenes varones es de dos familias enfrentadas, los Montesco versus Capuleto, si a alguien se le ocurre visitar Verona le enseñarán la casa de ambas familias, el lugar de los amoríos escondidos y el frío recinto donde fueron hallados muertos cogidos de sus manos, ahora bien nunca ha de sugerirse la posibilidad de que el autor de tan bella historia nunca estuvo en Verona, además del hecho de que Romeo y Julieta nunca fueron personajes reales sino personajes de una narración novelada, nunca existieron ni los Montesco ni los Capuleto, no al menos relacionados con Romeo y Julieta.
Así que tanto los lugares, como los amores y los problemas que describe en su obra son ficticios, tan simples como esto. Pero que a nadie se le ocurra mencionar esta realidad al guía turístico que tan amablemente te muestra los sitios y te narra la historia de estos dos ilustres enamorados.
Apocalipsis no fue escrito en Patmos, ni siquiera comenzado allí, Juan el evangelista no fue su autor, y para colmo las visiones y los acontecimientos que narra junto con las expresiones que utiliza no son de ninguna manera obra de un judío.
Si leemos los evangelios notaremos algo similar, existe una clara exposición crítica contra los judíos como pueblo en los evangelios tanto como una clara exposición crítica contra la fe judía en el Apocalipsis.
Nuevamente la mano de un escritor gentil asoma en la pluma de “Juan”.
Motivos; El uso del griego es visiblemente distinto del griego empleado para componer el evangelio de Juan, sugiere la mano ya no de un “pescador”, sino la de un académico. Demasiado poco tiempo como para haber adquirido unos conocimientos tan elevados del idioma griego.
Las referencias a conceptos más bien paganos, sacados de otras religiones no sugiere que Juan se atreviera (siendo judío) a emplear tales ideas y conceptos, a menos que fuera convertido a alguna de aquellas religiones paganas, o ese libro fuera escrito originalmente por un pagano.
Los eventos que “profetiza” hacen referencia más a la situación que se desarrollaba en aquellos momentos que destinada a eventos aún por venir. Un dato importante, tampoco Juan (siendo judío) menciona la destrucción del Templo y el posterior exilio de Israel.
Dato curioso teniendo en cuenta que el Apocalipsis debió de ser escrito alrededor del año 90, poco antes de morir el evangelista (98) y cuando ya hacían 20 años que Tito había destruido Jerusalem, ¿o no se había enterado Juan?.
Posibilidad 1: A Juan le importaba bien poco el trágico suceso de la destrucción del Templo porque “era cristiano y no judío”. O bien quien escribió el Apocalipsis realmente era un cristiano gentil que nunca llegó a comprender la importancia del Templo para los judíos, aún si estos eran helenizados y vivían fuera de Israel. Con lo cual no le mereció la pena incluir un comentario en referencia a esa desgracia histórica. Ninguna mención al año 70 y sus consecuencias, ninguna mención al exilio impuesto, ninguna mención a la destrucción de Jerusalén y posterior cambio de nombres de la tierra de Israel y de la ciudad de David.
Posibilidad 2: El autor del Apocalipsis era seguidor de una religión mistérica y por lo tanto se preocupó más en reflejar sus creencias personales, que las supuestas doctrinas pre-cristianas acerca de Yeshú.
Luego analizaremos esas creencias personales que pueden encontrarse claramente en el Apocalipsis.
Y ahora hablemos sobre EL TEXTUS RECEPTUS.
Cito a Rudolf Ebertshauser:
“Cada versión del Nuevo Testamento en lengua española es una traducción de un texto griego del Nuevo Testamento. Este texto básico griego, por su parte, se basa en los más de 5000 manuscritos griegos del Nuevo Testamento que conocemos hoy. Estos a su vez son todos copias de copias anteriores que al final se basan en manuscritos originales”
-La transmisión del texto del nuevo testamento y nuestras Biblias de hoy. Rudolf Ebertshauser –Ediciones cristianas bíblicas- pag.3
Hasta aquí todo parece correcto excepto por un simple detalle, “Estos a su vez son todos copias de copias anteriores que al final se basan en manuscritos originales” ¿qué manuscritos originales y en qué idioma? Se han encontrado fragmentos en su mayoría y algún que otro texto completo como máximo y posible de finales del siglo II y más probable del siglo III.
Los únicos textos a los que podríamos darle cierta credibilidad histórica, serían las cartas apostólicas pero únicamente como documentos escritos y no por el derecho de autoría, y no en los evangelios por lo anteriormente expuesto.
El Textus Receptus es el texto recibido que toda iglesia surgida a la sombra de la reforma posee “completo” desde Lutero, y no el compilado por Eusebio de Cesarea en el siglo IV, claro que esto no puede ser tan descarado y suele decirse que por supuesto el texto recibido mantiene sus raíces en tiempos anteriores a la reforma protestante. Sigue diciendo Rudolf Ebertshauser:
“La transmisión textual en que se basa se remonta al ancho cauce de manuscritos bizantinos y hasta los mismos originales” pag 7 del mismo libro.
Manuscritos bizantinos, alejandrinos, occidentales, egipcios, griego sin definir, jónicos, dóricos etc. Pero nuevamente pregunto ¿hasta qué originales?
Continúa su exposición afirmando que “el texto recibido coincide “esencialmente” en un 90% de los 5000 manuscritos griegos conocidos del Nuevo Testamento”.
Pero “esencialmente” no quiere decir “completamente” coincide o no coincide que es lo que debería de esperarse para algo supuestamente tan serio. Para probar sin embargo la fidelidad de esas copias menciona referencias que podrán ser incuestionables pero también son inservibles dado que son referencias muy posteriores a la aceptada composición del nuevo testamento original que por cierto NUNCA EXISTIÓ COMO TAL.
Nadie rechaza que es en el siglo V cuando el Nuevo Testamento ya ha adquirido su composición definitiva, pero no obviemos que en ese siglo V el Nuevo Testamento ya era el Nuevo Testamento “católico”, creado por la labor de Eusebio y su equipo de copistas incansables un siglo antes y auspiciado por Constantino y su curia de cecilianos los llamados católicos, secta predominante que surgió victoriosa y se hizo con el control de la iglesia al final del concilio de Nicea del cual obtuvo de Constantino el poder absoluto en asuntos de la naciente religión cristiana. Y para la cual necesitaban de unos escritos “inspirados” en los que sustentar todo su corpus doctrinal.
Cuando se refieren a la labor traductora del humanista Erasmo de Rótterdam suelen alabar su minuciosidad a la hora de compendiar el nuevo testamento griego, reconocen sin embargo que Erasmo aceptó introducir algunos “cambios” en el texto a instancias eclesiales ¿podemos imaginar lo que esos “cambios” han sido capaces de generar?, efectivamente toda una serie de doctrinas falsas que siglos después han sustentado una teología equivocada que acabó convertida en cámaras de gas.
Sin embargo los estudiosos protestantes se sienten satisfechos de la obra de Erasmo a pesar de aquellos “cambios” diciendo que se trata de “una obra pionera que abría nuevos caminos y de una importancia espiritual revolucionaria” Pag.8 del mismo libro citado.
Un año después de que Erasmo terminara de publicar su Nuevo Testamento comenzó la reforma protestante (1517), pero por favor eso fue según los cristianos protestantes “obra del poder de D-s”, yo me pregunto acerca del tipo de D-s que permitió el surgimiento de la reforma protestante con su “espíritu de cristo”, su “fe sola”, y su doctrina de la “justificación” y a la vez su líder escupiera por su boca el veneno de una serpiente cuando se refería a los judíos. En el espíritu del cristo luterano, tan sublime y tan excelso, tan surgido por la providencia divina es en el que se baso aquél lider alemán para promulgar la exterminación de todos los judíos europeos.
Y como no podía ser de otra manera, gracias al texto recibido o Textus Receptus.
Conforme avanzaba la tecnología y las ciencias implicadas en el estudio de los manuscritos antiguos muchos críticos estudiosos del Nuevo Testamento encontraron entonces auténticas aberraciones en el famoso Textus Receptus cuando era comparado con manuscritos más antiguos. La historia y hablamos de la historia, con documentos probados tales como los escritos de Eusebio, Orígenes, y otros les desveló que el texto surgido en el siglo IV era un texto manipulado para sustentar doctrinas que la llamada iglesia del primer siglo jamás hubiera creído. Esto es tan cierto y tan concluyente que los defensores del Textus Receptus solo han encontrado un único punto en el que apoyarse, “la fe”...sin comentarios.
Prácticamente todas las copias que existen completas del Nuevo Testamento proceden de los siglos VIII al XIV, algunos manuscritos de los siglos IV, V y VI y a partir de aquí fragmentos y textos incompletos hasta el siglo III.
De los siglos III y IV consta un pequeño problema, la única evidencia de Nuevo Testamento completo no aparecerá hasta después del concilio de Nicea en el 325.
Donde el texto refleja algo muy sorprendente para la época en referencia a textos que hablan de cuestiones religiosas, sorprende en el Nuevo Testamento niceno la uniformidad del texto, la armonía y el orden. Ninguna compilación de obras clásicas estaba tan ordenadamente compuesta como el Nuevo Testamento surgido en el siglo IV.
Los defensores del Textus Receptus piden pruebas de que el Nuevo Testamento fuera más bien creado que copiado, dicen que no existen, pero existen en forma de 80 códices nicenos y una orden imperial, desgraciadamente la iglesia católica mantiene la afirmación de que de los 80 códices que conformaban las conclusiones nicenas sólo se han salvado 24...(¿?). En cualquier caso Eusebio de Cesarea confirma este dato en su libro Vita de Constantini donde indica que el emperador le ordenó la creación de 50 nuevos testamentos para que todas las iglesias del imperio tuvieran un mismo criterio y no se apartaran de la “fe verdadera” que en ese momento ya recién ostentaba la iglesia católica. ¿Cómo se lograba esto si no era manipulando los textos?, una evidencia a favor de que es entonces cuando el Nuevo Testamento fue retocado la tenemos en el credo niceno supuestamente inspirado nuevamente por las escrituras cristianas conocidas como Nuevo Testamento.
Pero contamos con otras evidencias, los decretos anti judíos de Constantino; En su afán de “crear” una iglesia cristiana diferente, y distanciada de su matriz judía original, Constantino evitó toda unión con los judíos pseudo-cristianos prohibiendo a los cristianos gentiles observar mandamientos de la ley judía, ¿y cómo es que los gentiles todavía observaban mandamientos de la Torah?, la respuesta es concluyente, desde el siglo I hasta ese momento los cristianos-gentiles habían sido enseñados mayormente por judíos seguidores de un Yeshú un judío-apóstata (mumar) muy diferente del que con Constantino surgió en la teología cristiana.
Hasta ese momento si estos cristianos tenían conocimiento de los escritos de los apóstoles seguidores de Yeshú pudieron comprobar que en poco o nada se parecían al Nuevo Testamento ideado por Constantino. Aquellos compartían no solo la fe judía, sino también sus costumbres y sus rituales religiosos. Algo que desapareció con los decretos conciliares de Constantino.
Si en ese preciso instante, el número de judíos seguidores de Yeshú hubiera sido lo suficientemente significativo, es posible que los cristianos fieles nunca hubieran dejado de observar la Torah tal y como venía siendo su costumbre desde el siglo I. La entrada de líderes gentiles en las iglesias cristianas hizo el resto. Una vez más gracias al “texto recibido” compuesto por Eusebio.
Ahora veamos una de las declaraciones más ridículas que uno puede escuchar, ruego atención a estas declaraciones:
“La suposición de que los textos más antiguos del nuevo testamento tienen que ser los más fieles, parece lógica a primera vista. Pero ya fue rechazada y rebatida en el siglo XIX por creyentes fieles a la Biblia y eruditos, entre los cuales se hallan extraordinarios conocedores de la historia de los textos, como John William Burgon y Frederick Henry de Inglaterra. Contrastando con esta suposición, ellos han demostrado que precisamente la trasmisión del texto en los primeros siglos fue muy poco uniforme en lo que se refiere a su fidelidad.”
Más adelante como si no se hubiera dado cuenta de la barbaridad que acaba de decir continúa:
“Por lo tanto es muy importante saber si los escribientes copiaban el texto de fuentes fiables cotejadas con los originales. En numerosos manuscritos muy antiguos se puede demostrar que fueron escritos por copistas que trataban la santa Palabra con gran dejadez o incluso con arbitrariedad. Esto originó errores de copia, mutilaciones evidentes del texto, pero también a veces cambios del texto original inducidos por herejías” pags 13-14 de La transmisión del texto del nuevo testamento y nuestras Biblias de hoy. Rudolf Ebertshauser –Ediciones cristianas bíblicas-
Analicemos las primeras declaraciones. “...han demostrado que precisamente la trasmisión del texto en los primeros siglos fue muy poco uniforme en lo que se refiere a su fidelidad”. Resulta que los textos más antiguos procedentes de copias del siglo I son completa y absolutamente poco fiables.
Analicemos la segunda declaración:
“En numerosos manuscritos muy antiguos se puede demostrar que fueron escritos por copistas que trataban la santa Palabra con gran dejadez o incluso con arbitrariedad. Esto originó errores de copia, mutilaciones evidentes del texto, pero también a veces cambios del texto original inducidos por herejías”
Surge una pregunta; Si los copistas del siglo I hicieron un trabajo tan pésimo a pesar de copiar de textos originales ¿cómo se puede entonces creer que el texto recibido es mejor, quién determinó lo que era original de lo que estaba añadido, mutilado, o ausente si en realidad nadie a partir del siglo IV trabajó sobre textos originales?.
Estas declaraciones son completamente ridículas para alguien como Rudolf Ebertshauser, un erudito en filología alemana e inglesa...no en griega.
Ya que si los textos más antiguos no son fiables, inmediatamente convierte a los posteriores en COMPLETAMENTE FALSOS por cuanto que los segundos proceden de los primeros al ser copias de aquellos más antiguos. ¿O no?
Todo cuanto se pueda decir acerca del texto recibido se basa exclusivamente en suposiciones, mientras que la tan criticada “crítica textual” aporta evidencias históricas concluyentes de que el texto recibido es pura y llanamente un compendio de libros sin autor establecido, que cuenta además con numerosas interpolaciones eclesiásticas, y plagios literarios procedentes de las religiones paganas observadas por los líderes supuestamente cristianos a quienes se les supone convertidos los cuales se hicieron cargo de la iglesia en el siglo IV.
La historia solo tiene un camino, la fe tiene muchos.
Quien acepta la fidelidad del texto recibido que dio origen al Nuevo Testamento, por fuerza ha de aceptarlo por fe y solo por fe, dado que no cuenta con ningún apoyo en el que sustentar semejante creencia, mientras que la crítica textual a la que se le podrá tachar de herética, ha demostrado que históricamente el Textus Receptus es un error.
Declaraciones en el sentido de que los textos más antiguos son los menos fiables son a todas luces una imbecilidad, por cuanto que el Nuevo Testamento se supone fue compilado en base a las copias de copias de esos textos. Afirmar que los textos cercanos al siglo IV son los más fiables es otra imbecilidad porque estos se basan en aquellos, y si los manuscritos del siglo III son falsos o fueron mal copiados, los del siglo IV reprodujeron los mismos errores y los nuevos testamentos de hoy recogen tales errores.
Concluyó que “la fe” no es buena ayuda, “creer por fe” en el Textus Receptus a pesar de las evidencias históricas en contra es ceguera, y ahora mismo seguir manteniendo esa creencia es absurdo y para los cristianos incluso es peligroso espiritualmente. Sin duda ha servido durante casi 2000 años, pero solo mientras no hubo quien destapara las libertades literarias de la iglesia.
Hoy a pesar de lo que quieran creer por fe los incondicionales del textus receptus, la historia los señala con el dedo. La iglesia católica reconoció que existe una teología adversa (demoníaca) que une al Nuevo Testamento con las cámaras de gas, si este es el Textus Receptus desde luego su lectura no es recomendable para nadie puesto que en el nombre de Yeshú se han perpetrado a lo largo de la historia los crímenes más terribles.
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