BS"D
Según las representaciones pictóricas posteriores de Yeshú (Jesús), aparece frecuentemente con pelo largo y barba, imagen que ha sido adoptada erróneamente por muchos de los "judío"-mesiánicos como la apariencia histórica del hombre de Nazaret. Esta concepción fantasiosa es también sostenida por Joseph Klausner, quien en su obra ‘Jesús de Nazaret, su vida, su época, y su Toráh’ (ישו הנוצרי: זמנו חייו ותורתו) (p.224) especula que probablemente Yeshú fue un nazir, basándose en una interpretación apresurada de Mateo 2:23. No obstante, esta interpretación carece de fundamento lingüístico y teológico, pues la palabra nazir (נָזִ֔יר) en la Torah invariablemente deriva de la raíz נזר, que significa apartarse o separarse de algo, en este caso específico del vino, como explica RaSh"I en su comentario sobre Bemidbar / Números 6:2. La Torah es explícita en los requisitos del nazir:
דַּבֵּר֙ אֶל־בְּנֵ֣י יִשְׂרָאֵ֔ל וְאָמַרְתָּ֖ אֲלֵהֶ֑ם אִ֣ישׁ אֽוֹ־אִשָּׁ֗ה כִּ֤י יַפְלִא֙ לִנְדֹּר֙ נֶ֣דֶר נָזִ֔יר לְהַזִּ֖יר לַֽיהוָֽה׃ מִיַּ֤יִן וְשֵׁכָר֙ יַזִּ֔יר חֹ֥מֶץ יַ֛יִן וְחֹ֥מֶץ שֵׁכָ֖ר לֹ֣א יִשְׁתֶּ֑ה וְכָל־מִשְׁרַ֤ת עֲנָבִים֙ לֹ֣א יִשְׁתֶּ֔ה וַעֲנָבִ֛ים לַחִ֥ים וִיבֵשִׁ֖ים לֹ֥א יֹאכֵֽל׃
[6:2] Habla con los Benei Israel y diles: Si alguien, hombre o mujer, explícitamente pronuncia el voto de un nazareo de ponerse aparte para el Eterno, [6:3] se abstendrá de vino y cualquier otro embriagador; no beberá vinagre de vino ni ningún otro embriagador, ni beberá nada en el que hayan sido remojadas uvas, ni comerá uvas frescas o secas.
Contrariamente a estos preceptos, el mismo Nuevo Testamento describe a Yeshú como un borracho y un glotón (Mateo 11:19; Lucas 7:34; Juan 2:1-9; Mateo 26:29), lo que desacredita categóricamente la hipótesis romántica de Klausner sobre un Yeshú como nazir ascético y piadoso. Esta caracterización de su comportamiento contraviene directamente los requisitos fundamentales del nazir, evidenciando su desapego a las leyes mosaicas establecidas para quienes asumían tal compromiso religioso.
La imagen estereotípica occidental de un Yeshú barbado con cabello largo queda desmentida por hallazgos arqueológicos contemporáneos de singular relevancia. El descubrimiento realizado en 2018 en Shivta, en el desierto del Néguev al sur de Israel, contradice frontalmente esta imagen idealizada. La Dra. Emma Maayan-Fanar, junto con su equipo de investigación conformado por el Dr. Ravit Linn, el Dr. Yotam Tepper y el profesor Guy Bar-Oz del Instituto Zinman de Arqueología de la Universidad de Haifa, publicaron este hallazgo trascendental en la prestigiosa revista arqueológica Antiquity bajo el título “El rostro de Cristo revelado en Shivta”. Debe resaltarse que los evangelios canónicos jamás describen la apariencia física de Yeshú, siendo todas las representaciones posteriores meramente interpretaciones artísticas especulativas. Aunque existen numerosas representaciones de Yeshú en antiguos monasterios e iglesias de diversas regiones, resultan prácticamente inexistentes en el territorio de Israel, lo que añade excepcionalidad al descubrimiento de Shivta. La pintura descubierta representa a Yeshú con características marcadamente diferentes a la iconografía occidental tradicional: cabello corto y rizado, rostro alargado, nariz prominente y, significativamente, sin barba alguna, conformando un perfil estético más oriental y romano que el propagado por la tradición cristiana occidental posterior.
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Reconstrucción de la Dra. Emma Maayan-Fanar sobre el rostro de Yeshu encontrado en una iglesia del norte de la era bizantina en Shivta en el Negev. (Dror Maayan) |
Este hallazgo se complementa con otro descubrimiento arqueológico igualmente revelador realizado por un equipo hispano-francés en la antigua ciudad egipcia de Oxyrhynchus, aproximadamente a 160 kilómetros al sur-suroeste de El Cairo. El equipo, liderado por el profesor Josep Padró de la Universidad de Barcelona, desenterró una estructura subterránea de piedra datada entre los siglos VI y VII d.C., con dimensiones de 8 metros de longitud y 3,75 metros de profundidad. La excavación, que exigió la remoción de más de 45 toneladas de escombros minuciosamente supervisada por arquitectos e ingenieros, reveló una cámara rectangular con varios nichos en sus paredes, posiblemente destinados a contener estatuas. La estructura se encuentra en excelente estado de conservación, y los investigadores especulan que los escombros podrían haber sido colocados deliberadamente para proteger la tumba de posibles saqueadores, lo que indicaría un esfuerzo consciente por preservar su contenido, quizás debido a su carácter sagrado para la comunidad cristiana primitiva. La localización de esta estructura es particularmente significativa pues se encuentra en la ruta procesional que conecta el Nilo con el Osireion, el templo dedicado a Osiris, dios egipcio del más allá, lo que sugiere una compleja interacción sincrética entre las tradiciones religiosas egipcias y las emergentes prácticas cristianas en la región.
Particularmente significativa resulta la pintura mural que muestra a "un joven con cabello rizado, vestido con una túnica corta al estilo romano y con la mano levantada como si estuviera dando una bendición", según describió el profesor Padró, quien ha dedicado más de dos décadas a excavar sitios en esta área. Las paredes presentan entre cinco y seis capas de pintura, correspondiendo la última al período copto temprano, lo que indica un uso continuado del espacio con posibles adaptaciones rituales a lo largo del tiempo. Los investigadores consideran que esta tumba pertenecía probablemente a una familia sacerdotal y a un escriba, como sugiere el hallazgo de un tintero aún lleno de tinta, un descubrimiento extraordinario que proporciona información sobre las prácticas funerarias y el estatus social de los primeros cristianos egipcios. Junto al retrato del joven, las paredes están decoradas con símbolos, imágenes de plantas e inscripciones en lengua copta actualmente en proceso de traducción, que podrían revelar información crucial sobre la identidad del personaje representado y el propósito ritual del espacio.
Aunque el equipo de Padró mantiene la cautela científica, señala que "la importancia de este hallazgo parece incuestionable" y que "podríamos estar tratando con una imagen muy temprana de Jesucristo". Si la traducción de las inscripciones coptas que rodean la imagen confirma que se trata efectivamente de Yeshú, constituiría una de las representaciones más antiguas conocidas del fundador del cristianismo, comparable en antigüedad con "La curación del paralítico", datada aproximadamente en el 235 d.C. y encontrada en Dura-Eurpos, Siria, considerada hasta ahora la imagen más antigua de Yeshú. Esta última retrata a Yeshú como un joven imberbe de porte digno y autoritario, vestido al estilo de un joven filósofo, con el pelo corto y vistiendo una túnica y un manto, signos de buena educación en la sociedad grecorromana.
En las representaciones más antiguas, de principios del siglo III en Roma, se le dibuja como un típico romano de clase media: bien afeitado, con el pelo corto y prolijamente cortado y vistiendo una toga virilis, el traje nacional de los ciudadanos romanos.
Estas representaciones tempranas evidencian que algunos cristianos primitivos no prestaban atención al contexto histórico judío de Yeshú y lo visualizaban únicamente en términos de su propio contexto social grecorromano, como una figura cuasi-heroica, sin atributos sobrenaturales como el halo (una innovación iconográfica del siglo IV).
Todo cambió con Constantino, que quería que se creara una iconografía oficial de Yeshú, y que la imagen transmitiera sabiduría y sagacidad. Así que copiaron las imágenes de representaciones de filósofos y místicos griegos: barbudos, de pelo largo, a menudo con ropas de estilo griego. |
Es llamativo que tanto la representación de Shivta como la de Oxyrhynchus coincidan en mostrar a Yeshú con características físicas similares: cabello corto y rizado (en Shivta específicamente se menciona como rojo), rostro alargado, y notablemente sin barba, además de vestir una túnica corta al estilo romano (manicata) en el caso de Oxyrhynchus.
Este detalle de la vestimenta resulta particularmente significativo en el contexto histórico y cultural de la época. Según los testimonios evangélicos considerados más precisos, Yeshú mismo criticaba a quienes usaban túnicas largas judías (στολαί/stolai en el Codex Sinaiticus, Marcos 12:38) como símbolo de estatus religioso, diciendo: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta andar con largas vestiduras (τῶν θελόντων ἐν στολαῖς περιπατεῖν/tōn thelontōn en stolais peripatein, como aparece en el Codex Sinaiticus), recibir saludos en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes" (Marcos 12:38-39). Esta enseñanza sugiere que Yeshú rechazaba deliberadamente los símbolos externos de prestigio religioso judío tradicional.
La vestimenta típica masculina judía en la Judea del siglo I consistía en una túnica larga cubierta por un manto ritual, mientras que la vestimenta romana masculina utilizaba el χιτών/jitōn (túnica corta hasta las rodillas) como prenda básica. Los evangelios mencionan un ἱμάτιον/himation cuando relatan que una mujer tocó el borde de su manto para ser sanada (ἥψατο τοῦ ἱματίου αὐτοῦ, según el Codex Sinaiticus, Marcos 5:27), pero esto podría interpretarse como una adaptación helenística del término para referirse a su vestimenta exterior, no necesariamente un manto ritual judío.
Es notable que, según las fuentes, Yeshú no vestía de blanco, color asociado con los esenios, un grupo judío estricto en la observancia de la ley mosaica. Marcos 9 describe la transfiguración de Yeshú, mencionando que sus ropas se volvieron "resplandecientes, extremadamente blancas (λευκὰ λίαν en el Codex Sinaiticus), como ningún lavandero en la tierra podría blanquearlas" (οἷα γναφεὺς ἐπὶ τῆς γῆς οὐ δύναται οὕτως λευκᾶναι Marcos 9:3 en el Codex Sinaiticus), lo que implica que normalmente sus prendas no eran blancas, distanciándose así de la indumentaria ritual de los grupos judíos más tradicionalistas.
Durante su ejecución, los soldados romanos dividieron sus ἱμάτια/himatia en cuatro partes (διεμερίσαντο τὰ ἱμάτια αὐτοῦ, como registra el Codex Sinaiticus en Juan 19:23). Aunque algunos han interpretado que uno de estos mantos podría ser un talit (manto ritual judío), el hallazgo arqueológico de Oxyrhynchus contradice esta suposición al mostrar a Yeshú con una túnica corta romana, similar a lo que el mundo romano llamaría χιτωνίσκος/chitōniskos, diminutivo de χιτών/jitōn, indicando una prenda típicamente romana y más corta que la vestimenta judía tradicional.
Resulta revelador contrastar estas representaciones tempranas de Yeshú con imágenes contemporáneas de figuras bíblicas judías. A diferencia de la apariencia romanizada de Yeshú, la representación de Moisés en las paredes de la sinagoga del siglo III de Dura-Europos muestra cómo se visualizaba a un auténtico sabio judío en el contexto grecorromano. Moisés (Mosheh) aparece con vestimentas sin teñir, y su manto es claramente un talit ritual, evidenciado por las tzitzit (borlas) visibles en las esquinas en la escena donde abre el Mar Rojo.
Moisés lleva una túnica con bandas azules, así como un talit (a modo de manto) con decoración azul; en ambos casos, el azul probablemente se habría creado al teñirlo con índigo.
Esta imagen, con pelo corto pero complementado con una ligera barba, ofrece un marcado contraste con el Yeshú imberbe de cabello corto y rizado que muestran los hallazgos arqueológicos. Mientras Moisés viste una túnica con bandas azules y un talit con decoración azul (probablemente teñidos con índigo, siguiendo las prescripciones de la Torah), Yeshú aparece con una túnica corta romana (manicata), subrayando visualmente su distanciamiento de las tradiciones indumentarias judías. Esta divergencia iconográfica confirma la percepción de Yeshú como alguien que deliberadamente adoptó elementos culturales romanos, rechazando los símbolos externos de identidad judía que figuras como Moisés representaban fielmente incluso en contextos artísticos helenizados.
Esta representación refuerza la caracterización de un hombre que adoptaba deliberadamente elementos culturales romanos, distanciándose de las prácticas tradicionales judías que prescribían vestiduras más conservadoras y distintivas. Este sincretismo en la vestimenta, adoptando modas romanas en lugar de mantener las tradiciones indumentarias judías, complementa perfectamente la imagen de un Yeshú sin barba y con cabello corto rizado que revelan estos descubrimientos arqueológicos, configurando un perfil histórico de alguien que se identificaba más con la cultura grecorromana que con la tradición judía ortodoxa, un aspecto significativamente alejado de la iconografía cristiana posterior.
Estas evidencias arqueológicas sugieren contundentemente que las referencias orales mantenidas entre los cristianos primitivos describían a Yeshú con un aspecto más próximo al de un ciudadano romano que al de un judío piadoso observante de la Torah, deduciendo de estas representaciones tempranas que Yeshú se afeitaba siguiendo la moda romana, en contravención directa a los preceptos judíos relativos a la apariencia personal masculina.
El hallazgo de estos retratos antiguos adquiere aún mayor relevancia cuando se lo contextualiza junto a otros descubrimientos arqueológicos relacionados con el cristianismo primitivo. Particularmente notable es la llamada "tumba del patio", ubicada bajo un complejo de condominios a menos de dos millas al sur de la Ciudad Vieja de Jerusalén, a solo 200 pies de distancia de una segunda tumba, apodada la "Tumba de la Familia de Jesús". Esta última, descubierta en 1980 bajo un área ajardinada en el mismo complejo de condominios, contenía 10 osarios, seis de ellos inscritos con nombres asociados con Yeshú y su familia, aunque los críticos desestiman esta sincronicidad de nombres como mera coincidencia. Típica de Jerusalén en el período desde el 20 a.C. hasta el 70 d.C., la tumba tenía una única cámara central cuadrada con un área muy poco profunda para permanecer de pie, con nueve nichos funerarios tallados que contenían restos esqueléticos y varios osarios de piedra caliza.
Uno de estos osarios estaba finamente tallado con una decoración que los investigadores interpretan como "una clara imagen de un pez, completo con cola, aletas y escamas", con "una figura humana con forma de palo con una cabeza sobredimensionada saliendo de su boca", interpretada como una representación de la historia bíblica de Jonás y el "gran pez".
En los materiales evangélicos más antiguos, la "señal de Jonás", mencionada por Yeshú, ha sido interpretada como un símbolo de su resurrección: "Como Jonás estuvo en el pez por tres días y tres noches, pero emergió vivo, Jesús emergería igualmente de la tumba/muerte". Las imágenes de Jonás solo aparecen en los siglos III y IV d.C., pero nunca antes, dada la prohibición dentro del judaísmo de hacer imágenes de personas o animales. Desde esta perspectiva, el pez representaría el arte cristiano más antiguo jamás descubierto, precediendo al símbolo cristiano más temprano en las catacumbas de Roma por al menos 200 años, y también representaría la primera evidencia arqueológica relacionada con la fe en la resurrección de Yeshú de entre los muertos, presumiblemente por sus seguidores contemporáneos del siglo I.
Otro osario finamente decorado contenía una intrigante inscripción griega de cuatro palabras que puede leerse de varias maneras, casi todas relacionadas con la resurrección, algunas vinculadas directamente con Yeshú. Las lecturas más probables son: "El Divino Jehová resucita de (entre los muertos)" o "El Divino Jehová eleva al Lugar Santo" o "Dios, Jehová, ¡Levanta! ¡Levanta!" o "Señor, Jesús, ¡Levántate! ¡Levántate!". Esto sugiere que estamos tratando con una familia o clan lo suficientemente audaz como para escribir el santo nombre de Dios en una tumba, con una declaración sobre 'levantar' o resurrección, algo totalmente sin precedentes en cualquiera de las 900 tumbas del período conocidas en Jerusalén.
La literatura judeo-cristiana aporta elementos adicionales que refuerzan esta caracterización de Yeshú como alguien alejado de la observancia judía tradicional, ya que mientras Yeshú habría optado por afeitarse según los hallazgos en Egipto, Israel y Siria, Pablo utilizaba barba. En el Tathbit se menciona que cuando se descubrieron las falsedades de Pablo de Tarso, Nerón ordenó que lo afeitarán ya que él si traía barba tal como se puede leer en el relato judeo-cristiano sobre la muere de Pablo:
وَقَدْ كَانَ أَصَابَ بُولُصَ فِي رِجْلِهِ دَاءُ الْفِيلِ، وَهُوَ يَدَّعِي أَنَّهُ يُطِبُّ وَيُبْرِئُ . فَأَمَرَ الْمَلِكَ بِهِ ، فَصُفِعَ ، وَحُلِقَتْ لِحِيَتُهُ ، وَصُلِبِ. فَقَالَ لَهُمْ: «لَا تَصْلِبُونِي طُولاً ، كَمَا صُلِبَ رَبُّنَا الْمَسِيحُ، وَلَكِنِ اصْلِبُونِي عَرْضًا » . وَالْمَلِكُ الَّذِي صَنَعَ هَذَا بُولُصَ يُقَالُ لَهُ تَيْرُن.
ופאולוס נפגע ברגלו ממחלת הפיל (דא-אלפיל), והוא טוען שהוא מרפא ומבריא. והמלך ציווה עליו, והוכה על פניו, וזקנו גולח, ונצלב. ואמר להם: 'אל תצלבו אותי לאורך, כמו שנצלב אדוננו ישו, אלא צלבו אותי לרוחב'. והמלך אשר עשה זאת לפאולוס נקרא נירון.
“Pablo fue afectado en su pierna por la elefantiasis¹, mientras afirmaba que podía practicar la medicina y curar. El rey ordenó que fuera abofeteado, que le afeitaran la barba y que fuera crucificado. Pablo² les dijo: 'No me crucifiquen longitudinalmente, como fue crucificado nuestro Señor Jesús³, sino crucifíquenme transversalmente'. Y el rey que hizo esto a Pablo se llamaba Nerón⁴. Entonces el cristianismo languideció en las tierras romanas y se rompió”.
¹ Elefantiasis (דאء אלפיל / داء الفيل): Enfermedad crónica caracterizada por la inflamación y deformación de ciertas partes del cuerpo, especialmente las extremidades.
² Pablo (פאולוס/ بولص): Transliteración de "Paulus" en latín, refiriéndose al apóstol Pablo.
³ Jesús (ישו / المسيح): En el texto hebreo aparece como "Yeshú" (ישו) y en el árabe como "al-Masīj" (المسيح), que significa "el Mesías".
⁴ Nerón (נירון / تيرن): En el texto hebreo aparece como "Nirón" (נירון) mientras que en el árabe aparece como "Tayrun" (تيرن), variantes del nombre del emperador romano Nerón.
Cf. Gabriel Said Reynolds & Samir Khalil Samir. (2010). Abd al-Jabbar, Critique of Christian Origins. USA: B.Y.U.P. 1:142-143. III:181-183, p. 105.
No existe evidencia histórica o textual confiable que sugiera que Yeshú portara barba; por el contrario, la práctica romana del afeitado facial, impuesta inicialmente por Alejandro Magno y adoptada posteriormente por los ciudadanos romanos aproximadamente ciento cincuenta años después, parece haber sido seguida por Yeshú, suposición consistente con la referencia talmúdica que lo sitúa cercano al gobierno romano tal como se lee en el Talmud Bavlí Sanhedrin 43a:
Ula dijo: ¿Y cómo podéis entender esta prueba? ¿Era digno Yeshú HaNotzrí de que se llevara a cabo una investigación para encontrar una razón para absolverle ? Era un incitador a la idolatría, y el Misericordioso dice con respecto a un incitador a la idolatría: “No lo perdonaréis ni lo encubríréis” (Deuteronomio 13:9). Más bien, Yeshú era diferente, ya que tenía estrechos vínculos con el gobierno romano, y las autoridades gentiles estaban interesadas en su absolución. En consecuencia, el tribunal le dio todas las oportunidades para que se exculpara, de modo que no se pudiera afirmar que había sido condenado falsamente.
La práctica del afeitado en la Roma antigua era un marcador cultural significativo. Históricamente, tanto griegos como romanos se dejaban crecer la barba de forma generalizada, hasta que Alejandro Magno impuso la moda del rostro afeitado. Los ciudadanos romanos adoptaron esta práctica aproximadamente ciento cincuenta años más tarde, como se evidencia en las monedas proconsulares de Titus Quinctius Flaminus de principios del siglo II a.C., donde aparece con barba, mientras que en la generación posterior ya son muchos menos los romanos que la llevaban. El profesional encargado de esta tarea era el tonsor (barbero), y nadie de cierto estatus social se afeitaba solo. Las clases altas tenían a este profesional a su servicio permanente en el hogar, donde se encargaba del aseo personal, barba y cabello de sus amos (cura corporis), circunstancia que sugiere que Yeshú podría haber pertenecido a un estrato social privilegiado, quizás aristocrático, lo que explicaría tanto su acceso a estas prácticas estéticas como su cercanía con las autoridades romanas, corroborando así la mención talmúdica sobre su proximidad al gobierno imperial.
El Toldot Yeshu versión Huldreich, proporciona información adicional sumamente esclarecedora en su capítulo 5:17, donde se afirma que Yeshú se afeitó el cabello de forma circular:
וגלחו שער ראשו סביב ורחצו במי בולט שלא יגדלו השערות סביב לעולם כי כן נהגו לעשות סימן לממזרים שלא יתערבו בקהל ישראל
[16] Y se afeitó el pelo de forma circular y se lavó con aguas [de tal forma que fuera] visible para que no creciera el cabello alrededor por siempre, pues así es utilizado para hacer una señal para los mamzerim (bastardos) para que no intervengan en el Kahal Israel (asamblea de Israel).
Esta práctica específica transgredía frontalmente la prohibición explícita establecida en Vaicrá/Levítico 19:27:
לֹ֣א תַקִּ֔פוּ פְּאַ֖ת רֹאשְׁכֶ֑ם וְלֹ֣א תַשְׁחִ֔ית אֵ֖ת פְּאַ֥ת זְקָנֶֽךָ׃ “No redonderán la extremidad [del cabello] de sus cráneos, y no destruirás la extremidad de tu barba”.
Esta prohibición tenía un profundo significado religioso, pues como explica Maimónides en su Moreh Nebujim 3, 46:7, tal práctica estaba asociada con ritos paganos cananeos y constituía un acto de adoración a deidades extranjeras absolutamente vetado para los Bene Israel. La connotación de "mamzer" (bastardo) asociada con este estilo de corte de cabello en el Toldot Yeshú refuerza la percepción judía tradicional de Yeshú como alguien nacido de una relación ilícita, marcado físicamente para ser identificado y excluido del Kahal Israel, siguiendo la prescripción bíblica que prohibía a los mamzerim integrarse plenamente en la comunidad religiosa (Deuteronomio 23:2).
La tradición judía representaba a figuras ejemplares como el rey David (Alef Shmuel / 1 Samuel 21:13), Aharón (Tehilim / Salmos 133:2), Shimshon (Shoftim / Jueces 16:17) y Yejezkel Ezequiel 5:1 portando barba como señal de observancia y fidelidad a la tradición. El hecho de que Yeshú se representara afeitado al estilo romano en las imágenes paleo-cristianas más antiguas en Israel, Egipto y Siria confirma su carácter de transgresor deliberado de las mitzvot, como sostiene consistentemente la tradición judía popular del Toldot Yeshú. La ausencia deliberada de barba y el corte de cabello circular constituirían no meros detalles estéticos sino declaraciones visibles de rechazo a la tradición religiosa judía y adopción de prácticas culturales foráneas, características definitorias del mumar (converso a otra religión) que abandona conscientemente su herencia religiosa.
El Ministerio de Cultura egipcio ha asumido actualmente la responsabilidad del trabajo que se está llevando a cabo en el sitio arqueológico de Oxyrhynchus. La pintura permanece protegida mientras se realizan las traducciones, que esperamos arrojen más luz sobre la imagen y la función de la enigmática estructura. La convergencia de estos hallazgos arqueológicos con las fuentes textuales históricas configura un cuadro de Yeshú significativamente distinto del propagado por la tradición cristiana posterior. Las imágenes más antiguas, procedentes de contextos culturales y geográficos diversos (Israel, Egipto, Siria), muestran consistentemente a un hombre joven, imberbe, con cabello corto y rizado, vestido según la moda romana, características que contradicen frontalmente la representación occidental tradicional surgida siglos después.
Tanto la evidencia arqueológica como el análisis textual de fuentes antiguas revelan no al idealizado "Jesús Histórico" (Yeshúa) construido artificialmente por los biblistas modernos, sino a un Yeshú helenizado y romanizado que se propuso conscientemente quebrantar múltiples preceptos fundamentales de la Torah para imponer su visión personal y heterodoxa de la vida religiosa, alejada de los principios tradicionales del judaísmo normativo. La familia enterrada en estas tumbas era indudablemente judía, como evidencian el estilo del sepulcro, la ornamentación de los osarios y demás elementos arqueológicos, pero la incorporación de la imagen del pez, la inscripción griega y los elementos estilísticos grecorromanos en las representaciones pictóricas de Yeshú revelan un sincretismo religioso característico de comunidades judías helenizadas que se habían alejado de la observancia tradicional de la Torah, adoptando elementos culturales, estéticos y posiblemente teológicos foráneos. Esta asimilación cultural, manifestada incluso en detalles aparentemente superficiales como la apariencia física y la vestimenta, constituye desde la perspectiva judía tradicional una evidencia inequívoca del carácter de Yeshú como un mumar, un judío que abandonó conscientemente su herencia religiosa para abrazar prácticas y concepciones ajenas a la tradición mosaica auténtica.
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