1/10/2021

La versión griega de la Septuaginta sobre Isaías 53 no habla sobre Jesús / Yeshúa.

BS"D



La división de Isaías (y demás libros del “Antiguo Testamento”) en capítulos y versículos es relativamente reciente, con una antigüedad de apenas 500 a 600 años. Anteriormente, cada uno de estos libros constituía un texto continuo e integral. Esta realidad histórica implica la necesidad de abordar Isaías como una obra completa, no limitándose al análisis aislado de capítulos individuales.

No obstante, el libro de Isaías presenta una estructura tripartita claramente identificable, producto de su composición en tres períodos históricos diferenciados: los actuales capítulos 1-39, los capítulos 40-55 y los capítulos 56-65. Esta disposición natural del texto sugiere marcos contextuales específicos para su interpretación.

Por consiguiente, el capítulo 53 debe interpretarse dentro del marco más amplio de los capítulos 40 a 55, considerándolos como una unidad textual coherente. A través de múltiples referencias en esta sección (Isaías 41:8: Ιακωβ; 44:1-2: Ιακωβ, Ισραηλ; 44:21: Ιακωβ καὶ Ισραηλ; 45:4: Ιακωβ, Ισραηλ; 48:12: Ιακωβ καὶ Ισραηλ; 49:3: Ισραηλ), Isaías identifica consistentemente al "siervo" con "Ya'acov" o "Israel", denominaciones que en toda la Biblia designan tradicionalmente al pueblo de Israel.

Resultaría incongruente y contrario a los principios literarios (considerando que Isaías representa la cumbre literaria del canon bíblico) que el autor, sin previo aviso, modificara abruptamente en el "capítulo" 53 la referencia de "el siervo" para designar a algún "mesías" o entidad distinta al pueblo de Israel. Tal cambio no ocurre en el texto.

Por consiguiente, Isaías 53-5 alude exclusivamente al pueblo de Israel, sin contemplar otra interpretación posible.

El capítulo 53 de Isaías constituye una exquisita composición lírica, integrante de los cuatro "Cantos del siervo", donde el profeta ilustra el momento culminante de la historia universal: la llegada del Mesías y la asunción del pueblo judío como guía espiritual de la humanidad.

La profecía contenida en Isaías 53 anticipa la reacción mundial ante la redención de Israel durante la era mesiánica. La narrativa se desarrolla desde la perspectiva de los líderes globales, quienes contrastan su anterior menosprecio hacia los judíos con su recién adquirida comprensión de la grandeza israelita. Al reconocer la injusticia histórica perpetrada contra el pueblo judío, quedarán atónitos y sin capacidad de articular respuesta.

Aunque el texto hebreo original identifica inequívocamente al pueblo judío como el "Siervo sufriente", Isaías 53 ha sido reinterpretado durante siglos como fundamento de la doctrina cristiana que proclama a Yeshú como el Mesías. Esta interpretación, lamentablemente, se sustenta en traducciones imprecisas y descontextualizaciones deliberadas.

Para una comprensión fidedigna de estos pasajes, es imperativo acudir al texto hebreo original, como se expone en el estudio sobre Yeshayah 53. Las traducciones bíblicas a otras lenguas inevitablemente pierden matices esenciales. La versión Reina-Valera emplea un lenguaje arcaico, difícilmente accesible para el lector contemporáneo. Además, carece de fundamento en fuentes judías y frecuentemente contradice las enseñanzas tradicionales del judaísmo. Las traducciones contemporáneas, pese a su mayor accesibilidad, a menudo se alejan aún más del significado auténtico. Este fenómeno se observa en la traducción griega de la Septuaginta (LXX), que utiliza un lenguaje atenuado al referirse al Siervo del Eterno. Resulta significativo que no se describan acciones violentas ni sujetos que ejerzan violencia, sino la condición misma del sufrimiento (Cf. Kim, H. (2008). Textual Tradition in Hebrew and Greek: Isaiah 52:13-53:12. 10/01/2021, de Toronto Sarang Church. p. 8.). El texto caracteriza al siervo como un hombre aquejado por la calamidad, que soporta una enfermedad (53:3), a quien se le transmitió un padecimiento (53:5), que posee familia (53:8), tendrá descendencia (53:10) y heredará de las naciones, distribuyendo los despojos de los poderosos (53:12). Esta descripción dista considerablemente de lo que podría atribuirse a Yeshú HaMamzer (Jesús).

La interpretación contextual constituye el principio fundamental para descifrar cualquier pasaje bíblico. Isaías 53 representa el cuarto de los "Cantos del siervo" (los otros se encuentran en los capítulos 42, 49 y 50). Aunque el "siervo" no se identifica explícitamente en Isaías 53, refiriéndose simplemente como "Mi siervo" (52:13, 53:11), en cada uno de los cantos precedentes se le identifica clara y reiteradamente con la nación judía. A partir del capítulo 41, el profeta Isaías establece en nueve ocasiones la equivalencia entre el Siervo de Dios y la nación de Israel, sin que ninguna otra entidad sea designada como "siervo": "Tú eres mi siervo, Israel" (41:8), "Tú eres mi siervo, Israel" (49:3), véase también Isaías 44:1, 44:2, 44:21, 45:4, 48:20. La Biblia Hebrea (TaNa"J) contiene numerosas referencias adicionales al pueblo judío como "siervo" divino; consúltese Jeremías 30:10, 46:27-28; Salmos 136:22. No existe justificación para que el término "siervo" en Isaías 53 adquiera súbitamente un referente distinto al pueblo judío.

Una cuestión ineludible requiere respuesta: ¿Cómo conciliar la figura del "Siervo sufriente", gramaticalmente referido en singular, con la totalidad de la nación judía?

La respuesta se clarifica al constatar que, a lo largo de la Biblia, el pueblo judío es consistentemente referido como entidad singular, mediante pronombres individuales. Cuando la divinidad se dirige a la nación judía en el monte Sinaí, todos los Diez Mandamientos aparecen formulados como si se dirigieran a un individuo (Shemot/Éxodo 20:1-14). Esto refleja la concepción del pueblo judío como unidad cohesionada por un destino nacional compartido (véase Shemot/Éxodo 4:22, Devarim/Deuteronomio capítulo 32). Esta referencia singular se intensifica en los pasajes bíblicos relativos a la era mesiánica, cuando el pueblo judío alcanzará plena unidad bajo la égida divina (véase Oseas 14:6-7, Jeremías 50:19).

Como se evidenciará, múltiples argumentos impiden identificar este capítulo con Yeshú, incluso en su versión griega de la LXX. Las propias escrituras cristianas revelan que los discípulos no interpretaron la figura del Siervo sufriente como alusión a Yeshú (véase Mateo 16:21-2, Marcos 9:31-32, Lucas 9:44-45).

Cabe preguntarse entonces: ¿Cómo se estableció la asociación entre el Siervo Sufriente y Yeshú? Tras su muerte, los impulsores del cristianismo examinaron retrospectivamente la Biblia y "aplicaron" estos pasajes a Yeshú mediante traducciones incorrectas y manipulaciones contextuales.


El teólogo mu'tazilí Abd Al-Jabbar, basándose en el conocimiento que adquirió de los judeo-cristianos del siglo IX, menciona en la sección I:226 de su tratado Tathbit que un sínodo (concilio) compuesto por setecientos líderes cristianos formuló la interpretación del “Siervo Sufriente” de Yeshayah/Isaías 53, la cual, según afirmaban, aparecía en el "Evangelio de los profetas", como se constata en esta nueva evidencia.


قَالُوا : « وَفي بشارة الأنبياء ، أَنّ الإله يجي ، وَحَجَل به امراً عَدُرّاء ، وَبَلَدَه ، وَيُؤحَةً وَهَب وَيُقَتَلَ .

האמירה "[נאמר] בבשורת הנביאים שאלהים יבוא, שאישה בתולה תיהיה בהריון ותוולד אותו וייקח וייצלב ויהרג.

“Dicen: “[Se dice] en el Evangelio de los profetas (bisharat al-nabia’) que dios vendrá, que una mujer virgen estará embarazada de él y que dará a luz, y que será llevado, crucificado y asesinado.”

Cfr. Gabriel Said Reynolds & Samir Khalil Samir. (2010). Abd al-Jabbar, Critique of Christian Origins. USA: B.Y.U.P. 1:226, p.22.


Ya más reciente, el apologista misionero Walter Riggans admitió con franqueza:

“There is no self-evident blueprint in the Hebrew Bible which can be said to unambiguously point to Jesus. Only after one has come to believe that Jesus was the Messiah, and more specifically the kind of Messiah that he is, does it all begin to make sense...”

(Traducción: “No hay un plano evidente en la Biblia hebrea que pueda decirse que apunte sin ambigüedades a Jesús. Solo después de que uno ha llegado a creer que Jesús era el Mesías, y más específicamente el tipo de Mesías que es, todo comienza a tener sentido ... ” 

(Yehoshua Ben Davi , Olive Press 1995, p.155)


La intención es comprender el verdadero significado del TaNa”j (Biblia Hebrea), lejos de las fabricaciones que han hecho instituciones.


Isaías 53 - Versículo por versículo.


Al principio del libro de Isaías, Dios predice el largo y difícil exilio del pueblo judío. El capítulo 53 ocurre en medio de los "Mensajes de consolación" de Isaías, que hablan de la restauración de Israel a la prominencia como pueblo escogido de Dios.


La clave para comprender este capítulo radica en identificar correctamente quién está hablando. Aunque el libro fue escrito por Isaías, los versículos 53: 1-10 se cuentan desde la perspectiva de los líderes mundiales. Siguiendo los pasos del capítulo anterior (Isaías 52:15 - "los reyes cerrarán la boca con asombro"), estos versículos describen cómo los líderes mundiales se sorprenderán de incredulidad cuando el Siervo de Dios Israel, a pesar de todas las expectativas contrarias, sea reivindicado y florece en la era mesiánica.


Analicemos versículo por versículo Isaías 53, desde el texto griego de la LXX encontrado en el Codex Sinaiticus:


El profesor Ulrich Johannes Schneider (i) 
y al gerente de desarrollo de Microsoft, 
Carsten Dorgerloh,
 sosteniendo dos papiros Ebers 
y una hoja del 'Codex Sinaiticus'. 
(Foto: EFE)

¿Por qué el Codex Sinaiticus?

El Codex Sinaiticus representa uno de los descubrimientos más extraordinarios en la historia de la transmisión textual bíblica. Elaborado a mediados del siglo IV, este manuscrito no solo contiene la primera copia completa conocida del Nuevo Testamento cristiano, sino que constituye un testimonio inigualable de la transición entre el mundo antiguo y el cristianismo emergente. El texto, meticulosamente escrito a mano en mayúsculas unciales sobre pergamino de alta calidad, preserva el griego koiné, la lengua franca del Mediterráneo oriental y el idioma vernáculo original en que fueron compuestos los escritos neotestamentarios. Paralelamente, su versión del "Antiguo Testamento" corresponde a la Septuaginta (LXX), traducción griega de las escrituras hebreas realizada por eruditos judíos alejandrinos entre los siglos III y II a.C., mucho antes de la fijación definitiva del texto masorético hebreo. Esta versión griega fue adoptada naturalmente por las primeras comunidades cristianas helenizadas, quienes encontraban en ella resonancias con sus interpretaciones mesiánicas y escatológicas. Una característica particularmente fascinante del Sinaiticus radica en las numerosas correcciones realizadas a lo largo de varios siglos por diferentes manos, evidenciando un proceso continuo de revisión textual que refleja las preocupaciones teológicas y filológicas de sus custodios. Estas intervenciones —que suman más de 23,000 correcciones— fueron efectuadas por al menos nueve correctores distintos entre los siglos IV y XII, ofreciendo un registro tangible de la evolución del texto y su interpretación. La supervivencia del Sinaiticus resulta aún más notable considerando que fue producido en un período de transición del rollo al códice como formato literario, y del papiro al pergamino como material escriturario, coincidiendo con la oficialización del cristianismo bajo Constantino y la consecuente necesidad de ejemplares canónicos para las nuevas basílicas imperiales. Este manuscrito, descubierto en fragmentos por Constantin von Tischendorf en el Monasterio de Santa Catalina en el Monte Sinaí entre 1844 y 1859, contiene además textos apócrifos como la Epístola de Bernabé y el Pastor de Hermas, evidenciando un canon bíblico aún no completamente fijado. El análisis codicológico revela que fue elaborado probablemente en Cesarea Marítima o Alejandría por cuatro escribas diferentes, cuyas caligrafías han sido minuciosamente identificadas y diferenciadas por los paleógrafos. Su valor para la crítica textual es incalculable, pues junto al Codex Vaticanus —de aproximadamente la misma época— constituye la base para la reconstrucción del texto bíblico más cercano a los originales, anterior a las grandes recensiones bizantinas que dominarían la tradición manuscrita posterior.

Remordimiento e inquietud de los gentiles.

Folio 63 dice: 

κε τιϲ επιϲτευϲεν τη ακοη ημων · κ(αι) ο βραχιων κυ · τινι απεκαλυφη

[53:1] [Señor] (κε), [dijeron las naciones:] ¿Quién ha creído nuestro mensaje? Y el brazo del Señor (κυ), ¿a quién se ha revelado (απεκαλυφη)?

El versículo presenta una profunda reflexión sobre la incredulidad ante el mensaje profético del sufrimiento y la redención futura de Israel. El uso de "κε" (Señor) y "κυ" (abreviatura de κυριου, "del Señor") en el texto griego del Codex Sinaiticus enfatiza la naturaleza divina de esta revelación, subrayando la importancia del mensaje.

La frase inicial "τιϲ επιϲτευϲεν τη ακοη ημων" (“¿Quién ha creído nuestro mensaje?”) encuentra su paralelo en el texto masorético "מי האמין לשמועתינו" (mi he'emin lishmu'atenu). Esta expresión refleja el asombro universal que sentirán las naciones ante la redención de Israel, un evento tan extraordinario que desafía la credibilidad humana. En la tradición exegética judía, existe una interpretación que sugiere: “Así dirán las naciones idólatras unas a otras: Si hubiéramos oído de otros lo que estamos viendo, sería increíble”. Esta lectura encaja perfectamente con el uso del plural “ημων” (nuestro) en el texto griego, indicando una voz colectiva que probablemente representa a las naciones reflexionando sobre la sorprendente redención de Israel.

La segunda parte del versículo, “κ(αι) ο βραχιων κυ · τινι απεκαλυφη” (“Y el brazo del Señor, ¿a quién se ha revelado?"), corresponde al hebreo "וזרוע ה' על-מי נגלתה” (uzroa Adonai al-mi niglatah). El término griego “βραχιων” (brazo) traduce directamente el hebreo "זרוע" (zroa). Este concepto del "brazo" divino es particularmente significativo en el corpus bíblico helenístico. En la Septuaginta (LXX), "βραχιων" aparece sistemáticamente en contextos de liberación y redención divina del pueblo judío, estableciendo un paralelo directo con el uso del término en el texto masorético.

En el contexto más amplio de la Biblia griega, este simbolismo del "brazo" divino se mantiene consistente con la tradición hebrea. La LXX emplea "βραχιων" en Deuteronomio 26:8 para traducir la expresión hebrea sobre la salida de Egipto: "καὶ ἐξήγαγεν ἡμᾶς κύριος ἐξ Αἰγύπτου... ἐν βραχίονι ὑψηλῷ" (“Y el Señor nos sacó de Egipto... con brazo extendido”). Esta imagen del "brazo extendido" divino permea tanto el texto griego como el hebreo en numerosos pasajes, incluyendo Éxodo 6:6, donde la LXX utiliza "μετὰ βραχίονος ὑψηλοῦ" para traducir el hebreo "בזרוע נטויה" (bizroa netuyah, "con brazo extendido").

La estructura sintáctica griega de Isaías 53:1 refuerza la interpretación colectiva del siervo sufriente. El uso de pronombres plurales ("ημων", nuestro) contrasta con el singular utilizado para describir al "brazo del Señor", sugiriendo una distinción entre la voz colectiva de las naciones y la entidad singular que ha sufrido—Israel como nación. Esta estructura refleja un patrón que se observa en otros pasajes de Isaías donde Israel es referido en singular, como en la LXX de Isaías 44:2 (“μὴ φοβοῦ παῖς μου Ιακωβ καὶ ὁ ἠγαπημένος Ισραηλ ὃν ἐξελεξάμην”, “No temas, Jacob mi siervo, e Israel, mi elegido”) y 52:13 (“Ἰδοὺ συνήσει ὁ παῖς μου”, “He aquí, mi siervo comprenderá”).

La pregunta retórica “τινι απεκαλυφη” (“¿a quién se ha revelado?”) en el texto griego subraya la exclusividad de esta revelación divina. El verbo "απεκαλυφη" (forma de ἀποκαλύπτω, "revelar") tiene connotaciones de una revelación profunda y transformadora, sugiriendo que la redención futura de Israel será una manifestación sin precedentes del poder divino, tan asombrosa que incluso las naciones cuestionarán su veracidad.

Un aspecto particularmente revelador del texto griego es el uso del término "κε" (Señor) al inicio del versículo, ausente en el texto masorético actual. Esta inclusión podría reflejar una tradición textual antigua que enmarcaba explícitamente este pasaje como palabras dirigidas al Señor o pronunciadas en su presencia, reforzando el carácter divino de la revelación sobre el destino de Israel.

Esta estructura paralela en el versículo, preservada tanto en el texto griego como en el hebreo, refuerza la idea de que tanto el mensaje ("τη ακοη ημων", nuestro mensaje) como la manifestación del poder divino ("ο βραχιων κυ", el brazo del Señor) serán igualmente difíciles de creer y comprender para las naciones que observan el destino de Israel.

Al examinar la terminología griega en su contexto completo dentro de la LXX, se observa que este versículo, al abrir el capítulo 53 de Isaías, establece el fundamento lingüístico y teológico para una comprensión colectiva del siervo sufriente. La consistencia terminológica entre el Codex Sinaiticus y otros manuscritos griegos antiguos refuerza la interpretación tradicional judía que ve en este pasaje una descripción del sufrimiento colectivo de Israel y su eventual redención. Esta perspectiva se sustenta no solo en la tradición exegética sino también en el análisis filológico detallado del texto griego en comparación con el masorético, demostrando una notable coherencia en la concepción de Israel como el siervo colectivo que ha sufrido y será redimido ante el asombro de las naciones.

ανηγ

γειλαμεν εναντι

ον αυτου · ωϲ πεδι

ον ωϲ ριζα εν γη 

διψωϲη ˙ ουκ εϲτι 

ειδοϲ αυτω ουτε 

δοξα ˙ και ειδομε 

αυτον · και ουκ ϊχε 

ειδοϲ ουδε καλλοϲ ·

[53:2] [Israel] creció ante Él como un retoño [Israel (creció)], como [de] raíz de tierra seca (πεδιον). No hay (εϲτι) en él forma ni majestad. Y lo vimos (ειδομε), pero no tenía (ϊχε) apariencia ni belleza.

El versículo 53:2 de Isaías continúa desarrollando la imagen de Israel como el siervo sufriente, presentando una metáfora botánica que retrata vívidamente la condición del pueblo durante su exilio. La transcripción del Codex Sinaiticus revela matices importantes para la interpretación colectiva de este pasaje.

El texto griego comienza con "ανηγγειλαμεν εναντιον αυτου" ("Anunciamos delante de él"), una formulación que difiere del texto masorético "וַיַּעַל כַּיּוֹנֵק לְפָנָיו" (vaya'al kayoneq lefanav, “Y subió como un retoño delante de él”). Esta variación textual es significativa porque el verbo griego "ανηγγειλαμεν" (forma de ἀναγγέλλω, "anunciar, declarar") sugiere una proclamación sobre el sujeto, reforzando la idea de que se está hablando de Israel como entidad colectiva.

Un aspecto crítico en este versículo es la traducción de "ωϲ πεδιον" ("como campo"). Existe aquí una discrepancia filológica importante, pues el texto masorético utiliza "כַּיּוֹנֵק" (kayoneq, "como un retoño"). La palabra griega "πεδιον" (campo) parece ser una variante errónea o una interpretación divergente del traductor griego. La traducción más precisa debería haber empleado "παιδίον" (niño pequeño, retoño) o quizás "φυτόν" (planta joven), que captaría mejor el sentido del término hebreo "יוֹנֵק" (yoneq). Esta discrepancia es reveladora del proceso de transmisión textual y las dificultades inherentes a la traducción de metáforas botánicas entre idiomas tan distintos.

La reconstrucción más adecuada de este pasaje en griego sería: "ανηγγειλαμεν εναντιον αυτου · ωϲ παιδιον ωϲ ριζα εν γη διψωϲη"

La imagen de la "ριζα εν γη διψωϲη" ("raíz en tierra sedienta") corresponde fielmente al hebreo "וְכַשֹּׁרֶשׁ מֵאֶרֶץ צִיָּה" (vekashoresh me'eretz tziyah). Esta metáfora transmite poderosamente la lucha de Israel por sobrevivir en condiciones adversas durante el exilio. El adjetivo griego "διψωϲη" (sedienta, árida) intensifica la imagen de privación y dificultad, subrayando las condiciones hostiles que enfrentó el pueblo judío entre las naciones.

La segunda parte del versículo, "ουκ εϲτι ειδοϲ αυτω ουτε δοξα" ("no tiene forma ni gloria"), traduce fielmente el masorético "לֹא-תֹאַר לוֹ, וְלֹא הָדָר" (lo-to'ar lo, velo hadar). El término griego "ειδοϲ" (forma, apariencia) corresponde al hebreo "תֹאַר" (to'ar), mientras que "δοξα" (gloria) refleja "הָדָר" (hadar, esplendor). Esta descripción de la falta de apariencia atractiva ha sido interpretada tradicionalmente en el judaísmo como una referencia al estado humillado de Israel entre las naciones durante el exilio, cuando el pueblo judío parecía carecer de los atributos de grandeza nacional que normalmente atraerían admiración.

La repetición en "και ειδομε αυτον · και ουκ ϊχε ειδοϲ ουδε καλλοϲ" ("y lo vimos, pero no tenía apariencia ni belleza") enfatiza esta percepción negativa desde la perspectiva de las naciones observadoras. El uso del verbo "ειδομε" (vimos) en primera persona plural refuerza la idea de que son las naciones quienes están hablando, contemplando a Israel con desdén debido a su apariencia poco impresionante. La palabra griega "καλλοϲ" (belleza) corresponde al hebreo "מַרְאֶה" (mar'eh, apariencia, belleza) del texto masorético.

Esta estructura repetitiva en el griego, reflejando el paralelismo característico de la poesía hebrea, subraya la percepción errónea que las naciones tenían de Israel durante su sufrimiento. La perspectiva expresada es que este pueblo, que posteriormente sería redimido de manera gloriosa (como se anticipa en el capítulo 52), inicialmente carecía de cualquier atributo que pudiera indicar su destino especial.

La metáfora del retoño luchando en tierra seca constituye un motivo recurrente en la literatura profética hebrea para describir la supervivencia y eventual florecimiento de Israel a pesar de las condiciones adversas. Encontramos paralelismos en pasajes como Isaías 60:21: "וְעַמֵּךְ כֻּלָּם צַדִּיקִים, לְעוֹלָם יִירְשׁוּ אָרֶץ; נֵצֶר מַטָּעַי" (ve'amej kulam tzadikim, le'olam yirshu aretz; netzer mata'ai, “Y tu pueblo, todos ellos justos, para siempre heredarán la tierra; renuevo de mi plantío”). En la Septuaginta, este pasaje utiliza "φύτευμα" (planta, plantación) para traducir "נֵצֶר" (netzer, renuevo), mostrando la consistencia de esta imaginería botánica a través de las tradiciones textuales.

La concepción del pueblo de Israel como una planta que persiste a pesar de condiciones hostiles también aparece en Ezequiel 19:13, donde la viña transplantada al desierto simboliza el exilio. En Oseas 14:6-7, el profeta prevé que Israel "florecerá como lirio" y "echará sus raíces como el Líbano", utilizando nuevamente imágenes botánicas para describir la restauración nacional. Estas referencias textuales refuerzan la interpretación tradicional judía de Isaías 53:2 como una descripción de Israel colectivo en su condición exiliada.

El análisis filológico detallado de los términos griegos en comparación con sus equivalentes hebreos revela una clara continuidad en la concepción de Israel como el siervo sufriente descrito en este pasaje. La variante textual "πεδιον" en lugar del esperado "παιδίον" o equivalente más preciso refleja las complejidades de la transmisión textual, pero no altera fundamentalmente el sentido colectivo del pasaje cuando se examina en el contexto más amplio de las tradiciones textuales hebrea y griega.

Tanto el análisis lingüístico del texto griego como su comparación con el texto masorético apoyan la interpretación tradicional judía de este versículo como una descripción de Israel colectivo, que a pesar de su aparente insignificancia y sufrimiento durante el exilio, estaba destinado a una gloriosa redención, un tema que se desarrolla plenamente en los versículos siguientes del capítulo 53 de Isaías.

αλλα το ειδοϲ αυ

του ατιμον · και εκ

λιποντα παρα πα 

τουϲ ϋϊουϲ των 

ανων ˙ ανθρωποϲ 

εν πληγη ων ˙ και

ειδωϲ φεριν μα

λακιαν · οτι απε

ϲτραπτε το προϲω

πον αυτου · ητιμα

ϲθη και ουκ αιλογειϲθη 

[53:3] Sino que su apariencia [de Israel] era despreciada, e inferior (εκλιποντα) [ya que ninguna nación se quiso unir con el pueblo de Israel] a todos (πα) los hijos de los hombres (ανων). [Era] un hombre de dolores, acostumbrado a llevar (φεριν) enfermedades, como uno de quien los hombres esconden (απεϲτραπτε) el rostro. Fue despreciado y no lo estimamos (αιλογειϲθη).

El versículo 53:3 de Isaías continúa la poderosa descripción del siervo sufriente, intensificando la representación del pueblo de Israel en su condición de aflicción y rechazo universal. El análisis filológico del texto griego del Codex Sinaiticus en comparación con el texto masorético revela matices significativos que refuerzan la interpretación colectiva de este pasaje.

El versículo comienza con "αλλα το ειδοϲ αυτου ατιμον" (“Pero su apariencia era despreciada”), correspondiendo al hebreo "נִבְזֶה וַחֲדַל אִישִׁים" (nivzeh vajadal ishim). El término griego "ατιμον" (deshonrado, despreciado) captura vívidamente el sentido del hebreo "נִבְזֶה" (nivzeh, despreciado). Esta caracterización establece inmediatamente el estatus degradado de Israel entre las naciones, un tema que se desarrollará a lo largo del versículo.

La expresión siguiente, "και εκλιποντα παρα παντουϲ ϋϊουϲ των ανων" (“e inferior a todos los hijos de los hombres”), merece especial atención. El participio griego "εκλιποντα" (forma de ἐκλείπω, "fallar, ser deficiente") transmite la idea de una condición disminuida o inferior. Esta formulación corresponde al hebreo "וַחֲדַל אִישִׁים" (vajadal ishim, “abandonado de hombres”). La construcción "παρα παντουϲ ϋϊουϲ των ανων" (literalmente, "más allá de todos los hijos de los hombres") enfatiza la magnitud extrema de este rechazo y abandono, sugiriendo que Israel ocupaba el último lugar en la estimación de las naciones.

Esta idea de Israel como universalmente despreciado constituye un motivo recurrente en la tradición profética hebrea. En Isaías 49:7, encontramos un paralelo directo: "כֹּה אָמַר-יְהוָה גֹּאֵל יִשְׂרָאֵל קְדוֹשׁוֹ, לִבְזֹה-נֶפֶשׁ לִמְתָעֵב גּוֹי" (koh amar Adonai go'el Yisrael kedosho, livzoh-nefesh lim'ta'ev goy, “Así dice el Eterno, Redentor de Israel, el Santo suyo, al despreciado de alma, al aborrecido de las naciones”). En la Septuaginta, este pasaje emplea términos similares a los de Isaías 53:3, reflejando la consistencia temática.

La descripción continúa con "ανθρωποϲ εν πληγη ων" (“un hombre que está en aflicción”), traduciendo el hebreo "אִישׁ מַכְאֹבוֹת" (ish maj'ovot, “varón de dolores”). La expresión griega “εν πληγη” (en aflicción, herida) transmite la idea de sufrimiento físico, mientras que el participio "ων" (siendo) enfatiza la condición continua de este sufrimiento. Esta caracterización no describe un sufrimiento momentáneo sino un estado prolongado de aflicción, consonante con la experiencia histórica de Israel a lo largo de los siglos.

El fragmento "και ειδωϲ φεριν μαλακιαν" (“y sabiendo llevar enfermedad”) corresponde al hebreo "וִידוּעַ חֹלִי" (viydua joli, “familiarizado con la enfermedad”). El participio griego "ειδωϲ" (sabiendo, familiarizado con) implica un conocimiento íntimo del sufrimiento, mientras que el infinitivo "φεριν" (llevar, soportar) sugiere la capacidad de resistencia desarrollada a través de la experiencia prolongada. La palabra "μαλακιαν" (enfermedad, debilidad) captura el sentido del hebreo "חֹלִי" (joli), completando esta imagen de Israel como entidad que ha desarrollado resiliencia a través del sufrimiento prolongado.

La frase "οτι απεϲτραπτε το προϲωπον αυτου" ("porque su rostro fue apartado") traduce el enigmático pasaje hebreo "וּכְמַסְתֵּר פָּנִים מִמֶּנּוּ" (u’jemastir panim mimenu, “y como quien oculta el rostro de nosotros”). El verbo griego “απεϲτραπτε” (forma de ἀποστρέφω, "apartar, desviar") sugiere un acto deliberado de rechazo o aversión. Esta imagen evoca la intensa vergüenza y humillación experimentada por Israel, tan profunda que provocaba que otros desviaran la mirada.

El versículo concluye con "ητιμαϲθη και ουκ αιλογειϲθη" ("fue despreciado y no lo estimamos"). El verbo "ητιμαϲθη" (forma pasiva de ἀτιμάζω, "deshonrar, despreciar") corresponde al hebreo "נִבְזֶה" (nivzeh, "despreciado"), mientras que "ουκ αιλογειϲθη" (no estimado, no contado) refleja "וְלֹא חֲשַׁבְנֻהוּ" (velo jashavnuhu, "y no lo estimamos"). Esta conclusión enfatiza la evaluación negativa de Israel por parte de las naciones, un tema que se desarrolla a lo largo del capítulo.

Un aspecto filológico notable es la conexión entre el singular "ανθρωποϲ" (hombre) en este versículo y la referencia colectiva a Israel. Esta aparente contradicción se resuelve al considerar el uso hebreo de términos singulares para referirse a entidades colectivas, especialmente al pueblo de Israel. En Isaías 44:2, encontramos: "אַל-תִּירָא עַבְדִּי יַעֲקֹב, וִישֻׁרוּן בָּחַרְתִּי בוֹ" (al-tira avdi Ya'akov, viYeshurun bajarti bo, "No temas, siervo mío Jacob, y Jesurún, a quien he escogido"). La Septuaginta traduce este pasaje utilizando también un singular para referirse al pueblo colectivo, estableciendo un precedente para la interpretación de Isaías 53.

De manera similar, en Isaías 52:13, inmediatamente precediendo nuestro capítulo, leemos: "הִנֵּה יַשְׂכִּיל עַבְדִּי" (hineh yaskil avdi, "He aquí, mi siervo prosperará"). La Septuaginta traduce: "Ἰδοὺ συνήσει ὁ παῖς μου" ("He aquí, mi siervo entenderá"), manteniendo el singular para referirse a Israel como entidad colectiva. Esta continuidad lingüística refuerza la interpretación de que el "hombre de dolores" en 53:3 representa a todo Israel.

La experiencia de ser universalmente despreciado refleja fielmente la historia judía a través de los siglos. En Isaías 60:15, encontramos otra referencia a este estado: "תַּחַת הֱיוֹתֵךְ עֲזוּבָה וּשְׂנוּאָה" (tajat heyotej azuvah us'nu'ah, “En lugar de estar abandonada y aborrecida”). La Septuaginta traduce este pasaje utilizando términos similares a los de Isaías 53:3, estableciendo un paralelo temático que refuerza la interpretación colectiva.

El sufrimiento descrito en este versículo no es momentáneo sino permanente, reflejando la experiencia histórica prolongada de Israel entre las naciones. Los términos griegos "εκλιποντα" (inferior) y "ητιμαϲθη" (despreciado) subrayan la magnitud y duración de este rechazo, una condición que ha caracterizado la historia del pueblo judío a lo largo de los siglos.

El análisis filológico detallado de los términos griegos en comparación con sus equivalentes hebreos revela una clara continuidad en la concepción de Israel como el siervo sufriente. La traducción griega, con sus matices específicos, proporciona una ventana adicional a la interpretación tradicional de este pasaje como una descripción de la condición colectiva de Israel en su dispersión entre las naciones.

Tanto la estructura lingüística como el contexto más amplio de la tradición profética apoyan la interpretación de Isaías 53:3 como una poderosa representación del sufrimiento colectivo de Israel, universalmente despreciado y rechazado, pero destinado a una eventual vindicación y redención, como se desarrollará en los versículos subsiguientes.

Israel es herido por nuestros pecados.

˜ ουτοϲ ταϲ 

αμαρτιαϲ ημων 

φερι · και περι ημω 

οδυνατε · και ημιϲ 

ελογιϲαμεθαʼ αυ

τον εν πονοιϲ · 

και εν πληγη και 

εν κακωϲει ·

[53:4] [Sin embargo], ciertamente, él [Israel] llevó (φερι) nuestras enfermedades y cargó nuestros (ημω) dolores (οδυνατε). Nosotros (ημιϲ) lo consideramos herido, golpeado y afligido (πονοιϲ).


El versículo 4 del capítulo 53 de Isaías marca un punto de inflexión crucial en la narrativa del siervo sufriente, revelando una transformación profunda en la percepción que las naciones tienen de Israel. El análisis filológico del texto griego del Codex Sinaiticus, en comparación con el texto masorético, ofrece perspectivas valiosas para comprender la interpretación colectiva de este pasaje.

El versículo comienza con "ουτοϲ ταϲ αμαρτιαϲ ημων φερι" ("Éste lleva nuestros pecados/enfermedades"), que corresponde al hebreo "אָכֵן חֳלָיֵנוּ הוּא נָשָׂא" (ajen jolayenu hu nasa, “ciertamente él llevó nuestras enfermedades”). La partícula hebrea "אָכֵן" (ajen) tiene un matiz adversativo, expresando contraste con lo anteriormente dicho, similar a "sin embargo" o "no obstante". Es significativo que el término griego "αμαρτιαϲ" puede referirse tanto a "pecados" como a "enfermedades" en este contexto, reflejando una interpretación que vincula el sufrimiento con la expiación.

El verbo griego "φερι" (forma de φέρω, "llevar, cargar") traduce el hebreo "נָשָׂא" (nasa, "llevó, cargó"). Este verbo implica no solo el acto de soportar una carga sino también el de removerla de otros, sugiriendo un papel expiatorio. La conjugación indica una acción continua, coherente con la experiencia prolongada de Israel a través de las generaciones, no un evento puntual.

La frase siguiente, "και περι ημω οδυνατε" ("y por nosotros sufre dolores"), corresponde al hebreo "וּמַכְאֹבֵינוּ סְבָלָם" (umaj'oveinu sevalam, "y cargó con nuestros dolores"). El verbo griego "οδυνατε" (forma de ὀδυνάω, "sufrir dolor") captura vívidamente la intensidad del sufrimiento descrito en el texto hebreo. La construcción "περι ημω" ("por nosotros") enfatiza que este sufrimiento tiene un propósito, beneficiando a las naciones que hablan, un concepto central para entender el papel de Israel en este pasaje.

La segunda parte del versículo, "και ημιϲ ελογιϲαμεθαʼ αυτον εν πονοιϲ · και εν πληγη και εν κακωϲει" ("y nosotros lo consideramos en dolores, y en aflicción, y en maltrato"), traduce el hebreo "וַאֲנַחְנוּ חֲשַׁבְנֻהוּ נָגוּעַ מֻכֵּה אֱלֹהִים וּמְעֻנֶּה" (va'anajnu jashavnuhu nagua mukeh Elokim um'uneh, "y nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios y afligido"). El verbo griego "ελογιϲαμεθαʼ" (forma de λογίζομαι, "considerar, estimar") corresponde exactamente al hebreo "חֲשַׁבְנֻהוּ" (jashavnuhu, "lo consideramos"), reflejando el juicio erróneo de las naciones.

Es notable que el texto griego utiliza tres términos distintos para describir el sufrimiento: "πονοιϲ" (dolores), "πληγη" (herida, plaga) y "κακωϲει" (maltrato, aflicción). Esta triple caracterización enfatiza la intensidad y variedad del sufrimiento experimentado por Israel, abarcando tanto el dolor físico como la aflicción espiritual. Sin embargo, a diferencia del texto masorético, el Codex Sinaiticus omite la referencia explícita a Dios como el autor percibido de este sufrimiento (מֻכֵּה אֱלֹהִים, mukeh Elokim, "golpeado por Dios"), posiblemente reflejando una sensibilidad teológica del traductor.

La interpretación tradicional judía de este versículo identifica un cambio fundamental en la perspectiva de las naciones hacia Israel. Inicialmente, como se ve en los versículos anteriores, las naciones despreciaban a Israel considerando su sufrimiento como merecido. Ahora, reconocen que este sufrimiento tenía un propósito expiatorio, beneficiando a las propias naciones. Esta revelación representa un reconocimiento tardío de la verdadera naturaleza del sufrimiento de Israel.

La expresión hebrea "אָכֵן" (ajen), que abre el versículo, juega un papel crucial en esta transición narrativa. Su significado adversativo ("pero, sin embargo") señala un contraste con las percepciones previas, indicando el momento de revelación: lo que las naciones creían erróneamente sobre Israel ahora se revela como falso. En la tradición exegética judía, este término es interpretado como un marcador de revelación, señalando el momento en que las naciones comprenden que el bajo estado de Israel no era debido a su inferioridad innata, sino resultado de un propósito expiatorio que beneficiaba a las propias naciones.

La idea de Israel como portador del sufrimiento de las naciones refleja un patrón histórico en el que los judíos fueron frecuentemente utilizados como chivos expiatorios, culpados por los males sociales y perseguidos bajo el pretexto de un supuesto castigo divino. El texto sugiere que, al final, las naciones reconocerán que esta persecución no estaba justificada y que el sufrimiento de Israel tenía un propósito redentor para la humanidad.

En términos filológicos, es significativo que los verbos griegos en este versículo sugieren una acción continua o habitual: "φερι" (lleva), "οδυνατε" (sufre). Esta construcción refuerza la interpretación de Israel como entidad colectiva que ha soportado sufrimiento a lo largo de generaciones, no como un individuo que experimentó aflicción durante un período limitado.

La estructura del versículo establece un contraste entre la realidad del sufrimiento de Israel ("llevó nuestras enfermedades") y la percepción errónea de las naciones ("lo consideramos herido"). Este contraste subraya el tema central del capítulo: la eventual vindicación de Israel y el reconocimiento tardío por parte de las naciones de su verdadero papel.

La conexión temática entre este versículo y otros pasajes proféticos refuerza la interpretación colectiva. En Ezequiel 36:19-20, por ejemplo, encontramos una referencia a cómo Israel, disperso entre las naciones, provocó la profanación del Nombre Divino: "וַיִּזָּרוּ בַּגּוֹיִם... וַיְחַלְּלוּ אֶת-שֵׁם קָדְשִׁי" (vayizaru bagoyim... vayecjalelu et-shem kodshi, "y fueron esparcidos entre las naciones... y profanaron Mi santo Nombre"). En la Septuaginta, este pasaje utiliza terminología similar a la de Isaías 53:4, estableciendo un paralelo conceptual.

El análisis lingüístico detallado de los términos griegos en comparación con sus equivalentes hebreos revela matices importantes que apoyan la interpretación tradicional judía de este pasaje. La elección de palabras en el texto griego, especialmente los verbos que denotan acción continua, refuerza la concepción de Israel como entidad colectiva que ha soportado sufrimiento a lo largo de la historia, cumpliendo un papel expiatorio que, paradójicamente, beneficia a las mismas naciones que lo han perseguido.

Por tanto, Isaías 53:4 representa un momento importante en la narrativa del siervo sufriente, revelando la verdadera naturaleza y propósito del sufrimiento de Israel. El análisis filológico del texto griego, en comparación con el texto masorético, refuerza la interpretación colectiva de este pasaje como una descripción del pueblo de Israel a lo largo de su historia, injustamente perseguido pero destinado a una eventual vindicación cuando las naciones reconozcan el verdadero significado de su sufrimiento.

αυτοϲ 

δε ετραυματιϲθη 

δια ταϲ ανομιαϲ 

ημων · και μεμα

λακειϲτε δια ταϲ α

μαρτιαϲ ημων · 

παιδια ειρηνηϲ η

μων επ αυτον · 

τω μωλωπι αυτου 

ημειϲ ϊαθημεν ·

[53:5] Pero él [Israel] fue herido por nuestras transgresiones, se enfermo (μεμαλακειϲτε) por nuestras iniquidades. El castigo de nuestra paz [cayó] sobre él, y por sus heridas fuimos sanados.

El versículo 53:5 de Isaías representa un momento crucial en el desarrollo de la narrativa del siervo sufriente, ofreciendo una perspectiva reveladora sobre la naturaleza y el propósito del sufrimiento de Israel. El análisis filológico del texto griego del Codex Sinaiticus ilumina aspectos importantes que refuerzan la interpretación colectiva de este pasaje.

El versículo comienza con "αυτοϲ δε ετραυματιϲθη δια ταϲ ανομιαϲ ημων" ("Pero él fue herido por nuestras transgresiones"), correspondiendo al hebreo "וְהוּא מְחֹלָל מִפְּשָׁעֵנוּ" (vehu mejolal mipsha'einu). El término griego "ετραυματιϲθη" (forma pasiva de τραυματίζω, "herir, lastimar") captura el sentido del hebreo "מְחֹלָל" (mejolal, "traspasado, herido"). Esta formulación establece claramente que el sufrimiento del siervo (Israel) está conectado causalmente con las transgresiones de los hablantes (las naciones).

Un aspecto filológico significativo aparece en la siguiente frase: "και μεμαλακειϲτε δια ταϲ αμαρτιαϲ ημων" ("y fue debilitado por nuestras iniquidades"). Aquí encontramos una irregularidad gramatical en el texto del Codex Sinaiticus. La forma "μεμαλακειϲτε" parece ser una variante textual o error de transcripción. La forma gramaticalmente correcta sería "μεμαλακισται", el perfecto pasivo en tercera persona singular del verbo μαλακίζω ("debilitar, hacer enfermo"). Esta forma correspondería más precisamente al hebreo "מְדֻכָּא" (meduka, "molido, aplastado") del texto masorético.

La reconstrucción más adecuada de este pasaje en griego sería: "και μεμαλακισται δια ταϲ αμαρτιαϲ ημων"

Esta corrección textual no altera fundamentalmente el significado, pero restaura la precisión gramatical del texto, manteniendo el sentido de "ser debilitado" o "ser molido" que refleja fielmente el texto hebreo original. El perfecto pasivo "μεμαλακισται" enfatiza además el estado resultante de este sufrimiento, sugiriendo una condición continua más que un evento momentáneo.

La expresión siguiente, "παιδια ειρηνηϲ ημων επ αυτον" ("el castigo de nuestra paz [cayó] sobre él"), traduce el hebreo "מוּסַר שְׁלוֹמֵנוּ עָלָיו" (musar shlomenu alav). El término griego "παιδια" (forma de παιδεία, "disciplina, instrucción, castigo") corresponde al hebreo "מוּסַר" (musar, "disciplina, castigo"). Esta frase ha sido interpretada tradicionalmente en el judaísmo como una referencia al hecho de que el bienestar o paz (שָׁלוֹם, shalom) de las naciones se obtuvo a costa del sufrimiento de Israel.

Una interpretación profunda de esta expresión sugiere que el castigo debido al bienestar que disfrutaron las naciones recayó sobre Israel, porque éste sufrió para que hubiera paz en el mundo entero. Esta lectura no implica un sufrimiento vicario en el sentido expiatorio, sino que describe cómo Israel sufrió como consecuencia directa de la maldad de las naciones hacia el pueblo judío, mientras éstas disfrutaban de paz y prosperidad.

El versículo concluye con "τω μωλωπι αυτου ημειϲ ϊαθημεν" ("por sus heridas fuimos sanados"), traduciendo el hebreo "וּבַחֲבֻרָתוֹ נִרְפָּא-לָנוּ" (uvajaburato nirpa-lanu). El término griego "μωλωπι" (herida, contusión) corresponde al hebreo "חֲבֻרָתוֹ" (jaburato, "su herida"), mientras que "ϊαθημεν" (fuimos sanados) refleja "נִרְפָּא" (nirpa, "sanar"). Esta conclusión ha sido interpretada como una confesión de las naciones, reconociendo que su bienestar se obtuvo a expensas del sufrimiento de Israel.

Es importante enfatizar que este versículo no implica un sufrimiento vicario en el sentido de expiación sustitutiva, sino que describe una realidad histórica: Israel sufrió como consecuencia directa de las acciones pecaminosas de las naciones. Esta interpretación se alinea perfectamente con la enseñanza judía fundamental de que el arrepentimiento personal y directo es el camino al perdón divino, sin necesidad de intermediarios expiatorios.

Esta comprensión encuentra respaldo en numerosos pasajes bíblicos. En Isaías 55:6-7, leemos: "בַּקְּשׁוּ יְהוָה בְּהִמָּצְאוֹ, קְרָאֻהוּ בִּהְיוֹתוֹ קָרוֹב. יַעֲזֹב רָשָׁע דַּרְכּוֹ, וְאִישׁ אָוֶן מַחְשְׁבֹתָיו; וְיָשֹׁב אֶל-יְהוָה וִירַחֲמֵהוּ" (Bakshu Adonai behimatz'o, kera'uhu bihyoto karov. Ya'azov rasha darko, ve'ish aven majshevotav; veyashov el Adonai virachamehu, "Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Eterno, el cual tendrá de él misericordia"). La Septuaginta traduce este pasaje con términos que enfatizan igualmente el arrepentimiento personal como camino directo al perdón divino.

En Ezequiel 18, encontramos una extensa elaboración de este principio: "הַנֶּפֶשׁ הַחֹטֵאת, הִיא תָמוּת... וְרָשָׁע כִּי יָשׁוּב מִכָּל-חַטֹּאתָיו אֲשֶׁר עָשָׂה... חָיֹה יִחְיֶה לֹא יָמוּת" (Hanefesh hajote't, hi tamut... verasha ki yashuv mikol jatotav asher asah... jayo yijyeh lo yamut, “El alma que pecare, esa morirá... Pero si el impío se apartare de todos sus pecados que hizo... vivirá, no morirá”). Este pasaje establece claramente la responsabilidad personal y la posibilidad de redención a través del arrepentimiento directo.

La clave para entender Isaías 53:5 en su contexto adecuado es reconocer la voz narrativa en este pasaje. El "nosotros" y "nuestras" se refiere a las naciones confesando su culpabilidad histórica hacia Israel. El uso consistente de pronombres en primera persona plural ("ημων", nuestras; "ημειϲ", nosotros) contrasta con las referencias al siervo en tercera persona ("αυτοϲ", él; "αυτου", su), estableciendo una clara distinción entre los hablantes (las naciones) y el sujeto del sufrimiento (Israel).

Un análisis lingüístico comparativo revela paralelismos con otros pasajes donde Israel es representado como sufriente debido a las acciones de las naciones. En Jeremías 30:17, por ejemplo, leemos: "כִּי נִדָּחָה קָרְאוּ לָךְ, צִיּוֹן הִיא, דֹּרֵשׁ אֵין לָהּ" (Ki nidajah kar'u laj, Tziyon hi, doresh ein lah, “Porque te llamaron Desechada, diciendo: Esta es Sión, de la que nadie se preocupa”). Este pasaje, como Isaías 53:5, refleja la percepción errónea de las naciones hacia Israel y anticipa un reconocimiento futuro de su error.

La corrección textual de "μεμαλακειϲτε" a "μεμαλακισται" no solo restaura la precisión gramatical sino que refuerza la precisión conceptual del pasaje. El perfecto pasivo "μεμαλακισται" enfatiza el estado resultante del sufrimiento prolongado de Israel, un tema central en la narrativa del siervo sufriente.

El análisis filológico detallado de Isaías 53:5 en el Codex Sinaiticus, corregido apropiadamente, refuerza la interpretación tradicional judía de este pasaje como una poderosa descripción del sufrimiento colectivo de Israel a manos de las naciones. El reconocimiento eventual de esta injusticia por parte de las mismas naciones, expresado en términos de una confesión colectiva, anticipa la redención final y vindicación de Israel, temas que se desarrollan en los versículos subsiguientes.

παντεϲ ωϲ προβα

τα επλανηθημε : 

ανθρωποϲ τη ο

δω αυτου επλανη

θη · και κϲ παρεδω

κεν αυτον ταιϲ 

αμαρτιαιϲ ημων ·

[53:6] [Dijeron las naciones:] Todos nosotros nos descarriamos como ovejas (προβατα επλανηθημε), cada uno se apartó por su camino, y el Señor (κϲ) hizo que cayera sobre él la iniquidad de todos nosotros.


El análisis del versículo 53:6 de Isaías en el Codex Sinaiticus revela un profundo reconocimiento colectivo del error por parte de las naciones. La transcripción "παντεϲ ωϲ προβατα επλανηθημε: ανθρωποϲ τη οδω αυτου επλανηθη · και κϲ παρεδωκεν αυτον ταιϲ αμαρτιαιϲ ημων ·" constituye una confesión universal manifestada en primera persona plural, donde las naciones reconocen su extravío.

La expresión "προβατα επλανηθημε" ("nos descarriamos como ovejas") emplea el verbo "πλανάω" (planao’) en aoristo pasivo, indicando un extravío ya consumado y reconocido. Este término griego transmite no solo la idea de un desvío físico sino también moral e intelectual, correspondiendo perfectamente al hebreo "תָּעִינוּ" (ta'inu) del texto masorético, que implica un vagabundeo sin rumbo ni propósito. La formulación en primera persona plural "επλανηθημε" es importante, pues revela que son las propias naciones quienes ahora reconocen su error colectivo respecto al pueblo de Israel.

La continuación "ανθρωποϲ τη οδω αυτου επλανηθη" ("cada persona se apartó por su camino") emplea nuevamente el verbo "πλανάω", pero esta vez aplicado individualmente. Este uso refina la confesión colectiva, señalando que no se trata simplemente de un error grupal, sino de elecciones individuales deliberadas. El término griego "οδω" (camino) corresponde al hebreo "לְדַרְכּוֹ" (ledarko’) del texto masorético, subrayando la idea de que cada nación eligió conscientemente su propio sendero erróneo, contrario al designio divino para Israel.

La frase final "και κϲ παρεδωκεν αυτον ταιϲ αμαρτιαιϲ ημων" ("y el Señor hizo que cayera sobre él la iniquidad de todos nosotros") contiene un verbo importante: "παρεδωκεν" (forma de παραδίδωμι, "entregar"). Este término griego, que traduce el hebreo "הִפְגִּיעַ" (hifgia), sugiere que Dios permitió que Israel soportara las consecuencias de los pecados de las naciones. El sustantivo "αμαρτιαιϲ" (pecados, errores) corresponde al hebreo "עֲוֹן" (avon, iniquidad) del texto masorético, reforzando la idea de que Israel, como colectivo, cargó con las consecuencias de las transgresiones ajenas.

Un análisis filológico más profundo revela que el uso de la preposición "εν" en otras partes del texto griego, cuando describe la relación entre el sufrimiento y quien lo padece, refuerza la interpretación de Israel como sujeto colectivo. Esta construcción gramatical aparece repetidamente en los pasajes circundantes, estableciendo un patrón consistente donde el pueblo judío es presentado como aquel que soporta las consecuencias de los errores de las naciones.

La tradición exegética encuentra numerosos paralelos en otros textos proféticos donde Israel aparece como víctima del maltrato de las naciones. Por ejemplo, en Lamentaciones 5:7, encontramos: “Nuestros padres pecaron, y son no más; y nosotros llevamos sus iniquidades.” El texto griego de la Septuaginta para este pasaje emplea términos similares a los de Isaías 53:6, estableciendo una clara continuidad interpretativa.

La metáfora de las ovejas descarriadas es recurrente en la literatura profética para describir a las naciones desorientadas espiritualmente. En Ezequiel 34:5-6, el profeta utiliza esta misma imagen para describir a Israel dispersado por las naciones, pero en Isaías 53:6, la imagen se invierte: son las naciones quienes reconocen su propio extravío. Este reconocimiento implica una transformación en la percepción que las naciones tienen de Israel, pasando del desprecio al reconocimiento de su papel redentor.

El uso del aoristo en "επλανηθημε" sugiere un momento específico de iluminación, cuando las naciones finalmente comprenden su error histórico respecto a Israel. Este tiempo verbal, contrastado con el presente que aparece en otros pasajes del capítulo, establece una secuencia temporal donde el reconocimiento del error precede a la reconciliación final.

Es decir cuando en el Codex Sinaiticus dice "και κϲ παρεδωκεν αυτον ταιϲ αμαρτιαιϲ ημων" revela cómo el sufrimiento de Israel ha servido como instrumento de expiación para las naciones. El uso del pronombre "αυτον" (a él) en singular, refiriéndose a un sujeto colectivo, es consistente con la visión de Israel como entidad nacional unificada que sufre en lugar de otros, una noción que encuentra paralelos en numerosos pasajes proféticos donde la nación es personificada.

Esta interpretación colectiva del siervo sufriente como Israel encuentra sólido respaldo tanto en la estructura gramatical del texto griego como en el contexto histórico-teológico del exilio babilónico y las subsecuentes diásporas, períodos en los que el pueblo judío efectivamente soportó sufrimientos desproporcionados a manos de diversas potencias imperiales, cumpliendo así el papel descrito en este pasaje profético.

Aunque inocente, Israel fue quitado de su tierra.

και αυτοϲ δια το κε

κραγωϲθαι · ουκ α

νοιγει το ϲτομα :

ωϲ προβατον ε

πι ϲφαγην ηχθη · 

και ωϲ αμνοϲ ε

ναντιον του κι

ροντοϲ αφωνοϲ : 

ουτωϲ ουκ ανοι

γει το ϲτομα αυτου

[53:7] Fue oprimido (κεκραγωϲθαι) y afligido, pero no abrió su boca. Como cordero fue llevado al matadero, y como oveja muda delante de sus trasquiladores (κιροντοϲ), no abrió su boca.


Un aspecto crítico en este versículo es la presencia de "κεκραγωϲθαι" en el Codex Sinaiticus, que representa una anomalía textual significativa. Esta forma verbal deriva aparentemente de "κράζω" (gritar, clamar), lo cual no corresponde al sentido del texto hebreo masorético "נִגַּשׂ" (nigas, ser oprimido o maltratado). La reconstrucción filológica más precisa sugiere que el texto griego original debería haber empleado "κεκακωσθαι" (forma perfecta pasiva de κακόω, maltratar), que transmite con mayor fidelidad el concepto de opresión y sufrimiento expresado en el hebreo. Esta discrepancia textual es reveladora de las dificultades inherentes a la transmisión manuscrita y refleja posiblemente un error de escriba en algún punto de la cadena de transmisión.

El texto completo del versículo 53:7, según la reconstrucción filológica más precisa del texto hebreo masorético al griego, debería haber sido:

“και αυτοϲ δια το κεκακωσθαι · ουκ ανοιγει το ϲτομα: ωϲ προβατον επι ϲφαγην ηχθη · και ωϲ αμνοϲ εναντιον του κιροντοϲ αφωνοϲ: ουτωϲ ουκ ανοιγει το ϲτομα αυτου”

Esta reconstrucción es significativa por varias razones. Primero, el término "κεκακωσθαι" (ser maltratado) corresponde exactamente al hebreo "נִגַּשׂ" (nigas) en su significado de opresión y maltrato. La raíz griega κακόω connota específicamente un trato cruel o injusto, lo que concuerda perfectamente con la experiencia histórica de Israel entre las naciones. La forma perfecta pasiva sugiere un estado continuo de sufrimiento que ha caracterizado la existencia del pueblo judío en el exilio.

La importancia de esta corrección filológica va más allá de la precisión lingüística. El uso erróneo de "κεκραγωϲθαι" (relacionado con gritar o clamar) en el Codex Sinaiticus contradice la imagen central del versículo: el silencio estoico ante el sufrimiento. La paradoja implícita en la versión incorrecta —un sujeto que grita pero no abre su boca— revela la incoherencia textual que la reconstrucción propuesta resuelve. El término correcto "κεκακωσθαι" armoniza perfectamente con la continuación "ουκ ανοιγει το ϲτομα" (no abre su boca), reforzando la imagen de dignidad silenciosa ante la opresión.

Un análisis comparativo con otros pasajes de la Septuaginta donde se describe la opresión de Israel confirma esta reconstrucción. Por ejemplo, en Éxodo 1:11-12, cuando se describe el sufrimiento de los israelitas en Egipto, el texto griego emplea formas de κακόω para traducir la opresión, estableciendo un precedente consistente para la traducción de conceptos similares en hebreo.

La frase "ωϲ προβατον επι ϲφαγην ηχθη" (“como cordero fue llevado al matadero”) emplea el término "προβατον" (oveja, ó cordero) y "ϲφαγην" (matadero, sacrificio), que corresponden fielmente al hebreo "כַּשֶּׂה לַטֶּבַח" (kaseh latebaj). Esta metáfora del cordero llevado al sacrificio ha sido interpretada tradicionalmente en el judaísmo como una representación de Israel soportando persecuciones sin resistencia. El verbo "ηχθη" (fue llevado) en aoristo pasivo sugiere un proceso histórico continuo de sufrimiento impuesto desde el exterior.

La continuación "και ωϲ αμνοϲ εναντιον του κιροντοϲ αφωνοϲ" ("y como oveja muda delante de sus trasquiladores") emplea "αμνοϲ" (cordero) y "κιροντοϲ" (forma de κείρω, trasquilar, esquilar), correspondiendo al hebreo "וּכְרָחֵל לִפְנֵי גֹזְזֶיהָ" (u’krajel lifnei gozeha). El término "αφωνοϲ" (mudo, sin voz) enfatiza el silencio dignificado de Israel ante la explotación económica, un tema recurrente en la experiencia histórica judía entre las naciones.

La repetición "ουτωϲ ουκ ανοιγει το ϲτομα αυτου" ("así no abrió su boca") refuerza la idea del silencio estoico ante el sufrimiento. Esta estructura repetitiva, característica de la poesía hebrea, intensifica la imagen del pueblo judío soportando persecuciones sin quejarse contra la providencia divina, manteniendo su fidelidad al pacto a pesar de las circunstancias adversas.

Esta metáfora del cordero silencioso ante sus opresores encuentra paralelos significativos en otros textos bíblicos que específicamente aplican esta imagen al pueblo judío. El Salmo 44:12, 23 declara: "תְּנֵנוּ כְּצֹאן מַאֲכָל, וּבַגּוֹיִם זֵרִיתָנוּ... כִּי-עָלֶיךָ הֹרַגְנוּ כָל-הַיּוֹם; נֶחְשַׁבְנוּ, כְּצֹאן טִבְחָה" (tenenu ketzon ma'ajal, u’vagoyim zeritanu... ki-aleja horagnu kol-hayom; nejshavnu, ketzon tivjah, “Nos diste como ovejas para comer, y nos dispersaste entre las naciones... por causa de ti somos muertos todo el día; somos contados como ovejas para el matadero”). En la Septuaginta, este pasaje utiliza terminología similar a Isaías 53:7, estableciendo una clara conexión intertextual que refuerza la interpretación colectiva.

El profeta Jeremías también emplea esta metáfora en 11:19: "וַאֲנִי כְּכֶבֶשׂ אַלּוּף יוּבַל לִטְבוֹחַ" (va'ani kejeves aluf yuval litboaj, “Y yo como cordero manso que llevan a degollar”), donde el profeta mismo, representando al pueblo, es comparado con un cordero llevado al matadero. En el texto griego, esta imagen emplea términos similares a los de Isaías 53:7, subrayando la continuidad de esta metáfora en la tradición profética.

La historia judía ofrece numerosos ejemplos del cumplimiento de esta profecía. Durante las Cruzadas del siglo XI, comunidades judías enteras fueron masacradas precisamente en nombre de aquel a quien muchos cristianos identificaban erróneamente como el sujeto de Isaías 53. Irónicamente, estos eventos constituyen una validación histórica de la interpretación colectiva del pasaje, con el pueblo judío literalmente "llevado al matadero" mientras mantenía su fe sin apostatar.

El período del Holocausto (Shoah) representa quizás la manifestación más trágica y literal de esta profecía, cuando millones de judíos fueron sistemáticamente exterminados. Incluso en estas circunstancias extremas, innumerables testimonios documentan cómo muchas víctimas mantuvieron su dignidad y fe, ejemplificando el "cordero que enmudece ante sus trasquiladores".

La reconstrucción filológica del texto griego, sustituyendo "κεκραγωϲθαι" por "κεκακωσθαι", no solo resuelve una anomalía lingüística sino que refuerza la coherencia interna del pasaje dentro de la tradición interpretativa judía. Esta corrección textual, respaldada por el análisis comparativo con el texto masorético, ilumina el verdadero significado del versículo como una descripción del sufrimiento colectivo de Israel a través de la historia.

La metáfora del cordero silencioso ante la opresión, aplicada consistentemente al pueblo judío en múltiples contextos bíblicos y validada por acontecimientos históricos, confirma la interpretación de Isaías 53:7 como una profecía del sufrimiento de Israel entre las naciones y su extraordinaria capacidad para mantener la fidelidad en medio de la adversidad más extrema.

εν τη ταπινω

ϲει η κριϲιϲ αυτου 

ηχθη · την γενε

αν αυτου τιϲ διη

ηγηϲετε ˙ οτι ερε

τε απο τηϲ γηϲ η 

ζωη αυτου · απο 

των ανομιων 

του λαου μου · η

χθη ειϲ θανατον ˙

[53:8] En [su] humillación (ταπινωϲει) [de Israel] fue quitado (ηχθη) de [la] prisión y del juicio. En cuanto a su generación, ¿quién la contará (διηηγηϲετε)? Porque fue cortado (ερετε) de la tierra de los vivientes [Israel]; por la transgresión de mi pueblo fue herido.


Un examen detallado revela dos errores filológicos importantes en el Codex Sinaiticus. Primero, aparece "ταπινωϲει" cuando la forma correcta en griego koiné sería "ταπεινωσει" (humillación, bajeza), correspondiente al hebreo "עֹצֶר" (otzer, restricción, confinamiento). La omisión de la épsilon (ε) representa probablemente un error ortográfico del escriba. Segundo, la forma verbal "διηηγηϲετε" aparece incorrectamente como segunda persona plural del aoristo subjuntivo, cuando el contexto exige claramente una tercera persona singular del futuro indicativo "διηγησεται" (contará, narrará), que traduciría fielmente el hebreo "יְשׂוֹחֵחַ" (yesojeaj, hablará, reflexionará).

La reconstrucción filológicamente correcta del texto griego, conforme al texto masorético, debería ser:

εν τη ταπεινωσει η κριϲιϲ αυτου ηχθη · την γενεαν αυτου τιϲ διηγησεται ˙ οτι ερετε απο τηϲ γηϲ η ζωη αυτου · απο των ανομιων του λαου μου · ηχθη ειϲ θανατον ˙

(En [su] humillación (ταπεινωσει) [de Israel] fue quitado de [la] prisión y del juicio. En cuanto a su generación, ¿quién la contará (διηγησεται)? Porque fue cortado (ερετε) de la tierra de los vivientes [Israel]; por la transgresión de mi pueblo fue herido.)

Esta reconstrucción es significativa por múltiples razones. El término "ταπεινωσει" (humillación) transmite con precisión la condición de Israel durante el exilio, cuando la nación fue sometida a condiciones degradantes bajo potencias extranjeras. La raíz griega ταπεινόω connota no solo una posición baja sino una condición de opresión impuesta, lo que concuerda perfectamente con la experiencia histórica de Israel. La forma sustantiva con dativo instrumental sugiere que fue precisamente a través de esta humillación que el juicio de Israel "fue llevado" (ηχθη).

La corrección de "διηηγηϲετε" a "διηγησεται" es importante para la interpretación del pasaje. La forma correcta en futuro indica una pregunta retórica sobre quién podrá narrar o comprender plenamente la experiencia del pueblo judío a través de generaciones de sufrimiento. El verbo διηγέομαι implica no solo contar sino exponer detalladamente, sugeriendo la complejidad y profundidad del relato de la supervivencia judía que desafía la comprensión ordinaria.

La frase "την γενεαν αυτου τιϲ διηγησεται" ("¿quién contará su generación?") corresponde al hebreo "וְאֶת-דּוֹרוֹ מִי יְשׂוֹחֵחַ" (ve'et-doro mi yesojeaj) y ha sido interpretada tradicionalmente como una referencia a la aparente imposibilidad de que Israel continuara existiendo como pueblo tras las catástrofes históricas que enfrentó. La pregunta retórica expresa asombro ante la supervivencia inexplicable de la nación judía a pesar de circunstancias que deberían haber resultado en su extinción.

La expresión "οτι ερετε απο τηϲ γηϲ η ζωη αυτου" ("porque fue cortado de la tierra de los vivientes") traduce el hebreo "כִּי נִגְזַר מֵאֶרֶץ חַיִּים" (ki nigzar me'eretz jaim). El término "ερετε" (fue cortado, removido) corresponde al hebreo "נִגְזַר" (nigzar) y sugiere una separación violenta. Significativamente, "tierra de los vivientes" (γηϲ η ζωη, eretz jaim) en la tradición interpretativa judía se refiere específicamente a la Tierra de Israel, indicando que el pasaje describe el exilio forzoso del pueblo de su tierra ancestral, no su muerte física.

Esta interpretación encuentra respaldo en numerosos pasajes paralelos. En Ezequiel 26:20, "אֶרֶץ חַיִּים" (eretz jaim) aparece claramente como referencia a la Tierra de Israel en contraste con los lugares de exilio. En Jeremías 2:6, la "tierra de sequedad" se contrasta con la "tierra de vida". Estas referencias intertextuales refuerzan la comprensión de este versículo como una descripción del exilio nacional, no de una muerte individual.

La cláusula final "απο των ανομιων του λαου μου · ηχθη ειϲ θανατον" ("por la transgresión de mi pueblo fue herido") contiene una indicación gramatical crucial. En el texto hebreo, la preposición "לָמוֹ" (lamo’, "a ellos") al final del versículo está en forma plural, aunque se refiere al siervo singular, confirmando que el sujeto es colectivo: la nación de Israel representada como una entidad singular pero compuesta de múltiples individuos. Esta característica gramatical proporciona evidencia textual interna de la interpretación colectiva del siervo sufriente.

La expresión "לָמוֹ" (lamo’) en plural, cuando el contexto exigiría la forma singular "לוֹ" (lo) si se refiriera a un individuo, constituye uno de los indicadores más claros en el texto hebreo de que el siervo sufriente representa a la nación entera. Esta peculiaridad gramatical se pierde en la traducción griega, pero es fundamental para la interpretación auténtica del pasaje según la tradición exegética judía.

La historia del pueblo judío proporciona abundantes ejemplos del cumplimiento de esta profecía. Durante el exilio babilónico, la nación fue literalmente "cortada de la tierra de los vivientes" (separada de la Tierra de Israel). En épocas posteriores, desde la destrucción romana hasta las expulsiones medievales y modernas, el pueblo judío fue repetidamente apartado de su tierra ancestral y sometido a diversas formas de persecución, cumpliendo la imagen de ser "llevado a la muerte" (ηχθη ειϲ θανατον) en sentido nacional, aunque preservando milagrosamente su identidad y tradición.

La pregunta retórica "¿quién contará su generación?" encuentra respuesta en la sorprendente supervivencia y continuidad del pueblo judío a pesar de circunstancias que deberían haber resultado en su extinción. La capacidad de Israel para mantener su identidad y tradiciones a través de siglos de dispersión y persecución representa precisamente el fenómeno inefable que el profeta anticipa con asombro.

La reconstrucción filológica del texto griego, corrigiendo "ταπινωϲει" a "ταπεινωσει" y "διηηγηϲετε" a "διηγησεται", no solo resuelve anomalías lingüísticas sino que aclara el significado del versículo como una descripción profética del sufrimiento colectivo de Israel, su exilio de la tierra prometida, y su sorprendente supervivencia a pesar de condiciones que parecían predecir su desaparición definitiva.

Esta interpretación, respaldada tanto por el análisis filológico comparativo entre el texto hebreo y griego como por la experiencia histórica del pueblo judío, confirma la lectura tradicional de Isaías 53:8 como una profecía del destino nacional de Israel, su sufrimiento bajo las naciones, y su inexplicable persistencia como testimonio viviente del pacto divino.

El tomó los pecados de muchos

και δωϲω τουϲ πο

νηρουϲ αντι τηϲ 

ταφηϲ αυτου · και 

τουϲ πλουϲιουϲ 

αντι του θανατου 

αυτου · οτι ανομι

αν ουκ εποιηϲεν · 

ουδε δολον εν τω 

ϲτοματι αυτου

[53:9] Y se dispuso con los impíos su sepultura, y con los ricos en su muerte, aunque no había hecho violencia, ni había engaño (δολον) en su boca.

Un aspecto crítico en este versículo es el uso de la primera persona singular "δωϲω" (daré, entregaré) en el texto griego, que difiere significativamente del texto masorético hebreo "וַיִּתֵּן" (vayiten, "y se dispuso" o "y él dio"). Esta diferencia textual es reveladora, pues la forma griega sugiere que es Dios quien habla directamente, mientras que el texto hebreo implica una voz narrativa describiendo lo que le sucedió a Israel. La reconstrucción filológica más precisa sugiere que el texto griego debería haber empleado "και εδωθη" (y fue dado) o "και εθηκεν" (y se dispuso), formas que corresponderían más exactamente al hebreo "וַיִּתֵּן".

Esta corrección es esencial para la coherencia interna del pasaje. El uso de la tercera persona en todo el capítulo indica que estamos ante una narración sobre Israel, no ante un discurso en primera persona de Dios. La forma correcta "και εδωθη" o "και εθηκεν" preservaría esta consistencia narrativa y evitaría la confusión teológica que podría surgir del cambio abrupto de voces.

La expresión "τουϲ πονηρουϲ αντι τηϲ ταφηϲ αυτου" ("los malvados en lugar de su sepultura") corresponde al hebreo "אֶת-רְשָׁעִים קִבְרוֹ" (et-resha'im kivro’). Sin embargo, el griego "αντι" (en lugar de) no refleja con precisión la preposición hebrea "אֶת" (et, con), que indica asociación más que sustitución. Una traducción más exacta habría empleado "μετα" (con) o "συν" (junto con), como: "και εθηκεν μετα των πονηρων την ταφην αυτου" ("y se dispuso con los malvados su sepultura"). Esta reconstrucción transmite con mayor fidelidad la idea de que Israel fue tratado injustamente como si fuera malvado, un tema recurrente en la historia judía de persecución.

De manera similar, la frase "τουϲ πλουϲιουϲ αντι του θανατου αυτου" ("los ricos en lugar de su muerte") traduce el hebreo "וְאֶת-עָשִׁיר בְּמֹתָיו" (ve'et-ashir bemotav). Nuevamente, "αντι" no capta adecuadamente la preposición "בְּ" (be, en), que indica circunstancia o condición. La reconstrucción filológica precisa sería "και μετα των πλουσιων εν τω θανατω αυτου" ("y con los ricos en su muerte"). Esta formulación refleja la realidad histórica de que los judíos ricos a menudo fueron asesinados por su riqueza, un fenómeno recurrente en las persecuciones antisemitas.

La segunda parte del versículo, "οτι ανομιαν ουκ εποιηϲεν · ουδε δολον εν τω ϲτοματι αυτου" ("aunque no había hecho violencia, ni había engaño en su boca"), traduce fielmente el hebreo "עַל לֹא-חָמָס עָשָׂה, וְלֹא מִרְמָה בְּפִיו" (al lo-jamas asah, velo mirmah befiv). El término griego "ανομιαν" (iniquidad, transgresión) corresponde al hebreo "חָמָס" (jamas, violencia), mientras que "δολον" (engaño) refleja precisa­mente "מִרְמָה" (mirmah). Esta parte del texto no requiere corrección, pues transmite con exactitud la inocencia moral de Israel a pesar del trato injusto recibido.

Un análisis filológico más profundo de "δολον εν τω ϲτοματι αυτου" ("engaño en su boca") revela conexiones significativas con textos proféticos anteriores. En Sofonías 3:13, encontramos una promesa a Israel: "שְׁאֵרִית יִשְׂרָאֵל, לֹא-יַעֲשׂוּ עַוְלָה וְלֹא-יְדַבְּרוּ כָזָב, וְלֹא-יִמָּצֵא בְּפִיהֶם לְשׁוֹן תַּרְמִית" (she'erit Yisrael, lo-ya'asu avlah velo-yedabru jazav, velo-yimatze befihem leshon tarmit, "El remanente de Israel no hará iniquidad ni hablará mentira, ni se hallará en su boca lengua engañosa"). La Septuaginta traduce esta última frase como "ουδε μη ευρεθη εν τω στοματι αυτων γλωσσα δολια" ("ni se hallará en su boca lengua engañosa"), empleando la misma raíz "δολ-" presente en Isaías 53:9.

Esta conexión intertextual refuerza la interpretación de que el sujeto de Isaías 53:9 es Israel colectivo, pues establece un enlace directo con profecías anteriores que específicamente se refieren al pueblo judío. La integridad moral descrita —ausencia de violencia y engaño— corresponde precisamente a las virtudes que Sofonías atribuye al "remanente de Israel".

En el contexto histórico-teológico del judaísmo, esta descripción de la inocencia de Israel adquiere un significado profundo relacionado con el Kidush HaShem (santificación del Nombre del Eterno). A lo largo de la historia, innumerables judíos enfrentaron la disyuntiva entre "convertirse o morir". La frase "no hubo engaño en su boca" se interpreta como una referencia a la negativa de los judíos a pronunciar una falsa confesión de fe en deidades ajenas, incluyendo a Yeshú HaArur, prefiriendo la muerte antes que la apostasía.

Durante las persecuciones medievales, particularmente en la España de la Inquisición, los judíos que se negaron a convertirse fueron a menudo enterrados "con los impíos", negándoseles sepultura en cementerios consagrados. Al mismo tiempo, los judíos ricos fueron frecuentemente ejecutados por su riqueza, que era confiscada por sus perseguidores. Estas realidades históricas corresponden exactamente a las imágenes de Isaías 53:9, validando la interpretación colectiva del pasaje.

Las masacres de las comunidades judías durante las Cruzadas ejemplifican literalmente el ser "dispuesto con los impíos en su sepultura", pues muchas víctimas fueron arrojadas a fosas comunes o dejadas sin enterrar como acto final de humillación. Estos acontecimientos históricos confirman la precisión profética de Isaías 53:9 cuando se aplica al pueblo judío como entidad colectiva.

La reconstrucción filológica correcta del texto griego, sustituyendo "δωϲω" por "εδωθη" o "εθηκεν", y "αντι" por "μετα" o "συν", no solo resuelve anomalías lingüísticas sino que refuerza la coherencia interna del pasaje dentro de la tradición interpretativa judía. Estas correcciones textuales, respaldadas por el análisis comparativo con el texto masorético, iluminan el verdadero significado del versículo como una descripción del sufrimiento injusto de Israel a través de la historia, a pesar de su integridad moral y fidelidad religiosa.

La metáfora del justo sufriente enterrado con los impíos, aplicada consistentemente al pueblo judío en múltiples contextos bíblicos y validada por acontecimientos históricos, confirma la interpretación de Isaías 53:9 como una profecía del sufrimiento de Israel entre las naciones y su extraordinaria capacidad para mantener la fidelidad incluso frente a la muerte.

El profeta responde a lo dicho por las naciones en el versículo 1. 

και κϲ βουλεται κα

θαριϲε αυτον τηϲ 

πληγηϲ · εαν δω

τε περι αμαρτιαϲ · 

η ψυχη ϋμων ο

ψετε ϲπερμα μα

κροβιον : ˜ 

[53:10] Pero el Señor (κϲ) quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su alma como ofrenda [a la corrección] al pecado, verá (οψετε) linaje, prolongará sus días, y la voluntad del Señor prosperará en su mano. Y el Señor quiere librar (κϲ βουλετε αφελιν) [del trabajo de su alma].


El versículo 53:10 de Isaías representa un punto crucial en la narrativa del siervo sufriente, revelando el propósito divino detrás del sufrimiento de Israel y la promesa de su eventual redención. Un análisis filológico detallado del texto griego del Codex Sinaiticus en comparación con el texto masorético ilumina aspectos significativos de esta compleja teología.

La transcripción del Codex Sinaiticus presenta: "και κϲ βουλεται καθαριϲε αυτον τηϲ πληγηϲ" ("Y el Señor quiere purificarlo de la aflicción"). Es importante señalar una peculiaridad filológica en esta construcción: la forma "καθαριϲε" parece ser una variante textual o un error de transcripción. El infinitivo aoristo correcto de καθαρίζω (purificar, limpiar) sería "καθαρισαι". Esta forma verbal estaría en consonancia con la estructura sintáctica de la oración, donde el verbo principal "βουλεται" (quiere) requiere un infinitivo complementario. Por lo tanto, una reconstrucción más precisa del texto griego sería:

και κϲ βουλεται καθαρισαι αυτον τηϲ πληγηϲ · εαν δωτε περι αμαρτιαϲ · η ψυχη ϋμων οψετε ϲπερμα μακροβιον : ˜ και κϲ βουλετε αφελιν.


(Pero el Señor quiere purificarlo (καθαρισαι) de la aflixión. Si dais ofrenda [a la corrección] por el pecado, vuestra alma verá descendencia de larga vida. Y el Señor quiere quitar 

Cuando haya puesto su alma como ofrenda [a la corrección] al pecado, verá (οψετε) linaje, prolongará sus días, y la voluntad del Señor prosperará en su mano.)

Esta construcción gramatical más precisa transmite la idea de que la purificación de Israel es un acto deliberado y deseado por Dios, no simplemente un evento casual o incidental.

La expresión "καθαρισαι αυτον τηϲ πληγηϲ" ("purificarlo de la aflicción") corresponde al hebreo "דַּכְּאוֹ הֶחֱלִי" (dak'o hejeli, "quebrantarlo con enfermedad"). Es notable que la traducción griega elige un verbo con connotaciones de purificación ritual (καθαρίζω) en lugar de uno que enfatice simplemente el sufrimiento. Esta elección léxica sugiere una interpretación teológica que ve el sufrimiento no como un castigo arbitrario sino como un proceso purificador con propósito redentor.

En el texto hebreo, encontramos "וַיהוָה חָפֵץ דַּכְּאוֹ הֶחֱלִי" (vaAdonai jafetz dak'o hejeli, "Y el Eterno quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento"). El verbo "חָפֵץ" (jafetz, "desear, querer") encuentra su paralelo en el griego "βουλεται" (quiere), enfatizando que el sufrimiento de Israel forma parte de un plan divino deliberado. Esta concepción es profundamente significativa, pues transforma el sufrimiento de Israel de una simple tragedia histórica a un componente esencial del propósito divino para su pueblo escogido.

El fragmento siguiente, "εαν δωτε περι αμαρτιαϲ" ("si dais [ofrenda] por el pecado"), corresponde al hebreo "אִם-תָּשִׂים אָשָׁם נַפְשׁוֹ" (im-tasim asham nafsho, "cuando pusiere su alma como expiación por el pecado"). La forma verbal griega "δωτε" (deis, forma del subjuntivo aoristo de δίδωμι, "dar") refleja la condición expresada en el hebreo "אִם-תָּשִׂים" (im-tasim, "si pusieres"). Esta construcción condicional sugiere un aspecto volitivo en el proceso de redención: la purificación viene a través de una entrega consciente y deliberada.

Un aspecto importante es la interpretación de "αμαρτιαϲ" (pecado) en relación con el hebreo "אָשָׁם" (asham, "ofrenda por la culpa"). En el contexto del sistema sacrificial hebreo, el "אָשָׁם" representaba una ofrenda específica por transgresiones identificables contra Dios o el prójimo, implicando reconocimiento de la culpa y deseo de restitución. La traducción griega con "αμαρτιαϲ" generaliza este concepto al de "pecado", pero mantiene la idea esencial de expiación a través del sacrificio voluntario.

La promesa que sigue, "η ψυχη ϋμων οψετε ϲπερμα μακροβιον" ("vuestra alma verá descendencia de larga vida"), corresponde al hebreo "יִרְאֶה זֶרַע יַאֲרִיךְ יָמִים" (yir'eh zera ya'arij yamim, "verá linaje, prolongará días"). Es notable el cambio del singular en el hebreo al plural en algunas formas verbales griegas, como "ϋμων" (vuestra, plural) en lugar del esperado singular. Esta variación puede reflejar la tensión inherente en la concepción de Israel como entidad singular y colectiva simultáneamente.

El término "ϲπερμα" (semilla, descendencia) traduce directamente el hebreo "זֶרַע" (zera). Estos términos tienen un significado consistente en la tradición bíblica, refiriéndose predominantemente a descendencia física y continuidad generacional. En Génesis 12:7, Dios promete a Abraham: "לְזַרְעֲךָ אֶתֵּן אֶת-הָאָרֶץ הַזֹּאת" (lezar'aja eten et-ha'aretz hazot, "a tu simiente daré esta tierra"), estableciendo un precedente para la interpretación de "zera" como continuidad física del pueblo. La Septuaginta traduce este pasaje utilizando "σπέρμα", manteniendo la consistencia terminológica que vemos en Isaías 53:10.

El adjetivo "μακροβιον" (de larga vida) corresponde a la expresión hebrea "יַאֲרִיךְ יָמִים" (ya'arij yamim, "prolongará días"). Esta promesa de longevidad colectiva contrasta notablemente con cualquier interpretación que intente aplicar este versículo a un rasha’ que murió joven de 33 años. La promesa de ver descendencia y vivir largos días se alinea naturalmente con una concepción de Israel como entidad colectiva y transgeneracional, cuya existencia continúa a través de los siglos a pesar del sufrimiento.

La última parte del versículo, "και κϲ βουλετε αφελιν" ("Y el Señor quiere quitar"), parece ser una adición o interpretación que no tiene correspondencia directa en el texto masorético estándar. Esta variante textual podría reflejar una tradición interpretativa que enfatiza la liberación final de Israel de su sufrimiento, consonante con la teología general del pasaje.

El análisis filológico detallado revela que tanto el texto griego como el hebreo apoyan la interpretación colectiva de este pasaje. La promesa de purificación a través del sufrimiento, seguida por la visión de descendencia y longevidad, se aplica naturalmente a la experiencia histórica de Israel como nación que ha sufrido intensamente pero ha persistido a lo largo de los siglos.

Esta interpretación se refuerza al considerar pasajes paralelos como Isaías 54:3, donde inmediatamente después de la sección del siervo sufriente, el profeta declara: "כִּי-יָמִין וּשְׂמֹאול תִּפְרֹצִי, וְזַרְעֵךְ גּוֹיִם יִירָשׁ" (ki-yamin usmol tifrotzi, vezar'ej goyim yirash, "Porque te extenderás a la derecha y a la izquierda, y tu descendencia heredará naciones"). La Septuaginta traduce "וְזַרְעֵךְ" (vezar'ej, "tu descendencia") con "τὸ σπέρμα σου", manteniendo la consistencia terminológica con Isaías 53:10 y reforzando la conexión temática.

En la tradición de interpretación del judaísmo, el concepto de "καθαρισαι αυτον τηϲ πληγηϲ" ("purificarlo de la aflicción") se ha entendido como el proceso divino de inspirar al pueblo judío a realizar tikun (corrección) y volver a la observancia plena de la Torá. La promesa de ver "ϲπερμα μακροβιον" ("descendencia de larga vida") se interpreta tradicionalmente como una referencia a la era mesiánica, cuando el pueblo judío experimentará plenamente su redención colectiva.

La estructura gramatical del texto griego, con su énfasis en la voluntad divina ("κϲ βουλεται", "el Señor quiere") de purificar a Israel a través del sufrimiento, refuerza la idea de que las tribulaciones históricas del pueblo judío tienen un propósito redentor dentro del plan divino. El sufrimiento no es arbitrario sino transformador, conduciendo eventualmente a una prosperidad y continuidad sin precedentes.

El análisis filológico detallado del texto griego de Isaías 53:10, especialmente cuando se corrige la forma verbal "καθαριϲε" a "καθαρισαι", revela una comprensión profunda del propósito divino en el sufrimiento de Israel. La purificación a través del sufrimiento, seguida por la promesa de descendencia y longevidad, se alinea perfectamente con la interpretación colectiva de este pasaje como una descripción del destino histórico de Israel, desafiando cualquier intento de aplicarlo a un individuo que no experimentó ni larga vida ni descendencia física.


και κϲ 

βουλετε αφελιν

απο του πονου 

τηϲ ψυχηϲ αυτου · 

διξε αυτω φωϲ · κ(αι) 

πλαϲε τη ϲυνεϲι · 

δικαιωϲε δικαιον · 

ευ δουλευοντα 

πολʼλοιϲ · και ταϲ 

αμαρτιαϲ αυτων

[53:11] Verá (διξε) el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho. Por su conocimiento, mi siervo justo justificará (δικαιωϲε) a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.

El versículo 11 del capítulo 53 de Isaías representa un momento culminante en la narrativa del siervo sufriente, revelando el propósito redentor del sufrimiento de Israel y su papel como agente de justificación para las naciones. Un análisis filológico detallado del texto griego del Codex Sinaiticus en comparación con el texto masorético revela matices significativos que enriquecen nuestra comprensión de este pasaje.

El versículo comienza con "και κϲ βουλετε αφελιν απο του πονου τηϲ ψυχηϲ αυτου" ("Y el Señor quiere quitar del dolor de su alma"). Esta formulación difiere ligeramente del texto masorético "מֵעֲמַל נַפְשׁוֹ יִרְאֶה יִשְׂבָּע" (me'amal nafsho yir'eh yisba, "Del trabajo de su alma, verá y quedará satisfecho"). La inclusión explícita de "κϲ" (Señor) en el texto griego enfatiza la agencia divina en la redención de Israel, un aspecto que está implícito pero no declarado explícitamente en el texto hebreo.

Un aspecto filológico crucial se encuentra en las formas verbales "διξε" y "πλαϲε" del texto griego. Estas formas presentan una anomalía gramatical que requiere atención. Las formas correctas deberían ser "δειξαι" y "πλασαι" respectivamente, representando los infinitivos aoristos de δείκνυμι (mostrar) y πλάσσω (formar, moldear). Esta reconstrucción filológica es importante para la comprensión precisa del pasaje, pues los infinitivos tienen una función gramatical distinta a las formas indicativas.

La reconstrucción más adecuada de este pasaje en griego sería:

απο του πονου τηϲ ψυχηϲ αυτου · δειξαι αυτω φωϲ · κ(αι) πλασαι τη ϲυνεϲι · δικαιωϲε δικαιον · ευ δουλευοντα πολʼλοιϲ · και ταϲ αμαρτιαϲ αυτων αυτοϲ ανοιϲει :

(Del dolor de su alma, [él] mostrará (δειξαι) luz y formará (πλασαι) con su conocimiento, se justificará al justo que bien sirve a muchos, y él mismo llevará los pecados de ellos)

La frase "δειξαι αυτω φωϲ" ("mostrarle luz") introduce un elemento no presente explícitamente en el texto masorético actual. Esta adición es significativa porque conecta este pasaje con la misión de Israel como "luz para las naciones" (Isaías 42:6, 49:6), un tema recurrente en el libro de Isaías. En la Septuaginta, Isaías 42:6 utiliza una terminología similar: "καὶ ἔδωκά σε εἰς διαθήκην γένους εἰς φῶς ἐθνῶν" ("y te di como pacto del pueblo, como luz de las naciones"), estableciendo un paralelo conceptual con nuestro pasaje.

La expresión "πλασαι τη ϲυνεϲι" ("formar con entendimiento") corresponde aproximadamente al hebreo "בְּדַעְתּוֹ" (beda'to, "por su conocimiento"). El verbo griego πλάσσω evoca el acto divino de formación o creación, sugiriendo que el conocimiento del siervo tiene un poder transformador. Esta imagen se alinea con la concepción profética de Isaías sobre la transformación del mundo a través del conocimiento divino, como se expresa en Isaías 11:9: "כִּי-מָלְאָה הָאָרֶץ, דֵּעָה אֶת-יְהוָה, כַּמַּיִם, לַיָּם מְכַסִּים" (ki-mal'ah ha'aretz, de'ah et-Adonai, kamayim, layam mejasim, “Porque la tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar”).

La frase central "δικαιωϲε δικαιον" ("justificará al justo") traduce el hebreo "יַצְדִּיק צַדִּיק" (yatzdik tzadik). Esta construcción en el texto griego presenta una figura etimológica (repetición de palabras de la misma raíz) que enfatiza el concepto de justicia. La expresión "ευ δουλευοντα πολʼλοιϲ" ("que bien sirve a muchos") corresponde al hebreo "עַבְדִּי לָרַבִּים" (avdi larabim, "mi siervo para muchos"). El participio griego "δουλευοντα" (sirviendo) captura la esencia del término hebreo "עַבְדִּי" (mi siervo), manteniendo la idea de servicio y ministerio.

La conclusión del versículo, "και ταϲ αμαρτιαϲ αυτων αυτοϲ ανοιϲει" ("y él mismo llevará los pecados de ellos"), traduce fielmente el hebreo "וַעֲוֹנֹתָם הוּא יִסְבֹּל" (va'avonotam hu yisbol). El verbo griego "ανοιϲει" (llevará) corresponde al hebreo "יִסְבֹּל" (soportará), manteniendo la idea de un peso que se lleva.

Este concepto de "llevar las iniquidades" debe entenderse en su contexto bíblico más amplio. En Números 18:1, encontramos un paralelo instructivo: "אַתָּה וּבָנֶיךָ... תִּשְׂאוּ אֶת-עֲוֹן הַמִּקְדָּשׁ" (atah uvaneja... tis'u et-avon hamikdash, "Tú y tus hijos... llevaréis la iniquidad del santuario"). Este pasaje describe la responsabilidad sacerdotal de llevar ritualmente las iniquidades relacionadas con el santuario, no una expiación vicaria personal.

Esta interpretación se alinea con la enseñanza bíblica fundamental de que cada individuo debe expiar sus propios pecados a través del arrepentimiento, como se evidencia en Éxodo 32:32-33: "וְעַתָּה אִם-תִּשָּׂא חַטָּאתָם; וְאִם-אַיִן--מְחֵנִי נָא, מִסִּפְרְךָ אֲשֶׁר כָּתָבְתָּ. וַיֹּאמֶר יְהוָה, אֶל-מֹשֶׁה: מִי אֲשֶׁר חָטָא-לִי, אֶמְחֶנּוּ מִסִּפְרִי" (ve'atah im-tisa jatatam; ve'im-ayin--mejeni na, misifreja asher katavta. vayomer Adonai, el-Moshe: mi asher jata-li, emjenu misifri, "Ahora pues, perdona su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y el Eterno respondió a Mosheh: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro"). Este pasaje ilustra claramente que incluso Mosheh (Moisés) no podía expiar vicariamente los pecados de Israel.

La idea de "mostrar luz" (δειξαι αυτω φωϲ) y "formar con entendimiento" (πλασαι τη ϲυνεϲι) se alinea perfectamente con la misión de Israel como un agente de iluminación espiritual para toda la humanidad. Esta concepción encuentra respaldo en pasajes como Deuteronomio 4:5-8, donde Mosheh declara que la observancia de Israel de los estatutos divinos serviría como testimonio de su sabiduría ante las naciones. De manera similar, Zacarías 8:23 prevé que "יַחֲזִיקוּ עֲשָׂרָה אֲנָשִׁים מִכֹּל לְשֹׁנוֹת הַגּוֹיִם; וְהֶחֱזִיקוּ בִּכְנַף אִישׁ יְהוּדִי" (yajaziqu asarah anashim mikol leshonot hagoyim; vehejeziku bikanaf ish yehudi, "diez hombres de todas las lenguas de las naciones tomarán el borde del manto de un judío"), ilustrando el papel de Israel como guía espiritual para las naciones.

La frase "justificará al justo" (δικαιωϲε δικαιον) se entiende mejor como una referencia al papel de Israel en traer justicia y rectitud al mundo. Este concepto se desarrolla en Isaías 2:3-4, donde se prevé que "כִּי מִצִּיּוֹן תֵּצֵא תוֹרָה, וּדְבַר-יְהוָה מִירוּשָׁלִָם" (ki mitzion tetze torah, udvar-Adonai miYerushalayim, "porque de Tzión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno"). La visión de Isaías de las naciones fluyendo hacia Jerusalén para aprender los caminos de Dios ilustra el papel educativo y transformador de Israel.

El análisis filológico detallado de los términos griegos en comparación con sus equivalentes hebreos revela una coherencia conceptual entre ambas tradiciones textuales. A pesar de algunas variaciones, ambos textos presentan a Israel como un agente de justificación y transformación para las naciones, cumpliendo su papel como testigo del monoteísmo y la justicia divina.

Como hemos visto, Isaías 53:11, tanto en su formulación griega como hebrea, presenta una visión compleja del papel de Israel en la historia mundial. El siervo sufriente, habiendo soportado aflicción y rechazo, emerge como un agente de transformación, mostrando luz, formando entendimiento, y trayendo justificación a muchos. Este versículo encapsula la misión histórica de Israel como testigo del monoteísmo y portador de justicia divina, una misión que se cumple a través del sufrimiento pero culmina en vindicación y redención universal.


αυτοϲ ανοιϲει : ˜ δι

α τουτο αυτοϲ κλη

ρονομηϲι πολλουϲ · 

και των ϊϲχυρω 

μεριει ϲκυλαʼ αν

θ ων παρεδοθη 

ειϲ θανατον η ψυ

χη αυτου · και εν τοιϲ 

ανομοιϲ ελογι

ϲθη · και αυτοϲ α

μαρτιαϲ πολʼλω 

ανηνεγκεν · και 

δια ταϲ ανομιαϲ αυ

των παρεδοθη :

[53:12] Por tanto [Israel], le daré parte (κληρονομηϲι) con los grandes, y con los fuertes (ϊϲχυρω) repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos (πολʼλω), e intercedido por los transgresores.

El versículo 53:12 de Isaías culmina la extraordinaria narrativa del siervo sufriente con una promesa de vindicación y recompensa que revela el propósito redentor del sufrimiento de Israel. Un análisis filológico detallado del texto griego del Codex Sinaiticus en comparación con el texto masorético ilumina dimensiones profundas de esta conclusión profética.

El texto griego comienza con la expresión "δια τουτο" ("por lo tanto"), correspondiendo fielmente al hebreo "לָכֵן" (laken), que establece una relación causal entre el sufrimiento previo de Israel y la recompensa subsiguiente. Esta construcción sintáctica sugiere que la exaltación prometida es consecuencia directa del sufrimiento soportado, un principio fundamental en la comprensión judía de la historia providencial.

Un aspecto filológico crucial aparece en la forma verbal "κληρονομηϲι" que encontramos en el Codex Sinaiticus. Esta forma presenta una variación ortográfica o de transcripción respecto a la forma regular del futuro "κληρονομησει" (heredará). El verbo κληρονομέω (heredar, recibir como posesión) es significativo en la tradición bíblica griega, apareciendo frecuentemente en contextos de promesas divinas de herencia y recompensa. La forma correcta del texto debería leerse:

 δια τουτο αυτοϲ κληρονομησει πολλουϲ · και των ϊϲχυρω μεριει ϲκυλαʼ ανθ ων παρεδοθη ειϲ θανατον η ψυχη αυτου · και εν τοιϲ ανομοιϲ ελογιϲθη · και αυτοϲ αμαρτιαϲ πολʼλω ανηνεγκεν · και δια ταϲ ανομιαϲ αυτων παρεδοθη :

(Por lo tanto, él [Israel] heredará (κληρονομησει) a muchos, y repartirá el botín con los fuertes, porque entregó su alma a la muerte y fue contado entre los transgresores; él mismo llevó el pecado de muchos, y por las transgresiones de ellos fue entregado.)

Esta construcción corresponde al hebreo "לָכֵן אֲחַלֶּק-לוֹ בָרַבִּים, וְאֶת-עֲצוּמִים יְחַלֵּק שָׁלָל" (laken ajalek-lo barabim, ve'et-atzumim yejalek shalal, "Por tanto, le daré parte con muchos, y con los fuertes repartirá despojos"). El verbo griego "κληρονομησει" (heredará) traduce el hebreo "אֲחַלֶּק-לוֹ" (le daré parte), mientras que "μεριει" (repartirá) corresponde a "יְחַלֵּק" (repartirá). Esta correspondencia léxica refuerza la idea de recompensa divina por el sufrimiento soportado.

La expresión "ανθ ων παρεδοθη ειϲ θανατον η ψυχη αυτου" ("porque su alma fue entregada a la muerte") traduce el hebreo "תַּחַת אֲשֶׁר הֶעֱרָה לַמָּוֶת נַפְשׁוֹ" (tajat asher he'erah lamavet nafsho, "por cuanto derramó su alma hasta la muerte"). El verbo griego "παρεδοθη" (fue entregado) es una forma pasiva que sugiere entrega voluntaria, mientras que el hebreo "הֶעֱרָה" (he'erah, derramó) evoca la imagen de un líquido que se vacía completamente. Esta metáfora se relaciona con expresiones similares en la literatura bíblica, como en Génesis 24:20, donde "וַתְּעַר כַּדָּהּ" (vata'ar kadah, "y vació su cántaro") utiliza la misma raíz verbal. La imagen transmite un sacrificio total y completo, sugiriendo la entrega absoluta de Israel en su sufrimiento.

La frase "και εν τοιϲ ανομοιϲ ελογιϲθη" ("y fue contado entre los transgresores") corresponde al hebreo "וְאֶת-פֹּשְׁעִים נִמְנָה" (ve'et-posh'im nimnah). El verbo griego "ελογιϲθη" (fue contado, considerado) traduce fielmente el hebreo "נִמְנָה" (nimnah, fue contado), mientras que "ανομοιϲ" (transgresores, sin ley) refleja "פֹּשְׁעִים" (posh'im, transgresores). Esta expresión alude al estado de Israel entre las naciones, donde frecuentemente fue considerado como transgressor o inferior, a pesar de su fidelidad fundamental a su vocación divina.

La declaración "και αυτοϲ αμαρτιαϲ πολʼλω ανηνεγκεν" ("y él mismo llevó los pecados de muchos") traduce el hebreo "וְהוּא חֵטְא-רַבִּים נָשָׂא" (vehu jet-rabim nasa, "y él llevó el pecado de muchos"). El verbo griego "ανηνεγκεν" (llevó hacia arriba, cargó) corresponde al hebreo "נָשָׂא" (nasa, llevó, cargó), un término que en la tradición judía no implica necesariamente expiación vicaria en el sentido cristológico posterior, sino más bien un soportar los efectos del pecado ajeno, una experiencia familiar para Israel en su relación con las naciones.

El versículo concluye con "και δια ταϲ ανομιαϲ αυτων παρεδοθη" ("y por las transgresiones de ellos fue entregado"), que traduce el hebreo "וְלַפֹּשְׁעִים יַפְגִּיעַ" (velafosh'im yafgia, "e intercedió por los transgresores"). Aquí es notable una divergencia significativa: el verbo griego "παρεδοθη" (fue entregado) difiere del hebreo "יַפְגִּיעַ" (yafgia, intercedió). Esta variación textual refleja diferentes tradiciones interpretativas, pero ambas formulaciones sugieren el papel mediador de Israel en relación con las naciones.

La interpretación tradicional judía de este versículo enfatiza cómo el sufrimiento de Israel ha beneficiado a las naciones del mundo. Esta perspectiva encuentra respaldo en pasajes como Jeremías 29:7, donde se instruye a los exiliados: "וְדִרְשׁוּ אֶת-שְׁלוֹם הָעִיר אֲשֶׁר הִגְלֵיתִי אֶתְכֶם שָׁמָּה, וְהִתְפַּלְלוּ בַעֲדָהּ אֶל-יְהוָה: כִּי בִשְׁלוֹמָהּ, יִהְיֶה לָכֶם שָׁלוֹם" (vedarshu et-shalom ha'ir asher higleiti etkhem shamah, vehitpalelu ba'adah el-Adonai: ki bisholomah, yihyeh lajem shalom, "Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice deportar, y rogad por ella al Eterno; porque en su paz tendréis vosotros paz"). Este principio de intercesión por las naciones, incluso en medio del sufrimiento, refleja la vocación mediadora de Israel establecida desde el principio en Génesis 12:3, donde Abraham recibe la promesa: "וְנִבְרְכוּ בְךָ, כֹּל מִשְׁפְּחֹת הָאֲדָמָה" (venivreju beja, kol mishpejot ha'adamah, "Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra").

La conexión entre el capítulo 53 y el capítulo 54 de Isaías es particularmente reveladora. Inmediatamente después de la promesa de recompensa por el sufrimiento (53:10-12), el capítulo 54 comienza con una exhortación a la alegría dirigida inequívocamente a Israel como nación: "רָנִּי עֲקָרָה לֹא יָלָדָה; פִּצְחִי רִנָּה וְצַהֲלִי לֹא-חָלָה, כִּי-רַבִּים בְּנֵי-שׁוֹמֵמָה מִבְּנֵי בְעוּלָה, אָמַר יְהוָה" (ronni akarah lo yaladah; pitzji rinah vetzahali lo-jalah, ki-rabim benei-shomemah mibnei ve'ulah, amar Adonai, "¡Canta, oh estéril, la que no daba a luz! ¡Prorrumpe en cánticos y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto! Porque más son los hijos de la desolada que los de la casada, dice el Eterno"). Esta continuidad temática refuerza la interpretación de que el "siervo sufriente" de Isaías 53 representa a Israel como entidad colectiva.

La afirmación de que Israel no puede ser el siervo sufriente debido a sus pecados contradice el entendimiento judío fundamental de la justicia y el arrepentimiento. En la tradición judía, incluso figuras como Mosheh, aunque no perfectas, son consideradas "justas" (צַדִּיק, tzadik) no por una ausencia total de pecado sino por su fidelidad fundamental y su arrepentimiento tras las transgresiones. Este concepto de justicia imperfecta pero sincera es consistente con la descripción del siervo en Isaías 53, quien a pesar de su sufrimiento mantiene su fidelidad.

El análisis filológico detallado del texto griego en comparación con el texto masorético revela una narrativa coherente: Israel, que ha sufrido desproporcionadamente entre las naciones, siendo considerado transgresor a pesar de su fidelidad fundamental, recibirá finalmente vindicación y recompensa divina. Esta interpretación se alinea perfectamente con los temas centrales de la profecía de Isaías, que consistentemente presenta a Israel como entidad colectiva que, a través de su sufrimiento, cumple un propósito redentor universal.

Isaías 53:12 representa la culminación de la narrativa del siervo sufriente, prometiendo la vindicación divina de Israel tras su prolongado sufrimiento. Tanto el análisis lingüístico como el contexto más amplio de la tradición profética apoyan la interpretación de este pasaje como una poderosa descripción del papel redentor de Israel en la historia universal, una promesa que encontraría su expresión más plena en la redención final descrita en los capítulos subsiguientes de Isaías.


Conclusión.

El análisis detallado que hemos realizado de Isaías 53:1-3, examinando minuciosamente tanto el texto griego del Codex Sinaiticus como el texto masorético hebreo, revela una coherencia interna que apunta inequívocamente hacia una interpretación colectiva del Siervo Sufriente como el pueblo de Israel. Esta conclusión no se basa en prejuicios teológicos, sino en un riguroso estudio filológico bilingüe que ha considerado las estructuras gramaticales, las elecciones terminológicas y los paralelos contextuales dentro de la tradición profética.

El examen de los términos griegos como "βραχιων κυ" (brazo del Señor), "πεδιον" (campo, que debería haber sido traducido como "παιδίον", retoño), "εκλιποντα" (inferior) y "ητιμαϲθη" (despreciado), junto con sus equivalentes hebreos "זרוע ה'" (zroa Adonai), "יוֹנֵק" (yoneq), "חֲדַל אִישִׁים" (chadal ishim) y "נִבְזֶה" (nivzeh), demuestra la consistencia lingüística con la que ambas tradiciones textuales describen a Israel como una entidad colectiva que ha sufrido y será redimida.

Es particularmente revelador que en los días de Yeshú, nadie —ni siquiera sus más cercanos seguidores— interpretó Isaías 53 como una predicción de la muerte del Mesías. Cuando Yeshú anunció que iría a Jerusalén para sufrir y morir, Pedro no estableció conexión alguna con este pasaje profético. Al contrario, lo reprendió diciendo: "¡Esté lejos de ti! Señor, esto no será para ti" (Mateo 16:21-22). Esta reacción histórica demuestra que la interpretación mesiánica individual de Isaías 53 no formaba parte de la comprensión judía contemporánea de este pasaje, ni siquiera entre los primeros seguidores de Yeshú.

La evidencia filológica contradice claramente las interpretaciones posteriores que intentaron aplicar este pasaje a un individuo específico. El uso del singular para referirse a entidades colectivas es un recurso lingüístico común en el hebreo bíblico, como se demuestra en pasajes paralelos como Isaías 44:2 y 52:13. El texto griego preserva esta construcción, utilizando pronombres singulares para referirse a Israel como entidad colectiva, mientras que emplea plurales cuando se refiere a las naciones observadoras.

Incluso eruditos cristianos contemporáneos han reconocido esta realidad textual. La Christian New English Bible del siglo XX (Oxford Study Edition) identifica explícitamente al Siervo Sufriente como la nación de Israel que "ha sufrido como un individuo humillado". Walter Brueggemann, ministro ordenado y autor de numerosos libros sobre la Biblia, admite sinceramente que "está claro que esta poesía no tiene a Jesús en una primera instancia en su horizonte", reconociendo que la aplicación cristológica fue una reinterpretación posterior de la iglesia primitiva.

Un aspecto crítico que emerge de nuestro análisis es la discrepancia entre ciertas traducciones griegas y el texto masorético. Por ejemplo, la aparición de "πεδιον" (campo) en lugar del esperado "παιδίον" (retoño) en 53:2 revela un problema de transmisión textual que ha contribuido a confusiones interpretativas. Estas divergencias no son casuales sino que reflejan las dificultades inherentes a la traducción entre idiomas con estructuras y contextos culturales diferentes, y en algunos casos, pueden haber sido influenciadas por tendencias interpretativas específicas.

La historia de la interpretación de este pasaje está marcada por admisiones sorprendentes de manipulación textual por parte de autoridades eclesiásticas. Lucius Coelius Firmianes Lactantius, líder de la Iglesia del siglo III, reconoció abiertamente que "entre aquellos que buscan el poder y se benefician de su religión, nunca faltará la inclinación a falsificar y mentir por ella". El obispo inglés Dr. Herbert Marsh admitió que "es un hecho cierto que varias lecturas de nuestro texto impreso común no son más que alteraciones hechas por Orígenes". Estas confesiones históricas arrojan luz sobre el proceso a través del cual ciertas interpretaciones llegaron a dominar la comprensión occidental de estos pasajes.

El contraste entre el judaísmo y el cristianismo en la interpretación de Isaías 53 no es simplemente un debate académico sobre traducción bíblica. Representa una divergencia fundamental en la comprensión de la antropología teológica, la naturaleza de la relación entre Dios y la humanidad, y el papel del pueblo judío en el plan divino. La interpretación colectiva de Israel como el Siervo Sufriente se alinea coherentemente con el tema profético más amplio del sufrimiento y la eventual redención de Israel, un motivo que se desarrolla no solo en Isaías sino a lo largo de toda la literatura profética.

Los problemas de traducción identificados en nuestro análisis filológico bilingüe revelan cómo las versiones cristianas e interlineales han oscurecido frecuentemente el sentido original del texto hebreo. La traducción de términos clave y la interpretación de construcciones gramaticales han sido influenciadas por presuposiciones teológicas que buscan aplicar estos pasajes a Yeshú, a pesar de que el contexto lingüístico e histórico apunta claramente hacia Israel como entidad colectiva.

La continuidad temática entre Isaías 53 y los capítulos 54 y 55 refuerza aún más esta interpretación colectiva. Isaías 54 comienza con "¡Canta, oh estéril, la que no daba a luz!" (54:1), dirigiéndose directamente a Jerusalén y al pueblo de Israel, prometiendo restauración tras el sufrimiento descrito en el capítulo anterior. Esta secuencia narrativa confirma que el sujeto del sufrimiento en el capítulo 53 y el de la redención en los capítulos subsiguientes es el mismo: el pueblo de Israel.

El análisis filológico bilingüe que hemos realizado demuestra que tanto la estructura gramatical como el vocabulario específico empleado en los textos hebreo y griego de Isaías 53 apuntan consistentemente hacia una interpretación colectiva del Siervo Sufriente como Israel. Esta conclusión no solo se alinea con la tradición exegética judía sino que emerge naturalmente del propio texto cuando se examina con rigor académico, libre de presuposiciones teológicas posteriores. La evidencia lingüística, contextual e histórica converge para confirmar que Isaías 53 describe el sufrimiento histórico del pueblo judío y anticipa su eventual vindicación y redención colectiva, un tema central del mensaje profético que trasciende las interpretaciones sectarias desarrolladas en siglos posteriores.

1 comentario:

  1. Como siempre excelente análisis, tal como una fleche, directo a la ignorancia tus publicaciones son un alivio a quién las toma.

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