BS"D
Pintura: Granada 1563, Braun Hogenberg. |
Escribe Moshe Orfalí de la Universidad Bar-Ilán, Tel Aviv, sobre los antecedentes del fenómeno de la conversión en masa de judíos bajo amenaza de muerte o destierro se remontan en la Península Ibérica a los episodios de persecución abierta, tales como se produjeron en la etapas finales de la España romana y más tarde bajo la monarquía de los reyes visigodos católicos.
De la conversión de los judíos de Mahón, ocurrida probablemente hacia los años 417-418 nos da cuenta el obispo Severo en su Carta-Encíclica: “fueron sometidos a la persecución, la sinagoga fue incendiada y a continuación comenzaron los bautismos en masa.” De este acontecimiento en Menorca hace también relación el Altercatio Ecclesia et Synagogae, que algunos autores, entre ellos V. Seguí y J. Hillgarth, consideran como el commonitorium del obispo Severo.
El inicio de la presión del reino visigodo contra los judíos coincide con la conversión de los monarcas y del elemento visigodo arriano al catolicismo (589). Un gran historiador del judaísmo altomedieval, B. Blumenkranz, dice que esa fecha supone el punto de partida de la más trágica aventura de los judíos con anterioridad a la plena Edad Media.
En efecto, la interrelación de los elementos políticos y religiosos a raíz de la conversión del reino en aquel año dio a este acontecimiento un papel esencialmente político que le hace sobrepasar su dimensión propia. Hacemos hincapié en ello porque fueron también el afán de unificar el reino en todos los aspectos, ocupando el religioso destacado lugar, y el antijudaísmo inherente por esencia al catolicismo, los factores que vuelven a ser protagonistas en la época de los Reyes Católicos, produciendo la fricción allí donde había existido convivencia pacífica.
No procederé que nos extendamos aquí sobre los duros golpes de los monarcas del siglo VII contra los judíos, estos han quedado ya estudiados y pormenorizados por varios historiadores, desde J. Juster y S. Katz hasta L. García Iglesias. Resumiremos, sí que se trata para ellos de más de un siglo de incertidumbre, persecución y sufrimientos, quedando desprovistos de todos sus bienes, pocos o muchos, las familias deshechas, los hijos arrancados de sus padres y viviendo bajo la más severa prohibición de cumplir con sus creencias. Así sobrevivieron bajo la conversión forzada hasta la caída de los visigodos por la conquista musulmana de Táriq Ibn Ziyad y Abd AlAziz Ibn Musa.
Así lo sugiere el pasaje siguiente, donde Ibn Ziyad se adhiere a la idea de la acción civilizadora de la conquista la voluntad de construcción de un paraíso en la tierra conquistada:
“Aquí se elevará la capital del imperio para la eternidad. Arrasad ese bosque hasta los matorrales. Arrancad la hierba. Cavad el suelo, sacad las rocas y haced casas a Di-s y palacios como nunca se han visto en el mundo. Si hay un paraíso, lo quiero ahora y aquí mismo, en la tierra de Al-Andalus, donde nos han traído nuestros pasos.”
Por ello, es que entre los traidores visigodos (arrianos) y judíos en el año 711 ayudaron a los musulmanes a conquistar los reinos visigodos de la Península Ibérica. Esto representaría un respiro para los judíos sefaradies de sus vecinos cristianos (bizantinos) quienes por fin estarían sometidos, la religión judía sería respetada por el Islam impulsado por Táriq Ibn Ziyad y Abd AlAziz Ibn Musa en los territorios de Al-Andalus. Mientras que los reinos cristianos de la Península Ibérica a partir de 1391 distingue la situación de la de cualquier parte de Europa es por el gran número de conversiones al cristianismo debido a las persecuciones y matanzas de judíos ocurridas en ese año, sino también de la continuidad de las mismas que llegaron a su apogeo en 1492 con la Expulsión.
No se limitan, pues, estas conversiones al desastre social de 1391, sino que continuamente en los años siguientes, a veces como resultado de la opresión oficial - tal es el caso de la obligación de recluirse en barrios especiales y de llevar marcas distintivas- y de otras veces bajo la política de atracción de algunos eyes, como es el caso de Fernando I de Aragón, quien confiaba cargos relevantes a los judíos más notables que abrazaban el cristianismo. La fogosa oratoria de fray Vicente Ferrer (yimaj shemo) determinó también la conversión de centenares de hebreos; y otra se registraron con motivo de la Disputa de Tortosa (1413-1414), protagonizada por el converso Jerónimo de Santa Fe (antes Yehoshúa Halorquí) y bajo el patrocinio del antipapa Benedicto XIII.
Durante el curso de aquellas largas sesiones en Tortosa recibieron el bautismo algunos notables judíos, por ejemplo los de la familia Caballería, así como amigos y conocidos suyos. Pocas semanas despùes encontramos varios de ellos con nombres cristianos desempeñando importantes cargos administrativos y políticos. Fernando de la Caballería, el Bonafós de antaño, que ya para diciembre de 1412 prestaba servicios al rey don Fernando, aparece en diciembre de 1414 como “conseller e Tesorer del rey de Aragón”, título que por entonces no se otorgaba a los judíos. Don Vital de la Caballería, hijo del famoso Don Benveniste ben Labí, poeta hebreo y uno de los jefes de la diplomacia judía al comienzo de la disputa, tomó para sí el nombre cristiano de Gonzalo y empezó a trabajar también en la administración financiera del estado. Lo mismo que antes su estrella se había elevado a las cumbres de la poesía hebrea, mostraba ahora su gran capacidad en la cultura humanística, traduciendo del latín al castellano las obras filosóficas de Cicerón. Juntamente con él se convirtió también al cristianismo su maestro y amigo de su familia, el anciano poeta Rabí Shlomoh de Piera (shem reshaim yirkab-שר"י).
Así se fue consolidando en la España cristiana del siglo XV una nueva clase social, la de los judeoconversos o cristianos nuevos: judíos que por cualquier circunstancia cambiaron su religión por la idolatría cristiana mediante el sacramento del bautismo. En castellano el término converso no tiene mayor matiz que el de anteriormente dicho; pero en lengua hebrea emplea dos palabras con diferente sentido: anus (אנוס) o convertido a la fuerza; y meshumad (מְשׁוּמָד) o destructor / abolicionista. La Iglesia se molestó por esta palabra, y lo censuró, sustituyéndolo por מוּמָר mumar, lit. cambiador. Este término talmúdico se refiere a alguien que abandonó el judaísmo. A continuación les presentare los rasgos característicos de estos dos tipos de cripto-judíos respecto al judaísmo en España dentro del periodo de tiempo analizado, y posteriormente en las colonias españolas:
Anus-אנוס
|
מוּמָר Mumar
|
|
|
Como podemos apreciar, los anusim tenían afinidad por el judaísmo de sus antepasados, exponiéndose a ser delatados por cristianos “viejos” o por los cristianos “nuevos” o mumarim quienes estaban obsesionados en pertenecer al núcleo católico. Los anusim eran conscientes de tal peligro (de ser descubiertos) y por eso dejaban pasar años antes de introducir a sus hijos en los secretos de la familia criptojudía. Los mumarim por el contrario, introducian a sus hijos desde muy temprana edad a conventos para que tuvieran la educación cristiana. Los anusim le daban una verdadera educación a los jóvenes con su pasado judaíco. En los expedientes de la Inquisición que se han conservado testimonios estremecedores sobre la forma como los anusim iniciaban a sus hijos en el secreto de su pasado judío y en lo los hacía diferentes de la gente que los rodeaba.
Algunos niños llegaron a ello por intuición, pero en muchos casos encontramos que los padres les provocaban a sabiendas una crisis de fe para destruir la que pudiera albergar por la religión católica. Hubo casos en que el marido enseñaba a s mujer los preceptos de la Torah de Mosheh o le exigía que cumpliera con determinadas tradiciones judías sin explicarle su significado; algunas ancianas en el marco familiar instruian a las muchachas jóvenes en el cumplimiento de los preceptos que las mujeres tienen que guardar. Hubo jóvenes que abrieron su corazón a sus amigos, también ellos hijos de conversos, introduciéndolos confidencialmente en el secreto de su pasado; tal situación tuvo a veces consecuencias trágicas, pues en ocasiones los adolescentes se equivocaron y divulgaron su secreto a un amigo de ascendencia cristiana o mumarim quienes los denunciaron a ellos y a su familia ante el tribunal de la Inquisición.
¿los judíos mesiánicos como majaras?
Es por ello que los anusim, como posteriormente los moriscos (cripto-musulmanes) denominaron a los mumarim con el peyorativo de marranos ya que la palabra proviene del árabe andalusí, ‘majrum’ (desgraciado-محروم) por su sentido de traición al judaísmo, los judíos y los critojudíos (anusim). Es interesante que hoy en día los “judíos” mesiánicos reclamen frenéticamente que tienen conocimientos rabínicos que avalen su creencia cristiana, en el que a diferencia de los anusim los mesiánicos por fuera se muestran como judíos mientras que en su interior y su intención es meramente cristiana. Los judíos mesiánicos si bien hace 500 años podrían haber pertenecido al grupo de mumarim ya que tienen la misma obsesión de convertir a otros judíos al cristianismo por medio de los textos rabínicos como del Tana”j. Es por ello que los mesiánicos no podrían ser Bene-Anusim, pero sí podrían ser majaras o maraja en el sentido moderno de tal palabra, ya que tal palabra aún sigue teniendo uso en Andalucía, cuyo significado es el de “loco”, “chiflado”, “chalado”, “desdichado”, ya que no tienen relación con el judaísmo, sino que con tretas tratan de convertir a otros al cristianismo, incluso aquellos Bene-Anusim que tratan de romper aquel viejo vínculo con el cristianismo.
Pintura: Granada 1563, Braun Hogenberg. |
Excelente articulo, es importante discernir los matices halajicos para distinguir claramente a quien le corresponde la categoría de Benei Anusim y a quienes no.
ResponderEliminarexcelente, felicitaciones por mostrar estos hechos tan duros de nuestra historia "BH"
ResponderEliminarShalom, sigo tus artículos, me parece que eres un excelente escritor y que tienes amplios estudios y fuentes muy confiables, por eso quiero pedirte un favor, mi familia materna es San Miguel creo que Asturianos, sé que mi Tatarabuelo llegó a México desde allí y me parece que ellos son judíos y que mi tatarabuelo fué convertido al Cristianismo, he intentado contactar a mi familia pero no he tenido suerte, quería saber si yo soy descendiente de alguna de las tribus de Israel, p9r parte de mi papá somos Ruiz sé que era castellano pero de ellos no sé casi nada que viven unos en Madrid y otros por toda España, mi favor es pedirte si se conoce a todos los judíos de un lugar y saber si es posible saber esto mi tatarabuelo materno era Luciano San Miguel P. No sé que era la P y mi bisabuelo materno era Rufino Ruiz no sé el segundo apellido, saludos.
ResponderEliminar