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#266
“Aclaración en cuanto al Har HaBait (el Monte del Templo):
Nuevamente, le preguntaron: ¿Debemos exigir que nuestro ejército esté presente en Har HaBait?, y nuevamente enfrió con su mirada lo que consideró un entusiasmo impuro, y dijo con estrictez: “Paulatinamente”.
Ieshiva Ateret Ierushalaim
Bajo la dirección del
Rabino Shlomo Aviner
El Rav Tzvi Iehudá y el Har HaBait
“Aclaración en cuanto al Har HaBait (el Monte del Templo):
Toda la severa halajá de la prohibición de entrar en él porque todavía estamos impuros, según la halajá, no tiene nada que ver ni disminuye en lo más mínimo el valor de nuestra adquisición y pertenencia de ese lugar, maravillosamente santo. NuestroRamatka”l (Comandante en Jefe) – el señor Mordejai Gur – y junto con él nuestro maestro y Rav, el Gaón (genio del estudio de la Torá) Shlomó Goren, el director de los Rabanim(Rabinos) de Israel, tuvieron el mérito que a través de ellos fueron liberados ese lugar del gobierno de los gentiles, y él - como todos los otros lugares de nuestra tierra de vida santa - se encuentra bajo nuestro poder y dominio. Bajo nuestro poder y dominio, ellos [los árabes] hacen allí rezos los viernes. Los grupos de nuestros soldados que se encuentran allí, los cuidan y vigilan cumpliendo la orden de nuestro gobierno. También si nosotros nos cuidamos de no entrar allí, como debe ser según la halajá, también así y en base a ello es fija y sólida en todo su rigor nuestra soberanía sobre todo ese lugar, y el hecho que los gentiles allí se encuentran, con nuestro consentimiento, de ninguna forma es una demostración de adueñado de ese lugar” (LeNetivot Israel Bet 118).
“En cuanto al asunto de entrar al Har HaBait las cosas están explícitas en el libro ‘Mishpat Cohen’ de nuestro señor, mi padre y maestro, el Rav Kuk, bendito sea su recuerdo, inciso 96. Y también si no podemos entrar por la kdushá (santidad) del lugar, ya que la Shjina(manifestación de la presencia Divina) no cesa, y existe también cuando no existe el edificio del Beit HaMikdash (El Templo) como dice el Ramba”m (Hiljot Beit HaBejira 6:16) no cambia nada en absoluto el valor práctico de la proclamación ‘Har HaBait se encuentra en nuestras manos’ – como la expresión y el nombre del libro de nuestro Ramatka”l Mordejai Gur” (LeNetivot Israel Bet 118).
“Erguidos y fuertes se encuentran aquí esas filas de piedras (el Kotel, el Muro de los Lamentos), y como una estatua viviente nos hacen saber: Aquí vivió Am Israel (el Pueblo de Israel), aquí se esconde la luz de su vida, su vigor y santidad majestuosa, y surge y se eleva, en base a los vestigios de la galut (el exilio), según la palabra de D’s que se encuentra dentro suyo para todos los pueblos, toda persona, toda criatura del mundo.
Se encuentra aquí y atesora ese monumento vivo al monte deseado, y los esperanzadas, debilitadas por la galut que anhelan la gueulá (redención), esas piedras se encuentran y tocan las puertas de la cortina del fulgor, desean y esperan purificarse de su impureza de la galut y el aire de las tierras de los gentiles, cuando se descubra el claro resplandor, cuando nos levantemos a la vida plena, cuando sea edificado plenamente el mundo, con el nombre pleno de D’s, cuando sólo en ese entonces su corazón los impulsará, su alma los tomará y su espíritu los preparará, y todos los gentiles los traerán a subir al monte y llegar al lugar interior cuando se abran los portones del mundo para la gloria del rey del Honor, la vida de los mundos, que colmará toda la tierra. Ellos cuidan la muralla del monte de Ierushalaim, este monte del santuario de D’s, el Señor de sus patriarcas, cuyo nombre que con él son llamados mencionarán siempre, cuidan y esperan, y con valentía y vigor cuidan la muralla y a ellos mismos, para el día en que serán meritorios de subir en ella y traspasarla, cuando surja el resplandor Divino puro y santo de Israel” (LeNetivot Israel Alef 23).
Cuando nuestro Rav se enteró que se hicieron excavaciones dentro del Har HaBait se entristeció profundamente y estalló en llanto, y en su discurso del 3 de Elul 5728 dijo: “Hay que recordar las halajot prácticas de la santidad del lugar de nuestro Beit HaMikdash y la santidad del Har HaBait que son mencionadas al final del tratado de Brajot: ‘No entrará la persona al Har HaBait con su bastón y sus zapatos… y por supuesto que no escupa’… el precepto positivo de temerle al Beit HaMikdash se esparce a los niveles de kdushá alrededor del Har HaBait… ‘rodea, rodea, y no te acerques al viñedo’. Hay que andar con santo temor alrededor del Har HaBait. Todas las investigaciones y todas las excavaciones, ya sea las que son apodadas ‘científicas’ o ya sea las que son apodadas ‘halajicas’, todas ellas están incluidas en la prohibición de escupir allí. Sólo asiéndonos del santo temor seremos merecedores de continuar con la santificación del Nombre de D’s de todo Israel, de la continuación de la edificación de ‘andarán de batalla en batalla, aparecerán ante el Señor en Tzion’ (Tehilim 84:8)” (Sijot Rabeinu, Talmud Torá 1, inciso 3).
En sus últimos días le preguntaron si hay que exigir que el cuidado de los portones del Har HaBait se encuentre en manos de Tzaha”l (el Ejercito de Defensa de Israel) y no en manos de gentiles, él no veía en eso un gran problema y contestó: “En forma paulatina”.
Nuevamente, le preguntaron: ¿Debemos exigir que nuestro ejército esté presente en Har HaBait?, y nuevamente enfrió con su mirada lo que consideró un entusiasmo impuro, y dijo con estrictez: “Paulatinamente”.
Entonces le preguntaron: ¿Debemos exigir que sea enarbolada la bandera de Israel en el Har HaBait? Miró al que preguntó con una mirada espantosa de dolor y extrañez por haberlo despreciado hasta tal punto que le preguntan cosa de ese tipo, y dijo con firmeza: “¡Enarbolaremos el nombre de D’s!”.
Volvió a preguntar su interlocutor: Por supuesto que enarbolaremos el nombre de D’s, ¿pero quizás a través de la bandera de Israel? Nuestro Rav volvió a repetir con paciencia: “Te he dicho, enarbolaremos el nombre de D’s” con categórica negativa de toda comparación entre lo que está relacionado con la kdushá del Har HaBait y asuntos generales de Eretz Israel (la Tierra de Israel).
Cuando un talmid jajam (erudito del estudio de la Torá) le trajo a nuestro Rav investigaciones respecto al Har HaBait, con la intención de marcar los límites que según su opinión está permitido entrar sin peligro de llegar al lugar del Beit HaMikdash mismo, le dijo nuestro Rav: “¿Para qué todo eso?”. Él lo comparó a ese Rav que juntó decenas de demostraciones de la existencia de D’s, y el Adere”t (Rav Eliahu David Rabinovich Teomim) zt”l dijo respecto a ese libro: “¿Qué necesidad tenemos de demostraciones? Nosotros tenemos fe en D’s, por encima de toda demostración”. Y así también en nuestro caso: El Har HaBait está limitado en derredor por una muralla. No la pasamos, y no necesitamos investigaciones.
Cuando se enteró que se hacen excavaciones debajo del Har HaBait, reaccionó con gran dolor: “¿Para qué todo eso? ¿Para qué tocar allí?”.
Cuando después de la Guerra de los Seis Días llegaron un talmid jajam y un profesor a nuestro Rav, y le preguntaron por qué no comenzar ahora la edificación del Beit HaMikdash, contestó: “La mitzva de la edificación del reinado de Israel antecede, como dice el Ramba”m al principio de Hiljot Melajim”. Más tarde aclaró las cosas en extensión en su artículo “MeAjar Kotleinu”, en el que dice que sólo después de la gran elevación de la edificación del país, en forma práctica y espiritual, llegaremos al interior, al lugar santo y al Beit HaMikdash.