En 1398 E.C., el Rabí Jasday Krescas compuso su obra magistral “Bitul Ikare Da'at HaNotzrim” (ביטול עיקרי דת הנוצרים - Refutación a los principios dogmáticos cristianos), un texto que representa uno de los análisis más lúcidos y penetrantes de la teología cristiana desde una perspectiva judía. En esta obra fundamental, Krescas demuestra con precisión filosófica cómo la fe en Yeshú no es meramente un elemento más del cristianismo, sino el pilar central sobre el cual se construye todo el edificio teológico cristiano. Esta observación, formulada hace más de seis siglos, adquiere una relevancia sorprendente en nuestro tiempo, cuando presenciamos la proliferación de movimientos que, aunque proclaman una ruptura con el cristianismo institucional, preservan intacta su estructura teológica fundamental.
El fenómeno contemporáneo del “judaísmo” mesiánico y los movimientos afines de “raíces hebreas” merece un análisis particularmente detallado. Estos grupos sostienen una narrativa que merece ser examinada críticamente: afirman que, tras la conclusión de la reforma protestante, existe una necesidad histórica y teológica de “hebraizar” el cristianismo para hacerlo más accesible al pueblo judío. Sin embargo, esta pretensión revela una incomprensión fundamental tanto del judaísmo como de la naturaleza del cristianismo mismo.
La investigación sistemática de las creencias y prácticas de estos movimientos revela un patrón consistente de replicación de dogmas cristianos fundamentales, apenas disimulados bajo una capa superficial de terminología hebrea. Consideremos, por ejemplo, la doctrina de la trinidad. Aunque algunos grupos de “raíces hebreas” intentan distanciarse de la formulación tradicional católica, mantienen intacta la estructura cristológica que hace de Yeshú una figura divina - una noción fundamentalmente incompatible con el monoteísmo judío estricto. ¿No es esta una contradicción fundamental que ninguna cantidad de terminología hebrea puede resolver?
La aceptación de Yeshú como “hijo de Dios” presenta otro ejemplo revelador. Mientras estos movimientos pueden emplear el término hebreo “ben Elohim”, el concepto teológico que expresan es idéntico al dogma cristiano tradicional. La misma observación se aplica a doctrinas como el “verbo hecho carne”, la interpretación cristológica de Isaías 53, y la doctrina del pecado original. En cada caso, encontramos que la sustancia teológica permanece inalterada; solo cambia la terminología.
Para ilustrar esta continuidad doctrinal de manera sistemática, presento a continuación un análisis comparativo detallado de las creencias fundamentales entre el catolicismo, el cristianismo protestante, los 'judíos mesiánicos' y los nazarenos. Esta tabla, fruto de años de diálogo interreligioso y estudio doctrinal, revela las sorprendentes similitudes que persisten incluso cuando estos movimientos intentan distanciarse de sus raíces cristianas:
Catolicismo
|
Cristianismo
Protestante
|
“Judíos Mesiánicos”
|
Nazarenos
|
Trinidad.
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Si
|
Si
|
No
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Yeshu como
hijo de dios.
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Si
|
Si
|
Si
|
Yeshu como
hijo del hombre.
|
Si
|
Si
|
Si
|
Yeshu el
verbo hecho carne.
|
Si
|
Si
|
Si
|
Genealogías
de Yeshu.
|
Si
|
Si
|
Si
|
Miriam madre
de Yesh”u y virgen.
|
Si
|
Si
|
Si
|
Yeshu como el
Mesías.
|
Si
|
Si
|
Si
|
Yeshu como
sacrificio humano.
|
Si
|
Si
|
Si
|
Yeshu anunciado
en Isaías 53
|
Si
|
Si
|
Si
|
Yeshu anunciado
en el Tana”j (Biblia Hebrea)
|
Si
|
Si
|
Si
|
Torah
jadashah (la nueva Ley) de Yeshu.
|
Si
|
Si
|
Si
|
El pecado del
primer hombre (pecado original).
|
Si
|
Si
|
Si
|
La salvación
y redención del infierno.
|
Si
|
Si
|
Si
|
La creencia
en los demonios.
|
Si
|
Si
|
No
|
La cena del
señor (pan y vino).
|
Si
|
Si (“Pesaj”)
|
Si (“pesaj”)
|
La tevilah o
el bautismo.
|
Si
|
Si (“tevilah”)
|
Si (“tevilah”)
|
La abolición
al Brit Mila (circuncisión).
|
Si
|
Si/no
|
Si/no
|
La abolición
al día de Shabat.
|
Si
|
No
|
Si (shabat
lunar)
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La permisión
de los alimentos prohibidos (taref).
|
Si
|
Si/no
(depende)
|
No
|
El nacer de
nuevo.
|
Si
|
Si (“judíos”
completos)
|
Si (teología
mormona de la casa de Efraim)
|
El perdón de
pecados y la confesión ante el cura.
|
No
|
No
|
No
|
Los intereses
del Papa.
|
No (solo ven
por los intereses de sus pastores)
|
No (solo ven
por los intereses de sus “rabinos”)
|
No (solo ven
por los intereses de sus “rabinos”)
|
El anti-Cristo.
|
Si
|
Si
|
Si
|
Los judíos
despreciaron y mataron a Yeshu
|
Si
|
Si
|
Si/no
|
El análisis comparativo de las creencias fundamentales entre el catolicismo, el protestantismo tradicional, y los movimientos de “raíces hebreas” revela continuidades sorprendentes. Tomemos, por ejemplo, la doctrina del sacrificio expiatorio. Aunque los grupos de “raíces hebreas” pueden contextualizar esta creencia en términos del sistema sacrificial del Templo, su comprensión fundamental del papel de Yeshú como sacrificio por los pecados de la humanidad es indistinguible de la teología cristiana tradicional. ¿No es esto evidencia de que estos movimientos, lejos de representar un retorno al judaísmo, constituyen meramente una variante del cristianismo?
La cuestión de la observancia ritual ofrece otro campo fértil para el análisis. Mientras estos grupos pueden adoptar prácticas como la observancia del Shabat o las leyes dietéticas kosher, lo hacen de manera selectiva y frecuentemente reinterpretada a través de una lente cristológica. Por ejemplo, la observancia del Shabat se convierte en algunos casos en una práctica del “Shabat lunar”, una innovación que no tiene precedente en la tradición judía. De manera similar, aunque pueden usar el término “tevilah” en lugar de “bautismo”, el significado teológico que atribuyen a este ritual permanece fundamentalmente cristiano.
La pretensión de estos movimientos de representar una forma de judaísmo auténtico se desmorona ante un escrutinio serio de sus creencias fundamentales. La adopción de términos hebreos, el uso ocasional de talit o kipá, o incluso la celebración modificada de las festividades judías no puede ocultar la realidad fundamental: su teología es esencialmente cristiana. Es más, su intento de presentar el cristianismo en ropaje judío puede verse como una forma más sutil pero no menos problemática de apropiación cultural y teológica.
La cuestión de la “judeidad” que estos movimientos reclaman merece especial atención. ¿Qué significa ser “judío” en este contexto? Si las creencias fundamentales son cristianas, si la cristología básica permanece intacta, si la interpretación de las Escrituras sigue patrones cristianos tradicionales, ¿qué queda de auténticamente judío en estos movimientos? La respuesta, tras un análisis cuidadoso, parece ser: muy poco más que una capa superficial de terminología y práctica ritual.
Es particularmente revelador examinar cómo estos grupos interpretan el Tanaj. Aunque proclaman un retorno a las “raíces hebreas”, su hermenéutica sigue siendo fundamentalmente cristiana. La lectura cristológica de Isaías 53, la interpretación mesiánica de pasajes que la tradición judía entiende de manera diferente, la aceptación de la doctrina del pecado original - todos estos elementos demuestran una continuidad innegable con la teología cristiana tradicional.
La honestidad intelectual y la integridad espiritual exigen reconocer estas realidades. Para aquellos que encuentran que sus creencias coinciden con tres o más dogmas cristianos fundamentales, la conclusión es ineludible: están practicando una forma de cristianismo, independientemente de la terminología que empleen o los rituales que adopten. Esta no es una acusación, sino una observación basada en un análisis cuidadoso de las creencias y prácticas en cuestión.
El impacto de esta realidad se extiende más allá del individuo. Las familias que participan en estos movimientos merecen comprender la verdadera naturaleza de sus creencias. La pretensión de practicar una forma de judaísmo mientras se mantienen intactas las creencias cristianas fundamentales no solo representa una contradicción teológica, sino que puede tener consecuencias significativas para la identidad religiosa y cultural de las generaciones futuras.
Finalmente, debemos considerar la cuestión de la fidelidad al Creador. El judaísmo enseña que la verdad y la sinceridad son fundamentales en nuestra relación con el Divino. Continuar en un camino de autoengaño, por bien intencionado que sea, no puede conducir a una auténtica experiencia espiritual. La verdadera fidelidad requiere el coraje de reconocer y aceptar lo que realmente somos, no lo que quisiéramos ser o lo que pretendemos ser.
Este análisis no busca condenar, sino iluminar. Para aquellos que sinceramente buscan la verdad, es crucial comprender que la autenticidad espiritual no se encuentra en la imitación superficial o en la apropiación selectiva de elementos religiosos, sino en el reconocimiento honesto de nuestras verdaderas creencias y compromisos teológicos. Solo a través de tal honestidad podemos esperar desarrollar una relación auténtica con el Creador y una comprensión genuina de nuestra propia identidad religiosa.
en realidad,el cristianismo tiene su origen en el judaísmo. pero estoy de acuerdo en que el judaísmo mesiánico es una falacia. si crees en Yeshua eres cristiano asi de simple.
ResponderEliminarBasta con recordar que el catolicismo es una religión de conquistadores, ellos crearon un cumulo de "dogmas" para crear su creencia a través de los diferentes concilios, discuto un poco en relación a la trinidad con los Mesiánicos pues, hay algunas células que separan la trinidad, dejando al D-s y al Espíritu santo como una unidad y a su mesías como el enviado por Joseph.
ResponderEliminarDel cristianismo protestante es una consecuencia de la reforma, por mas que le busco a sus bases ellas están en la historia de la iglesia católica como la reforma y no como parte de la continuidad del movimiento de Jesús.
Las ultimas corrientes son y vienen ya por otra ideología como la masonica como los mormones o testigos de...
Pero de nueva cuenta, el Judaísmo no tiene a Jesús como mesías pues no se cumplen las profecías sobre el.
Como siempre excelente información, saludos.
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