El error principal
¿Cuál es el principal error de los discípulos del Rav Kuk y el sionismo religioso en general?
Por supuesto, somos sólo personas, y cometemos muchos errores. Pero es bueno saber cuál es el punto central que todos los problemas emanan de él, de forma que si lo corregiremos, todos los otros detalles serán también corregidos.
El principal error es que la aspiración al temor a D’s fue desplazada a un lado, por el fortalecimiento de la aspiración al amor a D’s, alegría con D’s, vigor y valor, encanto y tranquilidad, confianza en sí mismo y seguridad en sí mismo.
Por supuesto, todos ellos son buenos e importantes y necesarios en nuestra generación, que es la generación de lagueulá (Redención). Como dijo el Rav Kuk en su famosa carta (Carta 378), en la que recalca la necesidad del esclarecimiento de la Tshuva (arrepentimiento sincero) en la forma adecuada a la generación: “En la base de todo, debe llegar la explicación general de la seguridad de la Tshuva, y la potencia de la tranquilidad, y la alegría y vigor, que el alma de cada persona en la que el resplandor de la Tshuva alumbra debe vestir…” (Pág. 36). Y la razón de esa necesidad es que “si llegará alguna persona para innovar elevadas ideas en lo que la Tshuva respecta en esta época, y a la clara señal [de la gueulá] y el resplandor de la salvación que alumbra no prestará atención, no podrá decir nada auténtico según la Torá verdadera” (Pág. 37).
El principal error es que la aspiración al temor a D’s fue desplazada a un lado, por el fortalecimiento de la aspiración al amor a D’s, alegría con D’s, vigor y valor, encanto y tranquilidad, confianza en sí mismo y seguridad en sí mismo.
Por supuesto, todos ellos son buenos e importantes y necesarios en nuestra generación, que es la generación de lagueulá (Redención). Como dijo el Rav Kuk en su famosa carta (Carta 378), en la que recalca la necesidad del esclarecimiento de la Tshuva (arrepentimiento sincero) en la forma adecuada a la generación: “En la base de todo, debe llegar la explicación general de la seguridad de la Tshuva, y la potencia de la tranquilidad, y la alegría y vigor, que el alma de cada persona en la que el resplandor de la Tshuva alumbra debe vestir…” (Pág. 36). Y la razón de esa necesidad es que “si llegará alguna persona para innovar elevadas ideas en lo que la Tshuva respecta en esta época, y a la clara señal [de la gueulá] y el resplandor de la salvación que alumbra no prestará atención, no podrá decir nada auténtico según la Torá verdadera” (Pág. 37).
Ahora, podemos comprender lo que dice el Rav Kuk respecto a sí mismo:
“Cuánto debo luchar esa lucha interna, y un fuerte espíritu me impulsa a hablar respecto a la Tshuva, y todas mis ideas sólo en ella se centran” (Prólogo a Orot HaTshuvá).
Por ello, nos extrañamos: Si esa carta fue escrita en el año 5671, ¿por qué se demoró hasta el año 5685, cuando escribió los tres primeros capítulos y cesó de escribir? Hasta que nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk editó el libro, compaginando distintos manuscritos del Rav Kuk, su padre. Es sabido que el Rav Kuk estaba imbuido de espíritu santo: ¿Cuál fue la razón por la que se demoró? Él mismo lo dice: “Según la grandeza del tema, así también los obstáculos” (Carta 378). Porque debe “tener la intención de explicar cómo es que esa alegría auténtica y esa ternura santas no deterioran, D’s no lo permita, el temor a D’s, y no disminuye en lo más mínimo toda la estimulación del alma que se adquiere a través de todo tipo de conceptos de temor. Por el contrario, agrega la potencia focalizada del cuidado y la diligencia del alma” (Carta 378). Es decir, el Rav Kuk teme que la elevadaTshuva dañe el temor a D’s acostumbrado, y también el cuidado y la diligencia que son explicados al principio del libro “Mesilat Iesharim” – cuidado de todo pecado y diligencia en el cumplimiento de toda mitzva. “Sobre todo me es muy difícil la explicación y orientación exactas” (Carta 378), el equilibrio exacto de cuánto se debe hablar respecto al vigor y la alegría, y cuánto se debe callar. Esa es una difícil tarea de equilibrio (véase Orot HaTshuvá, al final del capítulo 14).
Esa es la regla, alegría y vigor no borran al temor a D’s, son un nivel que se edifica sobre él. Y por el contrario, lo fortalecen. Y así escribe el Rav Kuk en el primer capítulo del libro “Orot HaTshuvá”, que la elevada Tshuva se revelará después de los niveles más bajos de ella, que ellos mismos se desarrollarán hasta ser enaltecidos.
Y así está escrito en el libro “Zohar”, que hay una contradicción aparente entre dos versículos: “Servid al Eterno con temor” (Tehilim 2:11), y “servid al Eterno con alegría” (Tehilim 100:2). Y contesta que primero el hombre debe rendirle culto a D’s con temor, y después con alegría (Zohar Vaikra 56:1).
Es cierto que el Rav Kuk escribe en su artículo “HaDor”: “[Nuestra generación] no podrá arrepentirse por temor, pero es muy capaz de arrepentirse por amor” (Ikvei HaTzon 111), pero esa es una situación especial, cuando no hay más remedio, y se comienza de arriba. Porque cuando se trata de salvar, se salva como se puede.
Pero es sobre entendido que después se debe completar el temor a D’s, ya que en la Torá hay una mitzva de temor a D’s, y por supuesto que no fue borrada. Y es la base de todo. “El principio de la sabiduría, es el temor al Eterno” (Tehilim 111:10), “¿qué es lo que el Eterno te pide? Que Le temas y sigas Sus caminos” (Dvarim 10:12), “al Eterno, tu Señor, temerás y a Él le servirás” (Dvarim 10:20). “Todo el que estudió Torá y no tiene temor a D’s, es como un tesorero al cual le dieron las llaves de adentro, pero no le dieron las llaves de afuera” (Shabat 31). “Habiendo sido todo escuchado, he aquí la conclusión; teme a D’s y cumple Sus mitzvot, porque eso es todo el hombre” (Kohelet 12:13).
Es más, si no hay temor a D’s, también el amor a D’s se desmoronará, como dicen en el Talmud Ierushalmi: “Un versículo dice ‘y amarás al Eterno, tu Señor’, y otro versículo dice ‘al Eterno, tu Señor, le temerás, y a él le rendirás culto’. Hazlo por amor, y hazlo por temor. Hazlo por amor, porque si llegas a detestarlo, sabe que el que ama no puede odiar. Y hazlo por temor, porque si llegas a despreciarlo, el que teme no desprecia” (Ierushalmi Sota 5:5).
El que ama no odia, pero puede llegar a despreciar. Hay muchos tipos de desprecio. Hay un desprecio burdo, como rebelión, trasgresión, crimen, herejía. Y hay un desprecio más sutil, que es encubierto con un disfraz de amor por D’s. Algunos ejemplos de desprecio sutil de mitzvot o prohibiciones:
“Yo no logro conectarme con eso”, “ese no soy yo”, “yo lo debo hacer por mí mismo”, “yo escucho la voz interna mía”, “yo escucho al dios que se encuentra dentro mío”, “acéptame tal cual soy”… Ese es el estilo de la última moda, del “New Age” que fue adoptado por los Neo-jasídicos – que en realidad es Neo-paganismo, es decir, el nuevo culto a otros dioses.
Por supuesto, se pueden encontrar expresiones de ese tipo tratándose de grandes sabios jasídicos o el Rav Kuk, pero en muy baja proporción. Pero cuando eso es la mayoría, se trata de un culto a otros dioses, cuando algo parcial se transforma en el todo. Ese desprecio sutil genera pecadores de todo tipo y color, con un camuflaje de culto a D’s con alegría.
Pero el temor a D’s nos salva del desprecio, porque temor a D’s quiere decir verse a sí mismo como un siervo de D’s, porque Él nos creó y también nos saco de la Casa de la Esclavitud. Y como está escrito en el libro “Sefer HaGan” de Rabí Itzjak Ben Elazar, uno de los discípulos de Rabí Moshé HaDarshan: El temeroso a D’s piensa siempre “fui creado sólo para ser un siervo del Creador, bendito sea con todo el corazón. Como dice el versículo ‘y lo servirás con todo tu corazón’, por la buen causa”. “Y toda persona debe aceptar ser muy humilde frente al Creador, bendito sea, y temerle todo el tiempo y rendirle culto como un esclavo que debe servir a su amo, y no como una persona que a veces lo hace y a veces no, sino que siempre cumplirá las mitzvot del Creador, bendito sea Su nombre”. “Y no trasgredirá ninguna mitzva - incluso pequeña - de las mitzvot del Creador, bendito sea” (Sefer HaGan, Iom Rishón).
Hay quienes arguyen: Nosotros nos sentimos más ligados al ser hijos de D’s que al ser siervos de D’s. La respuesta ya se encuentra en el libro “Zohar”:
Tampoco el hijo puede desentenderse del ser siervo, solo que le es permitido ver los secretos del Rey, y continúa siendo esclavo e hijo (Zohar Vaikra 111:2:272).
Esa es la regla: “Habiendo sido todo escuchado, he aquí la conclusión; teme a D’s y cumple Sus mitzvot, porque eso es todo el hombre” (Kohelet 12:13).
Esa es la regla: “Habiendo sido todo escuchado, he aquí la conclusión; teme a D’s y cumple Sus mitzvot, porque eso es todo el hombre” (Kohelet 12:13).
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