Sólo hoy
Pregunta: Muchas veces me siento desalentado. Yo realmente me esfuerzo y me empeño en corregir mis virtudes y mis acciones – y no lo logro. Miro mi pasado, y mis ojos se oscurecen. Miro mi futuro, y si soy sincero conmigo mismo, si soy realista – no veo ninguna esperanza. Tantas veces he caído, me he levantado – ¡y al otro día, he vuelto a caer! Hoy me estoy comportando bien – pero no me parece que por mucho tiempo. Entonces, ¿para qué esforzarme hoy?
Respuesta: Tú has dicho la respuesta: “HOY”. D’s no te exige que corrijas todo tu futuro, sólo HOY. “Hoy – si escucharéis Su voz” (Tehilim 95:7). Hoy, sólo hoy. Cuando se ayuda a personas que se encuentran en un estado de adicción, a veces se utiliza un método: No se les exige corregir su conducta para siempre - sólo hoy. Y mañana – veremos.
Así nos explica el Rav Kuk (Midvar Shur): Nuestros sabios dijeron “arrepiéntete el día anterior a tu muerte” (Avot 2:10). Y cuando le preguntaron a Rabí Eliezer sus discípulos, ¿quién sabe qué día morirá?, les dijo: "¡Entonces, que se arrepienta hoy, porque quizás mañana morirá!" (Shabat 153A). Si así es, ¿por qué no dicen simplemente: Que se arrepienta cada día? Porque no es la misma tshuva (arrepentimiento sincero). Si una persona cree que todavía le quedan muchos años de vida, debe planear el presente y el futuro para que no vuelva a reincidir en su falta. De esa forma sentirá sobre sus hombros un pesado yugo, y perderá la esperanza de arrepentirse sinceramente: ¿Quién sabe qué pruebas le esperan en el futuro?
Por ello, le decimos: Prepárate sólo para un día. “Y por un sólo día, le será fácil vencer a su instinto en las pruebas que encontrará, incluso si se ha acostumbrado a hacer el mal – D’s no lo permita. Y después, se esforzará otro día más, hasta que se acostumbre a andar por el buen camino” (Midvar Shur 88-89).
Ese es el secreto de la concentración de las fuerzas: No te disperses, concéntrate en lo que haces en este momento, y en este día (ver Musar Avija 2:2, Bejol Drajeja Daeu). Pero toma en cuenta que puede que toda tu vida tengas que luchar por alcanzar las mismas metas. También Tzaha”l (Ejército de Defensa de Israel) lucha con gran sacrificio contra nuestros enemigos desde la Declaración de la Independencia – y todavía hay enemigos. Pero cumple su papel, y se merece gran aprecio. También el libro “Tania” fue escrito para la persona beinoni(medio. Ni justo, ni malvado. N. del T.) que toda su vida lucha contra el mismo Ietzer HaRrá (mal instinto), y gracias a D’s logra vencerlo en sus acciones, sus palabras y sus pensamientos.
Hay una antigua leyenda griega, según la cual un personaje fue castigado de una forma muy frustrante: Debía llenar con agua para toda la eternidad un barril perforado, que se vaciaba todo el tiempo. Salvando las grandes diferencias, nuestros sabios nos cuentan que el que estudia y olvida todo lo que estudia – en forma semejante al barril que se vacía constantemente – no debe preocuparse, porque será recompensado por cada balde de agua que volcó en el barril. En otras palabras: “La recompensa, es proporcional al esfuerzo” (Avot 5:23). D’s no juzga a la persona por sus logros, sino que en base a su esfuerzo, en base a la utilización plena de las fuerzas de su alma.
Cada persona en la tierra tiene condiciones de inicio y condiciones de lucha distintas. Por ello, no es juzgada según los logros, sino que según su lucha.
“Y quizás tú digas: ¿Yo estudio mucho, y él estudia poco? Ya sea que estudia mucho o estudia poco, lo importante es la intención” (Brajot 17A).Escribió el Rav Kuk (Shmona Kvatzim 8:36): No debemos desesperar si después de esforzarnos muchos años nos encontramos exigiéndonos en los mismos asuntos que tanto nos ocupamos de ellos y andamos en derredor. Y en lo que respecta a las cosas básicas de las buenas virtudes, a veces nos encontramos en la misma situación, permanecimos en nuestra pequeñez, y nos vemos necesitados a lo largo de toda nuestra vida del mismo esfuerzo para superar problemas morales sencillos – es decir, nos encontramos en el mismo punto de partida. Pero después de todo, sabemos que nuestro esfuerzo no fue en vano, y nuestro espíritu se ha enriquecido mucho con esa labor. El sentimiento de frustración que nos acompaña cuando nos damos cuenta que después de tanto trabajo todavía nos encontramos en la oscuridad, llega para enseñarnos: ¿Qué pretende D’s de nosotros? Él pretende que siempre – incluso hasta la vejez – nos encontremos armados de nuestras fuerzas espirituales, para trabajar y cargar, y nunca digamos que ya hemos terminado nuestra tarea. Porque la meta no es alcanzar algún logro, sino que elevarnos, y siempre andar trepando. Y cuando nos ataca algún sentimiento de holgazanería que pretende debilitar nuestro esfuerzo, y nos hace ver la dura realidad: Tal parece que todo nuestro esfuerzo pasado no tuvo ningún fruto, como si permaneciésemos en la misma situación inicial en la que empezamos a trabajar, de pobreza de espíritu y congoja. Eso no es para que desesperemos – D’s no lo permita – sino que para hacernos recordar que debemos luchar siempre, que no debemos alcanzar una meta determinada sino que luchar. “Bienaventurado sea el hombre temeroso de D’s que desea las mitzvot” – las mitzvot en sí, y no su recompensa. Y después que aceptemos con buen corazón la época de oscuridad, nos alumbrarán luces nuevas- viejas, “el Eterno es mi luz y mi salvación. ¿A quién he de temer?” (Tehilim 27:1).
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