El kadosh David
En un paseo por las partes antiguas de Ierushalaim, le dijo el maestro a sus alumnos: “Nos encontramos ahora en el lugar donde estaba construido el palacio del rey David. Y desde aquí” – agregó el maestro – “él vio a Bat Sheva en su bañera”. ¡Ese maestro está loco! ¡¿Eso es lo que encontró para excitar la imaginación de sus alumnos o alumnas?! En vez de estimular su imaginación con las buenas virtudes de David, su paciencia, su aceptado de todos los oprobios, su sed de D’s, su valentía en la batalla, su bravura nacional, su kdushá(santidad) y pureza, su sacrificio por la edificación del Reinado de Israel - ¡¿Eso es lo que encontró para incitar su imaginación?!
¡Como si nuestra imaginación no estuviese de por si exacerbada con todos los malos vientos que llegan del occidente! No se trata de un desliz del maestro, sino que toda una concepción, como la planteó el maestro más tarde: “Yo recalco que David fue, a fin de cuentas, sólo un hombre, un hombre con debilidades, una gran persona con grandes debilidades, un ser humano con cosas buenas y malas, no una persona ideal”. ¡Escuchen los cielos! ¡Eso es lo que le pareció correcto decir! Y en efecto, uno de los alumnos contestó: “Con una figura como esa me es más fácil identificarme que con una persona pura y kdoshá”. “Así es”, afirmó el disertador.
¡Pobre de los oídos que escuchan eso! Y lamentablemente, se trata de toda una doctrina; tomar las grandes ykdoshot figuras y rebajarlas a “la altura de nuestros ojos”. Es cierto que hay dificultades, que la lucha contra elIetzer HaRrá (mal instinto) no es fácil, que a veces somos derrotados, que a veces estamos frustrados y desesperanzados porque no logramos liberarnos de él.
Pero, ¿cuál es la solución? Agregar bravura, fortalecer el deseo de vinculación con D’s, mirar a nuestras grandes figuras con admiración y marchar tras ellas. En vez de ello, toman a las grandes figuras y las hacen enanas, las transforman en personas como todas, con un pie en la luz y el otro en la oscuridad, cuando la luz y la oscuridad se entremezclan – y de esa forma, podemos identificarnos con ellas.
En vez de elevar al alumno más y más, hacer despertar en él anhelos, comprensión, conocimiento, y darle fuerzas – lo dejan ahí abajo, y rebajan a su altura al que se encuentra arriba. Y ahora, le será fácil identificarse, podrá estudiar Torá una hora - y después pasearse por el Internet leyendo porquerías.
Pero el rey David, que en paz descanse, no se identificaba con su pecado.
Pero el rey David, que en paz descanse, no se identificaba con su pecado.
Como dicen nuestros sabios, que lloró durante 13 años por ello, como dice el versículo “empapo mi lecho con mis lágrimas” (Tehilim 6:7). No está relacionado con la aclaración de nuestros sabios que “todo el que dice que David pecó se equivoca” (Shabat 56) y Rabí Itzjak Abarbanel dice que pecó, porque también en su opinión era una persona gigante y se arrepintió sinceramente, logró liberarse del pecado y fue totalmente limpiado de ello.
Según Rabí Itzjak Abarbanel, es cierto que nuestro rey David cometió un grave pecado una vez en su vida, pero eso no lo transforma en un pecador. El que mintió una vez en su vida no se convierte en un mentiroso, y el que perdió una vez una lucha no se convierte en un perdedor crónico. No se determina alguna característica de una persona por un solo incidente.
David no es un pecador a medias, es una gran persona, tzadik (recto) y kadosh. Pero también un tzadik y kadoshpuede equivocarse alguna vez.
Incluso nuestro Rav Moshé se enojó, y por ello se equivocó – y no por eso diremos que era una persona iracunda, que se equivocaba. No se juzga a la persona según un incidente extraordinario.
Antes de decir respecto al rey David algo que no dijeron nuestros sabios, hay que estudiar lo más sencillo. No hay problema en proponer comentarios nuevos al Tana”j (La Biblia), hay cientos y miles, pero deben ser dichos en base a la fe y el temor a D’s. Para ello se debe estudiar primero libros básicos, como Mesilat Iesharim.
Estudia en ese libro “Shaar HaJasidut”, y encontrarás que David se sentía sediento de D’s, y no de su pecado, D’s no lo permita. “Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así mi alma anhela a Ti, oh D's. Mi alma tiene sed de D's, del D's vivo; ¿cuándo vendré y me presentaré ante D's?” (Tehilim 42:2-3), “mi alma ansía y suspira por los atrios del Eterno” (Tehilim 84:3), “mi alma tiene sed de Ti” (Tehilim 63:2), “me complaceré en tus mitzvotque he amado” (Tehilim 119:47).
El Ramja”l (Rabí Moshé Jaim Luzato, autor del libro Mesilat Iesharim) nos dirige: ¿Tú quieres llegar a la piadosidad? Estudia Tehilim (Salmos) y déjate llevar por ellos. Todo muchacho estudió Mesilat Iesharim. Seguramente también ese maestro lo estudió. Entonces, debe volver a estudiarlo diez veces, cien veces, hasta que las palabras profundicen en su ser.
No todo el que se le ocurra hablará de David, no se puede decir lo que se quiere y hacerlo como una persona sin carácter, que prueba de todos los mundos, para proveer legitimación al que marcha en forma dialéctica entre los caminos de la vida puros e impuros al mismo tiempo. Incluso si quieres estudiar de Rabí Itzjak Abarbanel, aprende de él que el rey David hizo un grandioso arrepentimiento, por su majestuoso anhelo del kodesh.
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