No me liberen a cambio de terroristas
Soy un soldado de infantería del Ejército de Defensa de Israel, y declaro: Si soy secuestrado, no me liberen a cambio de terroristas. Ni siquiera negocien con terroristas para mi liberación.
Cuando firmo eso, mi mano tiembla un poco, pero es lo correcto. No quiero que por mí sean heridos otros judíos. No liberen asesinos. Es más, rendirse frente al terrorismo genera más y más terrorismo. Así firmo yo en mi tarjeta: “Yo, que firmo abajo, soldado del Ejército de Defensa de Israel, declaro que si llegaré a caer en manos de alguna organización terrorista, pido que no sea liberado a cambio de terroristas que causaron algún daño a ciudadanos de Israel. Yo estoy seguro que el gobierno de Israel y Tzaha”l (Ejército de Defensa de Israel) lo harán todo para rescatarme, con valor e inventiva”.
Asesinos – ¡a la cárcel, o la tumbal! Eso es lo que cuidará de Am Israel (el Pueblo de Israel). Eso es lo que disuadirá a los asesinos. No me liberen a cambio de terroristas. No le pregunten a mis padres; no son ellos los que deciden por mí. Yo soy el que decido. Si soy capaz de ser soldado, soy también capaz de decidir al respecto.
No le tengo miedo a nada. Vi una soldada que firmó. Tampoco ella tiene miedo: Muy bien. No dije: Muy bien que se enrola, solo dije muy bien que no tiene miedo.
Cuando voy al ejército, ya sea el servicio obligatorio o de reservista, yo se que eso tiene un precio. Eso es también parte de ese precio.
No necesito la Gmará (Guitin) para saber que no se rescata un secuestrado pagando un precio excesivo, por dos razones: Por el precio que el público pagará, y porque se pierde la fuerza de disuasión. No necesito leerlo en laGmará, yo lo veo con mis propios ojos.
Sencillamente, no quiero liberarme a cambio de terroristas, no quiero que mi nombre esté ligado a un niño o niña que serán asesinados, o hombre o mujer. ¡No quiero! Tengo principios. Amo la vida y la libertad, pero también tengo principios. Respeten por favor mi voluntad. No soy su pertenencia. Antes que nada, soy mi pertenencia. Yo consiento con que el ejército intervenga para liberarme, eso es otra cosa. Guerra, es guerra. No lo exijo, pero estoy de acuerdo, tengo confianza en Tzaha”l. Cada día que yo lucho, confío en Tzaha”l – entonces, también en eso confío.
Recuerden el secuestro de Shmuel Rosenvaser en el año 5730. Él era un guardián en Metula por la noche, y fue secuestrado por un grupo de terroristas del Líbano. Antes que nada, la noche posterior al secuestro, Israel entró en un poblado libanés cercano a la frontera, capturó 9 soldados, 12 ciudadanos, muchas armas y equipos, y también hizo explotar la planta eléctrica que proporcionaba electricidad al radar libanes.
Durante todo un año Shmuel Rosenvaser estuvo cautivo en Líbano, Irak, Siria y Jordania, y sufrió duras torturas. La organización terrorista Fata”j exigió a cambio de él la liberación de 3500 terroristas. El Estado de Israel no se dejo vencer, y finalmente Fata”j se conformó con la liberación de un solo terrorista.
Conclusión matemática: 1=1. ¡Si! 1=1. Shmuel Rosenvaser regresó a pie del Líbano. Cuando llegó, una oficial del ejército lo recibió con un ramo de flores. Él se emocionó mucho, y dijo: "Por favor, un vaso de agua".
Yo también pediré un vaso de agua y un ramo de flores, si es posible.
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