Biblioteca Medicea Laurenziana, Manuscrito Plutei_02.17 folio 139v |
Si recordamos el relato sobre la mujer kenanit (cananea) a la que se iguala a los perros (ver sobre de Mateo 15.21-28), vemos que en el presente párrafo Yesh”u se refiere (por primera vez) a los no judíos en esos términos, añadiéndole la expresión “cerdos”. Esto último está perfectamente usado en virtud de que apunta, metafóricamente, a la impureza de los no judíos, tal como el cerdo era uno de los animales impuros de la lista de Vaicrá (ver Leviticus 11:7-8).
Remata su discurso, altamente discriminatorio y degradante hacia los no-judíos, clasificándolos de poco confiables, de traicioneros.
Obsérvese que el evangelista Lucas, de origen no-judío, omite la referencia a la mujer cananea y también la que se cita aquí. No encontrará usted ningún paralelo en ese evangelio que haga siquiera mención de aquellos relatos. Incluso se advierte su cuidado en la traslación de los discursos. Un ejemplo puede verse comparando la cita griega de Mateo 5:47:
και εαν αϲπαϲη
ϲθε τουϲ αδελφουϲ
ϋμων μονον
τι περιϲϲον ποι
ειται ουχι και οι
εθνικοι το αυτο
ποιουϲιν
(“Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué más hacen? ¿No hacen lo mismo hasta los paganos?”)
-Codex Sinaiticus, folio 202a.
La versión de Luca reemplaza la palabra paganos por la palabra pecadores quitándole su valor original (ver Lucas 6:32-34: ואן עבדין אנתון דטב לאילין דמטאבין לכון אידא הי טיבותכון אף חטיא גיר הכנא עבדין). Esto es comprensible si se tiene en cuenta que su propósito era relatar los hechos a sus pares, los no judíos.
Por otra parte cuando Yesh”u enseña:
וכל מה שתרצו שיעשו לכם בני אדם עשו להם זאת התורה ודברי הנביאים
“Y todo lo que quieran que les hagan a ustedes los hijos del hombre, háganlo a ellos; esta es la Torah y las palabras de los profetas”
Ahora bien, Hilel HaZaken también enunció el mandamiento: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" o la ley ética:
דעלך סני לחברך לא תעביד זו היא כל התורה כולה ואידך פירושה הוא זיל גמור
"Lo que te es odioso a ti no se lo hagas a tu prójimo" —a lo cual consideraba toda la Torah, y el resto sólo comentario”
-Talmud Masejet Shabat 31 a.
Por otra parte en el Talmud leemos:
"Los que son insultados pero no devuelven el insulto; los que se oyen reprochados, pero no responden; los que actúan a partir del amor y se alegran en aflicciones... de ellos la Escritura dice-. Los que lo aman son como el sol cuando sale en su fuerza"
Yoma, 23a; Shab., 88b; Gitt., 36b: Cfr. Shoftim 5:31;
La Escritura prescribe que el hombre devuelva el buey o el asno de su enemigo extraviados, y que ayude al asno de quien lo aborrece, cuando lo vea caído debajo de su carga (Shemot / Ex 23:4-5.) (Y entonces, cuánto más no deberá ayudar a su enemigo mismo); Di”s compelió a Yonah a salvar a Nínive, la ciudad de sus enemigos, que había destruido (o estaba por hacerlo) al país natal del profeta; se dice en un midrash:
“¿Cómo afecta al Santo, bendito sea, el que un hombre mate una bestia de acuerdo o no con la halajá, y la coma? ¿Le aprovecha o lo daña? ¿O cómo le afecta que un hombre coma alimentos inmundos o limpios?... los mandamientos sólo fueron dados para purificar a la humanidad”.
-Midrash Tanjuma, Shemini, 12 (ed. Buber, pág. 30); Gen. R., § 44 (comienzo); Lev. fl., § 13.
Y una maravillosa sentencia afirma:
“Las limosnas y las buenas obras pesan más que los mandamientos en la Torah.”
-Talmud Bablí Masejet Peah 4: 19
Si recordamos, en suma, todos estos ideales éticos —y hay muchos más semejantes— somos inevitablemente conducidos a la conclusión de que el plagiador de Yesh”u difícilmente introdujo alguna enseñanza ética fundamentalmente extraña al judaísmo.
Tan extraordinario es el plagio de los Evangelios que el material fueron extraído simple y exclusivamente a partir del contenido en el Talmud y el Midrash.
Pero en los Evangelios hay algo nuevo. Yesh”u, que no se interesó por la halajah ni por el conocimiento secular que la halajá requiere, ni (excepto en una medida limitada) por la exposición escritural, Yesh”u reunió y, por así decir, condensó y concentró las enseñanzas éticas de tal modo que hizo que se destacaran más que en la agadá talmúdica y en los midrashim, donde están dispersas entre discusiones triviales y cuestiones sin importancia. Incluso en el TaNa”J (Biblia Hebrea), particularmente en el Jumash (Pentateuco), donde la doctrina moral es tan destacada, y tan purificada y elevada, esta enseñanza aparece mezclada con leyes ceremoniales o cuestiones de interés civil y comunal, que también incluyen ideas de venganza y dura reprobación.
Aunque hay en la Mishnáh todo un tratado dedicado exclusivamente a la doctrina ética (el Pirké Avot), se trata sólo de una compilación extraída de las sentencias de muchas veintenas de los tanaim, e incluso (el Capítulo Sexto complementario, Kinian Tora) de los amoriam; pero las enseñanzas éticas de los Evangelios provienen de un solo hombre y llevan todas la misma y peculiar marca de calidad. Un hombre como Yesh”u, para quien el ideal ético lo era todo, había sido hasta entonces ignorado por el judaísmo de la época.
Hilel HaZaken alcanzó un nivel ético no inferior al de Yesh”u, pero mientras este último (prescindiendo de los actos de brujería registrados) no dejó detrás de sí casi nada más que sentencias éticas y parábolas irrelevantes, a Hilel le interesó igualmente, si no más, la halajá.
Todo, desde las señales de la lepra, Nidá y Jalah, hasta los préstamos usurarios, fue abarcado por la doctrina de Hilel. El introdujo enmiendas en la ley civil y en las disputas matrimoniales (el Prozbol, Bate Joma [Levítico, 25:31], la redacción del contrato de matrimonio, etc.). Ocupó un sitio en el Sanhedrín. No sólo fue maestro y Rabí, sino que análogamente sirvió a su pueblo como juez, legislador y administrador.
En Yesh”u no hay nada de esto.
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