Diferencia de opinión
(Arutz 7, Jeshvan 5756, una semana antes del asesinato del Primer Ministro Itzjak Rabin z”l)
Me dijo un amigo: ¿Cómo puedo no odiar a esas personas? ¡Ellos tienen ideas terribles, espantosas, que ponen en peligro al pueblo, la tierra y el país! ¿Acaso debo aceptarlas, ser amigo de ellos y coincidir con todo lo que digan?
No. Se trata de un error. Diferencia de opinión es legítima, y a veces es necesario. Tú debes luchar con firmeza contra esas ideas, que son como una enfermedad para la Casa de Israel. Pero eso no justifica odiar a la persona que expresa esas ideas. Diferencia de opinión – sí. Distanciamiento de corazones – no.
No. Se trata de un error. Diferencia de opinión es legítima, y a veces es necesario. Tú debes luchar con firmeza contra esas ideas, que son como una enfermedad para la Casa de Israel. Pero eso no justifica odiar a la persona que expresa esas ideas. Diferencia de opinión – sí. Distanciamiento de corazones – no.
La idea es odiada, pero la persona que la piensa no lo es. Hay que diferenciar entre el tema y el que lo presenta.
Quizás tú digas: Es difícil hacer esa separación, yo identifico a la persona con lo que piensa. Y a pesar de ello, debemos ser capaces de separar. No se puede mezclar. Una persona con una concepción política que tú te opones a ella, no se transforma por ello en un “animal político”: Es una persona. En primer lugar, es una persona que pertenece a Am Israel (el Pueblo de Israel), y luego tiene una opinión política determinada. No se limita a un “animal político”, el vive y respira, trabaja y ama, es esposo de su mujer y padre de sus hijos, y le brinda a las personas. Su personalidad no se limita a su “casilla” política.
Esa separación es obligatoria. Cuando se la ignora, se crean estereotipos, y se le “pega” al prójimo una apariencia exagerada, caricaturesca, que en gran medida no es cierta. Se desvanece todo el aspecto humano de su personalidad, y entonces está permitido odiarlo, golpearlo, y ¿quién sabe? incluso matarlo.
Es cierto que se trata de un proceso natural: Cuando hay un gran antagonismo a la posición de una persona en asuntos críticos, hay un deterioro paulatino en cuanto a la actitud frente a su personalidad, el aspecto humano de él. Para evitar ese proceso es necesario hablar, intercambiar opiniones. ¿Entonces, comenzaremos a organizar simposios? No. No se puede hablar en forma normal en un simposio, o una reunión de mucha gente. Hay que hablar el uno con el otro, o a lo sumo dos con dos. El investigador sociológico ingles Parkinson escribió que una charla es efectiva si el número de participantes de ella son entre tres y cinco. Hasta cinco personas, la persona habla. Si hay más, ya se trata de un discurso, y eso evita toda aclaración de ideas. Debes conversar con personas que no pertenecen a tu grupo. No me preguntes dónde los encontrarás, los encontrarás dentro de tu propia familia: En toda familia hay datiim (religiosos) y no datiim, jaredim (ultra-ortodoxos) y tzionim (sionistas), derechistas e izquierdistas,ashkenazim y sfaradim, etc.
Se puede charlar agradablemente, y tendrá un doble provecho:
1. Evitará los mal entendidos. Nadie convencerá al otro, pero su “caricatura” se disolverá.
2. Otro gran provecho: Verás que también el otro es una persona, y se merece ser amado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante para nosotros!