9/12/2011

¿Protesta social, o lucha económica?



¿Protesta social, o lucha económica?

¿Acaso la protesta en contra del alto costo de la vivienda – que se extendió y se transformó en una protesta general en contra del alto costo de la vida – está relacionada con la Torá o no? Por supuesto que D’s alumbra nuestro camino también en todo asunto nacional o social, y nos guía en todos los campos de la vida y todo lo que Él nos dijo "haremos y escucharemos". La pregunta es: ¿Se trata de una protesta social o una lucha económica? ¿Una protesta por las necesidades básicas de la vida, o una protesta de lujos? ¿Una protesta por justicia social, o una protesta por los intereses de un sector determinado de la población?
Por supuesto, también una lucha por intereses es legítima, y esta permitida según la Torá. Estamos en un país libre, en el que hay fuerzas de mercado. Se trata de un régimen capitalista liberal, en el que la persona tiene permitido luchar para ganar más y pagar menos. Está permitido según la Torá, pero no es obligación. Lo que es obligación es impedir la pobreza, y lo que está permitido es elevar el nivel de vida.
Evitar la pobreza es la obligación de la caridad. Según la halajá la persona particular debe dar caridad, y la sociedad en general debe obligar a la caridad – es decir, una colectividad y por supuesto un país.
Como es sabido, “tu vida antecede a la vida de tu prójimo” (Baba Metzia 62A), pero tus lujos no anteceden a la vida de tu prójimo – como es aclarado en el Shuljan Aruj (Iore Dea 251), en las cartas al final del libro Tania, al final del libroAhavat Jesed del Jafetz Jaim, y en las responsas Orej Mishpat del Rav Kuk. Por ejemplo, no puede ser que tú te bañarás o regarás tu jardín cuando tu prójimo no tiene agua para beber (Nedarim 80B). ¿Quién es pobre? El que carece de las necesidades mínimas. Y como hemos dicho, está permitido elevar el nivel de vida, pero no es obligación según la Torá adherirse a esa lucha y colaborar con ella.
La protesta fue definida por sus dirigentes como “clase media que se desploma”, y exigen del gobierno que le entregue más - a cuestas de otras necesidades del país, como por ejemplo las necesidades de seguridad. No se trata de una lucha por los pobres, precisamente.
Es cierto que se adhirieron a esa protesta pobres, pero son una pequeña minoría, de la misma forma que se adhirieron otros grupos: Unos luchan por que dejen de demoler viviendas ilegales de los árabes, estos luchan por los asentamientos ilegales de los beduinos, estos otros luchan por los inmigrantes y refugiados, y entre ellos hay también pobres realmente, que no tienen donde vivir. Pero el grueso de la manifestación, es para la clase media.
Por ello, si ya luchamos, hay que luchar por la clase baja, los realmente pobres, y esa es una mitzva de la Torá. Elproblema realmente existe, y en todo el mundo hay un deterioro de la política social, y en todos lugares hay protestas similares a la nuestra. Es cierto que el costo de la vivienda en nuestro país subió desde hace 4 años en un 34%, y en la zona de Gush Dan un 49%.
Pero también el problema de la pobreza es real y no se lo puede solucionar tan fácilmente, porque hay un límite para los impuestos. En la reforma económica que hizo el Primer Ministro en la cadencia anterior limitó las transacciones bancarias: La situación era que un 10% del pueblo mantenía al otro 90%. Había serio peligro que ese 10% pierda la paciencia y traslade su capital al exterior, o sus fábricas, o busque alguna grieta en la ley y comenzará una lucha de cerebros.
Por supuesto que un régimen socialista – es decir, reparto igualitario de las ganancias y dirección conjunta de los medios de producción – es más justo. En cierta forma es como una familia, y sería correcto que toda nación sea como una gran familia. El kibutz es realmente algo maravilloso. El problema con el socialismo es que no es efectivo. Los países comunistas se desplomaron y se transformaron en capitalistas. Y ya demostró el escocés Adam Smith – el padre de la economía moderna – que  lo que hace marchar a la economía son los intereses personales. Y también su seguidor – David Ricardo, de origen judío – edificó en ello todo el sistema económico. Porque la persona está acostumbrada a sacrificarse sólo por sí mismo, y no por su prójimo. El capitalismo es el que triunfa.
Por ello, la solución es capitalismo beneficioso. Nuestro ministerio de seguridad social reparte billones a personas necesitadas. Su presupuesto es de los más grandes del país. Es la alcancía de caridad del país. Y ya dijeron: ¿Quién es el que entrega más caridad en el país? - ¡El país mismo! Pero como hemos dicho, también eso tiene un límite, y todo eso se refiere a pobres auténticos.
Al respecto le preguntó el Rav Shlomó Zalman Shragai al Rav Kuk en nombre del movimiento HaPoel HaMizraji – la sección socialista del movimiento HaMizraji – cuál es el régimen correcto según la Torá. Le contestó el Rav Kuk que sin tratar el tema, está claro que la propiedad privada sería no conveniente si cumpliesen como corresponde las mitzvot dela Torá. Y la razón es muy sencilla: Tus lujos no anteceden a la vida de tu prójimo. Está permitido ser muy rico, pero no se puede soportar la pobreza y el sufrimiento. Y con todo, no hay una exigencia de igualdad.
El Jatam Sofer fue preguntado en cuanto a las cooperativas – fundadas por Robert Owen – en las que hay un reparto igualitario de las ganancias, sea cual sea el trabajo de la persona. Él contestó que por supuesto que es bueno, así era que los Cohanim (sacerdotes) se repartían en forma igualitaria, y también los soldados repartían en forma igualitaria el botín de la guerra. Pero la misma respuesta: No es efectivo, la persona común no se esforzará por el prójimo.
Así escribe el Ramba”m, que si no fuese por los locos, el mundo no sería edificado.
Las personas se sacrifican para ganar dinero, y de esa forma la economía y la tecnología se van desarrollando. Una lucha en contra de los ricos no es correcta en la práctica y no es justa según la Torá. Es cierto que el nivel de vida se elevó mucho en Israel, pero también las diferencias entre los sueldos crecieron. Y a pesar de ello – no te fijes en el plato del vecino. Y también esos ricos traen bendición para el mundo. El capitalista americano famoso Ford (también un poco antisemita, pero no está relacionado con el tema) le procura el sustento a 600000 personas, por querer ganar más y más.
Dicho sea de paso, no todos los comunistas lucharon por justicia social, sino que para sustituir la burguesía rica. Los líderes comunistas se hicieron muy ricos, no menos que la burguesía corrupta contra la que lucharon.
No se debe luchar contra los ricos, se debe luchar por los realmente pobres. Hay también varias soluciones prácticas en cuanto al costo de la vivienda y alquileres que es también su consecuencia. Por ejemplo, una vivienda promedio cuesta 1550000 shkalim. De ese precio, 400 mil son costo de construcción, 150 mil ganancias del capataz, 150 mil mejora del terreno. En total, 700 mil. El terreno cuesta otros 500 mil, impuestos 350 mil. Es decir, 850 mil son ganancias del estado.
Puede ser recaudado de los ricos, pero no es correcto exigirlo de los pobres. Pero la verdad debe ser dicha, el Primer Ministro propuso varias soluciones para resolver el problema de falta de viviendas, cuando la mayoría no son nuevas, sino que varias son propuestas conocidas, pero ese tipo de cambios llevan tiempo. Esa es la regla, no hay soluciones milagrosas.
No es un secreto, gran parte de los protestantes vieron una oportunidad para atacar al Primer Ministro. Por supuesto, está permitido luchar por cambiar el Primer Ministro, pero se debe ser correcto y no esconder una lucha política bajo un disfraz de "justicia social". Y de todas formas, eso está lejos de ser una lucha de la Torá. Pero se trata de una falta de rectitud, porque justamente este Primer Ministro es el que actúa y se preocupa por esos temas.
Como hemos dicho, no se puede hacer de pronto revoluciones sociales. Si se pudiese que el estado dejase de cobrar por el terreno y los impuestos de construcción, los precios bajarían mucho, pero los que compraron según el precio anterior perderán mucho dinero, y no es justo. Las leyes de la economía son complejas. Nuestros sabios nos dicen que D’s prefirió hacerle un milagro a un padre que su esposa falleció para que pueda amamantar al niño como una mujer, y no darle dinero. Leche paterna es un milagro particular, que no influye en toda la sociedad, pero crear dinero nuevo tiene consecuencias económicas. El Rav Kuk explica en su libro Ein Aya que D’s no quiere dañar las leyes de la economía, a pesar que son duras y sin compasión, porque ellas edifican el mundo (Ein Aya, Shabat 53:5).
Y debemos decir para mérito de nuestro país que su economía es muy estable, y la dura crisis mundial de EE.UU. y Europa nos salteó. Las profundas reformas económicas del Primer Ministro sanean nuestra vida lentamente. Cambios repentinos pueden llegar a producir crisis económicas, y los que saldrán pagando serán justamente los pobres, que dependen de cada vintén. Los anarquistas de todo tipo que surgen como hongos en esas protestas quieren cambiarlo todo, y se piensan en su inocencia que “un mundo viejo destruiremos hasta sus cimientos” (Internacional Comunista), y de los restos humeantes del mundo viejo corrupto brotarán las flores del futuro.
También la presencia de la izquierda radical en esas manifestaciones no es una bendición, porque no se trata de una izquierda social sino que de una izquierda política, y en nuestro caso justamente debemos lamentarnos que en nuestros días no hay una izquierda social con una representación partidaria adecuada. Y debemos recalcar que el que formuló más leyes para el bien de los pobres y los necesitados fue justamente el partido Mafda”l. Y en cuanto al costo de la construcción, la izquierda política no representa justamente la izquierda social, porque en Iehudá Shomron (Judea y Samaria) hay un sin fin de terrenos a bajo costo que pertenecen al estado. Cuando la izquierda política radical que lucha en contra de la seguridad nacional se expresa en la protesta – nos hace dudar mucho. Y también el presupuesto de la protesta llega a través del fondo “HaKeren HaJadashá LeIsrael”, lo que nos hace pensar mucho más aún.
Volvamos al tema del costo de la vivienda. Otra solución es agilizar la construcción y simplificar el sistema de permisos para construcción, que son extremamente complicados. Todos los años se suman 50000 hogares nuevos, y el gobierno permite construir 40000 viviendas por año. De momento que la demanda es mayor que la oferta, los precios aumentan, en forma natural.
De todas formas, Clal Israel no se encuentra en esas manifestaciones, y los números que fueron publicados fueron muy exagerados: 4 o 5 veces tanto de lo real. Y dicho sea de paso, esas mentiras de los medios de prensa no nos prestigian. Sólo un sector determinado de la nación se encuentra allí, y como hemos dicho, su lucha es legítima, pero no es una lucha de la Torá y de la justicia, sólo una lucha del bolsillo y del dinero. Es una lucha individualista, y no una lucha idealista.
Por ello, tenemos la obligación de hacer una acotación general en cuanto a la actitud misma para con el estado, porque escuchamos en esas manifestaciones el slogan: “Devolver el país al pueblo”. Es cierto, hay dos concepciones distintas en cuanto al estado: Como de herramienta, instrumento de provecho, cuando el estado es para servirle al individuo particular. Esa es la concepción de los filósofos ingleses como Thomas Hobbes, John Locke, Mill y también el filósofo francés Rousseau. La persona es un lobo para con la persona, pero por nuestro bien, es preferible que deje de morder, y acepte el yugo de un estado que es como una sociedad de seguro grande. Pero nuestro estado no fue edificado de esa forma - es decir, para servirle al individuo particular - sino que es un ideal en sí, vinculado con el alma del pueblo, con la esencia de la nación. No como Aristóteles que pensó que el público general es una suma de individuos particulares, sino que como Platón, que opinaba que la nación es una entidad en sí.
Por supuesto que el individuo particular es importante, pero también el público lo es. Los dos son importantes, y hay que encontrar un equilibrio entre ellos. Por supuesto que el individuo particular tiene derechos, pero no se puede colocar el individualismo como el eje central de la vida. La edificación de la nación es también la dicha del particular. Un periodista entrevistó a la esposa de un oficial del ejército que llegó a visitar la protesta, y le preguntó: "¿Por qué no ha llegado antes?" Ella tartamudeó, y dijo: "Estamos acostumbrados a dar, y no a tomar". El país no es una vaca lechera, con un contenido interminable. En efecto: ¡Denos! Pero - ¿de dónde? ¿A expensas de qué? No es una lucha social dela Torá por los débiles y la justicia, sino que una lucha por los derechos de ellos mismos, según las reglas de juego del mercado, que es legítima pero no es algo con valor espiritual.
Fortalezcámonos, y agreguemos luchas auténticas por los pobres y los débiles. Nos fortaleceremos en la edificación de nuestro pueblo y nuestra tierra. Gracias a D’s avanzamos, nos vamos construyendo, renacemos, nuestro alma nacional despierta, a través del impulso Divino tremendo, a través nuestro y dentro nuestro.  Nos fortaleceremos y nos ezforzaremos.


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