Desde que la Mikra (Escritura), palabra de Di"s, sirvió de norma fundamental para Israel, no ha cesado de ser leída, comentada y actualizada con vistas a la práctica cotidiana. Durante la época del Beit Shení (Segundo Templo), se desarrolló un extenso corpus interpretativo que se categorizó en dos vertientes fundamentales e indisolubles: la actualización que fundamenta y sostiene la Halajah (הלכה, enseñanza autorizada en materia jurídica y comportamental), y aquella que nutre e ilumina la Hagadá (הגדה, enseñanza científica y homilética) destinada a fortalecer la fe y esperanza del pueblo. La Mikra es objeto de una profunda investigación (midrash, מדרש), cuya intensidad solo puede comprenderse en el contexto de la búsqueda incesante de Di"s a través de Su palabra revelada. Los Perushim (פרושים, explicadores de la Torah; también conocidos como fariseos) fueron quienes llevaron a cabo esta actividad hermenéutica fundamental, propagándola entre el pueblo y sosteniéndola en la liturgia sinagogal. Esta tradición se convirtió en el centro de controversia entre los Perushim y los Tzedokim (צדוקים, saduceos) durante el período del Segundo Templo, y posteriormente, a partir del período de los Gueonim (גאונים), específicamente durante el siglo VIII e.c., se convirtió en el punto focal de disputa entre el judaísmo rabínico y el caraíta. Para estos antiguos Perushim, la exégesis o midrash, tanto en su dimensión halájica como hagádica, constituye una parte integral de la Torah Shebealpé (תּוֹרָה שֶׁבְּעַל־פֶּה, Torah Oral). Según la tradición judía ortodoxa, Moshé recibió la Torah escrita en el Har Sinaí (הר סיני) junto con su interpretación y expansión oral de los mandamientos, transmitiéndose de maestro a discípulo generación tras generación. Originalmente, la Torah Oral se difundió estrictamente de manera verbal, siendo transcrita solo para uso personal. La reorganización de la Torah Oral, que se traduce ante todo por la redacción del Sha"s (ש"ס, Mishnah), como hemos visto en el artículo anterior http://www.orajhaemet.org/2011/05/la-torah-oral-es-coherente.htm, lleva también consigo una formación más o menos sistemática de colecciones exegéticas.
Las compilaciones y tradiciones más antiguas se distinguen por su característico laconismo, su estilo alusivo y otros rasgos propios de su oralidad. Las colecciones más recientes, formadas en Eretz Israel (ארץ ישראל) durante los siglos VII y VIII de la Era Vulgar, aunque preservan indudablemente tradiciones antiguas y formulaciones rigurosas que atestiguan su origen oral, remodelan por escrito el legado inmemorial que actualizan. Existe una antigua controversia, que continúa hasta nuestros días, sobre cuándo se pusieron por escrito las obras canónicas del período talmúdico. Sin embargo, hay consenso en que durante ese período, la memorización oral para lograr el dominio constituía un motivo central del estudio. Según el Talmud Bavlí Shabat, inicialmente el pueblo de Israel recibió la Torah Oral bajo coerción durante la Revelación en el Sinaí cuando Di"s así lo ordenó, y posteriormente, durante la festividad de Purim, la aceptaron voluntariamente. Algunos han inferido de la multiplicidad de disputas encontradas en la Mishnah y el Talmud sobre asuntos de práctica diaria o frecuente (como los tiempos para la recitación del Shemá’, la determinación de la puesta del sol y muchos otros) que es imposible atribuir todas estas controversias al olvido causado por el exilio y los eventos históricos. Esta inferencia se basa principalmente en el hecho de que la observancia de muchos mandamientos (como la colocación de tefilín o la fijación de la mezuzá) no se menciona en los libros proféticos. Además, el fenómeno de las disputas sobre las reglas de interpretación aparentemente no podría surgir del olvido si hubiera existido una tradición continua en cada generación. Esta evolución encuentra su expresión en el Midrash Tanjuma, cuya redacción tardía, aunque elaborada a partir de materiales antiguos, no mantiene una distinción cronológica estricta en los nombres de los rabanim (רבנים), proporcionando actualizaciones exegéticas que considera significativas sin discriminar entre lo nuevo y lo antiguo.
La redacción tardía de los textos rabínicos presenta una ventaja significativa al actualizar y explicitar los fundamentos esenciales que las generaciones precedentes vivieron de manera implícita. Esta dinámica se ilustra en el comentario sobre el versículo de Shemot / Éxodo 34:27, donde está escrito “Y el Eterno dijo a Mosheh: ‘Escribe estas palabras’” que se interpreta en conjunto con el versículo de Hoshea / Oseas 8:12:
(אכתוב) [אֶכְתׇּב־]לוֹ (רבו) [רֻבֵּי] תּוֹרָתִי כְּמוֹ־זָר נֶחְשָׁבוּ׃
“Si Yo le hubiera escrito la multitud de las enseñanzas de Mi Torah, ¿no sería ella considerada como extranjera?”.
La profundidad de esta interrelación textual se desarrolla a través de la enseñanza de Rabí Yehudah bar-Salom, quien expone que cuando el HaKadosh Baruj Hú (הקדוש ברוך הוא, el Santo Bendito Sea) ordenó a Mosheh escribir, este solicitó autorización para transcribir también la Mishnah. Sin embargo, el HaKadosh Baruj Hú previó una situación crucial: las naciones del mundo traducirían la Torah al griego y, basándose en esa traducción, proclamarían “Nosotros somos Israel”. Esta controversia histórica permanece vigente hasta la actualidad, como señala el texto. La respuesta divina a esta pretensión se articula de manera contundente: el HaKadosh Baruj Hú declara a las naciones que, aunque afirmen ser Sus hijos, la verdadera filiación se demuestra a través del conocimiento y preservación de Sus misterios. Estos misterios se refieren específicamente a la Mishnah, que fue transmitida oralmente y cuya comprensión requiere un proceso interpretativo profundo de la Escritura. Esta tradición oral se convierte así en el sello distintivo del auténtico Israel, constituyendo un patrimonio espiritual que trasciende la mera posesión del texto escrito y su traducción:
וַיֹּאמֶר ה' אֶל מֹשֶׁה כְּתָב לְךָ אֶת הַדְּבָרִים הָאֵלֶּה. זֶה שֶׁאָמַר הַכָּתוּב: אֶכְתָּב לוֹ רֻבֵּי תּוֹרָתִי כְּמוֹ זָר נֶחְשָׁבוּ (הושע ח, יב). אָמַר רַבִּי יְהוּדָה בַּר שַׁלּוּם: כְּשֶׁאָמַר הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא לְמֹשֶׁה כְּתָב לְךָ, בִּקֵּשׁ מֹשֶׁה שֶׁתְּהֵא הַמִּשְׁנָה בִּכְתָב. וּלְפִי שֶׁצָּפָה הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא שֶׁאֻמּוֹת הָעוֹלָם עֲתִידִין לְתַרְגֵּם אֶת הַתּוֹרָה וְלִהְיוֹת קוֹרְאִין בָּהּ יְוָנִית, וְהֵם אוֹמְרִים אָנוּ יִשְׂרָאֵל.
Y dijo el Eterno a Moshé: ‘Escribe para ti estas palabras’. Sobre esto dice el versículo: ‘Aunque le escriba las grandezas de Mi Torá, son consideradas como algo extraño’ (Hoshea 8:12). Dijo Rabí Yehudá bar Shalom: Cuando el Santo, Bendito Sea, le dijo a Moshé ‘escribe para ti’, Moshé solicitó que la Mishnáh también fuera puesta por escrito. Pero como el Santo, Bendito Sea, previó que las naciones del mundo eventualmente traducirían la Torá y la leerían en griego, y dirían ‘nosotros somos Israel’.
-Midrash Tanjuma, Ki-Tisa Sefer Shemot / Ex 34:21, Edición Eshkol. 429-430.
El Midrash, como método exegético tradicional, interpreta los versículos fundamentales de la Escritura siguiendo el orden de las perícopas (parashiot) que se leen durante el Shabat y las festividades en el Beit Knesset (בית כנסת, sinagoga). Esta interpretación revela capas profundas de significado que no son evidentes en una lectura superficial del texto.
Al analizar Shemot / Éxodo 34:27 cuando dice: ‘Escribe estas palabras’ (כתב לך את הדברים האלה), el Midrash Tanjuma elabora una explicación fundamentada en el versículo de Hoshea 8:12:
אכתוב- (אֶכְתָּב-) לוֹ רבו (רֻבֵּי) תּוֹרָתִי כְּמוֹ-זָר נֶחְשָׁבוּ.
“Aunque escribí para él tantas cosas de Mi Torah las considera palabras de un extraño”
Traducción de Moisés Katznelsón, La Biblia, Hebreo-Español, Editorial Sinai, Tel Aviv, Israel, 1996, Vol II, p. 925.
Este versículo, cuando se examina con atención, revela un significado más profundo que el aparente, ya que en el Midrash Tanjuma (תנחומא וירא ה׳:ג׳) nos transmite una enseñanza crucial en nombre de Rabí Yehuda bar Shalom:
בִּקֵּשׁ מֹשֶׁה שֶׁתְּהֵא הַמִּשְׁנָה אַף הִיא בִּכְתָב, וְצָפָה הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא שֶׁאֻמּוֹת עֲתִידִין לְתַרְגֵּם אֶת הַתּוֹרָה וְלִהְיוֹת קוֹרְאִין אוֹתָהּ יְוָנִית, וְהֵן אוֹמְרִין אָנוּ הֵן שֶׁל יִשְׂרָאֵל
“Moshé solicitó que la Mishná también fuera puesta por escrito, pero el Santo, Bendito Sea, previó que las naciones traducirían la Torah y la leerían en griego, diciendo 'nosotros somos Israel'”.
El Midrash Tanjuma Buber (תנחומא בובר, כי תשא י״ז:א׳) amplía esta idea explicando que cuando el Santo, Bendito Sea, entregó la Torah, la transmitió a Moshé en su totalidad: “la Mikra, la Mishná, la Hagadá y el Talmud” (המקרא והמשנה והאגדה והתלמוד). Este pasaje fundamental establece que la revelación oral precedió a la escritura, pues continúa diciendo: “incluso lo que un estudiante veterano preguntará a su maestro en el futuro fue dicho por el Santo, Bendito Sea, a Moshé en ese momento” (אפילו מה שישאל תלמיד ותיק לרבו, אמר הקב"ה למשה באותה שעה).
La precedencia de la oralidad sobre la escritura no es meramente cronológica sino ontológica, como se evidencia en Ein Yaakov (עין יעקב, גיטין ה׳:כ״ט) donde Rabí Yojanan afirma: “El Santo, Bendito Sea, no estableció el pacto con Israel sino por las palabras que son orales” (לֹא כָּרַת הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא בְּרִית עִם יִשְׂרָאֵל, אֶלָּא בִּשְׁבִיל דְּבָרִים שֶׁבְּעַל־פֶּה).
El Midrash Tanjuma Buber (תנחומא בובר, וירא ו׳:ב׳) profundiza en esta idea citando a Rabí Yehuda bar Simon: “El pacto fue establecido tanto por lo escrito como por lo oral” (כרתי אתך ברית ואת ישראל, על ידי כתב ועל ידי פה). Esta dualidad es esencial para la preservación de la identidad judía, pues como explica el texto: “la Mishná es el misterio (מסטורן) del Santo, Bendito Sea, y Él no revela Sus misterios sino a los justos” (שהמשנה מסטורן שלו של הקב"ה, ואין הקב"ה מגלה מסטורן שלו אלא לצדיקים).
En el Midrash Bamidbar Rabá (במדבר רבה י״ד:י׳), se explica que la Torah Oral no fue puesta por escrito “para que no la falsificaran los ismaelitas como hicieron con la Torah Escrita y dijeran que ellos son Israel” (כְּדֵי שֶׁלֹא יְזַיְפוּהָ יִשְׁמְעֵאלִים כְּשֵׁם שֶׁעָשׂוּ תּוֹרָה שֶׁבִּכְתָב וְיֹאמְרוּ שֶׁהֵם יִשְׂרָאֵל). Esta explicación cobra especial relevancia en el contexto histórico del siglo IV E.C., cuando el cristianismo, tras traducir el Tanaj (תנ"ך) al griego y al latín, comenzó a proclamarse como el “Nuevo Israel” o el “Verdadero Israel”.
Esta apropiación indebida de la identidad judía mediante la traducción y reinterpretación de los textos escritos confirma la sabiduría de mantener la Torah Oral en forma no escrita. Como señala el Midrash, los grupos posteriores que intentan apropiarse del Tanaj mientras rechazan la Torah Oral (como los cristianos de Raíces Hebreas, los netzaritas, mesiánicos y mormones) siguen el patrón establecido por el cristianismo primitivo, confirmando la previsión divina mencionada en los textos rabínicos.
La relativización de la Torah Escrita frente a la Oral no implica una desvalorización de la primera, sino que establece una relación simbiótica donde ambas son necesarias pero cumplen funciones distintas. Como explica el Midrash Tanjuma, la Torah Escrita y la Oral son como “dos amantes que no pueden separarse” (כשני אוהבים שאינם יכולים להיפרד), cada una complementando y enriqueciendo a la otra en la transmisión y preservación de la tradición judía.
La controversia con el cristianismo impulsó a los Jajamim (sabios) a enfatizar el valor fundamental de la tradición oral de la Torah. Se establece con rigor académico que la precedencia cronológica de la Torah constituye el fundamento de su prioridad ontológica.
El Talmud Yerushalmí, en un párrafo que antecede al Midrash Tanjuma, nos proporciona una perspectiva esencial:
רִבִּי חַגַּיי בְשֵׁם רִבִּי שְׁמוּאֵל בַּר נַחְמָן נֶאֱמְרוּ דְּבָרִים בְּפֶה וְנֶאֱמְרוּ דְּבָרִים בִּכְתָב וְאֵין אָנוּ יוֹדְעִין אֵי זֶה מֵהֶן חָבִיב. אֶלָּא מִן מַה דִּכְתִיב כִּי עַל פִּי הַדְּבָרִים הָאֵלֶּה כָּרַתִּי אִתְּךָ בְּרִית וְאֶת יִשְׂרָאֵל הָדָא אָֽמְרָה אוֹתָן שֶׁבְּפֶה חֲבִיבִין.
Rabí Jagay, en nombre de Rabí Shmuel bar Najmán, [dijo]: ‘Algunas palabras fueron pronunciadas oralmente (lit. ‘por boca’) y algunas palabras fueron pronunciadas por escrito, y no sabíamos cuáles de ellas eran más apreciadas [por el Eterno]. Sin embargo, a partir de lo que está escrito: “Porque según estas palabras (lit. 'por boca de estas palabras') he establecido un pacto contigo y con Israel” [Éxodo 34:27], esto indica (lit. 'esto dice') que aquellas [palabras] que son orales son las más apreciadas'.
-Talmud Yerushalmí, Pea 2:4.
Esta declaración representa una postura audaz que podría sugerir erróneamente una subordinación de la Escritura a la tradición oral. Sin embargo, tal interpretación sería incorrecta. El aspecto fundamental radica en la cohesión intrínseca de la Torah y su capacidad de actualización e implementación en la vida comunitaria. En contraste, las posturas anti-Torah Oral de los nazarenos buscan desarticular la vida judía, orientándola hacia la herejía con un enfoque hacía el mamzer de Yeshú. Para que la Torah Oral, custodiada por el pueblo de Israel, mantenga su autoridad definitiva, es imperativo que también posea la primacía inicial.
Los imperativos prácticos y metodológicos, sustentados por la inspiración divina, conducen a la conclusión inequívoca de que la Torah Oral precede a la Torah Escrita, estableciendo la primacía de la oralidad sobre la escritura. Esta convicción fundamental de la tradición de Israel (Kabalat Israel) encuentra su validación en la realidad misma. Es un principio natural que, independientemente de toda inspiración o razonamiento, la expresión oral anteceda a la escrita.
El Talmud Yerushalmí establece claramente la preeminencia de la Torah Oral, pues fue mediante ella que se selló la alianza. Posteriormente, examinaremos la autoridad hermenéutica que ejerce la exégesis, como Torah Oral, sobre la Escritura para su interpretación y cumplimiento. Es importante observar que esta preferencia se establece de manera absoluta, precediendo a toda implicación práctica para la vida pública de Am-Israel, fundamentándose en la elección divina, es decir, en una preferencia nacida del amor. La Torah Oral es el medio por el cual Di"s reconoce a Sus hijos que comprenden Sus misterios. En una versión paralela del Midrash Tanjuma (versión estándar), encontramos la siguiente continuación del texto 2:
ויאמר ה' אל משה כתב לך את הדברים האלה (שמות לד כז). זש"ה אכתוב לו רובי תורתי (הושע ח יב), כשבא הקב"ה ליתן את התורה, אמרה למשה על סדר, המקרא והמשנה והאגדה והתלמוד, שנאמר וידבר אלהים את כל הדברים האלה (שם כא א), אפילו מה שישאל תלמיד ותיק לרבו, אמר הקב"ה למשה באותה שעה, שנאמר וידבר אלהים את כל הדברים, משלמדה משה א"ל הקב"ה לך ולמדה את בני, א"ל משה רבונו של עולם כתוב אותה לבניך, א"ל מבקש אני ליתן אותה להם בכתב, אלא שגלוי הוא לפני שעתידים אומות הועלם לשלוט בהם, וליטול אותה מהם, ויהיו בני כאומות העולם, אלא המקרא תן להם בכתב. והמשנה והאגדה והתלמוד על פה. ויאמר ה' אל משה כתב לך, זה מקרא, כי על פי (שמות לד כז), המשנה והתלמוד, שהן מבדיין בין ישראל לבין אומות העולם.
“Y dijo el Eterno a Moshé: ‘Escribe para ti estas palabras’ (Éxodo 34:27). Esto es lo que está escrito: ‘Le escribiré la mayoría de Mi Torah’ (Oseas 8:12). Cuando el Santo, Bendito Sea, vino a entregar la Torah, se la comunicó a Moshé en este orden: la Mikrá (Escritura), la Mishnáh, la Hagadá y el Talmud, como está dicho: ‘Y habló Di-s todas estas palabras’ (Éxodo 21:1). Incluso lo que un estudiante experto (talmid vatik) preguntaría a su maestro, el Santo, Bendito Sea, se lo dijo a Moshé en ese momento, como está dicho: ‘Y habló Di-s todas las palabras’.
Después de que Moshé la aprendió, el Santo, Bendito Sea, le dijo: ‘Ve y enséñasela a Mis hijos’. Moshé Le dijo: ‘Soberano del Universo, escríbela para Tus hijos’. Él le respondió: ‘Deseo dársela por escrito, pero es manifiesto ante Mí que en el futuro las naciones del mundo dominarán sobre ellos y se la arrebatarán, y Mis hijos serían como las naciones del mundo. Por lo tanto, la Mikrá dáselo por escrito, pero la Mishnáh, la Hagadá y el Talmud [deben ser transmitidos] oralmente’.
‘Y dijo el Eterno a Moshé: Escribe para ti’ - esto [se refiere a la] Mikrá; ‘porque según la boca’ (Éxodo 34:27) - [se refiere a] la Mishnáh y el Talmud, que son los que distinguen entre Israel y las naciones del mundo.”
-Midrash Tanjuma, Buber, Ki-Tisa 17:1, sobre Shemot 34:27 (Edición Eshkol, 116)
Esta versión posterior del Midrash Tanjuma corriente intensifica el debate teológico y emplea el concepto crucial de “separación”, término que define la posición distintiva de Israel frente a las naciones, particularmente en relación con el cristianismo y el islam.
Así, la transmisión oral no solo constituye un mandato divino para distinguir a Israel de otros pueblos, sino que la Torah, en su dimensión oral, garantiza la esencia identitaria de Israel a través de su carácter distintivo. Esta distinción es frecuentemente cuestionada por grupos que procuran diluir dicha identidad y el legado que HaShem ha conferido a Sus hijos, introduciendo elementos que se desvían de las enseñanzas tradicionales de la Torah Oral.
La Torah, particularmente en su dimensión oral, representa la herencia específica de Israel como pueblo distinguido entre las naciones. De acuerdo con la tradición, la enseñanza de la Torah, especialmente su componente oral, está reservada para el pueblo judío. En respuesta a esto, diversos grupos promueven interpretaciones alternativas que buscan:
La minimización de la autoridad de la Torah Oral, con el propósito de difuminar las distinciones fundamentales entre el judaísmo y otras corrientes religiosas. Esto se realiza con la intención de obtener reconocimiento por parte de las autoridades judías, facilitando así la difusión de interpretaciones no tradicionales dentro de la comunidad judía. Tales grupos sostienen que estas acciones los conducirán a establecerse como una nueva expresión del pueblo de Israel.
En respuesta a estas interpretaciones divergentes, nuestros textos sagrados presentan la siguiente enseñanza:
“El HaKadosh Baruj Hú anticipó que las naciones traducirían la Torah, la estudiarían en griego y proclamarían: ‘Nosotros somos Israel’... El HaKadosh Baruj Hú respondió a las naciones: ‘Afirmáis ser mis hijos, pero no tengo constancia de ello. En verdad, aquellos que custodian Mis misterios, esos son mis hijos’”.
La pretensión de los grupos contemporáneos como las sectas de Raíces Hebreas del Cristianismo, mesiánicos, netzaritas, hebriaticos y otras manifestaciones similares de proclamarse como el "Verdadero Israel" se desvanece ante la profunda sabiduría prevista en la revelación divina, pues tal como el Midrash Tanjuma anticipa, estos intentos de apropiación mediante traducciones y reinterpretaciones bíblicas desde perspectivas cristianas, académicas o fundamentadas en el paganismo inherente al Nuevo Testamento, así como a través de formulaciones reduccionistas como la Sola Scriptura, están destinados al fracaso, ya que carecen del elemento esencial que el HaKadosh Baruj Hú estableció como sello distintivo de Sus verdaderos hijos: la Torah Oral, aquella que constituye Sus misterios (מסטורן) y que, como está escrito en el Midrash Tanjuma Buber, “Él no revela Sus misterios sino a los justos”. Esta Torah Oral, transmitida ininterrumpidamente desde el Sinaí, permanece como el testimonio viviente que distingue al auténtico Israel de aquellos que, aun poseyendo traducciones y estudiando el texto escrito, son considerados como extraños ante los ojos del Eterno, confirmando así la antigua previsión divina sobre quienes intentarían proclamar “nosotros somos Israel” sin poseer la profundidad de la tradición oral que define la verdadera identidad del pueblo elegido.
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