Yo fundo un movimiento
Yo fundo un gran movimiento, gigante, el movimiento más grande de Am Israel (el Pueblo de Israel). Ese movimiento es “El Pueblo de Israel Auténtico, Serio, Fiel y Entregado” – que comprende a la mayoría de Am Israel, que es considerado como todo, casi todo el pueblo.
Realmente, ese gran movimiento ya existe hace tiempo, e hizo grandes obras: La reconstrucción de la tierra, el regreso a Tzion, la edificación del estado, las guerras de Israel, el regreso de la Torá a Eretz Israel (la Tierra de Israel) y el regreso de la unión en Am Israel.
Por ello, ese movimiento ya existió desde tiempos lejanos, y mi intención es sólo recordarnos que existe, “repitiendo lo sabido”, como dice Rashi. Es muy importante repetir miles de veces, para hacerle frente a los que nos quieren confundir con la ayuda de artículos de editorial y periodísticos, con la ayuda de manipulaciones y mentiras que son repetidas hasta que se transforman en “verdades” – como si así fuera. Nuestras fuentes de información son estadísticas auténticas y serias, de las que queda claro que Am Israel es religioso, y Am Israel es nacionalista.
Por supuesto, en cuanto al concepto “religioso” hay que valerse de un poco de paciencia y tolerancia. Hay un religioso sin tzitzit, y hay religioso sin kipa. Incluso hay religioso que va al Beit Kneset (Sinagoga) en Shabat por la mañana, y después va a la playa – que necesita ser corregido, pero es una persona recta y buena, y hace caridad. Eso también es cierto tipo de religiosidad, ¿verdad? Debes saber que él tiene una kipa trasparente. Debes saber que Am Israel tiene fe en su alma, y es también muy religioso en sus acciones. Pero le dijeron tantas veces que se encuentra del otro lado de la verja, que realmente empezó a creer en ello.
Y Am Israel es nacionalista, en el sentido sencillo y recto del sacrificio por la tierra, por toda la tierra. Si, toda la tierra. El pueblo que habita en Tzion piensa que la división de la tierra es una desgracia, y la división de Ierushalaim una desgracia al cuadrado. No le presta atención cuando tratan de engañarlo diciendo que “los mitnajalim (colonos) son un 4% y obstaculizan las esperanzas de paz, y por lo tanto deben desocupar sus casas”. Tiene claro que no es un problema de los mitnajalim sino que de todo el pueblo, que no volvió a su tierra sólo para encontrar un refugio en una tierra diminuta que será llamado “Estado de Israel”, sino que vino para renacer y volver a vivir como en antaño. Él no cree en el Tren de la Paz imaginario – y engañoso – que comenzó a andar – como si así fuese, un tren que no nos conduce a ningún lado ni a nada, sólo declama la renuncia de la exigencia de Am Israel a su tierra. No es necesario ser derechista para pensar así, alcanza con ser Ben-Gurionista corriente.
El pueblo que habita en Tzion es un pueblo sano y fuerte, no está cansado y está colmado de fe. Él no entregará trozos de su tierra o de su capital a cambio de una sopa de lentejas o por amenazas. Incluso no le tiene miedo a la amenaza atómica de Irán – y eso mismo aleja esa amenaza. ¿A qué se asemeja? Cuando Hitler – maldito sea su recuerdo – bombardeó London, el pánico causó más bajas que las bombas mismas. Cuando lograron superar el pánico exagerado, la vida volvió a su cauce en gran medida.
Por ello, nuestro pueblo – valiente, sin temor – tiene razón. ¿Acaso tienen idea de cuantas bajas puede – D’s no lo permita – producir una bomba atómica que caiga en la zona más poblada de nuestro país – es decir, la santa Tel-Aviv? ¿Medio millón? ¿Cien mil? ¿Cincuenta mil? No: Incluso una bomba atómica del tipo que Irán está preparando, si caerá – D’s no lo permita – en la zona más poblada de nuestra tierra, en la santa Tel-Aviv, con una preparación adecuada de la población, según expertos dejará menos de 10 mil muertos. Por supuesto, diez mil es muchísimo, también mil, incluso cien, diez, o uno. Pero no se trata de la destrucción de una ciudad o un país, no es una amenaza existencial.
Entonces, ¿cómo es que en Hiroshima y Nagasaki murieron más de cien mil personas? Por varias razones:
1. El principal daño fue causado por la onda de choque, porque esas ciudades estaban construidas con materiales ligeros (madera). Pero en nuestro caso hay refugios y construcción pesada.
2. Se produjeron incendios catastróficos, por la construcción con materiales inflamables. En nuestro caso, se utiliza el cemento.
3. Las personas tomaron del agua que cayó con la lluvia, de las nubes que habían absorbido escorias radioactivas.
4. Las sirenas de alarma no funcionaron, y las personas continuaron circulando. Nosotros tenemos sirenas sofisticadas (un misil que es lanzado desde Irán demora más de 10 minutos hasta caer aquí).
¿Y qué hay con los que murieron muchos años después, por la radioactividad? 1200 personas.
Y todo eso si suponemos que no podremos utilizar el sistema de defensa llamado “Kipat Barzel”. De todas formas, por un daño puntual no entramos en pánico, y no nos desmoronaremos. De esa forma, ya no le conviene al enemigo lanzar una bomba a raíz de la cual tendrá que soportar un duro ataque contrario – porque como es sabido, tenemos varios cientos de misiles “Ierijo” armados con ojivas nucleares… Todo eso sin mencionar el virus “Stuxnet” que está arruinando decenas de computadoras relacionadas con el programa nuclear de Irán, una tras otra, y necesitarán por lo menos dos años para repararlas…
¡Bienaventurados somos! Un pueblo valiente, creyente, seguro de sí mismo, que ama toda su tierra. No un pueblo amedrentado encerrado en un refugio, sino que un pueblo redimido. Nuestro pueblo no siempre sabe lo que ocurre en Iehudá y el Shomrón (Judea y Samaria), pero cuando se entera, su actitud no es que se trata de un problema particular de un puñado de mitnajalim, sino que un asunto de potencia, salubridad y honor nacional – y por supuesto que no abandonará su capital, Ierushalaim.
El gigantesco Am Israel no se encuentra con esos hermanos faltos de responsabilidad nacional y moral, que están presos en sus miedos y están dispuestos a todo tipo de renuncias. Esa pequeña minoría publica titulares que hablan de dos estados y dos Ierushalaim. Pero Am Israel nunca lo aceptará. ¡Am Israel es sionista! También los jaredim (ultra-ortodoxos) son sionistas, a su forma. Ellos viven aquí, y construyen aquí.
El gran pueblo es conciente que vive aquí gracias a grandes milagros. No se trata de milagros extraños, contrarios a la naturaleza, sino que milagros naturales. Am Israel es un gran creyente. Lo vimos en forma clara en la operación “Oferet Ietzuka”, y en muchas otras ocasiones.
Todo él está convencido que ha nacido nuevamente, que fue creado nuevamente como en antaño. Está colmado de vigor, está convencido que marcha adelante y no en dirección contraria – y esa fe es el secreto de su existencia.
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