8/12/2017

Los Judeo-cristianos de los siglos tempranos del cristianismo según una nueva fuente: Conclusión.

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[Conclusión]

Sobre la evidencia de estos textos, estos sectarios judeo-cristianos se caracterizaron por tener una visión amarga y desencantada de la historia o, más precisamente, de la historia con la que estaban principalmente interesados, a saber, la sucesión de acontecimientos --- cuyos hitos eran la obra misionera cristiana en Antioquía y la actividad de Pablo, y después la de Constantino como de sus sucesores, acontecimientos que en su opinión habían provocado la corrupción y la "romanización" del cristianismo. En el momento de la composición de los textos esta religión en sus manifestaciones dominantes era bastante opuesta a la de Yeshu. Creían que esta decadencia se debía al amor al poder por parte de los líderes cristianos, como Pablo y otros. Entre otras cosas, este amor por el poder era en su opinión responsable de la fatídica decisión en virtud de la cual los misioneros cristianos se concentraron en el proselitismo de las naciones gentiles, descritas en estos textos como ignorantes, en lo que respecta a la religión, entre los judíos que son los incrédulos, pero que podrían haber sido convertidos si se dirigieran en su propia lengua hebrea. Según su interpretación, los líderes cristianos temían que los judíos, un pueblo instruido en la ley religiosa (halajah), pudieran ver a través de sus pretensiones. Mientras tanto los judíos, que habían hecho todo lo posible por excluir a los primeros judeo-cristianos de su comunidad, y las iglesias de los cristianos dominantes, que a menudo perseguían a los judíos, consideraban la separación del judaísmo y el cristianismo como un hecho ineluctable que se podía considerar con complacencia, -y por lo cual los cristianos habían recibido una explicación teológica-, los autores judeo-cristianos de nuestros textos y presumiblemente otros miembros de su secta pueden haber sido los únicos en el mundo --- en el período relativamente tardío del siglo V al VI), en el que se componían estos textos -que todavía deploraban la división del judaísmo y el cristianismo, dos religiones que deberían haber permanecido una, según era su visión-. También deploraron el hecho de que los cristianos (o quizás la mayoría de ellos) ya no leyeran los Evangelios en hebreo, el lenguaje de Yeshu y de todos los profetas. Es evidente que estos judeo-cristianos creían que preservaban y continuaban (tal vez clandestinamente) las tradiciones de la primera comunidad cristiana no aún corrupta de Jerusalén fundada por los discípulos inmediatos de Yeshu, que profesaban su religión judía, es decir, creían que era un hombre y no un ser divino, y observó los mandamientos mosaicos.

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