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8/13/2023

Antes del Catolicismo, antes de la Trinidad: La doctrina de Arrio

BS"D


Por Rafael R.

Considerada una herejía, ésta doctrina fue enseñada y defendida por un sacerdote de Alejandría en el año 315, surgió como consecuencia de la preocupación que maestros y teólogos de la iglesia tenían acerca de la relación entre el Padre y el hijo dentro de la Díada, (posteriormente Trinidad) una preocupación que en principio no había alcanzado a la totalidad de los fieles cristianos. La doctrina de la Trinidad no era una enseñanza apostólica, es decir, las referencias que los discípulos dieron de Yeshú no son en modo alguno persuasivas en cuanto a la constitución de la persona de Yeshú, y el hecho más destacado de ésta constitución de acuerdo a la visión de los testigos oculares más cercanos y que de él nos presentan, tiene el inconveniente de que permiten hacerse múltiples lecturas, las cuales bien fueron aprovechadas tanto por proponentes como opositores a la doctrina de la Díada de ahí que la controversia acerca de la constitución del Hijo con relación al Padre tuviera que resolverse a través de la convocación de dos importantes concilios, el de Nicea en el 325 y el de Constantinopla en el 381. 

La preocupación acerca de la relación entre el Padre y el Hijo, como hemos mencionado al principio, vino causada por la necesidad de encontrar una explicación “racional o al menos filosófica” a la encarnación de Yeshú, sólo ese hecho ya era conocido dentro de prácticamente todas las religiones paganas, para los miles de paganos recién convertidos al cristianismo no era un suceso nuevo o extraño que un dios tomara forma humana y se relacionara con los mortales, así pues, para el pensamiento de aquellos conversos del paganismo, no era posible que un ser superior pudiera adoptar una forma humana si en esencia no era un dios. Por otro lado los proponentes tenían que desarrollar una doctrina que aún manteniendo claras connotaciones paganas e idolátricas pareciera a su vez una doctrina completamente nueva, diferente de entre las muchas trinidades y conjuntos de dioses conocidos por las religiones paganas.

Toda la vertebración teológica de la doctrina de la Trinidad no obtuvo su madurez en el siglo IV simplemente se establecieron las pautas que siglos después culminaron teólogos más modernos. En rigor, buena parte del claustro teológico no puede afirmar que la doctrina de la Trinidad sea una enseñanza que esté absolutamente definida en las escrituras, sino que se trata de una doctrina efectivamente oscura, en cuanto al hecho de no poder obtener una evidencia concluyente que posibilite su credibilidad, sin embargo y siendo una de las doctrinas puntales de la fe cristiana, no se entiende porque motivo iba D-s a esconder una información de tan importantes consecuencias para la religión cristiana. A pesar de lo cual, toda una literatura acerca de la Trinidad ha sido escrita durante siglos.

Arrio se inclinaba por una subordinación del Hijo respecto del Padre, para Arrio, el Logos no es eterno como el Padre, o mejor dicho, no era eterno a priori, la existencia del Hijo fue el acto de la voluntad creadora de Di-s para prepararlo antes del tiempo de todas las cosas, y esa existencia la recibió el Hijo directamente del Padre, siendo éste último, el Ser Supremo por encima incluso del Hijo y el Hijo está por encima de cualquier otra criatura, no significando por ello que Padre e Hijo sean de la misma substancia. Para Arrio, el Hijo es Di-s por participación, y reflexiona sobre los textos que en las escrituras hablan de que también el hombre es un dios, Juan 10:34, no obstante, el Hijo que es a la vez engendrado y creado es intermediario entre Di-s y el hombre.

Para ser sometido a prueba, el Logos hubo de hacerse hombre en sentido radical, en Yeshú el Logos ha tomado el sitio del alma humana y por ese motivo Yeshú carece de esa alma que hace que los hombres sean únicamente criaturas.

Insiste en que la esencia de D-s no es común al Hijo, D-s se encuentra por encima en poder, sabiduría y eternidad, mientras que el Hijo, aún siendo su más sublime obra, no es de ninguna manera D-s, ciertamente se halla a su lado, comparte su gloria, participa de la divinidad y sin embargo, no comparten la misma substancia, no son uno en esencia.

Las confusas interpretaciones que la Iglesia hacía D-s y el Logos favorecieron el impulso de la doctrina arriana, en rigor, la Iglesia no era capaz de encontrar una explicación satisfactoria que aclarara definitivamente cuál era la esencia y la substancia del Logos respecto del Padre.

De ésta forma; tanto si D-s había creado al Hijo como si el Hijo procedía del Padre, todos encontraron apoyo teológico en las escrituras para  poder sostener las distintas interpretaciones que cada grupo hacía y que posibilitaron el que la controversia y la confusión se extendiera por toda la Iglesia. Sin embargo, debido a esa extrema confusión sabemos que ni teológicamente ni históricamente se puede en modo alguno postular que la doctrina de la Trinidad  fuera asumida como una enseñanza de peso apostólico, en cualquier caso, definitivo y concluyente que con una única frase en tono imperativo afirme de manera irrefutable que el Logos y D-s son el mismo.

Tal fue la confusión existente en la iglesia, que se hizo necesario encontrar una fórmula para eludir aquellas doctrinas que no satisfacían ya no a la mayoría, que era una mayoría cada vez más proclive al arrianismo, sino que tenía que ser una fórmula satisfactoria para quienes aún siendo una minoría, era una minoría cercana al emperador.

Precisamente fue el emperador Constantino quien hizo uso de toda su influencia para que la Iglesia resolviera definitivamente el contencioso doctrinal sobre la constitución de Yeshú, para el emperador era más importante institucionalizar el monoteísmo y asegurar así la unidad del Imperio que los contenciosos doctrinales que la Iglesia discutía continuamente los cuales no eran de ningún interés para él, Eusebio de Cesarea así lo expresó en sus escritos de “Vida de Constantino”, no se sabe con exactitud cuando comenzó Arrio a enseñar sus doctrinas, si bien la fecha más aceptada es el 320, cuando ya no era un hombre joven y fue en una reunión de eclesiásticos en la que el obispo Alejandro hizo una valoración sobre la Trinidad asumiendo su existencia quizás con un sobre abuso de filosofía, para Arrio aquella exposición le pareció una desviación peligrosa así que tomando la palabra dijo: 

“Si el Padre engendró al Hijo, el que fue engendrado tuvo un principio de existencia; y de esto es evidente que hubo un tiempo en que el Hijo no existía. Por lo tanto, de ello resulta por fuerza que recibió su existencia de la nada.” 

-Sócrates el escolástico, Historia de la Iglesia, libro I página 5.

Arrio basaba sus tesis en las mismas escrituras que los proponentes de la doctrina de la Trinidad, es decir, en la Biblia, pero para Arrio el Hijo no es de la misma sustancia que el Padre.

Ahora bien; para quienes la filosofía era el único sistema válido mediante el cual interpretar las escrituras y en el que poder sostener sus puntos doctrinales, esta explicación les pareció una herejía, sin embargo la opinión de Arrio se extendió rápidamente por todo el norte de África por cuanto era una explicación sencilla y absolutamente razonable y que contaba con mayor base bíblica.

No obstante, Arrio fue duramente censurado e incluso condenado por la Iglesia.

El asunto se complicó de tal manera que el emperador Constantino ordenó convocar un concilio en Nicea para el 325, evidentemente se discutieron otras muchas cuestiones doctrinales, pero el asunto del papel de Yeshú dentro de una Trinidad molestaba al emperador por cuanto ponía en peligro lo que realmente más le interesaba, que era la unidad de su Imperio, ejerció todo su poder para fomentar el monoteísmo, un monoteísmo muy particular en el que Constantino se veía así mismo como el mesías-dios de los cristianos, de esta forma su monoteísmo era la única manera de mantener la cohesión tanto política como religiosa, él mismo pagó todos los gastos de los convocados al concilio, y él mismo presidió los debates para asegurarse de que de allí saldría definitivamente una Iglesia única y unida, independientemente de que sus doctrinas contarán o no con el apoyo firme de las escrituras.

No importó al principio que la doctrina de Arrio hubiera sido aceptada no sólo en buena parte de occidente sino además por un buen número de iglesias en la parte oriental del imperio, de esta forma Arrio abrumó con su teología a todos los presentes, no obstante fue rechazada su doctrina en una petición de principio, momento en que Eusebio de Cesarea aprovechó la ocasión para introducir su “credo”, un credo muy especial que fue revisado para que cupieran en él los conceptos de “engendrado, y no-hecho” y “de homousion, sustancia con el Padre”. Así la doctrina de Arrio fue excluida de la redacción final.

No obstante el credo no dejaba de ser ambigüo en cuanto a los conceptos de esencia, sustancia, substancia lo cual dejaba claramente el camino abierto para cualquier interpretación incluso los puntos doctrinales del arrianismo. Esto quiere decir que todos los grupos allí presentes quedaron satisfechos porque podían derivar sus doctrinas de la misma manera solo que bajo un mismo principio compartido, la clave del credo de Nicea estuvo en que todos debían de aceptar su formulación aún cuando las consideraciones posteriores permitían mantener las discrepancias, su éxito descansaba sobre el fundamento de la tolerancia. Es más; el emperador se negó rotundamente a que se hiciera ninguna interpretación oficial de la Iglesia, es decir, el credo debía de ser una propuesta que tendiera a armonizar las diferencias entre los grupos y no ser una fuente de nuevos disturbios, un “eirenicon”. (ver. “Constantino” Historia Antigüa XII, capítulo 20, página 697).

Evidentemente los opositores a la doctrina de Arrio no quedaron plenamente satisfechos y uno de los mayores opositores al credo de Nicea fue Eusebio de Nicomedia, que se las arregló para eliminar uno a uno a todos los partidarios del credo, mediante complicadas intrigas y tratos poco claros, sin embargo, y poco después de que Arrio volviera de su destierro, elaboró un nuevo credo que el emperador aceptó de buen grado a pesar de contener la doctrina que le costó su expulsión.

¿QUIÉNES FUERON LOS CECILIANOS?

Nicolás de Bari abofetea al heresiarca Arrio en el Concilio de Nicea (325)
cuadro de Giovanni Gasparro.

En cuanto a los cecilianos, el nombre de esta secta cristiana procedía de su líder Cecilio, obispo de África, no es extraño que este nombre signifique "ciego" del latín "Caecus", aunque supo ver perfectamente la oportunidad de hacerse un hueco en el nuevo imperio cristianizado.

Los cecilianos estuvieron detrás de todos y cada uno de los cismas y controversias que se dieron durante los siglos IV y V, e incluso ya como católicos estuvieron metidos en el latrocinio de Éfeso donde estalló una revuelta con las teorías monofisistas de Nestorio en el 448-49.

El grupo o secta de los cecilianos fueron los verdaderos instigadores del cisma donatista, y debería de haber pasado a la historia como el cisma ceciliano, pero el hecho de que sea conocido como "el cisma donatista" nos puede dar una idea del poder que comenzaron a tener, no fue Donato quien causara el cisma, nuevamente Donato y sus seguidores mantenían unas interpretaciones teológicas bastante más ajustadas  al contenido de las Escrituras que los cecilianos llamados también “católicos”.

Los cecilianos tuvieron su origen en el rechazo que otros grupos cristianos les manifestaron, ya que muchos de sus sacerdotes y obispos habían salido vergonzosamente de las persecuciones hasta el punto de que habían ofrecido sacrificios al emperador y a los dioses paganos sin trazas de arrepentirse por ello y habían continuado ministrando en sus iglesias como si nada hubiera pasado. Habían entregado Escrituras valiosísimas para ser quemadas a cambio de preservar sus vidas y estos hechos provocaron que los demás cristianos les retiraran su credibilidad de conversos y de salvos. Así que tenían un motivo para odiar a todos los demás grupos y sectas.

Los cecilianos tenían una visión universalista del cristianismo y esta visión les valió el sobrenombre de católicos, es decir los universales, pretendían aglutinar en una sola religión a todos los demás grupos, una religión que fuera a la vez monolítica y de estructura piramidal, una religión con una sola doctrina que fuera fácilmente controlada bajo un solo derecho canónico y una sola autoridad...y ciertamente que lo consiguieron. Aunque fue Constantino quien empeñó toda su autoridad para crear y desarrollar con ayuda de ellos la religión conocida como “cristianismo”.

Puesto que no podemos hablar de “Iglesia” en su sentido estricto, dado que para el siglo IV no existía la iglesia por definición sino un número indeterminado de “iglesias” que es la forma en como deberíamos de denominar al cristianismo de entre los siglos II al IV. Constantino conocía muy bien lo dividido que podía estar un imperio merced al increíble número de cultos todos distintos entre sí, la obsesión de Constantino era mantener al imperio unido bajo una sola religión, que a la postre sería mejor de controlar que a un enorme número de cultos todos dispersos y cada uno con intereses muy diferentes.

Los cecilianos bajo ningún concepto querían volver a los tiempos de las persecuciones, y Constantino conocedor de ese terror que sentían todos los seguidores de aquel culto supo aprovechar en su beneficio esta debilidad, por supuesto que los cecilianos hicieron todo cuanto el emperador les encomendó, por ejemplo al concilio de Nicea se presentaron más con amenazas de destierro que con el poder de las Escrituras, por su parte Constantino se presentó con su ejército para asegurar el orden en la ciudad ¿un ejército para un concilio?

En el año 451 a la muerte de Teodosio II subió al poder su hermana Pulqueria, esta emperatriz aunque tenía grandes influencias en el seno de la iglesia, y por supuesto en las armas de sus generales, se presentó en el sínodo de la misma manera que Constantino hiciera años atrás, con todo un ejército de soldados.

Mientras el Papa León I enviaba una carta condenando la excomunión que le habían dado a uno de sus prelados afines y ordenó que se presentaran monjes turbulentos para arruinar el sínodo, si fracasaban en su intento, los soldados de Pulqueria se encargarían de que la doctrina católica saliera victoriosa.

La historia de los concilios y sínodos de los cuales han salido todas las doctrinas que son creídas hoy por miles de cristianos, mesiánicos, natzartim y evangélicos fueron sancionadas por el peso de las armas en algunos casos, o por el voto influyente de una minoría con gran poder eclesiástico pero nunca por los argumentos de las Escrituras, no es extraño que los doctores de la Iglesia nunca citen en sus libros los decretos conciliares para sustentar sus comentarios.

En este sentido la Iglesia Protestante le ha hecho un tremendo favor a la Iglesia Católica, puesto que partiendo de doctrinas ya establecidas los protestantes desarrollaron otras.

La opinión de los teólogos (católicos) no es vinculante para las decisiones doctrinales y dogmáticas de la iglesia, dado que la iglesia se rige por el derecho canónico, es decir; por el conjunto de normas y reglas establecidas por decreto del Sumo Pontífice y sus cardenales, y es el Papa quien junto con sus cardenales adoptan y sancionan todas aquellas doctrinas que luego han de ser aceptadas por el resto de la cristiandad (católica), esto quiere decir que no importa cuan desviada esté de las Escrituras una doctrina si esta va firmada con el sello papal, y puestos a sellar de acuerdo al derecho canónico eclesiástico, "el Espíritu Santo" solo reside en el colegio cardenalicio y en el Papa romano, así que una Profiteor Papae tiene más valor que la opinión de mil teólogos aún cuando estos puedan demostrar lo contrario mediante las Escrituras.

LOS CONCILIOS: “ABERRARE HUMANUS EST”

Se enseña que los concilios carecen de autoridad por estar compuestos por una representación que en rigor no "representa" a la totalidad de la Iglesia, desde el siglo IV hasta el concilio vaticano II, uno sólo de entre todos los concilios ha sido reconocido sin impugnación por todo el cristendum, y eso no por el peso eclesiástico sino por llevar la firma imperial. El resto de los concilios han sido rechazados en todo o en parte por las tres Iglesias cristianas, ni siquiera las declaraciones conciliares son admitidas por igual entre los mismos latinos por un lado y los orientales por el otro lado del cristianismo.

¿Por qué causa Católicos y Protestantes enseñan a sus teólogos y sacerdotes que los concilios carecen de autoridad doctrinal y dogmática?, carecen de autoridad porque las cuestiones se deciden NO SEGÚN LAS ESCRITURAS, SINO POR UNA VAGA MAYORÍA DE VOTOS. Además es notorio que entre los presentes al concilio de Nicea (como a los demás) existió disparidad de criterios, los cuales se resolvieron mediante oscuras intrigas y pactos soterrados.

Oficialmente en cada concilio se dice que "dios habla a los presentes", ahora bien es evidente que de los concilios, incluido el de Nicea, salieron doctrinas de hombres, ¿Cuándo se marchó la inspiración divina en Nicea y entró la inspiración de los demonios?, puesto que si "dios habla en los concilios",  tenemos que su dios habló en Nicea y en el concilio de Sardis para condenar el arrianismo el cual rechaza la co-igualdad del dios Padre con el dios hijo, y si dios habló en Nicea y Sardis, también habló en los concilios de Jerusalén, Antioquía, Milán y Rimini, donde la doctrina arriana fue aprobada, si su dios "habla" en los concilios, tenemos cuatro contra dos en los que su dios no sólo habla sino que además se contradice…¿Hay acaso contradicción en su dios?.

Si el concilio de Nicea 325 condenó el arrianismo, resulta evidente que no fue una condena radical puesto que por ejemplo: el credo que surgió de Nicea quiso evitar la fisura,  primero asumiendo que ambas doctrinas podían coexistir y en segundo lugar elaborando un credo que diera satisfacción a todas las partes manteniendo ambas posturas, lo cual no debería de ser considerado ya de entrada sincero.

Los Padres y doctores de la Iglesia, conocedores de la furtivum ostium de los concilios, nunca citaban los decretos conciliares para sostener sus enseñanzas por considerarlos "doctrinas de hombres", podría mencionar a Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, o a cualquier otro, sin embargo creo que Basilio en su Homilia de Trinitas 39 es suficientemente claro:

Lo que está escrito en las Escrituras, creedlo; lo que no está escrito, no lo busquéis”.

O a Jerónimo in Isaiam 8:20; in Agg. 1; adv. Helv:

“Si queréis dilucidar las cosas aún dudosas, id a la Torah (el dice ley) y al testimonio de las Escrituras. Nosotros admitimos todo lo que en ellas está escrito, y rechazamos lo que no lo está”.

¿Qué está escrito en la Torah? en la Torah está escrito que D-s es sólo Uno.

Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo;  Yo hago morir, y yo hago vivir;  Yo hiero, y yo sano;  Y no hay quien pueda librar de mi mano”. 

-Devarim 32:39

Puede que pueda argumentarse que la palabra "Elohim" hace referencia a una pluralidad, y que en definitiva el  "ángel de Elohim" es Yeshú, es decir el mismo D-s, según dicen los cristianos, pero ¿Qué clase de pluralidad, dos, tres, o diez mil? ya que si Yeshú, llamado como "ángel de dios" en las escrituras se interpreta que "el ángel de D-s es D-s mismo", entonces seamos correctamente plurales y digamos "el ángel de los dioses", pues la palabra Elohim para los cristianos es un plural, pero un plural no cuantitativo, tanto puede referirse a dos como al infinito, ¿Cuántos dioses hay para el cristianismo?

¿Yeshú podía ser divino? de acuerdo a la argumentación cristiana, Satán podría ser divino, Satán es un Elohim en la corte de HaShem, y también podría ser llamado hijo de dios, él y también TODOS los ángeles.

Yeshú es llamado hijo de D-s en las escrituras cristianas y el cristianismo hace de ello una magnificación del hombre, pero también un contemporáneo de Yeshú, el Rabí Janina Ben Dosa o Joní HaMegel eran llamados hijos de D-s (Talmud Bavlí Pesajim 112b; Mishnah Ta'anit 3:8; Talmud Bavlí Taanit 19a; Berajot 19a; ) y no por ello fueron tenidos como tal.


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