Examen detallado por la Dr. Éléonore Cellard sobre la monumental hoja oblonga del Corán escrita en cúfico B.Ib, con títulos rojos añadidos en cúfico F.1 Fechada con C14 entre 649-778., lote 128 |
Escribe Christoph Luxenberg autor de «La lectura siro-aramea del Corán: Una contribución a la descodificación de la lengua del Corán» que es dudoso que se pueda explicar el nombre ﻋﻴﺴﻰ (leyendo la edición de El Cairo como lsä) sobre la base de una asimilación a موسىٰ (Musa’ - Mosheh) como ha hecho Siegmund Fraenkel, aunque Josef Horovitz respalda este punto de vista al señalar:
"Cuán aficionado está el Corán en otras partes de los pares de nombres y de la asimilación de un nombre a otro".
Cf. Josef Horovitz, Koranische Untersuchungen [Koranic Investigations] (Berlin, Leipzig, 1926) 128.
En otras palabras, aunque para موسىٰ la pronunciación Mosheh está atestiguado, mientras que ﻋﻴﺴﻰ la pronunciación Ishe / Isa no lo está. Aunque en este caso es posible que se base en el nombre sirio oriental Isho (para Jesús) es apenas imaginable, como dice Horovitz (loc. cit.), que "su [ain] final ... haya cambiado de posición".
Argumentando contra esta tesis y la tesis de Landauer, mencionada por Horovitz (con Theodor Nöldeke en Christliches im Qoran [Christian Elements in the Koran]. XLI 720, nota 2), de una asimilación del nombre Esaú, está la última ע en ܫܘܥ / Iso (cuya final / ܥ usualmente no es pronunciada por los sirios orientales) y la final en ú en ܥܣܘ (Isuv = Esaú) (o la vav final en hebreo עֵשָׂו) Esav. Mientras tanto, lo que se acerca más a la ortografía ﻋﻴﺴﻰ ortográficamente es el nombre bíblico ܕܐܝܫܝ יִשָׁי (Ishai) como el padre de y (el padre de David (Isaías 11:1,10).
Aquí hay que tener en cuenta que entre los sirios orientales la inicial ܥ - ע se debilita con frecuencia y se produce exactamente como una i con un sonido gutural inicial, mientras que la final ܥ desaparece totalmente. Esta pronunciación es, en este grado, idéntica a la de los mandaeanos, que usan una ע para reproducir la i inicial y dejar la final ܥ como también lo atestigua Nöldeke en su Mandäische Grammatik (Mandäische Grammatik [Mandaic Grammar], Halle an der Saale, 1875 (reprint Darmstadt, 1964). p. 56) y precisamente en conexión con el nombre עֵשָׂו (Esav) con el de Isho (ܫܘܥ), Isá (Jesús).
Este hallazgo es interesante no solo porque una vez más apunta a la región del este de Siria, sino también y especialmente porque plantea la pregunta, relevante para la historia de la religión, de si con el nombre ܕܐܝܫܝ יִשָׁי (Ishai) el Corán ha intentado la conexión entre el Jesús histórico e Isai, un supuesto antepasado genealógico suyo, nombrado en la literatura cristiana Lucas 3:32 (ϊεϲϲαι), o si confunde consciente o inconscientemente ܫܘܥ (Isuv) con Isho con ܕܐܝܫܝ Isai o tal vez las consideró variantes dialectales de un mismo nombre.
Que en cualquier caso el Corán moderno lee ﻋﻴﺴﻰ (Isá) es con certeza el resultado de la fonética post-coránica, especialmente considerando el hecho de que este nombre no aparece en la poesía árabe antigua, como señala Horovitz (loc. cit. 129). La ortografía coránica se corresponde, por otro lado, con la ortografía siríaca oriental y la fonética de la bíblica que ha sido documentada. Esta es la razón por la que ﻋﻴﺴﻰ ciertamente no debería leerse como Isa, sino Ishay. Al final, el mismo Corán jamás menciona a Esav en sus relatos, el único texto que lo menciona en árabe es la traducción al árabe, el Tafsir, de Rav Sa’adia Gaón AlFayyumi (Gen 25:25: / Ashuעשו - عشو).
Secciones del Corán deberían de ser revisadas por los musulmanes tales como las que se le adjudica mal a Yeshu como la que sea un siervo de Di’s (Q.43:59), una señal para las naciones (Q. 21:91; 23:50), y vincular tales epítetos a Yishai, o incluso con Esav. El resultado más importante que se basa en esta teoría particular son las nuevas explicaciones proporcionadas por Christoph Luxenberg de las formas coránicas del nombre de Yeshu. Según Luxenberg, el nombre de Yeshu ﻋﻴﺴﻰ se explica mejor sobre la base de su similitud con Yishai (con la ﻯ final como ayin), dada la tendencia del este de Siria a que 'Ayin inicial desaparezca. Por tanto, es posible que los dos nombres y personajes se hayan confundido.
No es raro, que después de todo Muhammad (HaPasul) en la Surat Al-Imrán, 3:79 se refiere al Jesús Histórico como alguién equivocado bajo los siguientes versículos:
{ما كان لبشر أن يؤتيه الله الكتاب والحكم والنبوة ثم يقول للناس كونوا عبادا لي من دون الله ولـكن كونوا ربانيين بما كنتم تعلمون الكتاب وبما كنتم تدرسون}
אַל לְאָדָם, אֲשֶׁר יִתֵּן לוֹ אֱלֹהִים אֶת הַסֵּפֶר וְהַחָכְמָה וְהַנְּבוּאָה, לֵאמֹר לִבְנֵי-הָאָדָם: “עִבְדוּ אוֹתִי כֵּאלֹהִים מִבַּלְעֲדֵי אֱלֹהִים”, וְאוּלָם (כֹּה יֹאמַר): “הֱיוּ רַבָּנִים” בַּאֲשֶׁר תְּלַמְּדוּ אֶת הַסֵּפֶר וּבַאֲשֶׁר תְּשַׁנְּנוּ אוֹתוֹ”
(תרגום: יוסף יואל ריבלין)
No está bien que una persona a quien Di’s da la Escritura, la sabiduría y el profetismo, vaya diciendo a la gente: «¡Sed siervos míos y no de Di’s!» Antes bien: «¡Sed maestros, puesto que enseñáis la Escritura y la estudiáis!»
Josef Horovitz sostiene que con la expresión árabe ‘Al-Kitab wa-Al-Hokma’ wa’Nubuwwata’ el Corán está tratando de las tres partes del TaNa”J (Torah, Nebi’im y Ketuvim), los cuales son términos generales y superpuestos para la revelación divina. Según el Corán aquí, alguien que haya recibido (ya sea Yeshu o cualquier judío) estos dones de Di’s (la Escritura, la sabiduría y el profetismo) no le estaría diciendo a la gente que lo adore. Más bien, tendría que haberles dicho que fueran rabbaniyin (rabinos). El Corán pone la adoración de cualquier cosa que no sea Di’s como dios como un error (Q. 3:80). La Surat al-Imran se centra en la abolición de las tradiciones evangélicas que aparecen en el Nuevo Testamento en la que se insinúa que se siga a Yeshu en lugar de Di’s. (Ver. Said, G. (2018). The Quran and The Bible, Text and Commentary. USA: Yale University. p. 130)
Incluso encontramos a Mujammad le recomienda a Yeshu, sobre lo que tendría que haber enseñado o haber actuado a una distancia de 600 años bajo una conducta monoteísta tal como se lee en la Surat Al-Zujruf 43:57 donde los árabes meccanos no creían en Yeshu que por ello Mujammad se queje de ellos:
وَلَمّا ضُرِبَ ابنُ مَريَمَ مَثَلًا إِذا قَومُكَ مِنهُ يَصِدّونَ
‘Cuando el Hijo de Miriam fue citado como ejemplo, he aquí, su gente (los árabes meccanos) se apartaron de él (يَصِدّونَ)’.
El Corán utiliza la palabra ‘يَصِدّونَ’ connota el repelar a un inmigrante, o repeler un ídolo, en tal caso se aplica el último significado por la aleya 58 en la que los árabes meccanos le dan más importancia a sus dioses (أَآلِهَتُنا) que a Yeshu: وَقالوا أَآلِهَتُنا خَيرٌ أَم هُوَ ۚ ما ضَرَبوهُ لَكَ إِلّا جَدَلًا ۚ بَل هُم قَومٌ خَصِمونَ. Pareciera ser que en la Meca existieron diversos grupos de árabes que no compartieron la idea de creer en Yeshu como un dios (a.58), como un siervo (a.59) el cual únicamente enseñó que Di’s es su Señ-r al que se le debía servir (a. 64; Cf. 3:51), pero tal refrito juedo-cristiano no convenció a los grupos disidentes sobre Yeshu (a. 65) que por ello Mujammad terminó llamandoles ‘impíos’ (فَوَيلٌ لِلَّذينَ ظَلَموا مِن عَذابِ يَومٍ أَليمٍ).
En opinión de Luxenberg, el Corán contiene un lenguaje vago que a veces es imposible de interpretar, y sostiene que incluso a los eruditos musulmanes les resulta difícil analizar ciertas oraciones a partir de él y que se escribieron montones de literatura interpretativa en un intento por descifrar estas oraciones. Pero la suposición detrás de sus esfuerzos es que cada oración difícil es verdadera y significativa y que se puede descifrar con la ayuda de herramientas de la erudición musulmana tradicional. En su opinión, los eruditos occidentales imitan y confían en la interpretación musulmana y le dan demasiada importancia.
Incluso el propio Muhámmad (Mahoma) ordena consultar las dudas con rabinos (ver. Tafsir al-Jalalayn; Al-Kashshaf; Al-Qurtubi) y deja abierta una puerta para acceder a la Toráh en un versículo del Corán que deja a sus exegetas y estudiosos aún hoy TOTALMENTE PERPLEJOS:
فَإِن كُنتَ فِي شَكٍّ مِّمَّا أَنزَلْنَا إِلَيْكَ فَاسْأَلِ الَّذِينَ يَقْرَءُونَ الْكِتَابَ مِن قَبْلِكَ ۚ لَقَدْ جَاءَكَ الْحَقُّ مِن رَّبِّكَ فَلَا تَكُونَنَّ مِنَ الْمُمْتَرِينَ ﴿٩٤﴾
“Si tienes duda de lo que te hemos hecho descender, interroga a quienes antes de ti leían el Libro [la Torah]. La Verdad procedente de tu Dios (Alláh) te ha llegado. ¡No estés entre los escépticos!”
Surat Yunus 10:94.
Cómo sino podría ser de otra forma si la Toráh es el origen de todo. Quizás si los musulmanes aplicasen este versículo, podrían salir de muchos de sus dogmáticos errores vistos.
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