Por Reuel Rolando con aportes del Rabino Ariel Groisman y material consultado de serjudio.com.
Una de las cuestiones más llamativas del cristianismo
carismático o pentecostal y de algunos grupos mesiánicos, por su rareza, es el
“hablar en lenguas extrañas” como señal (dicen) de haber recibido el “espíritu
santo”. Según esta doctrina, la primera vez que esto ocurrió, fue en una fiesta
de Shavuot o Pentecostés (en griego), inaugurando de esta manera: la
“era de la iglesia”. Dicen que sucedió, aunque no saben en qué año
precisamente. Como tampoco saben el año del nacimiento y la muerte de su
pseudo-mesías.
Según el relato del libro de los Hechos capítulo 2: 1 - 21, solo
unas ciento veinte personas estaban rezando en un aposento alto de la ciudad de
I’rushaláim. Luego se nos dice que se escuchó un “viento recio” que soplaba
desde el cielo (una “manifestación divina”). Seguidamente aparecieron como
“lenguas de fuego” repartidas sobre las cabezas de quienes estaban reunidos. A
diferencia de esto, el Tanaj (mal llamado Antiguo Testamento) relata la
experiencia del profeta Eliyáju (Elías) en donde D-os se hizo presente en medio
de un “silvo apacible” y que las otras situaciones anteriores que se dieron,
con violencia e imponencia, no acompañaban la manifestación directa de la
presencia divina. “ni el viento recio, ni el fuego”. (1°Reyes 19:
11-13)
Luego el relato de los Hechos continúa diciendo: “Y todos fueron
llenos del espíritu santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas”. A esta
expresión “espíritu santo” se la quiere relacionar con la expresión hebrea “ruaj
hakodesh” (espíritu de santidad), la cual en realidad se refiere al estado
de inspiración divina y profética. “Ruaj hakodesh” no es una
"persona", ni es un ente en particular, ni un "espíritu
viviente" en sí mismo, mucho menos es D-os o una "parte" de Él.
Di-os (en esencia) es inaccesible. En realidad es un estado particular de
percepción de las manifestaciones de D-os en la realidad. Es un grado
intermedio, bastante escaso comparado con el alcanzado por el más grande de
todos los profetas, Moshé Rabeinu. Desde la destrucción del Primer Beit
HaMikdash (el Templo) el ruaj hakódesh ya no se manifiesta
ampliamente en el mundo; tan sólo unos pocos sabios han logrado entrenar sus
vidas para gozar de ese efímero rayo de comprensión de las obras de D-os, solo
un parpadeo de ruaj hakodesh. Todas las personas somos capaces de
"desarrollar" esta "intuición" de los actos de D-os. Pero,
mientras tanto, esa capacidad permanece en estado potencial, sin que la podamos
aprovechar. Esto será posible durante la verdadera era mesiánica. Si un piadoso
no llega fácilmente a este estado de Ruaj HaKodesh, y menos un simple
justo (tzadik), ¿cómo lo puede conseguir un idólatra de un falso mesías
al cual considera dios? Hoy casi cualquier cristiano carismático asegura ser
lleno del “ruaj hakodesh”, generalmente porque “habla en lenguas
extrañas”.
El hablar en “lenguas extrañas” es ajeno a la Torá, no lo
encontramos en los profetas ni en ningún otro libro del Tanaj. Aunque es común
en el paganismo. “En el mundo helénico, las profetisas de Delfos y las
sacerdotisas sibilinas hablaban en un lenguaje desconocido o ininteligible. Por
otra parte, los que participaban en los ritos dionisíacos entraban en un
“estado de trance” y practicaban la “glosolalia”. Otros estudios han revelado
que, en tiempos posteriores, la “glosolalia” se practicaba en el culto al zar y
en el vudú haitiano. Se cultiva en las religiones no cristianas entre los
esquimales, los séances japoneses de Hokkaido. Hay ejemplos diversos de
glosolalia en Malasia, Indonesia, Liberia, Arabia, Myanmar, Japón, Corea, China
y las regiones árticas así como entre los chamanes etiópicos y se encuentra
ampliamente en las regiones tribales de África” (Religiones comparadas)
Luego se cuenta que algunos de los que los oían hablar, decían
que estaban borrachos; aunque los que venían de otros lugares para la fiesta de
Shavuot los oían hablar en sus propios idiomas y relatar las maravillas del
Creador. Ante este hecho de confusión y desorden, el apóstol Pedro se puso en
pie y dio una explicación de lo sucedido, atribuyéndolo al cumplimiento de lo
dicho por el profeta Ioel (Joel). Escritura que se refiere a la época mesiánica,
cuando los judíos retornarán a su tierra con la venida del Mashíaj, que
de hecho hasta el día de hoy no ocurrió. Incluso este texto “no menciona en
ningún momento el “hablar en lenguas extrañas” (Ioel 3 del Tanaj - Joel 2:
28-32) A falta de fundamentos, el apóstol Pablo cita (en 1°Corintios 14: 21) el
siguiente texto como prueba: “¡Ciertamente, con balbuceo de labios y en otro
idioma hablará D-os a este pueblo! A ellos había dicho: 'Éste es el reposo; dad
reposo al cansado. Éste es el lugar de descanso.' Pero ellos no quisieron
escuchar.» (Ishaiáju 28: 11,12)
En primer lugar, el texto no dice en “OTRAS LENGUAS” sino en
“OTRA LENGUA” y antes dice también “con balbuceo de labios” (labios “tartamudeantes”)
¿A qué se refiere? Que como los israelitas del tiempo de la destrucción del
primer templo, no parecían entender cuando se les comunicó la Torá en su idioma
y de la manera más clara, daría lo mismo hablarle en forma tartamuda o en otro
idioma; porque de todas maneras no entienden. Algo similar es cuando a alguien
que no entendió un mensaje muy claro se le dice: ¿En qué idioma queréis que te
lo diga?
Según el texto de los Hechos, las ciento veinte personas eran
judías, y hablaban por lo tanto una sola lengua: la lengua sagrada (lashon
hakodesh), “EL HEBREO”. Pero resulta que luego que “vino el espíritu santo”
comenzaron a hablar en “otras lenguas”. Lo mismo ocurrió en el hecho de la
torre de Bavel, relatado en Bereshit/Génesis 11. Todos estaban
“unánimes juntos” en base a un objetivo errado e idolátrico y hablaban el
hebreo (como en Hechos 2) Ellos querían erigir una torre que los inmortalizara,
y que les permitiera enfrentar a D-os. Luego D-os confundió sus lenguas, para
que no se pudiesen entender y seguir adelante con este proyecto. Este suceso no
correspondió a una manifestación favorable de la presencia divina, sino todo lo
contrario. Fue una señal de desaprobación y castigo.
¿Puede entonces, el hecho de hablar en diversas y extrañas
lenguas ser una señal de la venida del Mashíaj? La respuesta lógicamente
es NO. Y no solo por lo antes dicho, sino por lo expresado en el mismo Tanaj.
Una verdadera señal de la llegada de la era mesiánica y del Mashíaj auténtico
de Israel es que todo el mundo hablará (más allá de su lengua propia) una sola
lengua: EL HEBREO, para servir a D-os en unidad. Como dice el profeta Tzefoniáh/Sofonías
3: 9: «Entonces daré a los pueblos UNA LENGUA pura para que todos invoquen el
nombre del Eterno y le sirvan de común acuerdo.»
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