Ieshiva Ateret Ierushalaim
Bajo la dirección del
Rabino Shlomo Aviner
La vestimenta
El famoso sicólogo norteamericano de hace cien años William James decía: El hombre está compuesto de cuerpo, alma y vestimenta.
El alma es lo principal, el cuerpo es secundario, su valor es ser el lugar donde reside el alma – y la vestimenta carece de valor en absoluto. Pero en la práctica, la persona le da gran importancia a la vestimenta, y cada uno intenta expresar su profundo "yo" a través de su vestimenta.
Entonces, las vestimentas de la persona y todos sus otros adornos expresan su personalidad, su carácter, sus costumbres, sus cualidades, sus defectos, sus problemas y sus adicciones.
Hay quien se viste en forma extravagante, por su deseo de desafiar, de rebelarse, de choquear a las personas comunes y mimadas. En su momento, el hippie se vistió a propósito con prendas que no eran acostumbradas y dejaron crecer su pelo. Más tarde lo hicieron también los Beatles, como protesta anti social. Hay personas que sienten una profunda necesidad de hacerse notar, en la forma en que se visten. Cuando sienten que llaman la atención, sienten el sabor del Gan Eden…
Y al revés, hay personas muy capaces y de gran altura que se visten como todos, no necesitan hacer teatro, les alcanza con su valor interno, y por el contrario ellos ven en toda desviación de la norma de vestimenta un síntoma de mal gusto.
Esa es la cuestión: ¿Fluir, disolverse entre la muchedumbre, no llamar la atención, nadar con la corriente – o por el contrario, nadar en contra de la corriente? ¿Ser como todos, o no ser como todos? – en la personalidad y en la vestimenta, que es su sombra.
Es notorio en los hombres, y más aún en las mujeres. Porque en contraste con el hombre – que tiende a vestir uniforme, ya sea un uniforme en el ejército u uniforme de pertenencia a algún sector social determinado – la mujer tiende a expresar en su vestimenta su "yo" particular.
Y esa es la prueba: ¿Acaso ella es llevada por el deseo de caer en gracia - sobre todo a los ojos de los hombres - de agradar, de tentar, de provocar – o ser introvertida, recatada, y colmada de humildad? ¿Acaso su vestimenta, su peinado y todos los demás elementos de su apariencia externa llaman en dirección a los hombres, diciendo “mírenme”? Y también valiéndose de adornos, pañuelos de todos los colores, bisutería y todo lo demás. ¿O ella se esconde a sí misma, con delicadeza y humildad?
Hay aquí toda una profunda e interesante psicología de la personalidad. La vestimenta nos revela la personalidad, y también influye en el que la viste.
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