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2/13/2012

Rav Shlomoh Aviner Shlit"a: 'Soy un converso' (cuento verídico)


Soy un converso
(cuento verídico)

Me llamo Ionatan Israel, yo y mi esposa nacimos en Corea. En nuestros paseos y experiencias en el año 5756 decidimos visitar a Eretz Israel (la Tierra de Israel), y aprender hebreo en el Ulpan de “Beit HaAm” en Ierushalaim. Allí nos encontramos con un fenómeno espectacular: En una pequeña aula se encontraban juntas personas de todo el mundo, emigrantes de Rusia y Polonia, de Brasil y Argentina, Francia y EE.UU. Personas blancas, y personas asiáticas. Entendí que esos son olim jadashim (nuevos inmigrantes), y lentamente me di cuenta que no es por azar, sino que se está cumpliendo el versículo del profeta Irmya “porque Yo soy vuestro amo, y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada estirpe y os traeré a Tzion” (Irmya 3:14), o del profeta Ishaya “trae a Mis hijos de lejos, y a Mis hijas desde los confines de la tierra” (Ishaya 43:6). Vi con mis propios ojos que se cumple lo que dijo el Tana”j (La Biblia). El regreso de los exiliados no es un cuento de ciencia ficción, no es solo una elevada aspiración, sino que un hecho concreto.
¿Quién podría creer hace 100 años que Eretz Israel volverá a pertenecerle a Am Israel (el Pueblo de Israel)? Pensaban que la reunión de los exilios es sólo un lejano ideal, sólo un sueño - y yo vi con mis propios ojos que la palabra de D’s se va plasmando. Vi que la historia de Am Israel es exactamente como la describen las profecías: “Y haré tornar el cautiverio de Mi pueblo Israel, y ellos edificarán las ciudades asoladas, y las habitarán, y plantarán viñas, y  beberán el vino de ellas, harán huertas también, y comerán su fruto. Y Yo los plantaré en su propio suelo, y nunca jamás volverán a ser arrancados de su tierra, que Yo les he dado, dice el Eterno, tu D’s” (Amos 9:14-15). Cuando mis padres visitaron el país hace 10 años, pensaron encontrarse con un desierto, porque sabían que aquí falta agua. Pero se sorprendieron al ver jardines florecientes y espléndidos productos agrícolas. ¡Y el vino es tan sabroso! Turistas coreanos compran aquí vino y lo llevan a su país en sus maletas. ¡Y no hay lo que hablar respecto a las frutas! Cuando yo viajo a visitar a mis padres en Corea, les llevo frutos del país: Mango, pomelo y otros, ellos nunca probaron un sabor como ese, un sabor de paraíso.
El profeta Irmya atestiguó que la reunión de los exilios es un milagro mayor que la salida de Egipto: “No dirán vive el Eterno, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, sino que vive el Eterno, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las demás tierras, adonde los había arrojado, pues que los volveré a traer a su propia tierra, que di a sus padres” (Irmya 16:14-15). ¡El Eterno, nuestro D’s, nos redimió de Egipto, pero hoy en día es más maravilloso aún, porque es de todos los confines del mundo!
D’s devuelve a los hijos, y cumple la promesa: “Que pactó con Avraham, y Su juramento con Itzjak, que estableció a Iaacov como decreto, y a Israel por pacto eterno, diciendo; a ti te daré la tierra de Knaan, su patrimonio” (Tehilim 105:9-11).
Hoy en día hay disputas en cuanto a Iehudá  y el Shomron (Judea y Samaria), pero D’s le prometió toda esta tierra a Avraham, Itzjak e Iaacov. D’s nos lo devolverá todo, así prometió. Hace 30 años éramos muy pocos en Iehudá y elShomron, hoy no.
Cumpliremos “sed fecundos y multiplicaos”, nos desarrollaremos, y colmaremos toda la tierra, porque D’s es el dueño de ella. Él nos entregó “la tierra de Knaan, su patrimonio”.
Volvamos al tema. Cuando comprendí que la reunión de los exilios se cumple al pie de la letra según las profecías, sentí un escalofrío. Vi con mis propios ojos la prueba que hay quien gobierna en el mundo. También hace 2000 años y también hoy en día, hay un dueño. Sentí que la reunión de los exilios es la prueba que el D’s de Israel conduce el mundo, la historia. Y si el D’s de Israel es el dueño del mundo, es bueno ser su siervo. Me dije que yo ya no soy joven, pero me queda la mitad de la vida - o quizás menos - y debo decidir qué buscaré de ahora en más.
Me recordé de Rut, que vivió con Naomi en Moav. Cuando Naomi decidió volver a Eretz Israel, Rut se encontró en un cruce de caminos. Una posibilidad era quedarse en Moav, muy cómoda: La  misma lengua, cultura, comida, familia, amigos. La otra posibilidad, era marchar en dirección a Eretz Israel. Un duro camino. En aquel entonces, y también hoy en día, no es fácil inmigrar a otro país. Es una aventura.
Por lo general, las personas buscan un camino fácil, agradable. Pero Rut eligió ir a Eretz Israel, y eligió el D’s de Israel. Ella comprendió que vivir dentro de Am Israel es la fuente de la bendición, allí se encuentra la verdad, y por ello decidió: “Tu pueblo es mi pueblo, y tu D’s es mi D’s” (Rut 1:16). Si el D’s de Israel es el único dios, entonces yo también debo subir al barco de Am Israel, como Rut. Si el D’s de Israel es el dueño del mundo, único y singular, no tengo opción: Debo elegir el camino correcto, no hay nada más importante que eso.
Estuve en el país 13 años en status de turista. No tenía mañana, sólo el hoy. Tenía que salir del país cada tres meses, porque era turista. Por supuesto, tenía muchos gastos. También temíamos los contratiempos en el aeropuerto: El Servicio de Seguridad nos investigaban como si fuésemos fugitivos. Una vez se venció la visa de mi esposa un día antes del vuelo, y nos hicieron muchos problemas. Cada vez, antes de llegar al aeropuerto estábamos terriblemente estresados. Durante 13 años nuestra situación no era estable, todo era provisorio. Las personas no comprendían por qué me quedo en el país en una situación tan endeble - ellos no sabían lo que estaba pasando dentro mío, no me comprendían y pensaban que no soy normal.
Pero yo sabía que la verdad se encuentra sólo dentro de Am Israel, logré comprenderlo. Si hubiese otro dios, habría ido tras él. Pero el camino correcto es hacia el D’s único del mundo.
Nuestro patriarca Iaacov no se merecía la primogenitura: Él nació segundo, sin ser el primerizo, sin derecho a ser bendecido por Itzjak, ese era su destino, pero él luchó, y finalmente cambió su destino. También yo, nací totalmente gentil, de padre y madre, abuelos y abuelas – todos gentiles, hasta el principio de las generaciones. Mi historia estaba muy lejos de la historia de Am Israel. Pero a pesar de ello quise recibir la bendición, como nuestro patriarca Iaacov. No podía renunciar a ella. Ya hace mucho tiempo que cambié mi apellido por el de “Israel”. Quería ser como Iaacov, unirme a Am Israel. No tenía otro camino. Si podría comprar la bendición, lo habría hecho hace tiempo, pero la bendición no se compra con dinero.
Hice todo lo que pude y le imploré a D’s, vertí mi corazón frente al Kotel (Muro de los Lamentos) durante 13 años. D’s me vio, me hizo una bondad con mucha misericordia, me hizo un milagro: Finalmente se plasmó mi sueño, y gracias a D’s ahora soy judío. Gracias a D’s, que me bendijo. Ahora pertenezco a Am Israel.
Ahora tengo una nueva familia, muchas nuevas familias que me ayudan. Estudio Torá varias veces por semana. Todavía soy como un bebe, y se que debo estudiar mucho, estudiar el judaísmo en profundidad, sin fin. Y debo rezar mucho, que D’s me ayude, porque hay quienes no aman a los conversos. El camino que elegí no es fácil para nada, pero es el único camino a la bendición. Yo rezo que D’s me ayude a acercarme a Él cada día más, ser un judío auténtico. Mi esposa - que se llama Jen - es amada por todos, mayores y niños. Nos casamos hace 20 años y todavía no tenemos hijos, pero somos muy felices.
En Corea éramos cristianos. Cuando llegué al país, giré en dirección al judaísmo, y entonces comenzamos a alejarnos el uno del otro, en nuestra forma de pensar. No podíamos conciliar nuestras concepciones, no respetábamos el uno al otro, luchábamos el uno contra el otro.
Los cristianos sostienen que ellos creen en D’s, pero en realidad ellos son la religión de Iesh”u. Es decir, solo el que cree en él llegará al paraíso, todos los otros no tienen ninguna posibilidad de llegar allí, y no tiene ninguna importancia cuán buenos sean. Todos irán al infierno, sin excepción. De eso temía mi esposa. Sus amigas cristianas se esforzaron por fortalecerla en su fe en Iesh”u, y hubo algunas que le recomendaron divorciarse. No había paz en el hogar, sólo tensión y soledad.
Cuando ella se iba a la iglesia, yo me quedaba sólo en casa. Me sentía solo, totalmente solo en el mundo. Mi esposa lo era todo para mi: Mi pareja, un poco mi madre, un poco mi hermana y un poco mi hija. Y de pronto, ya no estábamos juntos.
Vivíamos en la misma casa, pero nuestros pensamientos eran totalmente distintos.
Vivíamos como pareja, pero la brecha de la fe nos separaba. Hablábamos sólo conversaciones sencillas: ¿Comiste? ¿Estuvo rico? No sentíamos calor en el hogar, no sentí que tenía una compañera. Así pasó un año, y otro año, y surcaron otros varios años. No podía hacer nada, sólo esperar. Me estaba claro que una persona no puede mover a la otra. Una vez fuimos a una Rabanit (esposa del Rabino) cuyo marido era un Rosh Ieshiva (director de una ieshiva), y nos advirtió: Si ustedes se convierten sin sentido, pobre de ustedes, será un desastre, es preferible que no lo hagan. Mi esposa se asustó, y su corazón se cerró más aún.
Pasaron otros años. Ella no quería separarse, sólo esperar - pero D’s es grande. Yo no podía hacer nada, pero Él hizo un milagro. Hay un refrán en Corea que si una persona actúa con rectitud, del cielo la hace actuar. Lentamente, ella comenzó a cambiar. Después de 10 años, comenzó a prender velas de shabat. Intenté traerla a rezar, y tenía muchas dudas, pero cuando comenzó a estudiar en Majón Ora, eso la cambió mucho. Ella volvía a casa con alegría de cada estudio. Comenzó a entender para qué la esperé tantos años. Ella disfrutaba mucho de las clases, y me explicaba lo que había estudiado. Cada día se renovaba, y se impresionaba de cuán importante es la mujer y la familia en el judaísmo. Porque en Corea los hombres son los importantes, a veces incluso golpean a sus mujeres. Allí la mujer no vale nada, sólo es una máquina de hacer hijos. No hay ninguna preocupación por ella. Si el marido decide divorciarse, la hecha de su casa sin un solo vintén. Pero el judaísmo es otro mundo. Mi mujer se sintió muy libre. En el judaísmo no se obliga a la persona. Si no llega al rezo, nadie le exige rendir cuentas. En el cristianismo, incluso si una persona no se siente bien debe llegar a la iglesia el domingo. No hay ningún pretexto. Si no llega, es definido como un hereje. Y también la iglesia obliga a donar dinero, incluso si no tiene lo qué comer en su casa. Pero el judaísmo dice: Primero, tu familia. Si hay lo qué comer, podrás donar.
Mi mujer sintió que ella se encuentra frente a D’s de por sí misma. No la obligan a participar de ninguna ceremonia – ella sola frente a D’s. Ella comenzó a comprender cuán profundo es el judaísmo, cuántos secretos se esconden en él, cuán maravillosa es la pureza de la familia. Ella comprendió que Iesh”u no es el Meshiaj (Mesías), que hay condiciones para ser Meshiaj: Reunir los exilios y luchar contra los enemigos.
Iesh”u no cumplió con esas condiciones, y por supuesto que él no es un dios.
Cuando yo le pregunto: ¿No te arrepientes de haberte convertido?, ella me contesta que si no hubiese conocido realmente el judaísmo, se habría arrepentido. Pero ahora que ha probado el gusto de otro mundo, un mundo que no es cristiano, un gusto que nunca antes probó, no puede detenerse a mitad de camino… Y ella agrega: ¡Ahora, incluso si mi marido abandonará el judaísmo, yo me quedaré! Eso es lo que deseo, con toda mi alma.
Mi esposa participa de clases 4 veces por semana. Yo le doy gracias a D’s que ella cambió totalmente. Yo y mi esposa estamos muy conformes de nuestra nueva vida, y le agradecemos a D’s que nos ayudó a llegar al camino auténtico del pueblo singular. Y yo le rezo que me ayude a acercarme a Él, más y más. 

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