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2/07/2012

Rav Shlomo Aviner Shlit!a: La Cruzada del Dinero (entrevista periodística)


La Cruzada del Dinero
(entrevista periodística)

Pregunta: ¿Cuál es la opinión de la halajá en cuanto a recibir donaciones de organizaciones cristianas?
Respuesta: Antes que nada, hay que saber que en general no se debe recibir limosna de los gentiles, incluso de los que no son cristianos. Una situación como esa es definida por la Gmará como “comer cerdo”, ya que es una profanación del Nombre de D’s, es un comportamiento semejante a comer algo impuro. Ser un limosnero es un gran oprobio, y tratándose de gentiles – es un oprobio muy grande. ¿Cómo puede ser que los gentiles nos procuren nuestro sustento? ¿No podemos arreglarnos solos? Todas las donaciones de todas las organizaciones de los gentiles juntas son menos que el presupuesto del país para medio día. Es cierto que después de la Declaración de la Independencia había una gran y terrible crisis – y también en esa situación era un gran oprobio recibir limosnas. Pero hoy en día, se trata de un país rico.
Imagínese una persona rica que se encuentra en la explanada del Kotel (El Muro de los Lamentos) y pide limosna. Un país rico que recibe limosnas de gentiles, es una profanación del Nombre de D’s doble y cuádruple.
En cuanto a organizaciones cristianas, el problema es mucho más severo.
Desde el principio de la historia los cristianos intentaron exterminarnos.
Intentaron matarnos, y no lo lograron. Después, intentaron dispersarnos, expulsarnos – y todavía existimos.
Intentaron dañarnos desde el punto de vista económico, y todavía existimos.
Intentaron despreciarnos y humillarnos, y todavía existimos.
Lo que ocurre ahora es definido en la literatura cristiana como una “Cruzada del Dinero”: Con la ayuda del dinero, los exterminaremos. Ellos lo resumen en dos palabras: Abrazar y ahorcar. De momento que nos entregarán dinero, se transformarán en nuestros amigos, y podrán ampliar su influencia misionera. En el país hay decenas de miles de misioneros, que gozan de un presupuesto de cientos de millones de dólares. Por supuesto, eso no quiere decir que la persona que recibe dinero de ellos finalmente se convertirá al cristianismo, pero ese dinero les abre las puertas. Ellos reciben "boleto de entrada" dentro de la sociedad, para después atraparla con las actividades misioneras. Y ya escribió el Rav Kuk en su carta (Iguerot Dalet, 1:61): No puedes recibir dinero de los cristianos cuando el que sufrirá por ello es otro judío que se convertirá al cristianismo, no es moral. Los más grandes Rabanim (Rabinos) prohibieron recibir dinero de los cristianos: La Rabanut HaRashit (Supremo Rabinato), el Gaón (genio del estudio de la Torá), el Rav Avraham Elkana Shapira zt”l, el Gaón, el Rav Mordejai Eliahu zt”l, el Beit HaDin (Suprema Corte) de Jaba”d, elBeit HaDin de la Eda Jaredit, y otros.

Pregunta: ¿Y que hay en cuanto al argumento que se trata de peligro de vida?
Respuesta: En el Estado de Israel no hay nadie que se muera de hambre. No es cierto, es una calumnia en cuanto a Am Israel (el Pueblo de Israel).
Cuando una persona tiene un problema, se puede conseguir para él dinero.
Los servicios sociales entregan decenas de billones. Y también hay muchas organizaciones de caridad correctas.
Yo conozco una organización de caridad que recibe dinero de organizaciones cristianas, y un 80% de las donaciones llegan al bolsillo del director de esa organización. Ellos hablan muy lindo en cuanto a recibir donaciones para pobres y necesitados, pero el dinero les llega a los directores – que D’s se apiade de ellos, y los haga arrepentirse.
Cuando fue fundada la ieshiva (centro de estudio de la Torá) “Ateret Cohanim” hace 30 años, me habló un gentil de EE.UU. muy agradable, y me preguntó si construimos el Beit HaMikdash (El Templo). Le contesté que no. Me preguntó: Pero, ¿ustedes quieren que sea construido? Conteste: Por supuesto que queremos, ¿quién no quiere? Siguió preguntando: ¿Qué hacen ustedes para que eso ocurra? Le contesté que estudiamos Torá, y corregimos nuestras virtudes. Y entonces, él me propuso: Yo estoy dispuesto a organizar una donación para ustedes, de Protestantes Evangelistas, de 50 millones de dólares por año. ¿Estás de acuerdo? Le contesté sólo una palabra: No. Perdí 50 millones de dólares multiplicados por 30 años – un millar y medio de dólares.
Pero no me arrepiento. 

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