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12/26/2011

Manual del extremist, por el Rav Shlomo Aviner Shlit"a


Manual del extremist

El extremista político - o también llamado el radical político - es parte del panorama de todo pueblo, en todo momento y en toda generación. Se los puede encontrar en todo grupo o corriente, en todo sector y en toda ideología. Lo interesante, es que a pesar de las diferencias abismales que separan a los distintos tipos de extremistas de todo tipo, hay muchos denominadores comunes.
En nuestra querida tierra, podremos encontrar extremistas políticos de todo tipo y sabor: Extremista jaredi (ultra-ortodoxo), extremista leumi-dati (nacionalista religioso), extremista jiloni (secular), extremista derechista, extremista izquierdista, extremista colono y otros tipos.
Para gran sorpresa, el extremista israelí es una persona querida. Es apreciado dentro de su grupo-madre, que disfruta en secreto de sus expresiones condimentadas con superlativos y todo tipo de embates estilizados contra los grupos rivales, lo que ella misma no se atreve a pronunciar – para cuidar de la correcta política. Por ello, los grupos-madre son condescendientes para con los extremistas de ellos. Y en general, son su propia carne: ¿Cómo podrán enajenarse a ellos?
También es querido por los grupos rivales, porque gracias a él arman sus arsenales de combate contra el grupo-madre del extremista, con la ayuda de burdas generalizaciones que lo toman a él como un representativo. Sobre todo de momento que como hemos explicado su grupo-madre no lo reprende suficientemente.
Y sobre todo es muy querido por la prensa, que se abalanza como un buitre sobre toda persona extraña y diferente – como las moscas se abalanzas sobre toda minúscula basura.
Por ello, el extremista siente que su vida tiene mucho contenido y acción, como si todos los proyectores estuviesen dirigidos en su dirección – lo que muchas veces encubre su vacío interno y sus fracasos en sus intentos por alcanzar su meta.
El extremista acostumbra a caminar sobre una delgada cuerda, entre lo legal y lo ilegal. Por principio, no tiene ningún problema en elegir medios de acción en contra de la ley del sistema – que está corrompido hasta el fondo, según su punto de vista. Pero lo hace en forma sofisticada y controlada, para no perder la simpatía del público general, que apoya al sistema. Por ello, a pesar que el extremista no tiene ninguna traba moral para actuar en contra de la ley en forma clandestina – por supuesto, cuando todo está justificado por la buena causa – se conforma con manifestaciones sin permiso, envío de cartas amenazantes, panfletos y grandes carteles, y también escritura de slogans sobre las paredes de las casas. Pero sobre todo le encanta enfrentarse con las fuerzas de seguridad frente a las filmadoras de la prensa – que aclaman frente a todo el mundo cuán pervertido es el sistema. También si todo eso no tiene mucho provecho, por lo menos ayuda a liberar los excesos de energía y nervios del extremista – que muchas veces tiene mucho tiempo libre, y a veces ni siquiera presta servicio militar.
Desde el punto de vista filosófico, el extremista político protesta contra la realidad actual, exige un cambio radical total, una anulación instantánea de todo lo que no es acorde a su posición política. Piensa que no es posible mejorar las cosas dentro de los marcos existentes – un cambio que por esencia es limitado y paulatino. Disputa con las concepciones sistemáticas, y exige un mundo nuevo de inmediato.
En la historia general mundial, muchas veces los radicales políticos condujeron cambios que se dirigieron hacia oscuros lugares, o por el contrario, produjeron grandes y claras revoluciones. Pero nuestro extremista israelí es un revolucionario "de cartón", que se parece a un molesto mosquito mas que a un tigre liberado. Por ello, él se siente frustrado y descontento en forma crónica, sobre todo cuando a pesar de sus mejores esfuerzos por empujar a su grupo-madre en dirección a sus acciones extremistas en sus luchas, no tiene éxito.
No es de extrañarse, porque a fin de cuentas no tiene un programa político a largo plazo realmente organizado, sólo una posición general de descontento de la situación actual y la exigencia de continuar con su concepción política "hasta el final" – cuando todas sus proposiciones prácticas son siempre puntuales y circunstanciales.
Esa frustración alimenta más sus expresiones de enojo contra todo el que es distinto – que son definidos como "traidores". Sus expresiones preferidas son: "¡No consentiremos! ¡Combatiremos! ¡Hasta el final!". Y sobre todo: "¡¡Ha llegado el momento!!".
La consecuencia, es que todos los extremistas de todo tipo y corrientes no agrupan más que algunos miles, que continúan vaticinando los restos humeantes del antiguo mundo corrupto, de los que brotarán las primaverales flores puras. 


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