Humildad
Pregunta: No entiendo lo que dicen nuestros sabios, "ten presente de dónde has llegado – de una gota maloliente. A dónde te diriges – a la tierra, la ceniza y el gusano. Frente a quién tendrás que rendir cuentas – frente al Rey de los reyes, bendito sea" (Avot 3:1), que es citado por el Ramja"l (Rabí Moshé Jaim Luzato) para llegar a la humildad (Mesilat Iesharim 23).
Si en la persona anida la sensación que él es inferior y su autoestima es baja, no llegará a nada. Si la persona siente que tiene valor, eso es lo que lo impulsará a alcanzar los logros. Pero si él de todas formas es polvo y cenizas, se quedará sentado en su oprobio. ¡Cuánto se esfuerzan los sicólogos – siguiendo el camino de Adler – para liberar a la persona del complejo de inferioridad y el sentimiento de inferioridad! Ser humilde – es muy bueno. Pero ser una gota maloliente, polvo y ceniza – eso ya es una exageración.
Respuesta: Antes que nada, nuestro gran Rav, el Ramba"m nos enseñó que a pesar que en general no hay que ser extremista en cuanto a las virtudes sino que conducirse por el camino equilibrado, la humildad es una excepción: "El camino correcto no es que la persona sea sólo humilde, sino que debe ser modesto en extremo" (Hiljot Deot 2:3). Y la demostración es de nuestro Rav Moshé mismo: "Y el varón Moshé era sumamente humilde, más que todos los hombres que habitan sobre la faz de la tierra" (Bamidvar 12:3).
En segundo lugar, ya demostró el Ramba"m en su libro "More Nebujim" que no hay necesidad de encontrarse en una encumbrada posición para rendirle culto a D's. No somos ángeles del cielo, sólo sencillas personas - y a pesar de ello le rendimos culto a D's.
No sólo el Ramatka"l (Comandante en Jefe) le presta servicio a la patria, sino que todos los soldados. No es necesario que sea especial y me realice en forma notoria, ya que todo eso no es ni comparable con el gran mérito de rendirle culto a D's, y ser socio con Él en la gran empresa de la corrección del mundo.
Por ello, todo judío sencillo tiene un valor enorme frente a D's. Y la demostración es el fin de esa misma Mishná: "Frente a quién tendrás que rendir cuentas – frente al Rey de los reyes, bendito sea" (Avot 3:1). Esa es Su voluntad: Que cumplas fielmente con tu papel. Y ya dijeron nuestros sabios "ya sea el que hace mucho, ya sea el que hace poco, a condición que su intención sea por la buena causa" (Brajot 17A). No me desprecio, así me hizo D's, muy pequeño desde Su punto de vista, y también en relación a los demás – y yo estoy contento con mi destino, y cumplo mi papel lo mejor que puedo.
Por el contrario, eso es lo que me da fuerzas. Todos nuestros grandes personajes eran humildes. Nuestro patriarca Avraham: "Avraham respondió y dijo, he aquí que ahora he comenzado a hablar a mi Señor, siendo yo polvo y ceniza" (Bereshit 18:27). Moshé y Aharon: "¿Qué somos nosotros?" (Shmot 16:7). El rey David: "¿Tras quién ha salido el Rey de Israel? ¿A quién tú persigues? ¿Tras un perro muerto? ¿Tras una pulga?" (Shmuel Alef 24:15). "Pero yo soy un gusano, no un hombre" (Tehilim 22:7).
También en otras religiones se habló mucho de la modestia, pero hablan mucho y no hacen nada, y no vimos que sus directores sean muy humildes. Incluso la visión del rey filósofo de Platón – coronado con la humildad y las demás buenas virtudes – se quedó sólo como una noble aspiración y nada más.
Y por el contrario, ocurrió una vez que una muchacha sencilla de 17 años llamada Jeanne d'Arc - que no pertenecía a la aristocracia, que no era una intelectual y ni siquiera sabía escribir ni leer, y por demás era una mujer y no un hombre, banal, sencilla y cándida, que le gustaba rezar cuando era una niña y por eso se burlaban de ella sus compañeros – salvó a Francia de la conquista de los ingleses por mérito de su inocencia, su valor y entusiasmo. Pero los franceses no pudieron soportarlo, la vendieron a los ingleses y la iglesia la quemó en la hoguera. Después reconocieron que fue un error, pero ya era demasiado tarde.
Y nosotros decimos "los humildes heredarán la tierra" (Tehilim 37:11). Cuanto más grande es una persona, es más humilde. Todo talmid jajam (erudito del estudio de la Torá) se expresa diciendo "en mi humilde opinión", y firma "yo, el pequeño". El Rav Kuk firmaba "siervo del pueblo kadosh (santo) en la tierra kdoshá". Incluso el rey de Israel es ordenado "no se enorgullecerá su corazón sobre sus hermanos" (Dvarim 17:20).
No hay que confundir la humildad con el odio a sí mismo o baja autoestima. Humildad no quiere decir descontento de sus buenas acciones. Por el contrario, si yo soy pequeño y logré hacer algo bueno, eso es muy valioso, y me alegro mucho. En contraste, la persona orgullosa desprecia sus logros, porque en su opinión no son adecuados a su talento y su elevado nivel.
Bienaventurados somos, que fuimos merecedores de ser parte de un pueblo de humildes.